Luis Echeverría
Álvarez.
Recordemos del
post previo que el modelo de Desarrollo Estabilizador quedó agotado en razón
del proteccionismo y la nula exportación de manufacturas. México sólo exportaba
agropecuarios y no mucho, y minería, es decir materias primas, pero tenía que
importar los bienes de consumo que no se producían aquí y bienes de capital aunque se intentó también
sustituir estas importaciones, sin éxito como era de esperarse por su baja
rentabilidad. Así, se empezó a incurrir en un déficit en la balanza de pagos,
que tuvo que ser subsanado con la contratación de deuda externa, ya que las
importaciones se pagan en divisas, no en pesos.
El último año de
Gustavo Díaz Ordaz se manifestó un importante deterioro de las finanzas públicas
debido a la expansión del gasto público, además que empezó a presentarse lo
nunca antes visto: La inflación.
LEA llega al
poder en medio de dos circunstancias desfavorables: la economía no va por buen
camino y el gobierno es ya visto como una entidad autoritaria que requiere ser
democratizada. El 68 pesa en los ánimos.
El 1 de diciembre
de 1970 Luis Echeverría Álvarez toma posesión en su discurso señala que “No es
cierto que exista un dilema inevitable entre la expansión económica y la
redistribución del ingreso. Quienes pregonan que primero debemos crecer para
luego repartir, se equivocan o mienten por interés”. Así, desde
el mismo primer día empezó el enfrentamiento con los empresarios.
A los problemas
mencionados, al inciar su mandato, el desempleo y subempleo iban en aumento,
así su secretario de Hacienda Hugo B. Margáin estaba en el dilema de continuar
con el crecimiento pero a costa de un mayor endeudamiento externo para
conseguir las divisas o desacelerar la economía. Escogió esto último por lo que
se redujo la demanda agregada es sus tres componentes, consumo, inversión y
gasto público mediante políticas fiscales y monetaria restrictivas. Con éstas
medidas logró estabilizar la economía y sobre todo reducir el déficit de la
cuenta corriente al pasar de 945.9 millones de dólares en 1970 a 726.4 en 1971.
Pero esto, por supuesto tuvo efectos: El desempleo aumentó y la producción
industrial sólo creció 2.1% respecto al año anterior.
No es el objetivo
de este escrito analizar las cuestiones políticas, pero debe mencionarse que
los ánimos estaban caldeados y que LEA era señalado por muchos, al ser el
secretario de Gobernación como el responsable ideológico de los sucesos en
Tlatelolco de 1968.
En marzo de 1971
la Universidad de Nuevo León tiene violentas protestas por una nueva ley
orgánica. En el DF, el 10 de junio, se organizan protestas en solidaridad, pero
fueron agredidos por un grupo paramilitar llamados “Los Halcones” en donde hubo
varios muertos estudiantes. LEA se desentendió de los acontecimientos, pero
pesaban en el ánimo nacional.
El todopoderoso
presidente necesita hacer cosas urgentes que le lleven a justificar a la
autoridad y se opta por un lado en corregir la situación económica, y, por el
otro congraciarse con los estudiantes, sobre todo los comunistas, para dar
legitimidad al sistema político.
Es decir, ante
los reclamos que se hacen a un gobierno no democrático con partido de estado y democracia
muy cuestionables, LEA y su partido el PRI reaccionan pensado que si remedian
los problemas económicos a los ciudadanos y a los estudiantes se les da
presupuesto a sus universidades y adicionalmente se le emplea, no les importaría seguir bajo ese gobierno
autoritario.
Así creció el
presupuesto para la UNAM en 1,688%, el
sector burócrata aumentó de 600,000 en 1972 a 2.2 millones en 1976, empleando
en gran cantidad a egresados universitarios de los 60's. En el gabinete
echeverrista había un 78% de egresados de la UNAM, y hasta un líder del 68
llamado Francisco Javier Alejo quien ocupó el cargo de director del Fondo de
Cultura Económica.
Así que se
propuso acelerar la economía a como diera a lugar. Los economistas ,
principalmente Horacio Flores de la Peña secretario de Patrimonio Nacional,
aconsejaban a Echeverría, por supuesto a seguir el modelo keynesiano, es decir,
incrementar aceleradamente el gasto público
y desentenderse de la inflación , el objetivo, por supuesto era elevar
el empleo sustentado teóricamente en “La Curva de Phillips”, la cual intercambiaba
mayor inflación por mayor empleo.
