lunes, abril 20, 2015

¡Abolir las Utilidades!

Muy frecuentemente me encuentro con la idea de explotación por parte de los ladrones patrones capitalistas, desgraciados parásitos sociales que utilizan sus ganancias para vivir a todo lujo y sus hijos de mirreyes, la siguiente caricatura del monero comunista Rius, ejemplifica muy bien este orden de ideas, que están sumamente arraigadas en los izquierdistas, en especial en los seguidores de AMLO y su partido comunista MORENA, y el calificativo comunista lo aplico, porque es lo que encuentro en su repertorio de propuestas,  en sus páginas en Facebook, en su propaganda, como esta que estoy mostrando debida al monero Rius.




 Por esto, me interesa de sobremanera considerar seriamente el concepto de utilidades también llamadas beneficios, y ganancias.
Y debo definir, para que quede muy claro lo que debe de entenderse por empresario en este y en todos mis escritos: Es todo aquel que utiliza su capital acumulado (ahorros) y bienes de capital para ofrecer bienes o servicios que satisfacen los deseos y/o las necesidades de los consumidores. Así que bajo esta definición, no necesariamente estamos hablando de un potentado millonario, aunque los incluye, también se trata del dueño de un pequeño restaurante, de una papelería, de bar, que son empresarios. Cumplen a la perfección con la definición dada.
La idea central del pensamiento izquierdista es básicamente desdeñar la utilidad empresarial y tomarla como inmerecida, como no ganada, y lo que es peor que implica un lucro injusto, que es tomado tanto de los propios empleados del capitalista como de los consumidores. Esta es la idea básica que subyace al derecho al todo producido por el trabajador y la doctrina Marxista de la explotación, tal y como lo muestra Rius en su caricatura.
Puede decirse que la gran mayoría de los políticos y en consecuencia los gobiernos, casi todos, respaldan esta opinión, en diversos grados, los más benevolentes son lo suficientemente generosos para acceder que una fracción de las utilidades pueda ser dejada a los “explotadores”.
Y no hay modo de argüir sobre esto. Los argumentos que emplean los de izquierda se derivan meramente de la intuición “de lo que ellos creen que es”, y en consecuencia son arbitrarios y subjetivos, son juicios de valor, y son dictados más por emociones, entre ellas la peor de todas, la envidia. No hay un estándar objetivo disponible contra el que se pueda juzgar esto es sólo se emplean juicios de valor, y se pone a un lado la lógica y el razonamiento y esto es precisamente lo que vamos a hacer.
Ciertamente que existen muchísimas personas que les agradaría que las utilidades fueran abolidas, no entienden, como explicaremos, que la economía no podría funcionar correctamente, ellos están firmemente convencidos que esta confiscación mejorará las condiciones de vida materiales de los no empresarios. En sus mentes, la abolición de las utilidades no es el objetivo final, sino el medio como puede lograrse el enriquecimiento de los no empresarios, esto es de los trabajadores. Sin importar si esto realmente sea cierto para lograr el objetivo de mejorar las condiciones materiales de las clases trabajadoras, o si por el contrario, el tomar todas o mayores porciones de las utilidades genera otros efectos que terminan por dejar a los trabajadores en peores condiciones, éstas son cuestiones de economía y deben de examinarse…

La idea de abolir las utilidades para ventaja de los consumidores implica que el empresario debe ser forzado a vender todos sus productos a precios que no excedan sus costos en producirlos. Pero recordemos algo muy importante, los precios de los productos reflejan la valoración de los consumidores, el valor de cualquier bien o servicio es pues totalmente subjetivo, así un vino francés tiene una mayor valoración que uno mexicano, y en consecuencia el precio del primero, lo que está dispuesto a pagar el consumidor es mucho mayor. Si abolimos las utilidades, muy probablemente ambos vinos tengan costos de producción muy semejantes y tendrán que venderse a precios probablemente muy inferiores que el precio que el mercado fijaría. Y esto sería para todos los posibles artículos que puedan existir, todos tendrían que venderse por debajo del precio del mercado, la oferta disponible no sería nunca suficiente para satisfacer la demanda de todos aquellos que desean adquirir el producto al precio fijado por la abolición de las utilidades. El mercado entonces se paraliza por este decreto de precios máximos (es lo que es abolir la utilidad y vender al costo o menor que el costo). No podrá mas adjudicar productos a los consumidores. Se tendrá que imponer un sistema de racionamientos y cuotas.

Pero existe una segunda forma de abolir las utilidades: Ahora sí se permite que exista la utilidad empresarial, y que el producto de venda según la valoración del mercado, esto es, puede vender al precio que la valoración de los consumidores dicte y puede ser muy superior a los costos de producción. La idea aquí es quitarle las utilidades al emprendedor y transferírselas integras a los empleados, que recibirían, como diría Marx, todo el premio de la plusvalía.
Bajo este esquema la incidencia de pérdidas incurridas caerían integras en el empresario, mientras que las utilidades, todas, irían a los empleados ¿Contentos Rius e izquierdistas? Bajo este esquema las pérdidas se incrementarían y las utilidades se encogerían. Para cualquier tasa de utilidad, una mayor parte de las utilidades sería consumida (los empleados la quieren ver en pago de nómina, no después), y muy poco sería ahorrado y regresado a reinvertirse en la empresa. No existiría capital disponible para crear nuevos productos, modernizar la producción, si la empresa produce varios productos sería muy difícil saber cuáles son bien acogidos por los consumidores y cuáles no. Si un esquema como el descrito se hubiese adoptado por las empresas hace medio siglo ciertamente que todos los nuevos e innovadores productos de los que hoy disfrutamos no hubieran sido posibles.  Si, quitamos el argumento de la acumulación de capital y su reinversión tan sólo con el fin de flexibilizar la argumentación a favor, aún así tendríamos que reconocer que dar toda la utilidad a los empleados resultaría en rigidez en los procesos de producción existentes y descartan cualquier ajuste, y esto es mejoras y progreso.
De hecho, este esquema transferiría la propiedad del capital invertido a los empelados.  El dueño de la empresa sería ahora el sindicato (si lo hay), las decisiones empresariales ¿Quién las tomaría? ¿Para qué queremos al dueño original del capital? En los hechos la empresa pasó a ser propiedad de los empleados.

Una tercera forma de abolir las utilidades consiste en confiscarlas en beneficio del estado.  Se impone un impuesto de cien por ciento en las utilidades lo que cumpliría con el objetivo. Esto transformaría al empresario en un administrador irresponsable de todos sus medios de producción. Ya no estaría sujeto a la supremacía del público comprador. Ya no importaría si sus productos son o no aceptados y valorados por los consumidores ¡Qué más da!
Todos los gobiernos contemporáneos que han adoptado el socialismo, como México, indiscutiblemente, aplican estos tres esquemas juntos, claro no sobre todas las utilidades: Confiscan por varias medidas de controles de precios una parte de las utilidades potenciales con la justificación de beneficiar a los consumidores. Respaldan a los sindicatos, y la determinación por éstos, no por el patrón de los salarios,  aquí en México aún más descaradamente con la Participación de Los Trabajadores en la Utilidades, escrito en la Constitución.  En resumen fijando salarios desde el mínimo, hasta los fijados por el sindicato más en México solamente de plano irse directamente contra las utilidades.
Por último, si bien no menos importante, o quizá lo más importante está el esquema de confiscar mediante impuestos progresivos, impuestos especiales a los beneficios corporativos, impuestos a las ganancias de capital, e impuestos a “utilidades excesivas” una mayor porción de las utilidades a los ingresos públicos. Puede verse claramente que de continuar con estas políticas muy pronto van a lograr abolir toda la utilidad empresarial.
El efecto conjunto de la aplicación de estas políticas son ahora ya en este momento un incremento en el caos. El efecto final será la aplicación a escala completa del socialismo al desaparecer todos los empresarios. El Capitalismo no puede sobrevivir si las utilidades son abolidas. Por esta razón Marx escribía que el Capitalismo sucumbiría con impuestos y más impuestos.

