lunes, noviembre 04, 2019

El PIB un Indicador Keynesiano Engañoso


“Nadie debe esperar que algún argumento lógico, o alguna experiencia, pueda sacudir el fervor, casi religioso, de aquellos que creen en la salvación por medio del gasto y de la expansión crediticia.” Ludwig von Mises
Aquatúnel en Tokyo, un rotundo fracaso de obra de infraestructura.


La mayoría de la gente, sobre todo los economistas del Manistream, oficialistas, así como, por supuesto, los políticos confían en una cifra estadística llamada el Producto Interno Bruto (PIB). El PIB refleja el valor final de los bienes y servicios producidos durante un período de tiempo, normalmente un trimestre. Esta estadística está construida considerando (muy a lo Keynesiano) que lo que mueve a la economía es el consumo y no la producción de riqueza. Lo que al PIB le importa es la demanda final de bienes y servicios.
Al enfocarse exclusivamente al consumo final de bienes y servicios, el PIB cae en el mundo de lo fantástico, en un mundo en donde los bienes emergen sólo por que los consumidores así lo desean. Esto es totalmente absurdo cuando se piensa en cómo funciona la actividad económica en la realidad. Se piensa en forma totalmente errónea que la demanda de productos inmediatamente incide en la producción, esto es, se desprecia totalmente las varias etapas que preceden la aparición del bien final.
Como nos dice el economista (austriaco) Frank Shostak: “El cálculo del PIB no nos dice si los bienes finales fueron producidos durante ese período de tiempo son consecuencia de riqueza real en expansión, o un reflejo de consumo de capital”. Por ejemplo, en el programa ideado en 2009 para reactivar el consumo en EU de autos por chatarra, los autos consumidos podrían haberse creado hace mucho tiempo y estar almacenados como inventario de las agencias. Una casa pudo haberse construido hace mucho tiempo y vendida en el trimestre en cuestión, evidentemente nada tiene que ver con la producción de riqueza en el período bajo consideración.
Otras inconsistencias se tienen, por ejemplo, con las casas construidas durante el boom inmobiliario, éstas contribuyeron significativamente, en su momento al PIB, pero ahora, estas mismas casas se encuentran vacías, mientras que banqueros, propietarios y reguladores se encuentran enfrascados en conflictos legales y lanzamientos. Y todas ellas son responsables de la quiebra y pérdida patrimonial de sus propietarios.
En China, poco después de la crisis de 2008, el gobierno se dio por construir ciudades completitas, hoy todos eso departamentos están vacios, fue un inmenso desperdicio de capital, pero claro, contribuyó a subir el PIB.
Para los economistas de la Escuela Austriaca la situación es evidente: El PIB no refleja y no puede hacerlo el desperdicio colosal de recursos, los enormes esfuerzos y los recursos naturales que se fueron a construir las casas que hoy nadie quiere. Sí, todas esas malas inversiones del pasado hicieron que el PIB subiera, pero finalmente sólo fueron capital desperdiciado.
También, como apunta el economista de la Escuela Austriaca Murray Rothbard: Las cifras del PIB son sospechosas debido a que lo producido por el gobierno es contabilizado. Por supuesto, el gobierno no produce nada que los consumidores paguen por ello voluntariamente, el dinero es apropiado de ellos, se roba a la economía productiva para poder proporcionar estos servicios. Por consiguiente hay por lo menos una doble contabilidad en esta producción.
Y esto viene al caso si es que activan el Plan Nacional de Infraestructura, quizá suba el PIB, por la componente G de su formulación, pero realmente la economía seguirá tan estancada y recesiva como antes. Japón insistió e insistió con esta idea keynesiana del gasto público de infraestructura y lo único que logró fue pasar su deuda gubernamental de 90% a 153% de su PIB, sin poder reactivarla jamás. Esto es significa que es una mentira que el gasto público reactiva, es contracíclico y todos los calificativos que los keynesianos inventan.
Otro punto importante es que la forma de calcular el PIB no nos dice nada si es un reflejo real de riqueza producida de expansión económica, o si en realidad es reflejo de consumo de capital, por ejemplo consumo de inventarios.
También tenemos, por ejemplo si el gobierno construye una pirámide, que aporta absolutamente nada a los individuos, el PIB la contabilizará como crecimiento económico. En realidad, la construcción de la pirámide está desviando los recursos para fondear las actividades que producen riqueza real, y, por consiguiente, reprimiendo, sofocando la generación de riqueza real.
Como es calculado el PIB se desprecia por entero las etapas intermedias de producción y por consiguiente es de muy poca utilidad como herramienta de evaluación de los ciclos de boom-estallido. No es por eso sorprendente que para los economistas keynesianos del mainstream estén forzados a concluir que las recesiones se dan por una súbita contracción en el consumo, a datos erróneos conclusiones erróneas. En consecuencia, es muy lógico que los economistas del mainstream sean partidarios de las políticas monetarias laxas para, según ellos “revivir” la economía.
La misma idea del PIB lleva a pensamientos confusos: Da la impresión que hay algo así como una producción nacional. Sin embargo, en la realidad la riqueza que es producida por alguien pertenece a alguien. En otras palabras, los bienes y servicios ni son producidos en su totalidad ni son supervisados por el supremo Gobierno. Por estos motivos todo el concepto del PIB está totalmente desligado de la realidad.
Según Ludwig Von Mises, toda la idea de un producto nacional es totalmente inverosímil y es sus palabras:
“Todo intento de determinar en equivalente monetario de la riqueza de una nación o de toda la humanidad es tan infantil como los son el esfuerzos de los místicos para resolver todos los enigmas del universo basados en las dimensiones de la pirámide de Keops”.

Aún más,

Existen varios problemas ya de índole conceptual en el cómputo de la estadística del PIB. Para calcular un gran total, muchas cosas deben se sumarse juntas. Para poder sumar cosas se debe de tener una unidad en común. No es posible sumar refrigeradores con autos con casas con camisas con zapatos y pantalones para obtener el gran total de la producción. Debido a que no puede definirse la producción total real con un sentido útil, obviamente no puede ser cuantificada.
Para “resolver” este problema, los economistas emplean el gasto monetario total en bienes el cual dividen por el precio promedio de los bienes. Esto sin embargo impone un gran problema ¿Cuál es el precio? Si es tipo de cambio entre dos individuos en un lugar individual y en un momento en el tiempo determinado. El precio es el tipo de cambio de un bien respecto de otro, es la cantidad de otros bienes divididos por el primero. En la economía del dinero, el precio será la cantidad de dinero dividido por la cantidad del primer bien.
Para que entiendan lo que quiere decirse, un ejemplo: Supongamos dos transacciones, en la primera una pantalla se intercambia por $1000. En la segunda, una camisa se intercambia por $ 40. El precio o tipo de cambio en la primera transacción es $1000/1Pantalla. En la segunda es $40/1camisa. Para calcular el precio promedio, debiéramos de sumar estas dos cifras y dividir entre dos. Pero, 1 Televisor no puede sumarse con una camisa, no es posible obtener el precio promedio, éste carece de sentido, es una absoluta tontería. Ya en la escuela elemental se nos decía que no se pueden sumar peras con manzanas. ¡Pues los economistas lo hacen!
Es interesante hacer notar que en los mercados de materias primas los precios se dan como Dólares por barril, Dólares por onza de oro, Dólares por millones de BTU de gas, Dólares por quintal de maíz, etc. No tiene ningún sentido, pero ninguno obtener un precio promedio de la producción de materias primas. Como el economista Murray Rothbard escribe: “Cualquier concepto que involucre establecer precios promedios (y cambios en los precios promedios como implica en el cómputo del PIB) tal como mantequilla con autos, azúcar, con casas, es ilegítimo y carece de todo sentido”.
Por más que le hagan los estadísticos por usar métodos sofisticados están de raíz mal, están como decimos coloquialmente sumando peras con manzanas. Esto es, están haciendo una tontería, aunque matemáticamente pueda parece correcta.
Y a lo que vamos y es lo importante: ¿Cómo tomamos los pronunciamientos periódicos sobre el estado de la economía en términos del PIB? Todo lo que podemos decir es que ese indicador no tiene nada que ver con el estado real de la economía y a lo más reflejará el bombeo de dinero que además es creado de la nada.
Por regla, entre más dinero sea creado por el banco central y los bancos comerciales obviamente mayor será el gasto en términos de las monedas creadas. Esto en turno implica que la razón de cambio de lo que se ha rotulado como la “economía” en realidad está reflejando el incremento de la cantidad de dinero en circulación.
Por consiguiente, no debería sorprendernos que el banco central pueda producir, “crecimiento de la economía”, y los economistas del mainstream servilmente aceptan esa idea. Un gran parte del denominado “Análisis Económico”, proporciona soporte “científico” para las visiones ampliamente aceptadas de que por medio del bombeo monetario, esto es, crear dinero de la nada y verterlo en la economía mediante la expansión del crédito puede hacer crecer la economía. Sin embargo todos esos estudios no toman en cuenta, o mejor dicho, pasan por alto, que por su misma naturaleza de medición el cómputo del PIB está íntimamente relacionado con la cantidad de dinero y no con la actividad económica que es lo que supuestamente se debería medir.
Uno está tentado a preguntarse ¿Por qué es necesario saber el crecimiento de la denominada “economía”? ¿A qué propósito sirve? En una economía libre no manipulada e intervenida por los gobiernos, este tipo de información es totalmente irrelevante para los empresarios. El único indicador que a los empresarios les es relevante son las utilidades o las pérdidas. ¿Cómo puede usar el empresario la información de que la economía creció en 2 por ciento durante el trimestre previo para tener utilidades? …
Los empresarios no necesitan conocer este tipo de información ambigua y muy general, ellos requieren información específica dirigida a la demanda de sus productos específicos. El empresario debe crear sus propias fuentes de información para tomar decisiones. Como por ejemplo, contratar o despedir trabajadores.
Pero las cosas son muy diferentes en las economías intervenidas por los gobiernos y los bancos centrales. Bajo estas condiciones ningún empresario puede ignorar la estadística del PIB, no porque sea correcta o confiable, sino por que marca la dirección de las futuras intervenciones de los gobiernos y bancos centrales en las cuestiones de política fiscal y monetaria. Así mismo los participantes en los mercados financieros siguen muy de cerca la estadística del PIB con el fin de imaginar que acciones vendrán por el banco central que afectará el desempeño de acciones, bonos, materias primas, y tipos de cambio.

Un Invento Keynesiano llamado “Macroeconomía”


Todo un ejército de economistas se encuentra dedicado a adivinar si el banco central bajará, mantendrá o subirá las tasas de interés de referencia. Aún más, para proporcionar racionalidad y soporte “científico”, crearon una nueva “rama de la economía” a la que llamaron “Macroeconomía”. Resulta innecesario afirmar que esta no es más que una vacilada que no refleja el comportamiento del mundo real sino con una entidad que no existe a la que le llaman la “Macroeconomía”.
Mediante la Macroeconomía y su PIB los gobiernos y bancos centrales quieren dar la impresión que pueden navegar y CONTROLAR la economía. Según este mito genial, la “economía” seguirá las órdenes de los arrogantes burócratas que la controlarán como un conductor de un automóvil, pisando el freno o el acelerador: Si la economía se estanca pues fácil, habrá que darle un empujón bajando las tasas de interés, si se “sobrecalienta” (así dicen ellos), darle un frenón bajando las tasas. ¡Qué fácil! ¿No es así? Los soberbios y arrogantes burócratas tienen según ellos total control sobre la economía, como el de un conductor sobre su automóvil. ¡Absurdo! Tan absurdo que por eso estamos en una crisis ¿Qué no estaban acelerando? ¿Nos estrellamos? ¿Qué pasó con el conductor de "la economía"?¿Estaba ebrio?¿Drogado?
Si todo se redujera al cómputo del PIB el ejercicio mentiroso como hemos demostrado no tendría consecuencia alguna. Sin embargo, de esta estadística se derivan políticas manipuladoras e intervencionistas que afectan el desempeño libre de los mercados, y que terminan afectando el comportamiento correcto de los generadores de riqueza. Mediante las manipulaciones a las tasas de interés, los bancos centrales no ayuda a crear una mayor prosperidad, ayudan a crear un más robusto PIB, con las consecuencias de crear un ciclo de boom-crisis, como el que estamos viviendo en su etapa de boom, por el boom producido con antelación por Greenspan que reventó y ahora va otro en curso que reventará algún día.
Podemos concluir que la estadística del PIB es una abstracción vacía, totalmente desligada del mundo real, de la actividad económica real. Sin embargo, el PIB “es el dato” que más importancia le dan los gobiernos y los bancos centrales dado que les proporciona la justificación para proseguir con su interferencia al desarrollo libre de los negocios. También proporciona un marco institucional que sirve para evaluar a los gobiernos.
Y los gobiernos siempre tienen que estar haciendo cosas, siempre… Porque los mercados son imperfectos y ellos, sí que son perfectos.