viernes, octubre 24, 2008

Lo que vendrá: Deflación I


Me preguntan ¿Cuánto tiempo durará la recesión? Es sumamente difícil saberlo, lo que sí es cierto, es que las medidas tomadas por los gobiernos para paliar la crisis, la contracción del crédito, van exactamente en sentido opuesto a lo que debieran de ser, y, por esto, va a durar mucho más tiempo que el que se requeriría.

La debacle financiera actual no es, como eufemísticamente quiere denominarse una crisis de “liquidez”. En realidad es una crisis de un explosivo e irracional crecimiento de los activos financieros en relación al crecimiento de los activos reales, lo que significa que es exactamente lo opuesto a lo que claman hay exceso de liquidez, producto de excesiva inflación (fiduciaria). En efecto, los activos financieros han crecido por un gran múltiplo en relación a la economía real, el intercambio de papelitos por papelitos es 20 veces mayor que el intercambio de papel por materias primas reales. No debería pues sorprender que el valor relativo de los activos financieros abundantes haya caído en términos de los activos reales. La riqueza real es concreta; son bienes que se usan, son servicios que otorga la gente. Los activos financieros son abstracciones, la riqueza real lleva un derecho de retención en si mismo sobre la cantidad de deuda futura. El valor de la riqueza actual presente no es suficiente para servir como garantía de pago de la deuda futura de crecimiento explosivo. En consecuencia la deuda se está devaluando en términos de la riqueza real existente. Nadie está deseoso de intercambiar riqueza real presente por deuda inflada aún a las mayores tasas de interés. Esto es por que la deuda inflada vale mucho menos, no por que no exista suficiente dinero o crédito o debido a que “los bancos no se están prestando entre ellos” como los “analistas financieros” afirman.

La pregunta importante es ¿Podrá la economía crecer lo suficientemente rápido en términos reales, por supuesto, para compensar, o redimir el incremento en la deuda? En una palabra la respuesta es NO.

El crecimiento de la economía real está severamente acotado, restringido a la escasez de recursos naturales, al ahorro, aquí los gobiernos bien harían en hacerse chiquitos para cobrar menos impuestos y permitir eso, el ahorro, y las sociedades entender que el dinero está mejor en nuestras propias manos que en manos de los políticos y que permitimos la coerción para que nos desfalquen y nos quiten nuestra riqueza. Adicionalmente, regresando a las limitaciones para el crecimiento de la riqueza, debe desplazarse los inventarios viejos por los nuevos, debe aumentarse la oferta de nuevos productos es decir debe innovarse, debe invertirse, y debe de crearse un sistema de crédito basado en la riqueza real generada, para que las tasas de interés naturales bajen cuando exista suficiente ahorro y no antes.

En cambio para los activos financieros tenemos un escenario totalmente desconectado de la realidad, que insisto y que es la riqueza real, tenemos primero dinero fiduciario, esto es, promesas de pago, pero que en sí mismo no tiene ningún valor, y como promesa que es…puede no cumplirse. El ciclo expansivo que ahora está finalizando, empezó cuando la economía de los EU emergió de la última recesión en 1992 y que desde aquel entonces, Greenspan comandando la Reserva Federal se embarcó imprudentemente en la mayor expansión artificial del crédito e inversión, el punto importante es que esta expansión nunca fue respaldada un incremento paralelo en el ahorro voluntario de la población. ¿Cómo iban a ahorrar con las tasas de interés permanentemente poco atractivas, y las altas tasas impositivas? Alentar el consumo per sé y no el ahorro era el objetivo. De este modo, por varios años, el suministro de dinero en depósitos bancarios y notas bancarias (M3) creció irracionalmente, con una tasa de crecimiento de más del 10 por ciento anual, lo que significó que cada seis o siete años el volumen total en circulación en el mundo se duplicara. Esta inflación fiduciaria tiene el objetivo de producir un medio de intercambio, semejante al dinero, puesto que permite obtener bienes a cambio de ella, pero no es dinero, es deuda, y es deuda no respaldad por depósitos de ahorradores, es deuda creada de la nada. Estos créditos fueron colocados con tasas extremadamente bajas, aún negativas en términos reales. Todo esto encendió una fuerte burbuja especulativa que se manifestó en un incremento substancial en los precios de los bienes de capital, bienes inmuebles y, en consecuencia en las acciones en las bolsas de valores que las representan, los índices que representan el comportamiento bursátil se dispararon a alturas “exuberantemente irracionales” como dijo Greenspan. Ahora simplemente están llegando a su valor real,

No tenemos ya más dinero con valor intrínseco NIXON en 1971 para sufragar al guerra de Vietnam hizo trampa e imprimió más dinero que las reservas de oro, los franceses se dieron cuenta y exigieron sus pagos en oro, así se terminó la disciplina y aquí empezó la crisis que hoy estamos viviendo. Con el dinero fiduciario, los sistemas bancarios pueden piramidar, le llaman muy bonito “apalancamiento financiero”, el dinero de los depósitos reales resultado de la generación real de riqueza por encima del dinero fiduciario emitido por el gobierno, la quebrada Lehman Bros. Tenía hasta ¡40 veces de apalancamiento!. Adicionalmente, compra de acciones y derivados con margen (se coloca sólo una fracción del valor de la acción o activo financiero) permite continuar con la priramidación de la ya de por si multiplicado suministro de dinero por eso a esto se denomina inflación fiduciaria, y es si es inflación aunque no afecta grandemente los precios de las mercancías en el mundo real, aunque sí de las acciones, divisas, etc. Adicionalmente, las tarjetas de crédito expanden aún más el suministro de este cuasi-dinero como lo son además todas las “innovaciones” creativas de ingeniería financiera como la que dio origen a los créditos subprime.

