martes, junio 17, 2014

El Mundial de Fútbol Nacionalismos, Colectivismo, Política y Economía.


Debo de empezar este post afirmando que soy muy adepto al fútbol, es más, en casa, saben que para mí, de los asuntos no importantes, el fútbol es el más importante. De niño, esperaba el recreo para jugar con mis amigos, y hasta me las arreglaba que el “profe”, me echara de clase para ir a “ganar” portería para jugar. Y me la pasé jugando hasta en la Universidad, no podré olvidar aquel partido en el que estrenamos la cancha profesional jugando contra el Atlético Español, que perdimos 9-0, y pudo ser peor. Me tocó marcar a Tomás Boy, ¡no le vi una!, vamos no pude ni faul arlo, era rapidísimo el tipo ese. Mi papá me llevaba frecuentemente a ver a mi equipo (Atlante), y cuando tuve un hijo íbamos también muy frecuentemente al estadio, esto sirvió para establecer fuertes lazos con mi hijo, y sólo por eso, le estoy muy agradecido al fútbol. Así que no debe quedarle ninguna duda al lector de mi amor por este juego, que ha formado parte importante de mi vida, así que lo que sigue no está escrito por alguien que deteste el fútbol como Borges, que afirmó que “"el fútbol es popular porque la estupidez es popular”.

Sólo que hay de darle al fútbol su exacta valía, y más que al fútbol al Mundial de la FIFA y de pasada a su evento hermano, los Juegos Olímpicos.

Así que me gusta mucho el fútbol, pero cuando se usa para disparar los instintos primitivos nacionalistas, colectivistas aparece un lado obscuro que no puedo aceptar.

Los políticos aprovechan ese instinto natural que tenemos los seres humanos para identificarnos con aquellos que percibimos cercanos o semejantes a nosotros, como el lugar de origen para aplicar la ingeniería social y crear de ese sentimiento natural una psuedo-religión que ayude a controlar al pueblo y que se llama nacionalismo.

Así que me gusta el fútbol,  pero no la copa de del Mundo  por su nacionalismo implícito, que la semana pasada inició su edición 20, esta vez en Brasil. Este evento cautiva cada cuatro años a cientos de millones de fans. Y, como en la fábula del flautista de Hamelin, las banderas, los himnos alinean a las masas detrás de sus correspondiente equipos nacionales. 
Como en los Juegos Olímpicos, los atletas ceden su individualidad para ser miembros de su afiliación nacional, el lugar en donde por azar les tocó nacer. Su esfuerzo individual aunque parcialmente reconocido pasa a ser algo menor comparado con la “causa” nacional la gloria de su equipo nacional.

De este modo, la Copa del Mundo, se convierte más en una batalla que en un juego, Treinta y dos equipos se enfrentarán en el campo de juego utilizando desbordes, centros, cabezazos, penales, tiros de castigo en lugar de ametralladores, bombardeos, morteros y misiles.  La “guerra en pantalón corto”. Lo que más me desagrada es que no es como en los torneos locales, o incluso internacionales en que un equipo juega contra otro que puede o no ser de diferente país, pero en este caso es igual, no, en la Copa del Mundo,  el enemigo es forzosamente gente de otro país, quizá con diferente lenguaje, costumbres distintas, creencias distintas, gente que se ve diferente. El problema es que esta es exactamente la misma mentalidad que construye fronteras, muros, requiere de pasaportes y peor aun de permisos especiales como son las visas para visitar el país, que impide la inmigración y crea la deportación aunque el deportado sea tan o más probo y capaz que cualquiera de los nacionales. Esto es lo que se ensalza en el mundial, el nacionalismo, y eso ha creado mucho dolor, mucha injusticia, y no puedo yo ser parte del coro que lo glorifica.

El nacionalismo fue el sustento de la Alemania Nazi, Nacional Socialista se llamaba el partido y costó la vida de millones de europeos y estadounidenses, 6 millones de judíos masacrados en el holocausto, y el nacionalismo nipón creo otra masacre de chinos y propia en el otro lado del mundo, y más recientemente esos sentimientos nacionalistas, crearon una masacre en la ex Yugoeslavia. El nacionalismo en sus menos peores momentos sirve para ponerse borracho el día de la independencia, ir al Paseo de la Reforma al Ángel y gritar como loco y abrazarse con todos. O alegrarse de que hayan goleado los holandeses a España, le sale a la gente lo azteca y lo víctima del conquistador…

Y no entiendo por qué. Muchos directores técnicos de equipos no son nacionales, Estados Unidos, Suiza, Croacia y Camerún son alemanes. Los rusos y japoneses tienen directores técnicos italianos. Honduras, Ecuador y Costa Rica son colombianos. También puede decirse inequívocamente que en la mayor parte de los casos, los equipos nacionales ni siquiera representan a cabalidad el fútbol del país que dicen representar, sobre todo para los países en desarrollo que para los cuales la gran mayoría de sus jugadores se encuentran regados en países extranjeros sobre todo europeos. Y existen casos como Bosnia, Costa de Marfil y Ghana en que únicamente 4.3 por cientos de los jugadores esto es uno de 23 jugadores juega en aquel país.

También se dan casos de naturalizaciones para “reforzar” las debilidades de los equipos nacionales, por ejemplo Pepe es brasileño, pero juega para Portugal, Diego Costa también brasileño juega para España, Muslera el portero de Uruguay es nacido en Argentina, Prince Boateng es alemán pero juega para Ghana, también hay un alemán, Jones, que jugaba en la liga alemana, ahora en Turquía, y alinea para Estados Unidos, en esta selección hay Noruegos, irlandeses, haitianos, en fin. Finalmente México no mandó ningún naturalizado pero jugaron en la selección varios de ellos. La restricción: Que nunca hayan jugado con la selección de su país, por eso Messi juega para España, porque en realidad es español, y así…

Cuando se jugaban los primeros mundiales, en que prácticamente no existía la globalización, probablemente los equipos si representaran el estado del fútbol del país que se decían representar.  Hoy en día, esto es totalmente falso. Los equipos profesionales cuentan entre sus filas importantes jugadores extranjeros, y lo hacen porque el fútbol es ante todo y sobre todo un espectáculo y quieren dar espectáculo y ganar, el fútbol inglés probablemente tenga la mejor liga del mundo, pero su equipo representativo para el mundial no es favorito, la razón es que muchísimos de los jugadores clave en los equipos ingleses son extranjeros, y cuando se intenta conformar un equipo de sólo ingleses, tienen carencias.

Se dan absurdos como en nuestros inmigrantes en EU cuando México juega contra EU, incluso con lo ya nacidos en ese país que temen apoyar al equipo de EU para no ser visto como traidor por sus familiares, amigos y vecinos.

En muchísimas ocasiones los gobiernos ofrecen numerosos premios y prebendas a los miembros de los “representantes” del su país en estas guerras en pantalón corto, como si fueran brigadas de mercenarios para motivarlos en los juegos o simplemente guerreros que salen a enfrentarse con otros países del mundo. El abanderamiento del presidente de la república a nuestra selección me pareció simplemente una ridiculez, una fantochería, por decir lo menos.

