lunes, enero 30, 2006

Pemex: La Próxima Crisis Financiera

En efecto, Pemex dice —por lo menos, públicamente— que no hay por qué preocuparse, pues, de acuerdo con su programa operativo de trabajo, la producción en Cantarell sólo caerá 6% en 2006 y 12% en 2007. De ser así, quizás sea factible que la producción de otros yacimientos compensen en el corto plazo las pérdidas en Cantarell.Sin embargo, los ingenieros de PEP, responsables del nuevo análisis técnico sobre Cantarell —encabezados por Amado V. Astudillo y Fernando Rodríguez de la Garza— ven otro panorama. A su juicio, las metas del programa operativo, basadas en un factor de recuperación de 52%, son “inviables” ahora que las reservas disminuyen y el petróleo remanente se vuelve más viscoso y difícil de explotar. Ellos ven como probable un factor de recuperación de sólo 30% (ver gráfica), lo cual significa que, dentro de tres años, Cantarell ya no será más el pilar económico de las finanzas públicas, como lo ha sido durante un cuarto de siglo.
Esta plataforma ha venido aportando poco más de dos millones de barriles diarios. Los especialistas de PEP prevén que para el 1 de enero de 2009 podría bajar hasta 520 mil, en caso de que el factor de recuperación sea de 30%. Es decir, en poco más de tres años Pemex podría perder, sólo en ese yacimiento, una producción de un millón 500 mil barriles diarios, un volumen similar a la extracción petrolera total de países miembros de la OPEP como Libia o Indonesia, o a 80% de la producción de Kuwait.
La crisis de Cantarell es atribuible a la sobreexplotación y agotamiento de sus reservas. PEP ha hecho un gran esfuerzo para mantener la producción el mayor tiempo posible mediante técnicas de perforación y recuperación secundaria, pero ya no se pueden sostener los niveles mucho tiempo. De aquí que se prevea tal caída, dramática, de su producción de crudo, que está a unos cuantos meses de distancia. Por el lado positivo, dentro de pocos años Cantarell quedará como un gigantesco casquete de gas, cuya explotación será una prioridad para el país en las próximas décadas.

Las reservas, a la baja

En los últimos años Pemex ha podido reponer con nuevos descubrimientos de reservas probadas sólo 7% del petróleo que extrae. Aquí la versión oficial también peca de un optimismo sin sustento. Dice que la tasa de reposición de reservas es de 57% (pero incluyendo reservas “probables y posibles” y no sólo probadas) y será de 100% en 2010. Así —asegura— no hay de qué preocuparse. Sin embargo, la realidad es que sólo se repone con nuevas reservas probadas un barril por cada 14 que se extraen.
No hay señales de que PEP sea capaz de revertir la caída de las reservas. En gran parte el problema radica en que hace más de una década se redujo al mínimo su presupuesto de exploración. En los últimos años PEP ha ejercido un presupuesto total de 10 mil millones de dólares anualmente, pero nueve mil han sido para producción en yacimientos descubiertos hace tres décadas y sólo mil para exploración en busca de nuevos depósitos.
La cifra de reservas probadas ha caído casi a la mitad durante el gobierno de Fox. Hoy, ante la falta de importantes éxitos exploratorios y de descubrimientos de yacimientos gigantes, México no tiene una base de reservas suficiente para mantener, en largo plazo, los niveles de producción que se han observado en los últimos años. Además, como la exploración y el desarrollo de nuevas zonas petroleras es una tarea cara y riesgosa, PEP se dedica casi sólo a desarrollar regiones conocidas donde el potencial para lograr grandes descubrimientos es limitado.Por lo pronto, PEP tiene sólo dos proyectos capaces de sustituir, en parte, una caída de la producción en Cantarell. En los próximos tres o cuatro años podría lograrse una producción que se incremente hasta 400 mil barriles diarios en el complejo Ku-Zaap-Maloob y hasta 200 mil barriles diarios en el Proyecto Crudo Marino Ligero. Pero aun así se trata de volúmenes muy insuficientes frente a la posible caída de un millón 500 mil barriles diarios en Cantarell. Además, Ku-Zaap-Maloob avanza lentamente y el crudo es extrapesado, por lo que es de bajo valor y difícil de transportar. Y otro factor que agrava la crisis energética que se avecina es que no hay otros proyectos que brinden la expectativa de incrementar la producción en la próxima década.
El director general de Pemex, Luis Ramírez Corzo, ha resaltado la urgencia de abrir nuevas zonas, como las aguas profundas del golfo de México, donde considera podría haber grandes reservas todavía desconocidas que PEP podría explotar en asociación con otras compañías. Sin embargo, llegar ahí será una tarea titánica que dará frutos sólo dentro de muchos años. Mientras, consultorías petroleras internacionales, como la escocesa Wood MacKenzie, han señalado que la producción tendrá que bajar forzosamente en los próximos años, con la posibilidad de repuntar sólo en el largo plazo.

