sábado, enero 24, 2009

Las Consecuencias Económicas del Dinero Artificialmente Barato I

El presente escrito está basado en trabajos de los economistas de la Escuela Austriaca, principalmente en Böhm-Bawerk y Ludwig von Mises.

Por todas partes oímos o leemos que algún banquero central ajusta (sube o baja) las tasas de interés de “referencia”, de acuerdo a su percepción de la inflación principalmente, y ahora que estamos pasando por una crisis económica las ajusta para “estimular” la economía.

Es tan natural este proceder, que todo el mundo, incluso, economistas, aceptan que el nivel de las tasas de interés es algo que está enteramente al arbitrio de un burócrata, poderoso, pero a fin de cuentas un burócrata o de unos cuántos burócratas.

Así, nos enteramos que el presidente Calderón y su secretario de Hacienda le pide al banquero central que baje las tasas de interés. En EU, el banquero central ya las tiene en cero, en Inglaterra las acaban de bajar y así sucesivamente. Todos ellos para “alentar el crecimiento” se nos dice, implantar una política monetaria expansiva, definición más técnica y rimbombantemente.

Sin embargo, para poder analizar fehacientemente las consecuencias del dinero barato al arbitrio de un burócrata se tendría que escribir todo un tratado de economía. Nos dice Böhm-Bawerk: “La teoría de los ciclos de negocios, es bastante compleja, y no puede ser escrita en el último capítulo sino que debería ser un tratado que abarca todos los problemas económicos”. Así es, y por consiguiente, esto es tan sólo un bosquejo de un problema muy amplio y complejo.

La Impopularidad del Interés

Una de las principales características en tiempos de guerra y destrucción es el ataque que los gobiernos y los grupos de presión ejercen contra los derechos de los acreedores. Lo primero que hicieron los Bolcheviques fue abolir los intereses. Los Nazis también abolieron los intereses “esclavitud del interés” decían en un famoso slogan. Los países deudores intentan eliminar el pago de de su deuda externa mediante expropiaciones, la más eficiente, mediante el control de cambios. Pretenden establecer una nueva guerra de independencia en contra de los explotadores extranjeros como denominan a aquellos que les proporcionaron el capital requerido para mejorar sus condiciones económicas.

Desde los tiempos de la Atenas clásica, la Roma imperial, la Edad Media, y aún algunas centurias después era correcto apreciar que los acreedores eran los ricos y los deudores los pobres. Sin embargo, esto es hoy muy diferente, en nuestra era de bonos, de fondos de inversión, de ahorro para el retiro, de bancos de ahorro, de seguros de vida. Existe una clase media que posee ahorros, bonos, tienen algún seguro de vida, o de educación para sus hijos, son trabajadores y tienen su cuenta en algún Afore (ahorro para el retiro), son viudas, son retirados en la tercera edad que viven de sus ahorros que hicieron durante su vida productiva, todos ellos son por tanto acreedores, y viceversa, las clases ricas, propietarios de fábricas, comercios, son ahora también deudores y emiten deuda para expandir sus negocios materializar sus proyectos. Y sus acreedores frecuentemente son las clases medias que poseen bonos.

De esta forma, toda la sociedad, tienen un rol dual, algunas veces son acreedores otras deudores, o ambas.

Así como acreedores, los ahorros de la población son afectados al disminuir la tasa de interés y/o disminuir el poder adquisitivo de la moneda mediante la inflación.

Es bien cierto que las masas no se ven a sí mismas como acreedores y por tanto simpatizan con las políticas en contra de los acreedores. Sin embargo, su ignorancia no altera el hecho que una gran porción de la población son acreedores (algún día se retirarán) y que al aprobar las políticas de “dinero fácil” están haciendo daño ella misma al afectar su propio interés.

Los modernos campeones del dinero fácil se denominan así mismo un ortodoxos, la “nueva economía” nos dicen que implantan, y a sus adversarios les llaman conservadores ortodoxos, reaccionarios, obsoletos, chapados a la antigua. Por supuesto que la “nueva economía” es la economía de Lord Keynes que nos lleva al medioevo Escolástico (Por Santo Tomás que prohibía los intereses) así pues los Keynesianos están celosamente avocados a revivir las ideas de la era más obscura.

Las Tasas de Interés, Salarios y Precios

Contrario a lo que nos quieren hacer creer: Que la tasa de interés es una cifra seleccionada por uno más burócratas que llevan la “política monetaria”, y que por tanto queda al arbitrio de su buen juicio (sic y re contra sic) , la tasa de interés es (debiera pero gracias al intervencionismo no lo es) un fenómeno de mercado. En una economía de libre mercado la estructura de precios, salarios y tasas de interés son determinados por millones de participantes, por el mercado, esto es, millones de individuos buscando su máximo beneficio en los intercambios ajustarán los precios siendo el “precio” del dinero la tasa de interés.