Flores Peña en su
libro “Teoría y Práctica del Desarrollo”, escribe que: ”El arma de los empresarios, nativos y
extranjeros, es el problema de “la confianza” y el manejo de la inversión
privada como arma política.” Ante este comportamiento “chantajista” de los
empresarios, debe darse un cambio radical en la política económica: En vez de
sólo ser espectador y promotor, debe de convertirse en actor.
Así promulga
leyes para promover la inversión mexicana y regular severamente la extranjera. Manteniendo, claro está el proteccionismo y la sustitución de importaciones de sus antecesores. Con su discurso de la “Redistribución y la Justicia Social”, le pone la
etiqueta a su proceder como el “Desarrollo Compartido”
Y así dio
comienzo a la orgía del gasto público sin freno haciéndolo crecer en exceso,
incrementando el déficit que tuvo que ser financiado por deuda interna y
externa y la impresión sin control de billetes induciendo la inflación.
El déficit
público al inicio de LEA era de 2.5% del PIB en 1975, y creció para financiar
su expansión desmesurada hasta llegar al 10% en 1976. Creían los keynesianos
que comandaban las finanzas públicas que el gasto público es el que detona el
progreso. Desgraciadamente, esto, aunque se ha moderado sigue siendo la idea en
el gobierno, y todo demuestra que es la idea de Videgaray.
La característica
principal de los gobiernos populistas es propiciar grandes niveles de gasto
gubernamental, y, para financiarlos no recurren al incremento de impuestos, su
populismo mismo se los impide sino que recurren a muchos créditos internos y
externos, e incluso recurren a la impresión desbocada de dinero.
Debido a la
impresión de dinero podemos apreciar en la siguiente figura, como la inflación
saltó del 5% al 21% y terminó el sexenio casi en el 30%.
Y pues sí, recordemos que la Demanda Agregada
contiene el término G, el gasto público, elevarlo de forma inusitada, por
supuesto que levantó el PIB, como podemos ver en la figura que sigue.
Grandes programas
de obras públicas se tuvieron, todas emprendidas con gran urgencia para
levantar el PIB y detonar el “efecto multiplicador” keynesiano. Aquí se inició
por ejemplo el proyecto de la Nucleoeléctrica de Laguna Verde, que no fue
concluida sino hasta fines de los 1980s, con la urgencia se invirtió en cantidad de proyectos pobremente
estudiados y en “elefantes blancos”, que
resultaron ser rotundos fracasos y un enorme dispendio. También se crea un
enorme desequilibrio de las finanzas del gobierno se inicia cuando éste decide
acelerar indiscriminadamente, la supuesta nacionalización de Empresas, de todos
tipos, como la del cobre, Telmex de la que acaba de adquirir todas sus
acciones, las cuales fueron adquiridas y
expropiadas utilizando fondos públicos , también comprará empresas en quiebra
para sostener el empleo; además, impulsará los ejidos colectivos y el reparto
masivo de tierras, todo lo cual agravará el conflicto con los organismos de
empresarios, especialmente al final de su periodo con motivo de la expropiación
de cien mil hectáreas de los valles del Mayo y del Yaqui, hecho que
desencadenará una campaña de desprestigio en su contra por parte de los empresariales
que lo etiquetarán de “populista”. Esto
sin contar que al ser mal administradas, generaron gigantescas pérdidas y por
lo mismo, un mayor déficit presupuestal.
Como consecuencia
de este gasto público obsesivo, la deuda externa creció de los manejables
6,000 millones de dólares que había heredado de Díaz Ordaz a más de 20,000
millones. Hugo B. Margain, su secretario de Hacienda que venía en el puesto
desde Díaz Ordaz, se opuso al gasto inmoderado que realizaba Echeverría en su
inacabable periplo populista. Sus discrepancias con la política echeverrista lo
llevaron a dimitir el 29 de mayo de 1973. Antes de abandonar su puesto,
exclamó:
"La deuda externa
y la deuda interna tienen un límite. Y ya llegamos al límite."
Fue sucedido por
el abogado y entonces titular de la CFE, José López Portillo. Que por cierto no
tenía, y nunca tuvo la más mínima idea de economía o finanzas.
En consecuencia, de
estos actos la contraparte privada en la demanda agregada, el C + I, consumo e inversión fue descendiendo
por el enfrentamiento y la enorme tensión que el giro político a la izquierda,
declaradamente socialista.