CRISIS FINANCIERA

Ahora bien. En términos financieros, Cantarell sostiene a cuestas a México entero. Desde su descubrimiento en 1979, ha sido el soporte principal de la producción mexicana de petróleo; suma cerca del 60% de la producción total del país, que asciende a más de 3.3 millones de barriles diarios.
Esta cifra de 60% también constituye lo que el gobierno mexicano toma de los ingresos de la compañía petrolera estatal, PEMEX, en impuestos cada año. Con estos ingresos, que sumaron $69 mil millones de dólares el año pasado, el estado mexicano está disfrutando de un gran auge. Y pareciera que los buenos tiempos continuarán, pues el precio del crudo se ha mantenido persistentemente dentro del rango de los $50 dólares por barril durante la mayor parte del año.
A nivel político, estos ingresos constituyen alrededor de un tercio del gasto gubernamental en bienestar social, subsidios, etc. Un somero cálculo demuestra que la producción de Cantarell proporciona cerca del 20% de los fondos que gasta el gobierno.
Ahora, las malas noticias: como aquí se ha establecido, estos ingresos tendrán que disminuir a un ritmo alarmante, con el reciente anuncio de PEMEX de que a partir de 2005 la producción de Cantarell comenzará a disminuir en forma irreversible. Se presentará una reducción, de 2.11 millones de barriles por día, a 2.02 millones para este año. Al precio de $50 dólares por barril, esto representa una pérdida para las arcas del Estado de cerca de mil millones de dólares anuales. Y lo que es peor, podemos esperar que esta tasa de disminución se acelere hasta alcanzar los dos dígitos. ¿Por qué sucederá esto?

Desde que Cantarell inició operaciones en 1979, la presión del depósito había bajado continuamente conforme se extraía más petróleo. El problema se presentó en 1999, cuando la producción comenzó a reducirse y entonces fue necesario utilizar inyecciones masivas de nitrógeno para estabilizar la presión. Cerca de la mitad de la producción mundial de nitrógeno se usó en el pozo de Cantarell (1.2 mil millones de pies cúbicos de nitrógeno comprimido).
El resultado fue sorprendente: la producción casi se duplicó hasta alcanzar su reciente máximo de 2,155,680 barriles diarios. Pero el fin ya está a la vista y se puede esperar un disminución productiva de 15% anual debido a que la presión comenzará a bajar notablemente. En efecto, la tasa de declive podría haber sido mucho menor (quizá 5%), si no se hubiera utilizado nitrógeno para forzar la presión. Al parecer, el gobierno mexicano estaba urgido de aprovechar los elevados precios del crudo que se han incrementado más de cuatro veces desde fines de los 90's.
Actualmente, el gobierno mexicano intenta incrementar urgentemente la producción de los pozos más pequeños. Sin embargo, ya que la producción (sin contar con Cantarell) cayó 18% entre 1996 y 2002, esto sólo podrá reducir la velocidad de la caída de producción total. Más allá de eso, la gran esperanza para el petróleo era la Planicie del Abismo Marítimo (Abyssal Plain), a 3,000 mts. de profundidad bajo las aguas. Pero la expectativa inicial de bonanza (54 mil millones de barriles) que existía antes de que se efectuaran barrenos de prueba, recientemente se esfumó cuando un estudio demostró que el terreno es poco apropiado para la exploración. Esto condujo a un nuevo cálculo de 25 mil millones de barriles y la posibilidad de que este monto hiciera incosteable la extracción. Bueno, tal vez esto se reconsiderará cuando el precio sobrepase los $100 dólares por barril?

