jueves, agosto 07, 2008

¡Estamos Solos!

Nadie podrá negar que la razón fundamental por la que existe el Estado es la de proporcionar seguridad física y patrimonial. Desde la edad de piedra los seres humanos nos hemos organizado en sociedades principalmente para defendernos de los violentos, para los que viven en la propia sociedad se crearon las policías, para los externos los ejércitos. Este es el pacto social la razón fundamental para existir del Estado y es “Te pago impuestos para que tú fundamentalmente me brindes protección a mi persona, a mi familia y a mi patrimonio”….

Esto ni siquiera está en la Constitución, la obligatoriedad del Estado a proporcionar la seguridad no se encuentra explícitamente en ningún artículo, tan sólo tímidamente se menciona la facultad que tenemos para tener armas en nuestros domicilios y el artículo 21 que sólo dice que “La imposición de las penas es propia y exclusiva de la autoridad judicial. La investigación
y persecución de los delitos incumbe al Ministerio Público, el cual se auxiliará con una policía bajo su autoridad y mando inmediato…” Pero por ningún lado encuentro el compromiso manifiesto que el Estado Mexicano está fundamentalmente constituido para brindar seguridad física y patrimonial.

Tenemos “derechos” a la educación, al trabajo (que me lo den), a la salud, pero a la seguridad, a no ser atacado por algún violento, la Carta Magna, esa escrita por el dedo de Dios para el tema petrolero ahora nos desampara, y nos deja solos contra el hampa. No existe en ella en forma explícita y contundente el “pacto social”, y me perdonan pero si uno no tiene seguridad ¿De qué sirven el resto de las garantías individuales?

Por qué nosotros, tú y yo, todos los mexicanos estamos SOLOS, expuestos a que uno mismo o de nuestra gente querida sea secuestrada, asesinada, asaltada, robada, nuestras mujeres violadas, vejadas, y nos encontramos que aquellos que se supone son lo que nos van a proporcionar protección son los que son protagonistas principales de estos delitos.

La fuerza del Estado se dispersa contra una lucha inútil contra las drogas, mientras ejército y policía se concentran en el narco tráfico tanto en la modalidad de crimen organizado como minoristas narco tienditas, el hampa hace de las suyas en los delitos del fuero común. El sistema judicial encarcela sólo a poco menos del 2 por cientos de los delitos denunciados y por esto la delincuencia prolifera, perciben muy poco riesgo de ser atrapados, por lo que ser delincuente en México es un gran negocio: La relación beneficio riesgo es muy alta. Por esto urge una reforma judicial pero de a de veras, una en que el Estado establezca la seguridad física y patrimonial como su principal prioridad, una en que las cárceles no sean universidades del hampa, una en que los delincuentes realmente sean castigados y, por supuesto una que sea federal que esté articulada y que sea única, tantas policías locales y federales lo único que logran es una acción caótica puros palos de ciego.

Y si eso no sucede, mientras el delincuente no perciba el riesgo de ser atrapado como algo real, estamos solos, completamente solos.

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