¿Se ha puesto Ud. a pensar cuando prende su televisor, su computadora, su aire acondicionado que dicho sea de paso hace posible la vida en una buena parte del país, usa su iPod, o su celular, usa su automóvil, toma algún medicamento para alguna dolencia, se refresca con una cerveza, etc., etc. que todo esto ha sido posible gracias a los empresarios? ¿Qué esto es consecuencia del capitalismo?
Muchas grandes empresas de hoy nacieron en una cochera: Hewlett-Packard, Apple, Microsoft, Cisco System, por mencionar sólo algunas de ellas vieron la luz como una idea creativa de jóvenes empresarios. Partiendo de esa idea, de esa convicción, más trabajo duro y ambición nos han dado muchas de las comodidades que hoy tenemos, eso es lo que hacen los emprendedores: Mejoran nuestras vidas, alivian nuestras dolencias, y, por supuesto, dan empleos. ¿Qué puede haber más benéfico para una sociedad que emprendedores? Y, sin embargo, reciben poco o ningún crédito.
De hecho, la idea que el público en general, sobre todo en este país socialista, se tiene del empresario, del hombre de negocios es que son confabuladores miserables, tacaños, ambiciosos tramposos, imagen que fue modelada desde el cuento de Charles Dickens de Scrooge hasta nuestros días con Michael Douglas en su papel de Gordon Gekko en una película sobre Wall Street.
Esta imagen le pone cara a la idea Marxista de la lucha de clases. De acuerdo a Marx “La fuente primaria de explotación es económica”. La clase burguesa expropia parte del producto productivo de los explotados, o, como dicen los marxistas: “Se apropian de la plusvalía del producto derivada del trabajo y lo usan para su propios propósitos consuntivos”. De aquí la inspiración para la ley sobre el reparto de utilidades, que no es más que retornarle al explotado parte de la plusvalía que el producto ha adquirido por su trabajo y que hay que quitar al capitalista. ¿Quedó clara la inspiración marxista de la ley?
Por supuesto, el estereotipo negativo del hombre de negocios, es tan falso como lo es la propia teoría de Marx. Mientras que millones sufren y sufrieron bajo regimenes comunistas o socialistas, en el mundo libre capitalista los empresarios invertían capital, organizaban recursos, desarrollaban nuevos productos, creaban empleos y hacían del mundo un mejor lugar para vivir para millones que eran afectados por su energía y visión emprendedoras.
Ludwig von Mises es Acción Humana escribe:”El vehículo del progreso económico es la acumulación de bienes de capital mediante el ahorro y el mejoramiento de la tecnología en los métodos de producción y ejecución lo que casi siempre está condicionado a la disponibilidad de capital nuevo. Los agentes del progreso son los empresarios promotores que, bajo su propósito del lucro, de la ganancia, ajustan su proceder en sus asuntos para proporcionar la mayor satisfacción posible a sus clientes. En el desarrollo de sus proyectos están obligados a compartir los beneficios derivados de su progreso con sus trabajadores y también con los socios capitalistas e incrementar la porción asignada a esta gente paso por paso, siempre que se pueda, hasta que lleguen a tener una porción significativa en la riqueza generada”.
La influencia perniciosa de la política y el gobierno va mucho más allá de las consecuencias de su intervencionismo, del exceso de reglamentos que promueven la corrupción, de las paraestatales ineficientes que restan la competitividad, del encono político, las movilizaciones de grupos de interés afectados por cualquier cosa, todo esto envicia, produce inquietud en el mundo de los negocios.
Sin embargo, la política fiscal incide directamente. La porción de los ingresos que el gobierno quita por la fuerza de la coerción y compulsión a la gente y las empresas para sus gastos, aún más allá de los que el gobierno debiera tener para sostener las fuerzas públicas, los tribunales, y los servicios municipales, están en constante aumento. El gobierno recibe más y gasta más. No existe prácticamente gobierno en el mundo que no malgaste enormes sumas de dinero que es desperdiciado en proyectos, agencias, comisiones, subsidios y todo lo que se les pueda ocurrir, incluyendo, por supuesto altísimos sueldos para la élite política.
Por todas partes, vemos al gobierno continuamente inventando nuevas tareas, nuevos programas, nuevos “apoyos” cuando no pueden siquiera terminar o llevar a cabo correcta y probamente las tareas que ya están embarcados. Consecuencia de esto es que la burocracia crece, y crece, se hincha como globo demandando más y mejores salarios y sus consabidas prebendas: Jubilaciones a edad temprana, aguinaldos de meses, ayudas para todo: despensa, transporte, primas vacacionales. Como resultado, los impuestos suben por doquier. Justo cuando es tiempo de reducir los costos para aumentar la competitividad se imponen nuevos impuestos a la producción. Por tanto, la crisis económica es al mismo tiempo una crisis en las finanzas públicas. La crisis fiscal no va a ser resuelta sin un cuestionamiento completo de todas las actividades del gobierno.
El común de la gente piensa que el impuesto sobre la renta es inocuo, que es algo que debe de ser, y en consecuencia todo gasto gubernamental está justificado, siempre y cuando, por supuesto, los fondos no provengan de impuestos al consumo de alimentos y medicinas y a los ingresos de las masas. Esta idea es la responsable de la manía hacia la extravagancia en los gastos gubernamentales, que ha causado que aquellos que definen las políticas fiscales pierdan totalmente el sentido de los que realmente requiere la economía, ellos lo que quieren es más recursos para poder así embarcarse en más extravagancias. Gastar gran parte de los ingresos del público y las empresas en tareas sin ningún sentido o tratar se mantener con subsidios empresas no rentables que de otra forma no sobrevivirían, como en México caso insignia la CLyF, CFE, PEMEX, los ingenios y un largo etcétera, así como en EU ahora las automotrices, la aseguradora AIG, las hipotecarias, los bancos, etc. No pueden ser justificados nunca aún si pudieran levantarse fondos para no agravar la crisis.
Sin embargo, esto no es así, la política fiscal está dirigida principalmente a poner impuestos en los rendimientos al capital y al capital en sí mismo. Esto lleva a ralentizar la formación de capital, impedirlo y en algunos países incluso a reducirlo. Esto no concierne como la gente común podría pensar, únicamente a los capitalistas, o, si quieren así llamarlos “patrones” o empresarios,. Al existir una relación menor entre capital al número de trabajadores en un país, menores serán los sueldos que se desarrollarán en un mercado laboral libre. Por tanto, los trabajadores también están siendo afectados por la política fiscal. Pero eso no es todo, además de la merma en sí de riqueza, la legislación fiscal además de compleja y difícil de cumplir lo que sustrae recursos adicionales, obliga, muchas veces a los empresarios a operar sus negocios de una forma diferente a como la razón o el buen juicio se los dictaría, ejemplo específico en México del IETU que permite deducir inversiones, que quizá, lo más seguro no necesitarían. Como resultado de todo esto la productividad cae y en consecuencia la oferta de bienes para su consumo lo que significa menor crecimiento económico. Finalmente, como podría esperarse, los capitalistas se llevan sus capitales a otros países en donde los impuestos son menores. Este es el golpe final a un gobierno irresponsablemente grande y voraz que impide el crecimiento económico, el empleo y la prosperidad.
La política fiscal es la semilla de la crisis, ya que al retirar la posibilidad de la formación de ahorro y capital tiene que recurrirse al crédito ya que de otra forma la economía toda quedaría estrangulada. Ciertamente la política fiscal no es la causa directa de la crisis. Pero contribuye a generarla y ya que está vigente a hacerla peor.
Muchas grandes empresas de hoy nacieron en una cochera: Hewlett-Packard, Apple, Microsoft, Cisco System, por mencionar sólo algunas de ellas vieron la luz como una idea creativa de jóvenes empresarios. Partiendo de esa idea, de esa convicción, más trabajo duro y ambición nos han dado muchas de las comodidades que hoy tenemos, eso es lo que hacen los emprendedores: Mejoran nuestras vidas, alivian nuestras dolencias, y, por supuesto, dan empleos. ¿Qué puede haber más benéfico para una sociedad que emprendedores? Y, sin embargo, reciben poco o ningún crédito.
De hecho, la idea que el público en general, sobre todo en este país socialista, se tiene del empresario, del hombre de negocios es que son confabuladores miserables, tacaños, ambiciosos tramposos, imagen que fue modelada desde el cuento de Charles Dickens de Scrooge hasta nuestros días con Michael Douglas en su papel de Gordon Gekko en una película sobre Wall Street.
Esta imagen le pone cara a la idea Marxista de la lucha de clases. De acuerdo a Marx “La fuente primaria de explotación es económica”. La clase burguesa expropia parte del producto productivo de los explotados, o, como dicen los marxistas: “Se apropian de la plusvalía del producto derivada del trabajo y lo usan para su propios propósitos consuntivos”. De aquí la inspiración para la ley sobre el reparto de utilidades, que no es más que retornarle al explotado parte de la plusvalía que el producto ha adquirido por su trabajo y que hay que quitar al capitalista. ¿Quedó clara la inspiración marxista de la ley?
Por supuesto, el estereotipo negativo del hombre de negocios, es tan falso como lo es la propia teoría de Marx. Mientras que millones sufren y sufrieron bajo regimenes comunistas o socialistas, en el mundo libre capitalista los empresarios invertían capital, organizaban recursos, desarrollaban nuevos productos, creaban empleos y hacían del mundo un mejor lugar para vivir para millones que eran afectados por su energía y visión emprendedoras.
Ludwig von Mises es Acción Humana escribe:”El vehículo del progreso económico es la acumulación de bienes de capital mediante el ahorro y el mejoramiento de la tecnología en los métodos de producción y ejecución lo que casi siempre está condicionado a la disponibilidad de capital nuevo. Los agentes del progreso son los empresarios promotores que, bajo su propósito del lucro, de la ganancia, ajustan su proceder en sus asuntos para proporcionar la mayor satisfacción posible a sus clientes. En el desarrollo de sus proyectos están obligados a compartir los beneficios derivados de su progreso con sus trabajadores y también con los socios capitalistas e incrementar la porción asignada a esta gente paso por paso, siempre que se pueda, hasta que lleguen a tener una porción significativa en la riqueza generada”.
La influencia perniciosa de la política y el gobierno va mucho más allá de las consecuencias de su intervencionismo, del exceso de reglamentos que promueven la corrupción, de las paraestatales ineficientes que restan la competitividad, del encono político, las movilizaciones de grupos de interés afectados por cualquier cosa, todo esto envicia, produce inquietud en el mundo de los negocios.
Sin embargo, la política fiscal incide directamente. La porción de los ingresos que el gobierno quita por la fuerza de la coerción y compulsión a la gente y las empresas para sus gastos, aún más allá de los que el gobierno debiera tener para sostener las fuerzas públicas, los tribunales, y los servicios municipales, están en constante aumento. El gobierno recibe más y gasta más. No existe prácticamente gobierno en el mundo que no malgaste enormes sumas de dinero que es desperdiciado en proyectos, agencias, comisiones, subsidios y todo lo que se les pueda ocurrir, incluyendo, por supuesto altísimos sueldos para la élite política.
Por todas partes, vemos al gobierno continuamente inventando nuevas tareas, nuevos programas, nuevos “apoyos” cuando no pueden siquiera terminar o llevar a cabo correcta y probamente las tareas que ya están embarcados. Consecuencia de esto es que la burocracia crece, y crece, se hincha como globo demandando más y mejores salarios y sus consabidas prebendas: Jubilaciones a edad temprana, aguinaldos de meses, ayudas para todo: despensa, transporte, primas vacacionales. Como resultado, los impuestos suben por doquier. Justo cuando es tiempo de reducir los costos para aumentar la competitividad se imponen nuevos impuestos a la producción. Por tanto, la crisis económica es al mismo tiempo una crisis en las finanzas públicas. La crisis fiscal no va a ser resuelta sin un cuestionamiento completo de todas las actividades del gobierno.
El común de la gente piensa que el impuesto sobre la renta es inocuo, que es algo que debe de ser, y en consecuencia todo gasto gubernamental está justificado, siempre y cuando, por supuesto, los fondos no provengan de impuestos al consumo de alimentos y medicinas y a los ingresos de las masas. Esta idea es la responsable de la manía hacia la extravagancia en los gastos gubernamentales, que ha causado que aquellos que definen las políticas fiscales pierdan totalmente el sentido de los que realmente requiere la economía, ellos lo que quieren es más recursos para poder así embarcarse en más extravagancias. Gastar gran parte de los ingresos del público y las empresas en tareas sin ningún sentido o tratar se mantener con subsidios empresas no rentables que de otra forma no sobrevivirían, como en México caso insignia la CLyF, CFE, PEMEX, los ingenios y un largo etcétera, así como en EU ahora las automotrices, la aseguradora AIG, las hipotecarias, los bancos, etc. No pueden ser justificados nunca aún si pudieran levantarse fondos para no agravar la crisis.
Sin embargo, esto no es así, la política fiscal está dirigida principalmente a poner impuestos en los rendimientos al capital y al capital en sí mismo. Esto lleva a ralentizar la formación de capital, impedirlo y en algunos países incluso a reducirlo. Esto no concierne como la gente común podría pensar, únicamente a los capitalistas, o, si quieren así llamarlos “patrones” o empresarios,. Al existir una relación menor entre capital al número de trabajadores en un país, menores serán los sueldos que se desarrollarán en un mercado laboral libre. Por tanto, los trabajadores también están siendo afectados por la política fiscal. Pero eso no es todo, además de la merma en sí de riqueza, la legislación fiscal además de compleja y difícil de cumplir lo que sustrae recursos adicionales, obliga, muchas veces a los empresarios a operar sus negocios de una forma diferente a como la razón o el buen juicio se los dictaría, ejemplo específico en México del IETU que permite deducir inversiones, que quizá, lo más seguro no necesitarían. Como resultado de todo esto la productividad cae y en consecuencia la oferta de bienes para su consumo lo que significa menor crecimiento económico. Finalmente, como podría esperarse, los capitalistas se llevan sus capitales a otros países en donde los impuestos son menores. Este es el golpe final a un gobierno irresponsablemente grande y voraz que impide el crecimiento económico, el empleo y la prosperidad.
La política fiscal es la semilla de la crisis, ya que al retirar la posibilidad de la formación de ahorro y capital tiene que recurrirse al crédito ya que de otra forma la economía toda quedaría estrangulada. Ciertamente la política fiscal no es la causa directa de la crisis. Pero contribuye a generarla y ya que está vigente a hacerla peor.
Tienes razón en todo. Pero ¿y qué hay del IVA? ¿Es menos malo?
ResponderBorrar**********
¿Recibiste mis últimos mails?
William
ResponderBorrarSí el IVA impuesto al consumo es menos malo, en México es muy malo por la tasa 15% que es confiscatoria. En EU por ejemplo, es como del 6% mucho más razonable.
Sí recibí tus mail y el periódico impreso. Todo lo estoy leyendo con cuidado para después contestarte.
En Argentina eL IVA es del 21%
ResponderBorrarImpuesto a las ganancias a las empresas es del 35%
Aparte del impuesto a las ganacias que van al gobierno nacional, las provincias cobran un impuesto a los "ingresos brutos" sin descontar costos. Si a eso la inseguridad jurídica, la mentalidad anticapitalista, y el ostigamineto contra los que producen, indudablemente que Argentina está destinada al fracaso.
PD: Me olvide del impuesto al uso de cheques. Si pagas el impuesto a las ganacias con un cheque, pues va otro 3%.
Exelente blog, felicitaciones, hace tiempo que lo sigo.