De esta forma, en un mercado no intervenido por burócratas, los precios de los factores de producción, entre ellos, por supuesto, los salarios y las tasas de interés serian fijados por la abundancia o escasez, la oferta y la demanda. Así, si existe mucho dinero ahorrado en una sociedad, la tasa de interés tendrá que bajar, y lo contrario, si no hay ahorro, la tasa de interés debiera de subir. Lo mismo debiera suceder con los salarios, si existen muchos individuos buscando trabajo y poca es la demanda de trabajadores, los salarios forzosamente deberán bajar, y por el contrario, en una economía en expansión, las empresas estarán dispuestas a pagar mejores salarios para asegurar al trabajador que es escaso. Finalmente, los precios de las materias primas, que ni aún ese se salva no del la “mano invisible”, sino se la “mano negra” de los burócratas que también mediante mecanismos como control de precios, subsidios, etc. se encargan de alterar el curso normal de la formación de precios por los mercados.
Se nos dice que han fallado los mercados, cuando en realidad lo que ha fallado son las intervenciones burocráticas: Fijación de las tasas de interés por los bancos centrales, establecimiento de salarios mínimos, restricciones al trabajo por hora, y precios controlados, subsidios y aranceles en las materias primas ¿Cuál mercado libre? ¡Por amor a Dios! Los gobiernos burocráticos intervencionistas se han encargado de dejar que sólo algunos de los mercados sean realmente libres, esto es, no intervenidos por “la sabiduría” burocrática que según ellos, saben más que millones que al buscar su propio beneficio establecen el orden.

Pero ¿Qué efecto tienen estas intervenciones en el ciclo Económico? Por un lado tendremos los precios de los factores de producción vigentes: Materias primas, salarios y tasas de interés y por el otro, el empresario deberá estimar en su plan de negocios qué valor tendrán éstos factores de producción en el futuro. Del resultado de sus estimaciones se desprenderá si determinado proyecto o producto le será rentable, le dirá si vale la pena adquirir para adquirir bienes de capital y si los deberá adquirir usando crédito o bien utilizando sus propios ahorros (capital). Aquí queda en relieve el problema que se presenta cuando los datos en que basa sus estimaciones son falsificados por la interferencia del gobierno en los mercados, sus conclusiones lo llevan a cometer errores fatales, errores que le van a costar. Sus cálculos de viabilidad de sus negocios están basados en datos falseados, datos ilusorios, datos no sostenibles, y por consiguiente las conclusiones que de ellos obtenga serán erróneas. Pero él no sabe que son falseados, y se embarca en la realización de sus proyectos, en adquirir bienes de capital y peor aún en tomar créditos. Pero el problema subsiste, las intervenciones burocráticas, están en contradicción con las necesidades y los beneficios reales de los participantes, esta situación no puede sostenerse indefinidamente, y algún día esta discrepancia se manifiesta cuando los productos producidos por esas malas inversiones llegan al mercado y no pueden ser vendidos a precios satisfactorios. Entonces aparece lo que se llama un “mal negocio”. Ejemplos de esto sobran por doquier, el más dramático el de los bienes inmobiliarios: Los desarrolladores alentados por la distorsión en los costos de las hipotecas y la reevaluación casi instantánea de cada nuevo desarrollo los llevaba a invertir en más y más desarrollos, pero, los precios alcanzaron niveles simplemente ridículos, y ahora se caen más rápido de que como subieron arrojando muchas pérdidas a las compañías inmobiliarias y a los clientes que compraron al final.

Cuando los mercados no son intervenidos por burócratas falseando los datos de los factores de producción, el examen de la viabilidad de un proyecto de negocios mostrará si será o no rentable, esto es mostrará si los consumidores estarán dispuestos a consumir el bien o servicio planeado a los precios que para el empresario son rentables. Por consiguiente, la soberanía del consumidor es el factor que determina si el empresario se embarca o no en un determinado proyecto de inversión. Así, bajo estas condiciones las empresas rentables se expandirán sanamente y las que no lo son se empequeñecerán o desparecerán.

Debe pues enfatizarse que lo que en mayor grado da la viabilidad a la ejecución de los proyectos de inversión es el estado de los precios de las materias primas, de los salarios y de las tasas de interés. Es un error garrafal creer que sólo si estos factores tienen precios bajos las actividades productivas pueden expandirse. Lo que limita en realidad a los factores de producción es su escasez. Precios, salarios, y tasas de interés son como índices que actúan como semáforos que expresan el grado de escasez. A través del mercado, la sociedad envía señales a los empresarios que le permiten la planeación de un proyecto determinado, y por supuesto también manda advertencias: “Tú proyecto no es viable, existen necesidades más urgentes en la sociedad que lo que tú puedes ofrecer ahora.”

Las tasas de interés para los campeones de la inflación, los expansionistas, los gobiernos, no son más que un obstáculo en la expansión de la producción además que el más fácil de manipular. Si fueran consistentes deberían de bajar también los salarios el 50 por ciento, o mantenerlos en casi cero como lo son las tasas de interés actualmente, lo mismo que los precios de los insumos. En efecto, si se bajasen los salarios drásticamente como lo hacen con las tasas de interés, ciertamente que muchos proyectos parecerían rentables y que con los niveles actuales de salarios no lo son. Esta afirmación parece sin sentido: Bajar los salarios en 50 por ciento, o el de la gasolina en esa misma magnitud, en cambio no parece sin sentido bajar las tasas de interés a prácticamente cero. El hecho de que los campeones del expansionismo apliquen la reducción de los precios de los factores de producción sólo a las tasas de interés y no también a los de las materias primas primarias o los salarios no es más que una prueba de que están guiados no por la fría razón sino por emociones y pasiones. Están movidos por el resentimiento, por la envidia de lo que creen toma el hombre rico, todavía creen que el acreedor es sólo el hombre rico, no razonan como lo expresé al inicio de este escrito ya que hoy en día, al atacar las tasas de interés están atacando a una enorme porción de la sociedad que son ahorradores, tenedores de bonos, participantes en los sistemas de ahorro para el retiro, beneficiarios de pólizas de seguro, retirados jubilados, viudas.

Continuamos….

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