martes, junio 23, 2015

El Desarrollo Estabilizador

La izquierda ha acuñado el término “Neoliberal” para denostar  pero lo peor es que es un término que se usa para confundir sobre el real Liberalismo, así que con el propósito de aclarar los términos vamos analizando los últimos años de la historia económica de México, para tratar de subsanar este síndrome amnésico patológico que lleva a la izquierda como siempre a tergiversar y externalizar  para confundir.
Para entender el surgimiento del “Neoliberalismo “, debo remontarme a épocas que hoy parecen muy remotas, sobre todo para los jóvenes que no vivieron ni padecieron mucho de lo que voy a escribir.
Los inicios de esta historia hablan del PRI autoritario, de “La Dictadura Perfecta”, del “Nacionalismo Revolucionario”, 
Sólo de 1910 a 1930, la época de la Revolución tuvimos una situación parecida a la que estamos padeciendo de 1982 a la fecha, de los años 30, desde 1934 hasta 1982, por 50 años la economía de México creció a tasas del 6 por ciento. Del 82 a la fecha las tasas de crecimiento no llegan al 2 por ciento, y si descontamos el crecimiento poblacional el resultado es cero. Esto, por supuesto no sólo incluye a los gobiernos del PRI, también a los del PAN. ¿Por qué? Veamos…