No menos importante es que políticos sin escrúpulos han usado y manipulados los juegos para asegurarse que su corrupción o mal gobierno sea ocultado por la bola de humo que el mundial proporciona.  Esto es particularmente importante en este mundial en que la presidenta de Brasil gastó oficial 14,000 millones de USD para remodelar estadios y endeudarse, mientras que millones se mueren de hambre. Debe ganarse a como dé a lugar la copa del mundo ya sucedió en 1970 cuando el equipo de ensueño con Pelé, Rivelino, Carlos Alberto ganaron el mundial y que la entonces dictadura se adjudicó la Jules Rimet como logro propio y controló a los brasileños por varios años. Hoy, otra vez, los brasileños están siendo adormecidos por medio del mundial, y de no ganar la copa, seguramente Dilma Rousseff perderá las elecciones el próximo octubre y también afectará a Lula da Silva que ya tenía contemplado entrarle después de terminar Rousseff su 2do mandato.  Hemos visto un penal medio raro contra Croacia, hemos visto también un arbitraje medio irregular contra México, ya que a Brasil le conviene pasar como el mejor para jugar con el segundo lugar del grupo de España y Holanda.

Es una falsedad afirmar que el Mundial o las Olimpiadas son benéficos para el país sede, las regalías de las transmisiones de televisión son botín de la “Organización no gubernamental  sin fines de lucro con sede en Suiza”, la FIFA que dictatorial mente controla el negocio de este deporte, que el mundial de Brasil le proporcionará la nada despreciable cifra de 4,000 millones de USD. Este es el verdadero “ganón” del Mundial. Resulta por demás interesante que la FIFA exige al país anfitrión que se abstenga de cobrarle impuestos por concepto alguno. ¿En qué otro negocio los gobiernos conceden esto?

Totalmente cegados por su amor al fútbol, los brasileños pensando que iban hacia el cielodespués de declararlos potencia mundial en los BRIC. No dudaron en “invertir” $14,000 millones de USD, tal y como el ministro de deportes Luis Fernandes expresó “Yo pienso que los beneficios son evidentes y que la Copa del Mundo da aliento a nuestro deporte favorito y entendemos que los beneficios serán automáticos”.

Aunque la necesidad real  no es económica sino la de mostrarse y competir contra otros países para demostrar “quien es el mejor” un impulso tan pueril como universal, que, desde hace décadas, se canaliza especialmente a través de éstos dos grandes eventos internacionales que, además de mover millones de dólares, fortalecen en la mente de billones de personas el mito de que los “estados-nación” son indispensables para la humanidad.

A pesar del alto costo, para la fiesta mundialista sólo se construyeron 4 de las casi 50 grandes obras de movilidad urbana originalmente prometidas, lo que anticipa un caos para lugareños y visitantes, mientras que el crecimiento económico que supuestamente traería el evento se desvanece entre los sueños de los planificadores socialistas. De acuerdo con análisis independientes Brasil crecerá menos de 1.7% este año, cifra mucho menor al lamentable 2.7% que esperamos en México.

Y todavía faltan los problemas que se acumulan para los juegos olímpicos de Río en el 2016, que se enfrentarán a una mayor oposición popular, con el problema añadido de que los recursos que se hubieran podido utilizar para la olimpiada se han destinado al mundial. Así que la crisis va para peor y va para largo.

Los brasileños no son los únicos en sufrir con la organización de estos rituales de la religión estatista; hace unos meses Rusia pasó por un verdadero calvario económico y publicitario con los juegos de invierno en Sochi, cuyo costo se elevó a 51 mil millones de dólares en medio de un auténtico océano de corrupción y derroche.

Aunque es evidente que estos eventos no garantizan la prosperidad ni el crecimiento económico de ningún país, sino que en los hechos están cargados de decepción y devastación. Razón por la cual las ciudades que a futuro desean ser candidatas a alojarlos están cayendo.

 La corrupción típica de todo lo estatista también está aflorando: Todos los patrocinadores de la Copa del Mundo están furiosos por las noticias de que Qatar pagó $ 5 millones de USD a ejecutivos de alto nivel de la FIFA para comprar la sede para el 2022.
Otros están furiosos de que sea Rusia la próxima sede después de la invasión de Crimea.
Así que las razones no son económicas, son místicas (o son corruptas). Para comprobarlo basta echar un ojo a las próximas sedes de los mundiales: Rusia (gobernada por el Zar Vladimir Putin) y Qatar (gobernada por una monarquía absoluta que se puede dar el lujo de gastar lo que le venga en gana) o de los juegos olímpicos: Brasil y Japón (cuyo nacionalismo es legendario y varias veces ha sido criminal).

Esperemos que este hermosísimo deporte, pueda deshacerse de las connotaciones nacionalistas que van más allá del espectáculo en el cual 22 profesionales muy bien pagados juegan y dan todo de sí mismos en el campo de juego. Hago votos porque estos extraordinarios atletas sean aclamados no por que comparten por azar la expedición de un acta de nacimientos (o carta de naturalización), sino por sus talentos y habilidades.

Pero sobre todo, tengo esperanza de que la gente entienda a cabalidad que el fútbol es sólo un juego, un hermoso espectáculo, pero nada más.

Y, ojala que gane el mejor, y no el que tenga mayor peso político.




miércoles, junio 04, 2014

La Economía de Brasil, su Realidad es la Nuestra

Hago una digresión del tema que he estado tratando, para enfocarme a un tema semejante: La economía brasileña, y lo hago, porque comparte con nosotros muchas características notables, porque fue considerada, como nosotros “la economía del futuro”, nosotros también hace no mucho fuimos “milagro”; pero sobre todo porque el socialismo de Lula da Silva continuado por Dilma Rousseff han acabado de desbaratar la economía y a pesar del mundial próximo a empezar en unos cuantos días, la economía se encuentra estancada y en estado francamente  lamentable, como la nuestra con Peña-Videgaray.

En el año 2001, los economistas de Goldman Sachs seleccionaron a Brasil, Rusia, India y China como las economías que dominarían el mundo el famoso BRIC, la B por Brasil.


La revista The Economist puso la siguiente portada en su edición de noviembre de 2009:

Brasil Despega, en donde el famoso Cristo Redentor del cerro del Corcovado en Río de Janeiro como un cohete despegara a las alturas.

La economía de Brasil después de algunos años de desorden, crisis, inflaciones y devaluaciones se había estabilizado a mediados de los 1990s bajo la administración de Fernando Henrique Cardoso, para luego acelerar bajo Luiz Inácio Lula da Silva a comienzos del milenio en los 2000s.

Con la crisis inmobiliaria del 2008 después del colapso de Lehman Bros. Que “inauguro la recesión mundial”, la economía de Brasil apenas y se inmutó.

La siguiente gráfica muestra la evolución del PIB brasileño en donde apreciamos que el PIB brasileño apenas y tuvo una contracción del 0.3 por ciento que se compara muy favorablemente contra la caída del PIB mexicano de -7 por ciento, como se muestra n la siguiente gráfica.



Sin embargo, después de crecer hasta 7.5 por ciento en 2010, la economía se desinfló, y ha regresado a su crecimiento histórico “normal”, menor a 3 por ciento, tal y como nos sucede a nosotros, todavía peor, en el 2012 la economía sólo creció 0.9 por ciento, en el 2013 1.1% y para 2014 con todo y mundial se espera 1.79 por ciento, recientemente han revisado a la baja de 2.2 a 2 por ciento. Así de las expectativas de “milagrosos” crecimientos, de ponérnoslo como ejemplo, de afirmar que el socialismo de Lula era el eficaz, “el bueno”, que fue premiado con el mundial de fútbol que empezará en unos cuantos días y los olímpicos en Río para el 2016. La fortaleza (aparente) era tal que Lula convenció a los votantes para votar por su elegida Dilma Rousseff, que continuaría con el “milagro brasileño”.

Pero la economía se “ponchó”…


El “cohete” empezó a dar giros, y ahí viene a estrellarse en tierra….