Así, con pasivos por 88 mil millones de dólares (cuatro veces los de Exxon) y una inversión anual requerida de 10 mil millones de dólares, tan sólo para mantener los niveles de producción actuales, PEMEX está al borde de la quiebra. El gobierno mexicano ha reaccionado tratando de impulsar una iniciativa en ambas cámaras del congreso para reducir la carga fiscal sobre PEMEX, durante un periodo de varios años. Es posible que esta iniciativa se apruebe si las dos cámaras logran acordar el nivel de reducción de impuestos.

Sin embargo, México se encuentra nuevamente frente a uno de esos momentos decisivos en que la calma puede convertirse de pronto en turbulencia y, con mayor razón, afectar a su moneda, el peso. El peso mexicano es dinero fiduciario, pero respaldado en petróleo. Cuando las entradas de divisas por petróleo van para arriba, así se comporta el peso. Y cuando éstas bajan, baja el valor del peso. Consideremos la crisis del peso en 1982. La sobreproducción mundial condujo a una superabundancia de petróleo en 1980 y posteriormente los precios se colapsaron desde un máximo de $40, hasta $12 dls. por barril en 1986. Ante esta caída, el gobierno se endeudó fuertemente para compensar los ingresos petroleros desaparecidos; básicamente, tenía que lidiar con los intereses de 40 mil millones de dólares en préstamos que había tomado entre 1977 y 1982 -muchos de ellos usando el precio alto del petróleo, como colateral.
El resultado fue una inflación promedio anual de 30%, una devaluación del peso de 30% y posteriormente de 75%, en 1982; los inversionistas retiraron su dinero de México y el gobierno desesperadamente nacionalizó los bancos para imponer el control de cambios y del crédito. Este proceso se completó en 1986 con el colapso final del precio del petróleo (desde $30 hasta $12 dls. por barril) y una posterior devaluación y recesión.
Nuevamente, otra crisis golpeó a México en 1994, cuando una corrida ocasionó que el peso perdiera la mitad de su valor frente al dólar. Aún cuando los principales factores que exacerbaron la crisis fueron el endeudamiento irresponsable y el gasto, obviamente la caída del precio del petróleo (desde el pico de $36 en la Guerra del Golfo hasta $15 dls. en 1994) constituyó un factor determinante.Pero ahora nos encontramos frente a un nuevo paradigma para el peso mexicano. Como hemos señalado, los problemas en 1982, 1986 y 1994 no fueron por la caída de los precios del petróleo, sino por la caída de los ingresos y, por consiguiente, de los impuestos. Ahora que México se une a la lista creciente de países cuya producción comienza a bajar, los ingresos nuevamente caerán, pero ya no debido a un precio bajo, sino debido a cifras de producción cada vez menores.

En los años 80's, extraer más petróleo pudiera haber corregido el problema de los ingresos; hoy, el gobierno mexicano espera que los precios se mantengan altos y que así se aminore el impacto sobre los ingresos fiscales. Sin embargo, no será así; primero, porque tendrán que devolverse a PEMEX mayores impuestos para financiar la exploración y la extracción, cada vez más caras. Segundo, porque el incremento de la carga de la deuda, será mayor que cualquier ganancia. Y finalmente, la única situación en la cual los precios del petróleo se incrementarían tanto como para compensar la producción en declive de PEMEX, sería que la producción mundial comenzara a reducirse a nivel mundial. Y cuando eso suceda, todos estaremos muy preocupados por nuestra propia economía, como para pensar mucho acerca del peso mexicano.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario