viernes, enero 02, 2009

El “Neo” Liberalismo un Camino al Infierno

Este post está basado, en parte, en un escrito del liberal venezolano Alberto Mansueti.

La izquierda –léase: López Obrador, Beatriz Paredes, Marcos, Fidel, Chávez, Evo Morales, Correa, Chomsky, Stiglitz, Ramonet y demás - juran y perjuran que “el neoliberalismo es el capitalismo salvaje” y lanzan su dedo flamígero para acusar “Ha fracasado”. Falso. El neoliberalismo NADA tiene que ver con el liberalismo o el capitalismo auténtico, la economía de mercado natural y de orden espontáneo.

El neoliberalismo es la nueva forma del ESTATISMO, y para ser específicos de intervencionismo, de agresión institucional por parte de los gobiernos contra la función empresarial, los mercados libres, el orden espontáneo y la acción humana. Nos explicamos…

¿Conoce Ud. a los “neosobrios”?

Ciertos borrachitos dicen ya no ser alcohólicos porque beben sólo cerveza y “vinito blanco helado”, y que “ya no toman fuerte”. ¿Los imagina Ud llamándose “neo sobrios”? Bueno, así son los neoliberales: Socialistas, estatistas... pero “no tan fuerte”. Antes se nos decía que el nazismo de Hitler y el comunismo de Stalin eran “extremos opuestos”. Mentira; eran como hermanitos gemelos. Ahora se nos dice que el Neoliberalismo y el Socialismo son “extremos opuestos”. Otra mentira...

¿Por qué tanta mentira?

Porque en México, (y en todo el mundo) la política se interpreta a la luz del Manual de Política escrito por la izquierda. Sus definiciones son erradas y/o mentirosas, y Usted no va a entender nada de política y nada de economía hasta que las abandone, y las cambie por las verdaderas.

Sí, los presidentes neoliberales de los 90’s fracasaron todos y no tenían por qué tener éxito alguno. Algunos se cayeron nomás en la largada, como Collor de Mello en Brasil. Otros duraron más, como Pérez en Venezuela, que casi termina su período; y otros terminaron, como Salinas de Gortari creando una crisis económica colosal, y Zedillo en México. Otros más, hasta se hicieron reelegir Fujimori en Perú, y Menem en Argentina.

Pero todos fracasaron... aunque no por las razones que señala la izquierda. No por ser “Capitalismo Salvaje”, no por tener mercados libres, no, no han fracasado y fracasan como México. No se deje engañar con el cuento “México es distinto”. Los países latinoamericanos son tan distintos uno de otro como los pueblitos mexicanos lo son el uno del otro; el dicho dice: “fuera de México (la ciudad) todo es Cuatitlán”, y así es.

¡Son tan parecidos, que hasta se parecen en creerse cada uno singularísimo...!

El “neo” liberalismo -igual en todas partes-, pretende ser otra mixtura de Capitalismo con Socialismo, como antes fueron el “socialismo democrático” o el socialcristianismo, la economía “social” de mercado, la “tercera vía”, etcétera.

Todas estas fórmulas del agua tibia son muy viejas. Todas un fracaso.

El Borrachito…

Recordemos que el “Neo” Liberalismo surge de la crisis de la deuda externa de los años 70’s y que truena a principios de los 80’s con gobiernos populistas, inflacionistas por doquier, desde un Jimmy Carter, hasta nuestros populistas “Nacionalistas Revolucionarios” Luís Echeverría y José López Portillo, la inflación era el pan de cada día, los subsidios, los precios controlados que provocaban escasez, las empresas de estado que perdían dinero a raudales, la explosión burocrática, en México, la estatización de más de mil empresas, pero sobre todo y ante todo el endeudamiento irracional y absurdo para “infraestructura”, y la quiebra de los Estados, sobre todo, los latinoamericanos después de la caída de las materias primas, cualquier semejanza con la situación actual… Esa fue el detonante para que con los rescates por parte del FMI se condicionaran cambios “estructurales” en las economías como la privatización de empresas públicas, la apertura comercial, eliminar precios controlados, y subsidios. A los socialistas latinoamericanos no les quedó de otra más que aceptar sin chistar el “Consenso de Washington” para “sanear” sus economías del desastre que sus antecesores les habían dejado, (los borrachos) sobre todo controlar la inflación, que en algunos casos, como en la Argentina ya habían alcanzado niveles apocalípticos. Para decirlo simplemente, les hicieron la mano de puerquito, ellos nunca hubieran cambiado en nada su estatismo descontrolado. Sin embargo, el grave defecto del consenso de Washington, dictado a fin y al cabo por burócratas del FMI, es que para nada promueve el capitalismo y los mercados libres, sólo cambia las empresas monopólicas del Estado a empresas monopólicas privadas. Pero, por supuesto que los estatistas ahora denominados “Neoliberales” no iban tan fácilmente a abandonar el control y la “rectoría” del Estado sobre la economía, eso ¡jamás!

Por cierto, López Obrador quiere que regresemos a borrachitos completitos. Como la descripción de arriba, que provocó la quiebra más estrepitosa del Estado Mexicano, por lo menos ganó el “Neo sobrio”, que en los hechos se ha vuelto cada vez más borrachito, al “rebasar por la izquierda” se volvió copia al carbón de López Obrador.

El “Neo sobrio”

El Neoliberal es simple y llanamente un intervencionista, éste es el nombre apropiado para describirlos y definirlos, el término “Neoliberal” se acuña para engañar con que son los “Nuevos” liberales, y no lo son, son los mismos antiguos agresores de la actividad empresarial de siempre, son los socialistas de siempre, con el nombre cambiado pero dispuestos a que el mercado funcione pero con intervención “Rectoría” les dicen ellos del Estado y Estado con “E” Mayúscula. Son socialistas “Light” son socialistas neo sobrios, que sólo de vez en cuando se toman una copita, sólo son bebedores sociales, aunque acaban de crisis en crisis, acaban borrachos igual que antes.

Así es, el Neoliberalismo no es otra cosa que intervencionismo, economía “mixta” “rectoría” del Estado dicen ellos, permiten algunos mercados muy pero muy pocos totalmente libres con competencia. Dicen los Neoliberales que el sistema es de centro, ni es el “Capitalismo Salvaje”, ni el totalitarismo socialista. Piensan por tanto que es necesario abandonar la economía de mercado “pura” para subsanar sus “deficiencias”.

Entre la pléyade de intervenciones, y peculiaridades agresoras a la actividad empresarial y al capitalismo se cuentan:


a) Su modo de operar. Los neoliberales no usan generalmente los controles antiguos, groseros. Por ejemplo, para los precios emplean la “ley pro consumidor”. Para el tipo de cambio usan la tasa fija; el deslizamiento controlado, o bien “operaciones de mercado abierto” (compraventas de dólares), para manipular la cotización. Los intereses bancarios los manipulan con encajes y desencajes de bonos y otros papeles o títulos de deuda -o de divisas-; o con encajes y desencajes legales en las reservas.

b) No usan la anticuada planificación del Estado, unilateral, sino la “rectoría”, la “concertación a través del diálogo”, aquí en México “los pactos”. Y no usan la empresa estatal, sino la agencia reguladora estatal; pero a menudo con el mismo personal y vicios.

c) A los fracasados en la tarea de producir eficientemente un bien o servicio como empresa, les premian relevándoles de esa carga; y encima con derecho a controlar y fiscalizar a las firmas privadas reguladas encargadas de la producción. O sea: al más inepto y flojo lo sacan de la línea y lo ascienden a capataz y supervisor.

d) Su modo de financiarse. No usan la inflación, el viejo impuesto disfrazado, sino los impuestos declarados, tanto presentes como diferidos (deuda). Por eso a veces dictan la dolarización obligatoria como en Argentina. Pero nunca la libertad monetaria, que es lo mejor y más simple: eliminar el “curso legal” o forzoso. Y no reducen jamás los gastos del Estado, la burocracia y sus prebendas siempre en aumento la mayor parte de su presupuesto se va en gasto corriente, y, para sufragar el dispendio aumentan sus ingresos vía impuestos “creativos”. Por tanto no rebajan sino que elevan la presión fiscal al contribuyente. Y privatizan monopolios, mediante subastas dirigidas, amañadas, con muy altos precios base, y muy cerradas, por los recaudos exigidos. Una vez privatizados, los monopolios cobran a usuarios y clientes cautivos tarifas exorbitantes, y así devuelven a los bancos los dineros que les prestaron para pujar en las privatizaciones. Y después los reguladores siguen manteniendo a la competencia fuera. Así las empresas ya no trasladan sus ineficiencias al contribuyente -como cuando eran estatales-, sino lo cobran directo al usuario, cliente o proveedor no privilegiado. Por eso casi nunca desregulan; al contrario: dictan más regulaciones.

e) El nexo con la economía exterior. No usan aranceles sino leyes “antidumping” (y su “Alta Comisión”); introducen regulaciones, padrones de importadores, en fin todo lo posible para complicarlo y desalentarlo, así que en la práctica se mantiene el proteccionismo contra las importaciones. Y antes el “cepalismo” [de CEPAL] era “hacia adentro”: el Estado beneficiaba a los productores para el mercado nacional en detrimento de los exportadores. Ahora la dirección del mercantilismo es inversa (“cepalismo hacia afuera”), pero el mismo dedo estatal elige quiénes serán privilegiados y quiénes sacrificados (o ignorados).

Y en lo demás sigue todo igual: escuelas y hospitales inservibles, ruinosos y gastadores; sindicatos corporativistas beneficiados por onerosas canonjías y prebendas, leyes laborales marxistas rígidas, numerosos entes “sociales”, culturales, y “ong’s” alimentadas con partidas presupuestarias estatales; y falta de Gobierno en funciones propias del Estado.

Sigue la inseguridad y el desorden público en las calles, la injusticia en los tribunales, y las narcoguerrillas y los secuestros en las fronteras.