Con este pobre desempeño de la economía, cientos de miles han tomado las calles las mayores protestas en una generación, se quejan del alto costo de la vida, servicios públicos deplorables, y la corrupción y ambición de la clase política ¿Alguna semejanza con México y todos los países de Latinoamérica?  Este país es el huésped del Mundial, indudablemente la FIFA y el comité olímpico “se fueron con la finta” como decimos acá en México, se dejaron llevar por el espejismo, y despreciaron lo verdaderamente importante.

Claro, como acá siempre hay excusas, acá decimos que se desaceleró la economía de los EU por el crudo invierno, allá dicen que todos los mercados emergentes se han ralentizado. Algunos de los impulsos detrás del boom brasileño, el gasto público con endeudamiento ¿Leyeron Peña- Videgaray? La apertura comercial pero sobre todo el alza en el precio de las materias primas, los “commodities”, impulsados por la explosión monetaria en los EU y el excesivo gasto público en China para sostener el crecimiento de su PIB a como diera a lugar. Y, como siempre, la expansión en el crédito inducido por una baja intervenida en las tasas de interés que generó una burbuja de consumo, y que como todas las burbujas tronó. 

Como México, el principal problema de Brasil es el exagerado tamaño del gobierno en la economía. Su gobierno gasta 40% del PIB, que es incluso mayor al enorme gasto de México y de otros mercados emergentes. Como hemos establecido aquí un gobierno enorme, extrae recursos del sector generador de la riqueza y es la causa de la baja, bajísima inversión del sector privado.

También, como acá en México, el gobierno brasileño ejerce una “rectoría” en la economía: Tiene la propiedad mayoritaria en la petrolera Petrobrás (48%), en el Banco do Brasil (70%) y en Vale (25%), tiene el equivalente a nuestra “Banca de Desarrollo”, que presta con tasas de interés subsidiadas, estos préstamos van a donde el gobierno desea “fomentar” y no a donde la economía requeriría.

Petrobrás que alguna vez fue administrada como una empresa, cambió su forma de operar bajo Lula- Rousseff para convertirse, como lo es Pemex, en la principal proporcionadora de recursos para el enorme gobierno brasileño.  Así cambió su forma de operar, desechando la eficiencia y buen manejo para adoptar el típico comportamiento de las empresas paraestatales que se mueven por razones políticas sin importar la rentabilidad. Por ejemplo, fue obligada a invertir en un plan de desarrollo de refinerías en el norte sin importar en nada su rentabilidad, por supuesto, las refinerías tienen hoy pérdidas. Pero la intervención no se limita a Petrobrás también ha obligado al Banco do Brasil a proporcionar créditos como medidas contra cíclicas (así dicen los economistas del main stream), para compensar el aletargamiento de la economía. Claro, esto trae como consecuencia, que más adelante multitud de créditos no pueden cobrarse, el banco quiebra, pero como es del gobierno, no quiebra es “saneado”, y sigue la mata dando.

Por supuesto, este manejo irresponsable de Petrobrás ha afectado el valor de sus acciones que cotizan en la bolsa de Nueva York (NYSE), la siguiente es la grafica mensual de PBR. Y aquí vale la pena comentar sobre la tan cacareacada “Reforma Energética”: Si Pemex se va a abrir, como PBR, pero se va a administrar como PBR, poco interés habrá en desarrollarla, y su futuro como el de PBR será incierto.


Por supuesto, que así como sucede con nosotros, la enorme participación del gobierno en la economía y la multitud de burócratas requiere de muchos recursos monetarios, lo que impone altos impuestos y leyes fiscales extraordinariamente complejas, tan es así que son las leyes más complejas del mundo, y nos quejamos que aquí son complejas.  También de forma muy semejante a como sucede aquí los impuestos a la nómina agregan 58% al costo de los salarios.

El Estado de Bienestar ha sentado sus reales en Brasil, lo que es sorprendente en un país tan pobre, por ejemplo, las pensiones: Son absurdamente generosos, un brasileño promedio puede retirarse con el 70% de su salario a los 54 años. Así, no obstante ser un país joven y sobre todo pobre, gasta en pensiones como los países (quebrados) de Europa en donde la proporción de adultos mayores es tres veces mayor, se imaginan lo que pasará en Brasil cuando la proporción de jubilados aumente a los niveles de Europa, no habrá dinero que financie eso. Es un país en vía de quiebre mayúsculo.