EL Desarrollo Estabilizador

Debo remontarme a épocas muy distantes, pero que explican primero el surgimiento del populismo, con Luis Echeverría Álvarez y continuado por José López Portillo, esto nos proporciona una base más sólida para entender el desenvolvimiento de la Economía Mexicana desde Miguel de la Madrid a la fecha, el denominado período “Neoliberal”.
Al terminar la 2ª Guerra mundial, el mundo entero comenzó una expansión económica sin precedente, puede afirmarse que no fue sino hasta entonces en que realmente terminó la Gran Depresión que inició en 1929. Este auge fue contagiado a México que comenzó a importar bienes manufacturados principalmente de los EUA, pero nosotros, que prácticamente carecíamos de industria sólo teníamos para exportar productos agrícolas, minería y algo de petróleo, la balanza de pago era deficitaria, y los dólares adicionales sólo podían ser adquiridos mediante deuda pública. Los dólares  transformados en pesos causaron una gran inflación. Fue con Miguel Alemán que comenzamos a combatir la inflación mediante la industrialización bajo el esquema de sustitución de importaciones.  Que, sin embargo resurgió.  Los bienes de capital tuvieron un incremento llegando a importar el 40% debido a que con las políticas de la sustitución de importaciones se tenía que adquirir la maquinaria y el equipo para el proceso productivo. En cuanto al producto intermedio, las importaciones se encontraban entre el 45 y 50% ya que se necesitaban de piezas para realizar la producción, por lo cual no necesariamente se tenía que reducir el volumen de importaciones.
Afortunadamente, o quién sabe, quizá fue desafortunadamente en los años 1960’s se encontraron grandes cantidades de petróleo en lo que se denominaba  “La Faja de Oro” con lo que empezó el venero del diablo a actuar y permitirnos exportar y conseguir las preciadas divisas.
Ya con divisas, fue relativamente fácil bajar la inflación y mantener el tipo de cambio con el dólar constante, lo que llevó a México de 1958 a 1970 a lograr altas tasas de crecimiento económico y muy importante con muy baja inflación, lo que se llamó el “Desarrollo Estabilizador” de Antonio Ortiz Mena que fue secretario de Hacienda bajo los sexenios de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz. Las tasas de crecimiento eran ligeramente superiores al 6% y la inflación del 2%
Bajo la perspectiva de esas cifras, no extraña que esos tiempos sean vistos con añoranza, y que muchos quisieran regresarnos a esas épocas del “Milagro Mexicano”,  aunque debe señalarse que existía al menos un serio problema, el de la falta de capital y de formación de capital, esto es de ahorro.
Esto es,  en el país no había suficiente capital como para crecer sostenidamente: las actividades de producción requieren capital, por ejemplo, préstamos para crecer y dentro del país no se generaba ese capital.
Lo mismo para las personas que, por ejemplo, querían comprar casas por medio de hipotecas… la escasez de ahorro impedía que hubiera suficiente dinero para prestarles.
La sustitución de importaciones, por supuesto se acompañó del proteccionismo esto es proteger a la industria local de la competencia externa, se pensaba, y todavía hay muchos que así piensan que el desarrollo industrial sólo puede lograrse cerrando fronteras y con una política rectora por parte del estado.
Según Carlos Tello “Notas sobre el Desarrollo Estabilizador” Nos habla del esquema mercantilista imperante,
“Los empresarios, incluyendo –a los banqueros–, se comprometían a  invertir, y mucho, y a cambio de ello tendrían utilidades considerables. El gobierno les daría el apoyo necesario, incluyendo todo tipo de subsidios, para que así fuese. El sistema tributario no gravaría en exceso a las utilidades de sus empresas y los intereses y los dividendos mantendrían su carácter de ingreso personal anónimo para fines tributarios. La industrialización del país, que llevarían a cabo fundamentalmente los particulares con el apoyo del sector público, se desenvolvería, en el capítulo de las manufacturas, bajo un rígido sistema de protección (tarifas y controles cuantitativos) frente a la competencia del exterior."
No es de extrañar que, muchos quisieran que esto se repitiera.
Sin embargo, debe insistirse, el gobierno, se comportaba conservadoramente en el manejo de sus finanzas, sin contraer deudas cuantiosas y financiándose con sus propios recursos.
La aplicación de la idea proteccionista parecía estar funcionando muy bien en medio de una estabilidad económica notable. En los mercados nacionales había productos fabricados en México: las empresas en México tenían mercados cautivos nacionales pues las importaciones estaban prohibidas o tenían impuestos muy altos de importación.
Sin embargo, esas empresas no tenían incentivos para mejorar la calidad de sus productos, ni reducir sus precios. No tenían la presión de la competencia para hacerlo. Podían hacer con el consumidor los que viniera en su real y regalada gana. Es decir, en México no existía el Capitalismo, lo existía era el viejo mercantilismo acompañado del favoritismo del gobierno a ciertos y específicos “empresarios” que eran favorecidos por las políticas públicas de la “rectoría” del estado.
Por esta misma razón surgió con fuerza inusitada el contrabando. Si, por ejemplo, los consumidores querían comprar cigarros, los disponibles eran todos producidos en México… pero había oportunidad de comprar cigarros importados en el mercado negro de contrabando. La TV más popular era la Sony, más sin embargo todo aparato de esta marca era de contrabando. En estas épocas, que se prolongaron también en los 1970’s y parte del 1980’s en que seguimos comercialmente encerrados cualquier fulano con que anunciara a la Secretaría de Industria y Comercio que iba a fabricar un bien, automáticamente las aduanas se cerraban para ese bien. Así por ejemplo sólo existían tornamesas marca Garrard que habían comprado un modelito obsoleto al fabricante original y sólo de éstas había.
Éste fue uno de los efectos secundarios de la política proteccionista, el abrir una oportunidad de negocio para los contrabandistas. La amplia frontera con los EEUU hizo posible introducir al país todo tipo de artículos que se ofrecían en mercados ilegales.
Pero el proteccionismo conlleva dos problemas graves: Primero que el crecimiento de la industria estaba limitado a sólo el mercado interno, al principio sí crecían, porque no había nada, pero más adelante no podía crecer más allá del crecimiento de la población, y Segundo, al estar protegidos, no les interesaba para nada exportar, y en consecuencia mejorar su productividad y competitividad, estaban felices con el esquema mercantilista libre de competencia.
Pero el error más grave se cometió cuando se intentó extender el proteccionismo y la sustitución de importaciones a los bienes de capital, es decir máquinas y herramientas que producen los bienes de consumo.
Es fácil por ejemplo producir cerveza o cigarros, pero no lo es producir las máquinas que los producen. Y no sólo es la dificultad de producirlas, es que el mercado interno no da para justificar las cuantiosas inversiones.
Las acciones de la política proteccionista requerían estimular a las empresas para sustituir importaciones y para ello se les podían otorgar subsidios o tratamientos fiscales preferentes. Estas acciones, desde luego, produjeron gastos adicionales del gobierno, que tuvo que iniciar una tendencia de endeudamiento creciente (muy clara en la etapa del populismo).
Las empresas se acostumbraron a recibir ayudas gubernamentales, una idea que aún prevalece en  nuestros días. Pero selectivamente, había que estar en la lista de empresas con interés del gobierno para ser desarrolladas.
Y toda la inversión que hubo en la industria en el campo cero, o casi cero, debido a la inseguridad en la propiedad de terrenos, los que cada vez eran más pequeños e ineficientes para producir. La Reforma Agraria sencillamente no funcionó como generador de ingresos para su población.
Así el crecimiento de México dependía de las divisas, de los dólares que sólo se obtenían de los productos agropecuarios, la minería y el petróleo, que al principio fueron suficientes pero que más adelante se quedaron cortas para cubrir el creciente déficit en la balanza de pagos,
Ya para el 8 de junio de 1971, con motivo de la reunión anual sobre México del Comité Interamericano de la Alianza para el Progreso celebrada en Washington D. C., Mario Ramón Beteta , secretario de Haciende ya con Echeverría explicó a los organismos financieros internacionales que:

