jueves, julio 20, 2006

El IFE Cuestionado, Minado y Acusado

Lo realmente lamentable y no sólo eso, la grave pérdida para todos los mexicanos de todo este conflicto postelectoral es que nuestra institución insignia, que hasta hace muy poco era el máximo orgullo: el Instituto Federal Electoral ha sido cuestionado, su credibilidad minada y finalmente acusado como “Delincuente Electoral” por el ex candidato López Obrador.
El IFE fue construido como una reacción ciudadana a los años de la dictadura perfecta, que durante años y años movilizaba la maquinaria estatal para cometer fraude en contra de una incipiente, débil y pequeña oposición. No éramos pues un país democrático, las elecciones eran meras simulaciones de las que ya se sabía de antemano el resultado.

Varios factores, cambiaron esto: Crisis económicas, el derrumbe del imperio Soviético, la Globalización, pero por encima de todo, la férrea voluntad de los ciudadanos que ya no aceptábamos las elecciones simuladas, el fraude como norma, queríamos un país democrático. Así, paso a paso, y producto de la desconfianza, fuimos creando nuestras leyes electorales y con ellas las instituciones requeridas para acceder a la democracia. Así, reglas que nos parecen naturales, les parecen extrañas a gente de otros países democráticos que nos visitan en temporada de elecciones son candados, producto de la desconfianza: Padrón electoral, con credencial de elector con fotografía, que además sirve como carné de identidad, tinta indeleble en el pulgar para impedir el voto múltiple por un mismo elector, pero sobre todo decidimos que fueran los ciudadanos no sólo el principal actor en las elecciones, decidimos que fuera el único. Por que el Instituto Federal Electoral no es como muchos quieren hacer creer una institución del gobierno, no, el IFE es de nosotros, los ciudadanos. Efectivamente, a la elección turbia de 1988 los mexicanos respondimos creando nuevas leyes electorales aún más estrictas para garantizar en todo momento la transparencia y limpieza de nuestro proceso electoral, siendo la más importante que se quitó a la Secretaría de Gobernación la facultad de organizar las elecciones y se le dio al IFE que nace como una organización ciudadana que sólo recibe del Estado su presupuesto para operar. El IFE era hasta hace poco orgullo de todos los mexicano, piedra angular de nuestra democracia, y envidia de muchos otros países. Tan es así, que fue el principal asesor para organizar las elecciones en Irak después de la caída de Hussein.

A esta institución orgullo de todos los mexicanos, el candidato de la Coalición por el Bien de Todos, López Obrador lo ha denigrado, lo ha acusado como “Delincuente Electoral” y de ser responsable de la maquinación de un fraude mayúsculo, es decir le acusa de confabularse de conspirar con la representación de los intereses opuestos.

Pero, una cosa es lo que un contendiente afirme, y otra, muy diferente que esta acusación pueda probarse, y al probarse considerarla efectiva.

Pero, ¿Es factible el fraude en la elección? ¿Puede probarse? ¿Cuántos tuvieron que coludirse? y más importante aún, ¿Es posible que pudieran coludirse? y no sólo eso, aún si pudieran coludirse ¿tendría un efecto significativo?, En efecto, para poder producir “el un fraude en la elección”, por su misma naturaleza ciudadana, se requeriría que para empezar se coludieran los 9 consejeros del IFE, se dice fácil, pero estos consejeros son personalidades que se han destacado públicamente por su honorabilidad y honradez, como un notario público, pero además se necesitaría que los 9 se corrompieran, y aún así, poco margen de maniobra tendrían para poder cambiar maliciosamente el curso de una elección. El por qué lo veremos en seguida:

Las elecciones las organiza el IFE que proporciona, la capacitación y el material, esto es, votos, urnas, mamparas, crayones, machotes de actas, cinta, pero los verdaderos protagonistas son cuatro ciudadanos que para cada casilla, de las 123,000 que se instalaron, son insaculados por la fecha de nacimiento, en este caso fue enero, es muy temerario asegurar que todos los nacidos es enero son corruptos, y más temerario es que estos cuatro ciudadanos seleccionados al azar, tengan la misma preferencia política y además que los cuatro se presenten al fraude sin que alguien los denuncie. Adicionalmente, cada partido político tiene derecho a que hasta dos representantes observen la elección, piénselo, lo difícil que sería corromper no sólo a los de la Coalición, tampoco los del PRI, y los otros partidos fácilmente se prestarían a cambiar deliberadamente el resultado de la elección, simplemente como dice José Woldenberg previo consejero presidente del IFE “No me imagino siquiera la operación de compra. Habría que comprar a los funcionarios y a los representantes, un total de seis o siete personas por casilla. Y hacerlo en miles de casillas. Me suena inimaginable comprar a seis de una casilla y que no se sepa, que ninguno lo denuncie.” Y concluye “Nadie ha podido probar, y no lo podrá hacer, que hubo fraude. No hubo intención maquinada de modificar la voluntad de los electores en las urnas”. Así que como dice y dice bien, inimaginable comprar miles de casillas que se requerían para hacer un fraude. Que pudieron existir errores, sobre todo aritméticos, en los estados con menor nivel educativo, puede ser, pero en todo caso son los estados con mayor preferencia por LO. Pero las actas, no sólo las de escrutinio y cómputo, las de irregularidades durante la elección, están ahí, en blanco, firmadas por los todos los participantes. Y las actas de escrutinio y cómputo también están ahí, quizá con errores por que no supieron escribir en letra un número, quizá con la suma mal hecha no obstante que el IFE proporcionó una pequeña calculadora, quizá no sabían ni usarla. Todos esto pequeños errores muy importante sin mala intención y que precisamente fueron las famosas “actas con inconsistencias” situación totalmente prevista por IFE y partidos. ¿Difícil no es así maquinar un fraude en estas condiciones? Y más que difícil retomo las palabras de José Woldenberg “Me suena inimaginable”.

