lunes, abril 10, 2006

Créditos al Campo

Dice LO “los bancos viven del interés del Fobaproa y de las tarjetas de crédito”, primera mentira aquí, son sólo 4 bancos los que reciben aportaciones del IPAB, los demás quebraron, ya no existen, segunda mentira, los bancos cada vez más están dando préstamos hipotecarios, a tasas que ya son bastante razonables 8.5% - 9% es bastante razonable, en más de 40 años no se veían tasas hipotecarias en esos niveles, y no es poca cosa. Es cierto falta crédito a la industria y al campo, sobre los primeros en otra ocasión me referiré a ellos sobre el campo, LO dice “Vamos a sentarnos con ellos y tenemos de nuevo que entregar créditos y tienen que entender que van a cumplir con esa función, además tienen que capacitar a su personal para que se vuelva a dar crédito al ejido; para que se vuelva a dar crédito a la pequeña propiedad”. Pregunta, ¿se van nada más a “sentar”? o los vas a obligar, y si los vas a obligar, ¿Puede un gobierno obligar a una empresa a que quiebre? Y más importante aún, el dinero de los bancos no es de los bancos, es de nosotros, la sociedad que ahorra, y presta su dinero a los bancos a cambio de un interés, así que los que finalmente van a quebrar somos nosotros, y si lo que propones es que el gobierno va a garantizar los préstamos al campo, entonces estamos hablando de que tu propuesta es otro Fobaproa. Bien Señor, candidato, lo que tanto critica lo pretende inducir: Prestar al campo en México, es simple y llanamente un suicidio financiero por la razón de que no hay ninguna garantía y si mucho riesgo de incumplimiento. En efecto, en gran parte del campo Mexicano no hay propiedad privada (y luego dicen que ha fracasado el Neoliberalismo), en el campo la propiedad es comunal al más puro estilo comunista, por esto la Reforma Agraria, el reparto y el ejido han sido un ancla paralizadora del progreso y de la distribución del usufructo. Se propuso una readaptación del ejido de manera que se conservaran las formas de producción colectiva, aunque sin los límites que imponían la ley respecto a la venta directa. Pero a fin de cuentas la propiedad como tal no existe, y si no existe no hay manera de que los bancos ejerzan su garantía y recuperen los créditos que no han sido pagados. Esto por un lado, por el otro, la parcelización o atomización de las tierras impiden que sea rentable adquirir equipo agrícola, un tractor, una bomba, ¿a quién se le otorga el crédito? ¿A una unión de campesinos que son dueños del usufructo pero no de la propiedad? Si incumplen con los pagos del crédito, ¿Cómo le van a hacer los Bancos para recuperar los prestado y seguir pagando los intereses a los ahorradores que depositaron su dinero en ellos? Además los bancos tendrían que enfrentar al corporativismo agrario que incrementaría aún más el riesgo del préstamo.

Por donde uno le busque, el corporativismo impide el desarrollo, obstaculiza cualquier iniciativa de mejoría y depreda al conjunto de la sociedad. Hay una correlación directa e inexorable entre el campesino pobre y la CNC: esta última es la causante de su permanencia. La CNC, como el resto de los sindicatos corporativistas, se ha convertido en un mecanismo de control y preservación de rentas para los líderes sindicales. En el caso de la agricultura, el movimiento que se autodenominó "el campo no aguanta más" o “El Barzón”, no son otra cosa que una forma de llegar a las emociones de la gente para preservar un sistema de control político corrupto, todo ello para gracia de los líderes. Y en efecto, el campo “NO Aguanta Más”, y sólo saldrá de su miseria el día en que todos los campesinos de México sean realmente dueños de sus tierras, y puedan vender o comprar a su entero arbitrio, sin tener que pedirle permiso a un sindicato corporativista, a un cacique o a una “Unión de Campesinos”. El día en que esto pase, no va a ser necesario que un Presidente de la Republica se “siente” con los banqueros para obligar que presten al campo, estos créditos fluirán de una manera natural, por que representará una forma adicional para los bancos de hacer negocio, de la misma forma que es prestar para construir una vivienda, o un auto, o el crédito al consumo. Exactamente de la misma forma. Y ese día, México habrá abandonado una verdadera ancla que mantiene al campo en la pobreza, y la improductividad. Con López Obrador, estoy seguro que esto no va a suceder, así que un nuevo Fobaproa se gestará desde el mismo día en que tomara el poder, por supuesto, si lo permitimos. Esperemos que no.

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