En contraste, no obstante el enorme gasto público, otra vez, como acá en México, el gasto en infraestructura es tan pequeño como las tangas de las brasileñas en el sambódromo de Río en Carnaval. Mientras que como anotábamos el gasto del gobierno es 40% del PIB, en infraestructura es de sólo 1.5% que es menos de la mitad de lo que el mundo gasta (3.8%). También, como acá, casi todo el transporte se verifica en autopistas, el ferrocarril que es muchísimo más eficiente (una vía doble de ferrocarril electrificado equivale a una carretera de ¡58 carriles!), lo que eleva significativamente los costos de transporte de mercancías y personas. Además debe decirse que sólo 13.5% de las carreteras están pavimentadas.

Ante la imposibilidad de aumentar más lo impuestos y el endeudamiento, el gobierno brasileño se financia con inflación, rondando el 6 por ciento anual.

Ahora con el mundial en puerta, Brasil se arriesga a un ridículo enorme: Para empezar Brasil no es un destino turístico, apenas unos 400,000 argentinos lo visitan, principalmente Río cada año, y párenle de contar. Esto contrasta fuertemente con los 20 millones de visitantes que tiene México sólo en la franja fronteriza con EU. Sus aeropuertos no están capacitados para la avalancha humana que se les viene. Pero en fin, Brasil ha ganado cinco copas, es un país en donde el fútbol es religión, y, sobre todo tanto la FIFA como el Comité Olímpico se deslumbraron por el “despegue” de Brasil, y su inclusión en la moda con el BRIC.  A unos cuantos días del mundial aún hay estadios sin terminar, en fin, la desorganización, improductividad, tan típica en los países latinoamericanos, así como la  falta de infraestructura le pesa.

También como acá, los problemas de pobreza, se han acumulado por generaciones. La actual presidente la Sra. Rousseff ha sido simplemente incapaz de atajarlos, por el contrario ha creado nuevos y peores al interferir más en la economía, sangrar más a Petrobrás que el más pragmático Lula. Ha literalmente espantado a los inversionistas (les hablan Peña-Videgaray) en obras de infraestructura, y en factorías parando prácticamente la inversión y lo peor es que ha minado la pasada reputación de Brasil por su manejo prudente de las finanzas públicas, esto es, aunque el gasto público era enorme, al menos era sin déficit así como su manía en obligar a los bancos a prestar sin garantías suficientes a bajas tasas de interés. Este comportamiento desató la hidra de la inflación, obligó a subir las tasas de interés para contener la inflación que se disparaba como sus aún más irresponsables vecinos Argentina y Venezuela. 

En lugar de admitir el fracaso del manejo de la economía y de admitir que han fallado en alcanzar sus metas de recaudación fiscal, el gobierno de Rousseff ha recurrido a la “contabilidad creativa” para maquillar el fracaso. Al fallar en sus metas fiscales, con toda esa burocracia y gastos absurdos como al que nos referimos sobre las pensiones ha llevado a que la deuda pública se haya trepado hasta el 70% de PIB, mismo que el mundial y las olimpiadas probablemente lo incrementen a más del 90%. Bueno ya se parecen a España, Italia, Grecia, Portugal, Francia, países insolventes, quebrados. Y nosotros, con las ideas de Peña-Videgaray y el PRI de regreso para allá vamos.

Sin embargo, también como sucede en México, Brasil tiene una clase empresarial AAA, por ejemplo su sector agropecuario (allá no hay límite al tamaño de la propiedad agrícola, como acá el absurdo ejido), que lo colocan como el tercer mayor  exportador de alimentos en el mundo. A pesar de que el gobierno ha hecho que el proceso de exportación sea mucho más lento y costoso de lo que debiera de ser. También, gracias a las exploraciones en aguas ultra profundas en las que Petrobrás es líder junto con asociaciones con otras importantes petroleras, Brasil será un importante exportador de petróleo para el año 2020. También tiene varias fábricas manufactureras que son unas verdaderas joyas, y tiene importantes inversiones en investigación y desarrollo privados en biotecnología, ciencias genéticas, y como apuntábamos en la exploración y producción en aguas ultra profundas en petróleo y gas.

Pero para que Brasil empiece a caminar con pié firme y cambiar su desarrollo de raquítico a vigoroso tendrá que hacer cambios profundos. Empezando por la cuestión fiscal que toma el 36% del PIB – la proporción más alta junto con la caótica Argentina de Cristina Fernández- el gobierno deberá cambiar de su estrategia “redistributiva” a una que promueva la inversión y la generación de la riqueza que es fundamentalmente lo que hace crecer económicamente a un país. El gobierno no puede buscar ya más impuestos para financiar sus programas “sociales” salud, educación gratuita y transporte sólo para satisfacer a los que se manifiestan en las calles. En su lugar, debe de re estructurar si gasto público, adelgazar el tamaño de la burocracia y redefinir la cuestión de las pensiones a lago más sensato y racional.

El problema de la productividad y competitividad de Brasil es aún peor que el de México, están muy rezagados, lo mismo que todos los países de Latinoamérica a excepción de Chile. La forma de lograrlo no es como creé el gobierno socialista mediante el proteccionismo y mediante la asignación de créditos, que luego quiebran a los bancos que deben ser “saneados”, esta estrategia los llevará a la insolvencia total.  No, Brasil debe abrirse a la competencia externa real, con países más competitivos debe reducir los impuestos, simplificar sus leyes fiscales, bajar sus aranceles a la importación y agilizar sus aduanas que son una historia de terror para cualquiera que quiera importar algo al país carioca. Otras economías latinoamericanas como México y Chile han forjado tratados de libre comercio que les han resultado altamente redituables y han aumentado su productividad. Brasil, por el contrario se encuentra agazapado, escondido detrás del Mercosur un bloque comercial moribundo de países izquierdistas. Brasil pues, requiere de apertura.

Por último también podría decirse que requiere de una transformación política a fondo: La proliferación de partidos que sólo buscan vivir del presupuesto, la enorme cantidad de políticos, crean, como acá un enorme desperdicio en cada nivel de gobierno. El gabinete de la Sra. Rousseff  tiene 39 ministerios (aquí les llamamos secretarías de estado). En el papel, la solución es fácil y la misma que para México: Cerrar ministerios, recortar el número de diputados y de partidos. Sin embargo, como aquí, hay muchos intereses creados, y, por supuesto una fuerte oposición de los políticos que perderían sus canonjías, prebendas y salario. La Sra. Rousseff  simplemente no tiene la habilidad política.

Poco después del mundial la Sra. Rousseff se enfrentará a elecciones, ella tratará de buscar su reelección para un segundo periodo de cuatro años. Obviamente, por lo dicho aquí lo votantes tiene poca o ninguna razón para darle su voto. Ella ya ha tratado de recortar impuestos, pero tímidamente, quizá ya no tenga tiempo para recortar el déficit, desgraciadamente, intentará lo que siempre hacen los políticos siguiendo las tesis keynesianas: Expandir aún más el gasto público a ver si la economía reacciona, esperar que Brasil gane el mundial, lo que pondrá a la gente (ciegamente y sin razón) optimista, pero ciertamente que si Brasil no hace cambios profundos, y esto implica revertir lo escrito aquí, seguirá, como nosotros, dando tumbos, con un raquítico crecimiento y lo peor, dejando que se acumule  la presión social y terminar la aventura socialista – estatista de muy fea manera, muy fea.