El principal
problema de México es el bajo crecimiento, de él derivan muchos otros
problemas. Para entender por qué el país no crece lo suficiente y no se crean
empleos debemos entender ante todo que el crecimiento económico y la generación
de empleos se debe a la actividad productiva, es decir que simple y llanamente
depende de las empresas, y en consecuencia de los empresarios, y por empresario
entiéndase desde el que pone una taquería, una papelería, una tiendita de
alimentos, hasta los que ponen una aerolínea, un hotel, una fábrica de
automotores, todos tienen en común exactamente los mismo: Invierten su capital,
para obtener utilidades. Una persona (física o moral) que posee capital tiene
básicamente tres opciones para obtener una renta: Invertirlo en los mercados
financieros, que va desde inversión en instrumentos de deuda gubernamentales
CETES, o privados bonos, o fondos de deuda, o la Bolsa de Valores; invertirlo
en algún bien raíz que le proporcione una renta, y tercero, y finalmente
invertirlo en algún negocio. Todas estas opciones virtud de la globalización no
necesariamente van a ser en México, siempre hay posibilidad de que invierta en
la bolsa de Nueva York, compre bonos del Tesoro de EU, compre un condominio en
Miami, o ponga un negocio en algún país del mundo. Esto es importante por que
se contrapone con la visión aldeana de la Economía de López Obrador, lo que le
impide comprender que hay otros lugares en donde colocar el dinero.
También es cierto
que el gobierno no crea empleos, en todo caso crea burocracia que no producen
riqueza, sólo se requieren para mantener el funcionamiento del Estado y sus
salarios se pagan utilizando impuestos, en México debido a que existen
importantes segmentos de la economía vedados a la inversión privada se tienen
empresas paraestatales que si crean empleos y además lo hacen de privilegio
resultando en empresas poco productivas que inciden dañando la economía del
país. Además, es obvio que estas empresas ya de por si ineficientes, y con
exceso de personal, ya no es posible aumentar en forma significativa ni su
crecimiento ni el número de empleos que en consecuencia se puedan generar. Por
tanto, la conclusión importante de todo esto es que el gobierno no puede ni
hacer crecer la economía ni crear empleos, por una razón muy sencilla: Por que
el crecimiento y los empleos son resultado fundamentalmente de la inversión
privada, local y extranjera, y ningún gobierno, ninguno que quede claro puede
obligar a un empresario a invertir primero productivamente y luego en este
país.
En un estudio
estadístico que realicé desde 1994 referente a cuantificar que cantidad de
inversión se requiere para crear un empleo formal me encontré que la cifra es
de alrededor de 30,000 dólares/empleo, y por tanto, se requieren 30,000
millones de dólares anuales de inversión para crear un millón de empleos
formales que se requieren para dar empleo a los jóvenes que se incorporan cada
año a la PEA. Esta cifra no es menor, y es evidente que ni el gobierno, ni los
empresarios locales tienen disponible esta cantidad de dinero por lo que es
evidente que necesitamos que la inversión extranjera directa tenga un papel
protagónico en la inversión.
Y, aquí viene la
pregunta importante ¿Por qué yo empresa que fabrico el producto X o quiero
construir un hotel Y, voy a invertir en México? ¿Por qué en México?, y no en
China, o Guatemala, o Colombia, o Brasil, o Rep. Checa, o Polonia, o Hungría, o
Vietnam, por listar solo algunos de los posibles competidores de ese dinero, por
qué es lo primero que debemos entender, existe competencia (que horrible
palabra) por capitales productivos. Esos capitales productivos en tan sólo 6
años han permitido a 450 millones chinos pasar de la pobreza a ser una clase
media, han permitido a 7 millones de irlandeses pasar de la pobreza a ser ya no
una clase media, sino un pueblo pudiente con un ingreso per cápita medio mayor
a 35,000 dólares anuales, superior a la media de Francia, Inglaterra y
Alemania. Poca cosa ¿no es así?