Para el capitalismo son las utilidades y las pérdidas lo que fuerza al capitalista a emplear de la mejor forma posible su capital para el mejor servicio posible de los consumidores. Son las utilidades y las pérdidas lo que hace al consumidor soberano, supremo en la conducta de los negocios que mejor satisfacen al público. Si las utilidades son abolidas, resultará el caos y el desorden.

Los Argumentos Anti-Utilidades


Todos los argumentos a favor de las políticas anti-utilidades provienen de la interpretación equivocada de la economía de mercado.

Se dice que, los potentados son muy poderosos, muy ricos y muy grandes. Abusan de su poder para su propio enriquecimiento.  Son tiranos irresponsables.  Son parásitos que no trabajan, no hacen nada sólo gozar de su riqueza en bacanales. Entre mayores son las empresas son más dañinas. No existe razón para que algunos hombres tengan millones mientras que otros se debaten en la pobreza más absoluta sin posibilidades de llenar las más elementales necesidades. La riqueza de esos pocos capitalistas es la causa de la pobreza de las masas.

Todas y cada una de estas palabras cargadas de apasionamiento son falsas. Los hombres de negocio, los empresarios, no son de forma laguna tiranos irresponsables. Es precisamente la necesidad de obtener utilidades y evitar las pérdidas lo que asegura a los consumidores su poder sobre el empresario que es forzado a satisfacer los deseos y demandas de la gente. Si la gran empresa no cumple y no sirve a la gente que la pequeña, no pasará mucho para que sea reducida a pequeña, y la pequeña a grande. No existe mal alguno en que el empresario se enriquezca al incrementar sus utilidades. La tarea de un hombre de negocios es precisamente esa: Buscar las máximas utilidades posibles. Las grandes utilidades son ni más ni menos que la prueba de que ha realizado un buen trabajo satisfaciendo a los consumidores.  Por el contrario, las pérdidas son la prueba de los errores cometidos, de que se ha fallado en cumplir correctamente con su tarea de empresario. De esta forma, es claro que la riqueza del emprendedor no está en forma alguna relacionada con la pobreza de otros; es la consecuencia de que los consumidores están satisfechos con lo que ofrece, con sus productos o servicios ¿Qué acaso el iPhone que volvió multimillonario a Steve Jobs, emprobreció a alguien? ¿O el sistema operativo Android de Google de Larry Page o el Facebook de Mark Zuckerberg hace pobre a alguien? ¿Al usar nuestro IPhone, o teléfono Android estamos empobreciendo a la gente? Y por no limitarnos a artículos tecnológicos, al usar un auto Ford enriquecemos a la familia Ford, herederos de Henry, y por eso ¿Hay alguien que se empobrezca?
La penuria de los millones de habitantes en los países retrasados, pobres, no es consecuencia de la riqueza de los emprendedores, ni del “imperialismo norteamericano”. En particular sobre el imperialismo americano, la United Fruit, no es todo EU, empresas como las automotrices GM, Ford y Chrysler vinieron por ejemplo a México, los mexicanos compramos sus autos voluntariamente y aún más, ellos invirtieron en el país y establecieron sus plantas para satisfacer la demanda local. ¡Nadie se hizo pobre con la presencia de estas empresas en México, ¡Por el contrario! Nos facultaron a utilizar autos, y camiones para transportarnos, y crearon decenas de miles empleos directos e indirectos ¿Nos molesta la riqueza de Henry Ford? No veo razón para ello, no hemos sido sino beneficiados por la industria del señor.
No, las penurias de nuestros países se originan en el hecho correlativo de que no tenemos suficientes empresarios ricos. Esto puede comprobarse fácilmente cuando vemos que en los países en donde el hombre común disfruta de un estándar de vida superior son aquellos en el que hay un mayor número de ricos.  Si así como se lee más ricos en un país implica mejor nivel material del resto de la población. Si queremos un país sin pobres, debemos de tener un país con mayor número de ricos.
Por esto, debiera ser del mayor interés de toda la gente que el control de los factores de producción debe estar concentrado en aquellos que los emplean de la forma más eficiente posible.
Sin embargo es objetivo declarado de los partidos políticos y de la mayor parte de los gobiernos en la actualidad evitar a toda costa la emergencia de nuevos millonarios. Si esta política se hubiera implantado antes en los EUA, que desgraciadamente en estos últimos años particularmente con Obama, ha ganado más peso,  su desarrollo industrial hubiera sido raquítico, o se habría evitado del todo, no sería EUA la gran potencia que hoy es.
El trabajador común, cree que no se necesita nada más para mantener el aparato social de producción que su propia dedicación y habilidad para realizar productivamente la labor rutinaria que se le ha asignado. Cree que la productividad está en él mismo. Sin embargo, la dedicación y las habilidades de los trabajadores son desperdiciadas sino están acompañadas por la acumulación de capital, y su posterior reinversión del capitalista. Por ejemplo el trabajador norteamericano erróneamente está convencido de su propia excelencia que resulta en su alto estándar de vida. Sin embargo, no es más hábil y dedicado que los trabajadores europeos, o incluso también como se ha probado de los trabajadores mexicanos. El trabajador norteamericano debe sus ingresos superiores al hecho de que en su país se ha adherido al individualismo duradero por mucho más tiempo que en Europa. Ha tenido mucha suerte que en su país se ha cambiado a la mentalidad anti-capitalista mucho más tarde cerca de cincuenta años más tarde que por ejemplo en Alemania, sus ingresos son muy superiores a los de los países europeos debido a que el capital invertido per cápita es mucho mayor y también sumamente importante, al empresario norteamericano no ha sido restringido por reglamentaciones incapacitantes como lo han sido los europeos, ni que decir de nuestros países latinoamericanos en que la sobre reglamentación parece ser el deporte favorito de los políticos y los funcionarios burócratas y fuente inagotable de corrupción.
En efecto, si uno quiere explicarse las razones del atraso de Europa en relación con los EUA, sería menester examinar la multitud de leyes y reglamentos que impiden que en Europa por ejemplo se instale el equivalente a una cadena de autoservicios, tiendas departamentales en cadena, y sistemas similares como tiendas de conveniencia etc. Tan sólo hay que investigar los esfuerzos de los alemanes para preservar las artesanías y establecer leyes proteccionistas contra los negocios capitalistas. Algo muy semejante a lo que seguimos haciendo en Latinoamérica intentando preservar esquemas de producción inoperantes como el ejido para la agricultura mexicana.

La mayor amenaza a la prosperidad de los países y el bien estar material de los asalariados es la incapacidad de los políticos, de los dirigentes sindicales, de los economistas oficialistas, y de los menos informados trabajadores que son influidos con caricaturas como la mostrada en este ensayo y que desprecian el rol que el empresario tiene en la producción y en su propio bienestar.

Nada ilustra mejor la falta de conocimiento de cómo se verifica la producción que examinar los escritos de Lenin que afirmaba que además del trabajo manual de los obreros y el diseño de los ingenieros, la producción requería del “control en la producción y en la distribución” que puede ser verificado por “los trabajadores armados”. Así según Lenin el capitalismo se reduce a operaciones de contabilidad y control, operaciones simples de ver, registrar, crear recibos y comprobantes, que están totalmente al alcance de cualquiera que sepa leer y conozca las cuatro operaciones básica de aritmética. No es necesario mayor comentario.

3 comentarios:

  1. ¡TREMENDO IMPACTO MEDIÁTICO!

    No cabe duda, LA BATALLA POR LAS IDEAS PARECE PERDIDA DESDE LOS ORÍGENES MISMOS DEL LIBERALISMO, como lo decían Mises y Hayek y que Axel Kaiser de la Fundación para el progreso, en Chile, se desgañita alertando acerca del abandono de la defensa del desarrollo que en los últimos 20 años venía logrando el país y con argumentaciones como las que hace mi paisano RIUS van conquistando el imaginario colectivo. ¿Cómo competir en la difusión del pensamiento liberal? Sigue siendo el reto no abordado de manera ni suficiente, ni eficiente; mientras AMLO y su MORENA -pero no solamente ellos- toman la mente de cada vez más gente, por la vía del corazón, los sentimiento.