Curiosamente, tal y como sucedió en los “alocados” años veinte, previos a la Gran Depresión que inició en 1929, el impacto de esta explosiva inflación fiduciaria no impactó los precios de los bienes y servicios al consumidor final. En la década pasada, tal y como sucedió en los 1920s, se vio un incremento importante en la productividad como resultado de la introducción de nuevas tecnologías como El Internet, y numerosas innovaciones empresariales y que, aunque no todas estuvieron en la “pachanga” del dinero y el crédito permitieron reducciones sustanciales en los precios de los bienes y servicios que la población usa y consume.

La teoría austriaca del ciclo económico nos enseña que, desafortunadamente, la expansión artificial del crédito, y la inflación (fiduciaria) de los medios de intercambio no ofrece un atajo para construir un crecimiento económico saludable y sostenido, o dicho en otras palabras, no es el camino para evitar el curso racional que es primero pasar por el ahorro voluntario, lo que implica, sacrificio y disciplina. Pareciera ser que es como una orden “Consuman NO Ahorren”, particularmente cierto en los EU en donde el ahorro ha caído a tasas negativas, esto es, no sólo no se ahorra, se vive de prestado, de crédito.

La expansión artificial del crédito y del dinero fiduciario no es más que una solución al muy corto plazo y muy frecuentemente ni siquiera eso. Por eso, no hay duda de las consecuencias recesivas del choque monetario que se está desarrollando: Los créditos nuevos, que provienen de dinero que la población nunca ahorró y que el gobierno creó de la nada, le dio a los empresarios la ilusión de crecimiento, de demanda en sus productos además de que les dio poder de compra y créditos para embarcarse en proyectos de inversión sumamente ambiciosos, en los años recientes, el sector de la construcción y los desarrollos inmobiliarios. Un ejemplo claro es la mexicana globalizada Cemex. Así los empresarios actuaron como si los ciudadanos hubieran incrementado sus ahorros y que, por tanto, las tasas de interés serían bajas; la realidad es que esto nunca ocurrió.

En los EU se ha presentado un déficit en su cuenta externa por años y años, les ha permitido consumir como si realmente crecieran en lugar de lo que está sucediendo, acumulando deuda. Los socios comerciales de EU han estado recibiendo dólares por sus productos, y, en lugar de que actúe el mecanismo natural de corrección en los mercados que sería la devaluación del dólar y la reevaluación de por ejemplo el Yuan Chino, no, en su lugar están felices de seguir prestando dólares a los EU, adquiriendo deuda del gobierno (bonos del Tesoro) y regresar sus dólares para que siga el esquema operando, pero pensemos que en realidad los bonos están “garantizados” por promesas de riqueza que va a existir, no que existe, no se está intercambiando mercancías, se están intercambiando mercancías por promesas de mercancías en el futuro, pero esas mercancías futuras son muy cuestionables que vayan a existir puesto que en EU cada vez produce menos riqueza internamente.

Complejo el problema ¿no es así? ¿Tendrán los gobiernos la voluntad para dejar que los mercados actúen por sí mismos y hagan su labor de limpieza requerida? No lo creo, los gobiernos son proclives a meter las manotas aunque con ello agraven los problemas. Aunque, esta vez, el problema es tan grave y tan profundo, que quizá se redefinan las reglas del juego, esta vez en términos de un capitalismo real y de mercados libres, no les va a quedar de otra; sin embargo van a pasar muchos años antes de que lo acepten y se defina un nuevo Bretton Woods en el que para empezar se eliminen a los banqueros centrales, causantes inequívocos de esta crisis y se retorne al dinero mercancía con respaldo real. ¿Podrán? No, creo antes tendremos que vivir la deflación, esto es, que el castillo de naipes que se construyó se colapse completamente, muy a nuestro pesar, y de nuestros gobiernos que impotentes sólo agravan el desenlace final.

Continuará…

4 comentarios:

  1. Anónimo2:10 p.m.

    Las medidas tomadas por los diferentes gobiernos no han logrado calmar las diversas bolsas de valores y mercados financieros, pues todavia se siente la gran desconfianza.

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  2. Sigo esperando ese correo de contacto señor Sosa :D

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  3. Créditos

    Más que confianza cero yo, aunque sí sin duda la hay, es la perspectiva de un entorno recesivo largo.

    Manwe

    NO me gustaría poner mi mail aquí. Lo siento.

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  4. Entonces señor sosa no tiene ninguna forma de contacarsele?

    Tengo algunas dudillas que me gustaria usted me pudiera auxiliar

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