Por consiguiente,
la pregunta más importante es: ¿Qué es lo que determina que una empresa quiera
invertir en un país? Y conocida la respuesta, ¿Qué podemos hacer para que esa
condición se cumpla lo mejor posible? Estas son las preguntas que todo gobierno
que quiera que su país progrese debiera hacerse, sin embargo, el mexicano
encerrado en su propio mundo, tiene sus propias respuestas que no se apegan a
la realidad de las cosas en un mundo globalizado.
Pues bien, más
que los ingresos o volumen de ventas por si mismas la razón que mueve al
empresario es siempre las ganancias, y éstas se obtienen deduciendo a los
ingresos los costos totales, y aquí esta el meollo, la parte medular, esencial
del asunto: Una importante empresa transnacional no se fija gran cosa en el
tamaño del mercado interno que es deseable pero no determinante, ellos producen
para el mundo, por tanto los ingresos locales no son un factor tan importante,
el factor importante es entonces el de los costos. Y aquí es en donde tenemos
problemas, altos costos para producir un mismo bien son evaluados por las
empresas para tomar sus decisiones para invertir o no en un determinado país:
Expolio Fiscal
Excesivo: No sólo es la tasa para el pago del ISR de 35% que se compara muy
desfavorablemente con el de otros países con los que México compite como
receptor de inversión: El propio EU con 22%, China 10%. Sino también la
imposibilidad de deducir (debido a la Reforma Fiscal de Videgaray-Peña), las
prestaciones sociales, y, sobre todo la depreciación acelerada de activos. También aquí cuenta la tasa de IVA
excesivamente alta, que, por mecanismos de mercado acaba siendo también un ISR
ya que merma la capacidad de compra de los consumidores lo mismo que el IEPS,
en especial el aplicado a combustibles y energía.
Costos laborales:
No obstante que nominalmente los salarios son muy bajos, como consecuencia de
la baja productividad del país, los costos laborales no son tan bajos: Aquí estamos mal y seguiremos mal, bajo rígidas
leyes laborales, es muy costoso despedir, cuotas adicionales como IMSS,
Infonavit, y el colmo impuesto sobre nómina, el de inspiración marxista reparto
de utilidades que actúa como un impuesto
sobre la renta que tiene finalmente el efecto de disminuir las utilidades netas
de las empresas. Las leyes laborales imponen
una relación asimétrica cargándose a favorecer al trabajador, también son poco
flexibles, no se permite contratación por hora o sólo unos días por semana, así
el Índice de Rigidez laboral ubica a México en el lugar # 55, no muy lejos del
#66 de Francia que también al ser “progresistas” es prácticamente imposible
despedir y muy pero muy lejos de Estonia #23, EEUU #3 e Irlanda #2. Resulta
interesente que a mayor rigidez laboral mayor es el desempleo. A esto agrávese
con los sindicatos como el de la industria automotriz, los huleros, los mineros
(que controlan el acero), los de aviación, sus “conquistas laborales” que creen
que vienen del cielo, pero que para la administración no son otra cosa que
costos; costos que inciden en las utilidades. Sigamos con nuestras leyes
“progresistas”, no nos quejemos del desempleo y la actividad informal.
Costo de las
leyes, las leyes cuestan, y mucho, desde poder cumplir a cabalidad con todas
las disposiciones del gobierno, fiscales, reglamentaciones, etc. impone un
costo, importante. El exceso de regulaciones tiene un costo que incide en la
utilidades, y que, sobre todo, son el filón de la corrupción. México es un país
sobre regulado desde las leyes fiscales hasta el más mínimo detalle de las
actividades mercantiles, aquí México debiera hacer cirugía mayor para des
regular lo más posible. Aquí tampoco se percibe voluntad de simplificar leyes y
la regulación.