Finalmente, toda la votación fue revisada minuciosamente en los 300 Consejos Distritales, otra vez, los consejeros son ciudadanos, no funcionarios del gobierno, y son seleccionados en base a su honorabilidad, también, al igual que en las casillas, cada partido tiene varios representantes, y para terminar, el proceso es abierto y cualquier ciudadano puede entrar y observar. Por eso fue posible obtener videos por su transparencia. En estos conteos distritales, las actas con inconsistencias fueron revisadas y cuando se encontraron casos como los que previene la ley del COPIFE se abrieron los paquetes y se contaron cada uno de los votos, 2,800 casillas estuvieron en este caso. Fraude aquí “Me suena inimaginable”. Pero el fraude electoral no sólo tiene que burlar al IFE, a todos los ciudadanos que participan en una elección, también los medios de información, y no me refiero sólo a las televisoras, a todos los medios, y a los partidos contendientes pagan a empresas encuestadoras, conteos rápidos y encuestas de salida, también aquí tendrían que coludirse todos, resulta otra vez, más que imposible.
Finalmente, dentro del factor humano estuvieron los observadores electorales, de muy variadas organizaciones no gubernamentales y muy principalmente de la Unión Europea. Todos ellos han proclamado la limpieza y transparencia de las elecciones.

Queda finalmente el fraude moderno, el de las computadoras amañadas, que se percibe más sencillo puesto que bastaría con que los programadores sembraran “algoritmos malignos” para alterar el resultado de la elección. En este sentido se fueron en un principio para tratar de enlodar el conteo, argumentos variados y todos falsos. Matemáticos de la UNAM, Físicos Nucleares, de todo hubo que pusieron su mejor esfuerzo en tratar de demostrar un “fraude cibernético” hasta encontraron un factor del fraude de 1.008060294 por ciento ¡9 decimales! Sin embargo, toda esta argumentación puede fácilmente tirarse sumando las actas en cualquier otra computadora. Cierto, son 123,000 actas, es un trabajo enorme de captura de datos, pero al final es una humilde y sencilla suma que poco muy poco tiene que ver con “Conteos Estadísticos”, y cantidad de tonterías que los “genios” de las matemáticas argumentaron en su momento. Por que finalmente lo importante en la elección es el resultado de la sumatoria final, el orden en que fueron procesados es totalmente irrelevante, analizar esto, y elucubrar con el orden de los sumandos sólo es explicable en enfermos mentales. Tan falaz y mentiroso era el argumento que el mismo López Obrador descobijó a todos sus proponentes, supongo que finalmente sumó y encontró que sus resultados eran idénticos a los del IFE. ¡Tanto brinco estando plano! ¡Caray!

Por tanto, ¿Cuál fraude?, el señor López Obrador ha inducido a la gente a creer que hubo un fraude, nunca ha podido probarlo, ni podrá, puesto que como se ha probado es imposible, y otra vez, parafraseando a José Woldenberg :“Me suena inimaginable”.

Afortunadamente la reputación del IFE sigue en pié. En una encuesta de Reforma más del 75 por ciento de los encuestados la consideran una Institución proba. El intento de enlodarla por López Obrador sólo ha tenido algún efecto entre sus seguidores más radicalizados y mentalmente ciegos, los más razonables ya se han dado cuenta de lo falsa que es la acusación.

Afortunadamente, el IFE piedra angular de nuestra democracia no ha podido ser enlodada por este personaje desesperado, que no tenía en sus expectativas siquiera la posibilidad de perder, y que sus acusaciones al IFE son sólo un capricho, un intento infantil y poco maduro de aceptar la realidad: Perdió. Lo grave es que su comportamiento muchos le crean, y pretenda usar la fuerza de las masas para acceder a algo que los mexicanos le negamos el 2 de julio.

Pero la unión del 65 por ciento de los que no votamos por él, y estoy seguro que ya una importante porción de los que si votaron pero que ya ven con desencanto y hasta con horror su proceder intolerante, autoritario y hasta infantil, se lo impediremos. Unidos, los mexicanos podemos más que la sinrazón, aunque salgan a las calles, un hombre desesperado no puede vulnerar las instituciones que con tanto trabajo, y hasta vidas hemos creado. ¡No lo permitiremos!

México ya quiere pasar a ser un país de Instituciones y no de Caudillos como hace un siglo.

Y, ¿El IFE?
Fuerte, impoluto, probo, honorable, por que así lo hemos querido nosotros los ciudadanos.