    En "Por que fracasan los países", de Daron Acemoglu y James A. Robinson, queda claro que el peso del fracaso recae en la política y los políticos al crear INSTITUCIONES EXTRACTIVAS, en lugar de que las mismas sean INSTITUCIONES INCLUSIVAS. Comparto la reseña que aparece en el portal de Gandhi: (Arizona) y Nogales (Sonora) tienen la misma población, cultura y situación geográfica. ¿Por qué una es rica y otra pobre? ¿Por qué Botsuana es uno de los países africanos con mayor desarrollo y, en cambio, países vecinos como Zimbabue, Congo o Sierra Leona están sumidos en la más desesperante pobreza? ¿Por qué Corea del Norte es uno de los países más pobres del mundo y Corea del Sur uno de los más prósperos?Por qué fracasan los países responde a estas y otras cuestiones con una nueva y convincente teoría: la prosperidad no se debe al clima, a la geografía o a la cultura, sino a las políticas dictaminadas por las instituciones de cada país. Debido a ello, los países no conseguirán que sus economías crezcan hasta que no dispongan de instituciones gubernamentales que desarrollen políticas acertadas. Asimismo, los autores responden a las siguientes cuestiones:? China está creciendo a un ritmo trepidante. ¿Hasta cuándo podrá seguir creciendo al mismo ritmo? ¿Acabará por aplastar al mundo occidental?? ¿Hasta cuándo será Estados Unidos una potencia mundial? ¿Su sistema económico es apto para competir en las próximas décadas?? ¿Cuál es el mejor método para sacar de la pobreza a millones de personas? ¿Realmente las ayudas de Occidente ayudan a erradicar las hambrunas?A través de una cuidada selección de ejemplos históricos y actuales (desde la antigua Roma pasando por los Tudor y llegando a la China moderna) los reconocidos profesores Daron Acemoglu y James A. Robinson harán que usted vea el mundo, y sus problemas, de un modo completamente distinto.

    ¿Qué hacer?

    ¡Saludos!

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  2. Interesante escrito. Le escribo mi punto de vista.

    Creo que la caricatura de Rius ilustra perfectamente el hecho de que mucha gente de la izquierda ignora los riesgos o la creatividad requeridos para iniciar un negocio. Los trabajadores cumplen un papel fundamental, pero esos trabajos no estarian ahi sin las ideas que los crearon. Si desaparecemos las utilidades, que incentivo tendria un individuo para crear una empresa? Para que asumir riesgos y gastar energia si no veran un peso de las ganacias? Como si las empresas surgieran de la nada.

    Creo que parte del problema es que la mayoria de los politicos, que crean las regulaciones, no suelen tener experiencia trabajando en el sector privado o creando una empresa sin favores gubernamentales. Su vision del mundo empresarial, como se muestra en este articulo, es la de un empresario/capitalista flojo, hedonista y explotador, dirigiendo una corporacion gigantesca y explotando al probre trabajador. Esa vision hace que los politicos de izquierda no entiendan las consecuencias economicas de las leyes que crean, como que el salario minimo aumenta el desempleo o que el impuesto corporativo produce aumento de precios y/o disminucion en los salarios.

    Finalmente, quisiera tocar el punto de que esta idea izquierdoza del "patron ladron" viene acompa~nada de la nocion del "empleado victima". A mi me parece que ver a un empleado necesariamente como victima indefensa es nocivo por partida doble: por un lado promueve la idea de que que cualquier regulacion en detrimento de los empresarios puede justificarse para "proteger a los indefensos trabajadores"; por otro lado me parece demasiado condescendiente asumir que un empleado es incapaz de sacarle provecho a sus relaciones profesionales e incapaz de decidir por si mismo si su contrato laboral es justo o injusto.

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