Capacidad de mantener el Estado de Derecho y
aplicación de la legalidad en forma expedita. Aquí México flaquea de forma
importante, todos sabemos lo lento y caro que es cualquier proceso judicial, y
no sólo eso, muchas veces lo corrupto que es. Esto es un importante freno a
cualquier decisión de inversión. No es un secreto que gran parte de la aversión
que el presidente de EU tiene por México se origina en litigios en los que
incluso ganó el juicio pero no pudo cobrar debido a la corrupción del sistema
judicial.
Infraestructura de país confiable y barata:
Transporte, electricidad, energía, seguros y servicios contables, un sistema
financiero competente y otros factores básicos.
Ante la
imposibilidad de eficientar a los monopolios de la energía que con sus
“conquistas laborales” tienen a las empresas quebradas.
Seguridad: Ya le seguridad es un enorme
problema, asaltos carreteros, a la nómina, posibilidad de secuestro para
ejecutivos, esto otra vez repercute en costos de seguridad privada, seguros, y
gastos en mejorar la seguridad, como bardas, cámaras, GPS, etc., que no deberían
de tenerse si el gobierno proporcionara su obligación fundamental.
No menos importante:
Costos financieros, esto es, baja inflación, tasas de interés bajas y paridad
estable en relación con nuestros socios comerciales. Esto apenas se estaba
dando, pero se ha perturbado recientemente con una paridad Peso-Dólar, muy
volátil, y que ha depreciado sustancialmente al peso induciendo inflación. De
su importancia ya nos lo advierte Hayek que se mostró especialmente crítico con
la visión de los bienes de producción, como un fondo homogéneo y unitario, que
respondía automáticamente a los cambios en la demanda de bienes de consumo
(como afirman los keynesianos). Hayek insiste en que los bienes se ordenan
según su mayor o menor distancia del consumo final. Es bien conocido que las
empresas tienen en cartera y valoran infinidad de proyectos. Existen proyectos
que tardan decenas de años en amortizarse y otros que concluyen en el mismo
periodo de inicio. En algunos proyectos, no se empiezan a tener ventas hasta
transcurridos varios años. No es el consumo presente, sino el coste de la
financiación el aspecto crítico, en todo tipo de inversiones. La producción
para el consumo de un año, no es más que una fracción del total de bienes
producidos y vendidos durante ese periodo. La economía estable es por tanto el
factor más importante para atraer la inversión, pero que al parecer estamos
empeñados a renunciar con políticas inflacionistas como las propuestas por los
keynesianos que nos han gobernado y ahora agudizado con López Obrador.
La libertad de
actividad en el mercado. El vigor de la competencia—así como el nivel de
interferencia del gobierno para entrar al mercado de un país—también son
factores importantes. Cuanto más libre sea el mercado, más atractivo será el
país para los inversionistas internacionales. Este es un punto en el que
francamente México muestra gran debilidad: Existen áreas clave en la economía
como por ejemplo el transporte que están en manos de gremios o sindicatos que
impiden la competencia, otras están vedadas a la inversión extranjera
justificadas sólo por un nacionalismo inexplicable en términos racionales.
También, no obstante que la Constitución prohíbe los monopolios éstos están
presentes en el Estado y privados en casi toda la actividad económica. Aquí
deben crearse leyes antimonopolio para romper los privilegios, obligar a la
libre competencia, y evitar a toda costa la dominancia en los mercados de una
sola empresa o empresas coludidas en oligopolios. México desgraciadamente ocupa
uno de los últimos lugares en la clasificación de libertad económica.
Educación de alta calidad: Si bien el
inversionista aporta capital, tecnología y capacidad gerencial, la calidad de
la fuerza laboral es de gran importancia. Los mexicanos hemos demostrado que
podemos ser trabajadores capaces y responsables, sin embargo, la calidad en la
educación especialmente la pública es pésima, ocupamos el último puesto entre
todos los países de la OCDE no obstante la gran cantidad de recursos que se
gastan. Y es que el problema principal radica en que sólo se preocupan por la
cobertura y el adoctrinamiento, más no en la calidad y la exigencia, para el
gobierno lo importante es el acceso, y tenernos controlados con la visión de
gobierno proveedor, y no lo que realmente aprendan y si lo que aprenden es
útil. Prueba de esto es la nefasta propuesta del López Obrador de crear
universidades sin examen de admisión y sin evaluaciones, sólo el “cuerpo” en el
recinto será suficiente para obtener un título, nada más falaz, los jóvenes que
ahí estudien no tendrán ninguna posibilidad de encontrar un empleo, serán sólo
una fábrica de resentidos sociales (como ya lo son en gran medida las
universidades públicas) con presupuesto Estatal. También, falta darle un
impulso decisivo a la educación tecnológica, en todos los niveles, desde
técnica hasta ingenierías. La enseñanza de las matemáticas y la ciencia desde
la educación básica es sumamente deficiente esto es incuestionable y debe y
puede cambiarse. Sólo teniendo materia prima humana bien preparada y educada
para competir será posible dar el “salto” de la economía de la manufactura a la
economía del conocimiento. No hacer nada por mejorar la educación tendrá el
costo de la marginación y la desigualdad.
Tal parece que
con López Obrador daremos varios pasos para atrás, tirando la Reforma
Educativa, entregando otra vez la educación al sindicato, re activando el
tráfico de plazas, no podía ser más desalentador.
No menos
importantes son los derechos y la protección de la propiedad. La propiedad
privada debe protegerse y evitar que los activos reales o intangibles de una
empresa sean apropiados por otros ilegalmente. Léase aquí piratería, el caso
Pascual, etc. copia de medicinas con patente vigente, etc. No se respeta la
propiedad privada y la propiedad intelectual, no se invierte y nos
automarginamos del desarrollo.
Un gobierno
respetuoso de la actividad empresarial, que no la hostigue, la denosté, la
insulte, la acose. Que por el contrario la promueve, aliente, la busque, vaya a
foros internacionales a promover al país.
Son sólo once
puntos, no puedo pensar en una mejor lista de políticas públicas para aumentar
el crecimiento económico y el nivel de empleo en un país en desarrollo. Están
basadas en la premisa básica que son las empresas privadas son las que crean la
riqueza y ponen los empleos y que en consecuencia debemos transformarnos para
que sea atractivo invertir aquí. Y no hay de otra, así es, así ha sido y así
será. Los países que han transformado sus estructuras en este sentido hoy
crecen vigorosamente elevando el nivel de vida de su población. Pensar que un
gobierno tenga una receta mágica para crear riqueza y crear empleos sin el
concurso de la inversión es falso, y finalmente pensar que la inversión se va a
dar nada más por que sí, por que tenemos un TLC con EU también es falso, si no
cambiamos la estructura del país a una visión de ser competitivos como lo
implican estos diez puntos, pues, aunque sea el próximo presidente el que
supuestamente promoverá la “4ª transformación”, no pasará nada, seguiremos
marginados por la inversión, no nos considerarán viables, y lo pagaremos con
bajas tasas de crecimiento y del empleo.
Marc Tuotai,
estratega financiero internacional, declaró sobre México: "El tren de la
modernización está pasando ahora y los mexicanos no quieren darse cuenta que el
tren quizá no vuelva a parar en décadas... El costo de quedarse atrás puede ser
muy alto, es la diferencia entre mejor calidad de vida para millones o
profundizar los problemas sociales". Así, mientras aquí nos entretenemos
con los dimes y diretes, con gasto público para “crear empleos”, como el de las
becas a ninis, el tren maya, los caminos rurales, desde fuera ven el dilema de México con toda
claridad: o acelera su proceso de modernización económica y política o pronto
el mundo le estará diciendo adiós a los mexicanos, como ya en los hechos está
sucediendo. El país que hace un par de décadas estaba en boca de todo
inversionista hoy nos estamos volviendo irrelevantes.
Suena dramático, lo es.
También es importante señalar lo difícil que es emigrar a México aunque sea solo para estudiar en alguna universidad privada.
ResponderBorrarTambién nos hacen falta más tratados de libre comercio, por ejemplo con la India y China.
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