Otra característica del “neoliberalismo” es que es el Estado al servicio... DE LOS RICOS, el viejo mercantilismo, pero ahora el capitalismo de “cuates”. En efecto, en el socialismo de estado a la antigüita –el soviético- era de todos y para todos: todo mundo entregaba los frutos de su trabajo al Estado (impuestos del 90 ó 100%); a continuación, el Estado planificaba y redistribuía todo; socializaba costos y socializaba beneficios; y todo mundo terminaba igual... de pobre. Cierto que los funcionarios del régimen vivían un poco mejor que el pueblo; comían un poco mejor, y hasta secretamente se daban sus escapaditas y algunos lujillos. Pero nada del otro mundo: los funcionarios del Estado soviético sólo eran un poco menos pobres que el pueblo. En cambio, el nuevo socialismo de Estado “neoliberal” sigue siendo “de todos” pero ya no es “para todos”, sino PARA ALGUNOS; de hecho, para una minoría. Ahora tenemos que la clase media tiene que entregar al Estado una gran parte de los productos de su trabajo (impuestos del 30 al 60%, dependiendo del país); a continuación, el Estado, debidamente asesorado por el FMI, el BM o la ONU, “privatiza”: esto es, vende sus activos a grupos monopólicos, los cuales de inmediato le pasan la factura al consumidor.

Resultado final: se socializan costos, pero se privatizan beneficios; con lo que la clase media empobrece, la clase popular tiene que emigrar o refugiarse en la economía subterránea, mientras un grupito minúsculo de súper-ricos se vuelve aún más rico. Lo dicho: socialismo de Estado... PARA RICOS. Nada que ver con el capitalismo auténtico.

El neoliberalismo es uno de los caminos que llevan al infierno. Otro es el castro comunismo.

Esto es el Neoliberalismo y sí, hay que destruirlo. Ha fracasado por que está concebido para fracasar. Los neoliberales no pueden entender que los dos sistemas –la economía de mercado en donde la supremacía es del consumidor y la economía dirigida por el gobierno no pueden ser combinadas. En la economía de mercado, los empresarios están completamente en las manos de los consumidores. Están forzados a operar de una forma tal que sus productos o servicios tienen que ser aprobados por la sociedad, mediante la compra o abstención de la compra. Si no lo hacen así simplemente desaparecen, quiebran.

Sin embargo, si el gobierno interviene y distorsiona el mercado ambos consumidores y productores son forzados a adoptar un comportamiento errático, erróneo, además sucede, que las reacciones después del intervensionismo no van en la dirección deseada por el gobierno por lo que se implementan nuevas intervenciones y esto se repite y repite hasta que termina el gobierno interviniendo en toda la economía y acabando en socialismo.

Aprende. Para que no te perjudiquen. Esto es el Neoliberalismo.

2 comentarios:

  1. hola!
    es muy bueno lo que mencionas acerca de los diferentes "modelos económicos" que como dices no es sólo mas que intervención de malisimos gobiernos que no hacen otra cosa que afectar a los que menos tienen, pero me surgen algunas inquietudes, porqué disminuir los impuestos?, ok me puedes decir que porque no estimulan la inversion ni el ahorro, pero de donde saldría el dinero para escuelas, becas, salud, soy de un estado que comunmenmente lo tachan de ser de los mas pobres de la republica "Chiapas", y he visto como la gente se beneficia un poco con algunos programas sociales, si dejamos todo en manos del mercado, que sucedera con todos esos programas?, estoy consiente que la burocracia ha crecido de una manera incontrolable pero bueno espero comentes al respecto.

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  2. Ceci

    La pobreza se combate EFECTIVAMENTE con crecimiento económico, y el crecimiento se da con inversión, si el gobierno te roba tu capital ¿Cómo vas a crecer?

    Sobre los programas sociales que escribes, que te conteste Thomas C. Schelling (Premio Nóbel 2005): "Casi cualquier programa gubernamental dirigido a (aliviar) una situación sobre la cual la persona tiene algún grado de control, aunque sea remoto y probabilístico, reduce el incentivo para evitar caer en dicha situación y disuade de la urgencia de salir de ella. Es raro el programa de alivio que, por su influencia en la conducta, no afecte la probabilidad o la duración de la situación que intenta atenuar. Y muy frecuentemente -no siempre, pero con mucha frecuencia- el efecto sobre la conducta es indeseado y en la dirección equivocada". (Choice and Consequences, Harvard University Press, 2006).

    Otro premio Nóbel James Buchanan (1986). Ha criticado también al "Estado de bienestar", pero su propósito primordial no ha sido mejorarlo sino desmantelarlo. Al leer sus escritos no puede uno menos que concluir que Buchanan considera que el "Estado de bienestar" debe ser abandonado porque es internamente corrupto, está moralmente en bancarrota y no merece ser rescatado. La razón principal de ello es que el gobierno está integrado por políticos y burócratas, quienes no son diferentes al resto de los seres humanos; no son ángeles, sino que, como todo ser humano busca siempre su propio interés, y actúa siempre para obtener su máximo beneficio, y no, como nos quieren hacer creer, por una visión más alta del bien común. De ahí su fracaso, de ayer, de hoy y de siempre..

    Gracias por tu comentario Ceci.

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