Cabe señalar que
la emisión de leyes en beneficio social se dio principalmente en la primera
parte del gobierno de Luis Echeverría, es decir, de 1970 a 1973 cuando los
empresarios aún mantenían una actitud tolerante hacia su gobierno, pues las
diferencias entre los empresarios y el Ejecutivo Federal estuvieron presentes
desde el principio. La inconformidad de los empresarios radicó en el cambio que
sufrió la política económica mexicana que a diferencia del periodo anterior, no
los tomaba en cuenta para su elaboración. Por ello el sector agrupó en el Consejo Coordinador Empresarial,
en mayo de 1975, en cuyos estatutos se señalaba que la actividad económica debe
estar en manos de particulares y no del Estado; que el control de precios ha llevado
al estancamiento de la economía; y finalmente que en la cuestión educativa es
conveniente que también intervenga la iniciativa privada. Lo anterior fue sin
duda la expresión de inconformidad respecto a la política seguida por el
Ejecutivo, quien tomó los señalamientos como un desafío a su autoridad. Sin
embargo el presidente no cambió rápidamente su postura su poder creó el Fondo Nacional para el
Consumo de los Trabajadores (FONACOT) y con el aumento de precios se inicia el
ciclo inflacionario, la gente comienza a perder poder adquisitivo, el gobierno
de corte populista decide aumentar los salarios para compensarlo y así se
inicia y continúa la espiral inflacionaria sin control.
La siguiente gráfica muestra la evolución del cambio en el salario mínimo en términos reales, esto es, descontando la inflación.
La siguiente gráfica muestra la evolución del cambio en el salario mínimo en términos reales, esto es, descontando la inflación.
Los aumentos de
salarios, nunca son suficientes y jamás logran alcanzar a los precios, por lo
mismo el pueblo en general pierde poder adquisitivo. La cacaraqueada “Justicia
Social” por supuesto que no se da peor aún vuelve al final a los pobres mucho
más pobres, mientras que los ricos se benefician de la inflación debido a las
tasas de interés que el gobierno se ve obligado a aumentar para evitar la fuga
de capitales.
Pero el excesivo
gasto público, la inflación y las reiteradas subidas al salario, mayores que la inflación no
lograron abatir el desempleo, lo cual corrobora que la famosa curva de Phillips
que supuestamente intercambia inflación por empleo es una falsedad keynesiana
más, solamente en 1974 tuvo una
reducción para luego exacerbarse con la crisis en 1975.
Para el final de
su mandato, la diferencia de inflaciones
de México-Estados Unidos acumulada durante varios años, sin ningún ajuste del
tipo de cambio, sobrevalúa al Peso; es decir el Peso Mexicano, puede comprar
mucho más en el extranjero, que aquí. Los productos extranjeros se abaratan y
crece el contrabando. Por el contrario las Exportaciones disminuyen, al
aumentar los costos de producción y encarecerse la fabricación de productos
hechos en México. La entrada de divisas cae y bajan las reservas.
Ante la falta de
acción oportuna del Gobierno y las tendencias socializantes de la Economía, los
analistas económicos observan el crecimiento alarmante del endeudamiento
exterior, aunado a la sobrevaluación de la moneda y todo esto da lugar a una
compra masiva de dólares, para protegerse de una inminente devaluación de la
moneda.
Ante la fuga de
capitales, se agudiza la crisis, los niveles de sobrevaluación son insostenibles,
el Gobierno se queda sin divisas que respalden su moneda y por lo tanto decide
devaluar así que el 1º de septiembre de 1976 poco antes de entregar a su
sucesor José López Portillo el peso de devalúa de $12.50 a $20.00, como en un
acuerdo con su sucesor de ser el saliente el que asuma el costo político de la
devaluación.
Sin embargo, no obstante la devaluación, como el poder adquisitivo del salario mínimo había subido 31.6% en términos reales por arriba del nivel que se tenía en 1970 toda la clase trabajadora estaba feliz, que importaba si se venían abajo las reservas internacionales y que importaba si el dólar se volvía más caro, después de todo ellos ni utilizaban los dólares. La fiesta era en grande, todo mundo tenía dinero y eso era lo importante. Que la Inflación ya galopaba rumbo al infinito, pero que importa, si los salarios crecieron muy pero muy por arriba de ella.
Pronto aprenderíamos que no había motivo de regocijo, la hidra de las mil cabezas de la inflación estaba para quedarse devastando la economía del país en los siguientes 17 años.