“Para consolidar debemos contrarrestar los factores limitantes del desarrollo que se habían venido acumulando. Es decir, el excesivo endeudamiento externo, la escasez de ahorro público y el creciente déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos…”

El Desarrollo Estabilizador había muerto, dando paso al “Desarrollo Compartido” de Luis Echevarría que inaugura la etapa del populismo en el manejo económico de México.


4 comentarios:

  1. ¡Hola, buen día!
    Ya extrañaba tu post y éste, en particular, me viene bien ya que venía comentando esa manía del pensamiento colectivista por la tergiversación del lenguaje, por la perversión conceptual que usa a modo; además, porque en mis comentarios respecto a la etapa llamada "desarrollo estabilizador", con la sustitución de importaciones y proteccionismo como instrumentos de política económica, que vivimos en México, es común que, para ejemplificarlo, hablara de la existencia de una sola marca de tornamesa: GARRARD y ahora que la citas en el presente post, puedo decir que no es producto de mi imaginación, que no es una especie de delirum tremens pues, quien llega a ser víctima de mis peroratas, se queda extrañado de que tal cosa haya podido ocurrir, ante la disponibilidad casi ilimitada de productos y marcas que vivimos hoy con la apertura comercial, que fuerza la competencia y la eficiencia, que brinda oportunidades; pero, aún así, se añora un regreso a ese México protegido, se maldice al libre comercio y no obstante el nivel intervencionista del Estado, se le exige más y más, de la misma medicina [keynesiana], pero "a lo bestia", como a veces aludes, me parece que dicho por Krugman, en esos términos o algo parecido.
    ¡Saludos!

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    1. Gracias por tú comentario Armando- Eso de la Garrard ¡Cómo olvidarlo! Sabes, soy melómano, y eso del proteccionismo se terminó hasta MMH, así que me ponía de malas esa tornamesa con su ruido de fondo, el rumble le llaman, estaba OK para ir rock pero cuando quería oír una sinfonía... Así que me fui a contrabandear una Technics direct drive y un deck de Sony. ¡Cómo recuerdo es susto que traía que me la fueran a quitar! y hay quien critica la apertura comercial.

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  2. ¡jajajaja!
    Perdón, hoy es cosa de risa, pero recordar aquello, toda una aventura adentrarse por Tepito en busca de lo que estaba negado por la política económica adoptada. Igual fue un equipo Technics con el que resolví el problema de Garrard [aunque, en realidad, era en casa d mis padres donde conocí desde niño a Garrard incorporado a la típica consola de ese tiempo], que casi al regresar a Morelia los rateros terminaron llevándose mi equipo de sonido; con el paso de los años logré hacerme de un ONKIO, que hoy merece mantenimiento. Bueno, perdón, todo sea por el recuerdo del esquema de "sustitución de importaciones" que vivimos. ¡Saludos!

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  3. Estoy medio fuera del hilo x vuestros comentarios, pero sólo resta comentar que me ha parecido muy interesante el post.
    Y está abierto para un gran debate entre compadres.
    Gracias por publicar de esta manera.
    Saludos!

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