Sin embargo, no obstante la devaluación, como el poder adquisitivo del salario mínimo había subido 31.6% en términos reales por arriba del nivel que se tenía en 1970 toda la clase trabajadora estaba feliz, que importaba si se venían abajo las reservas internacionales y que importaba si el dólar se volvía más caro, después de todo ellos ni utilizaban los dólares. La fiesta era en grande, todo mundo tenía dinero y eso era lo importante. Que la Inflación ya galopaba rumbo al infinito, pero que importa, si los salarios crecieron muy pero muy por arriba de ella.
Pronto aprenderíamos que no había motivo de regocijo, la hidra de las mil cabezas de la inflación estaba para quedarse devastando la economía del país en los siguientes 17 años.
Escribir sobre
este primer presidente populista en México viene muy al caso en estos tiempos
en que el populismo cobra un tremendo auge. Parece ser que en lugar de que el
estatismo, intervencionismo y socialismo Estado de Bienestar sean cuestionados por su visible fracaso manifestado en recesión y desempleo, los ciudadanos, por el contrario, se van con “El Canto de las Sirenas Populista”, tal y como lo
podemos ver en la mayoría de los países sudamericanos muy especialmente en
Venezuela, Argentina y Ecuador, en Europa con Francia Hollande, en España con
la amenaza de Podemos y Pablo Iglesias, en Grecia con Syriza y el primer
ministro actual el declaradamente comunista Alexis Tsipras y aquí en México con la amenaza latente de López
Obrador y Morena, para el 2018.
Ninguna aventura
populista ha terminado bien para los pueblos que la han intentado, todos acaban
como nosotros lo demostramos desde 1975 con crisis recesivas, devaluaciones,
empobrecimiento masivo. Y peor aún en enfrentamientos con distintos componentes de la sociedad, como LEA con los empresarios, misma cantaleta nefasta que repite AMLO y "Su mafia en el Poder"....
Que este escrito sea
un llamado al recuerdo y a la conciencia de lo que podríamos llegar a sufrir si
otro populista se empodera en nuestro país.
En alguna intervención de Gloria Álvarez -que gracias a que aquí posteaste, pude conocer- me llamó la atención el recorrido que hacía de las desgracias latinoamericanas y señalar como punto de partida del "populismo" en estos lares -y como reacción y respuesta- del llamado Consenso de Washington". Hoy, igualmente, observo un juicio diferente al que del tema hago y con el que me he "casado" desde mis años de estudiante. Mis registros memoriosos -por demás deficientes y escasos- recuerdan los años finales de la década de 1930 y la década de 1940 como la época en la que el "populismo" en Latinoamérica se regodea, con exponentes como Cárdenas en México, Perón en Argentina -aunque en el caso de Cárdenas, Enrique Krauze lo cataloga de "popular", no "populista"-. Creo importa -en el caso nuestro- lo anterior dado que es con Cárdenas con quien se estructura el sistema político mexicano que no ha sido sustituido -aunque aparenta haber sido diezmado por los 12 años en que al dejarlos fuera de mamar de la ubre-, y que en este "revival" no es menos rapaz y clientelar, sino que han "modernizado" las dentelladas. En mi opinión -aunque poco nos guste aceptarlo- ese "estilo" de gobernar "hizo" al mexicano que aún pervive. ¿Cómo negar la "hechura" priísta, "populista" que en la inmensa mayoría se incubó desde aquellas lejanas décadas y que, generación tras generación, no hace sino reproducir y fortalecer comportamientos simbióticos?
ResponderBorrarUna cosa más, recordar cómo Echeverría lanza las redes y atrapa a un sin fin de representantes de la "intelectualidad" y, juntos, se lanzan -y nos lanzan- al despeñadero del movimiento de los países "no alineados", disfraz convenientemente orquestado y hasta financiado por la propia URSS, a quien terminaban rindiendo pleitesía.
¡Saludos!
Si eso de los no alineados, que quería ser líder del tercer mundo, y hasta secretario de la ONU. Tantas cosas que tenía ese personaje, su vieja vestida de hupil dando agua de chía y mole a los reyes de Inglaterra. Tantas cosas de ese nefasto personaje, que se podría escribir no un post. ¡Un libro! yo estaba adolescente, pero bien que me acuerdo de todas sus estupideces.
BorrarG
ResponderBorrarLos políticos mediocres deberían ver el siguiente video.
¡ Para que vean lo que es hacer las cosas bien !
https://www.youtube.com/watch?v=CXt-QANAa2U