lunes, septiembre 10, 2018

Por qué México NO CRECE ... Ni Crecerá




El principal problema de México es el bajo crecimiento, de él derivan muchos otros problemas. Para entender por qué el país no crece lo suficiente y no se crean empleos debemos entender ante todo que el crecimiento económico y la generación de empleos se debe a la actividad productiva, es decir que simple y llanamente depende de las empresas, y en consecuencia de los empresarios, y por empresario entiéndase desde el que pone una taquería, una papelería, una tiendita de alimentos, hasta los que ponen una aerolínea, un hotel, una fábrica de automotores, todos tienen en común exactamente los mismo: Invierten su capital, para obtener utilidades. Una persona (física o moral) que posee capital tiene básicamente tres opciones para obtener una renta: Invertirlo en los mercados financieros, que va desde inversión en instrumentos de deuda gubernamentales CETES, o privados bonos, o fondos de deuda, o la Bolsa de Valores; invertirlo en algún bien raíz que le proporcione una renta, y tercero, y finalmente invertirlo en algún negocio. Todas estas opciones virtud de la globalización no necesariamente van a ser en México, siempre hay posibilidad de que invierta en la bolsa de Nueva York, compre bonos del Tesoro de EU, compre un condominio en Miami, o ponga un negocio en algún país del mundo. Esto es importante por que se contrapone con la visión aldeana de la Economía de López Obrador, lo que le impide comprender que hay otros lugares en donde colocar el dinero.
También es cierto que el gobierno no crea empleos, en todo caso crea burocracia que no producen riqueza, sólo se requieren para mantener el funcionamiento del Estado y sus salarios se pagan utilizando impuestos, en México debido a que existen importantes segmentos de la economía vedados a la inversión privada se tienen empresas paraestatales que si crean empleos y además lo hacen de privilegio resultando en empresas poco productivas que inciden dañando la economía del país. Además, es obvio que estas empresas ya de por si ineficientes, y con exceso de personal, ya no es posible aumentar en forma significativa ni su crecimiento ni el número de empleos que en consecuencia se puedan generar. Por tanto, la conclusión importante de todo esto es que el gobierno no puede ni hacer crecer la economía ni crear empleos, por una razón muy sencilla: Por que el crecimiento y los empleos son resultado fundamentalmente de la inversión privada, local y extranjera, y ningún gobierno, ninguno que quede claro puede obligar a un empresario a invertir primero productivamente y luego en este país.
En un estudio estadístico que realicé desde 1994 referente a cuantificar que cantidad de inversión se requiere para crear un empleo formal me encontré que la cifra es de alrededor de 30,000 dólares/empleo, y por tanto, se requieren 30,000 millones de dólares anuales de inversión para crear un millón de empleos formales que se requieren para dar empleo a los jóvenes que se incorporan cada año a la PEA. Esta cifra no es menor, y es evidente que ni el gobierno, ni los empresarios locales tienen disponible esta cantidad de dinero por lo que es evidente que necesitamos que la inversión extranjera directa tenga un papel protagónico en la inversión.
Y, aquí viene la pregunta importante ¿Por qué yo empresa que fabrico el producto X o quiero construir un hotel Y, voy a invertir en México? ¿Por qué en México?, y no en China, o Guatemala, o Colombia, o Brasil, o Rep. Checa, o Polonia, o Hungría, o Vietnam, por listar solo algunos de los posibles competidores de ese dinero, por qué es lo primero que debemos entender, existe competencia (que horrible palabra) por capitales productivos. Esos capitales productivos en tan sólo 6 años han permitido a 450 millones chinos pasar de la pobreza a ser una clase media, han permitido a 7 millones de irlandeses pasar de la pobreza a ser ya no una clase media, sino un pueblo pudiente con un ingreso per cápita medio mayor a 35,000 dólares anuales, superior a la media de Francia, Inglaterra y Alemania. Poca cosa ¿no es así?
Por consiguiente, la pregunta más importante es: ¿Qué es lo que determina que una empresa quiera invertir en un país? Y conocida la respuesta, ¿Qué podemos hacer para que esa condición se cumpla lo mejor posible? Estas son las preguntas que todo gobierno que quiera que su país progrese debiera hacerse, sin embargo, el mexicano encerrado en su propio mundo, tiene sus propias respuestas que no se apegan a la realidad de las cosas en un mundo globalizado.
Pues bien, más que los ingresos o volumen de ventas por si mismas la razón que mueve al empresario es siempre las ganancias, y éstas se obtienen deduciendo a los ingresos los costos totales, y aquí esta el meollo, la parte medular, esencial del asunto: Una importante empresa transnacional no se fija gran cosa en el tamaño del mercado interno que es deseable pero no determinante, ellos producen para el mundo, por tanto los ingresos locales no son un factor tan importante, el factor importante es entonces el de los costos. Y aquí es en donde tenemos problemas, altos costos para producir un mismo bien son evaluados por las empresas para tomar sus decisiones para invertir o no en un determinado país:
Expolio Fiscal Excesivo: No sólo es la tasa para el pago del ISR de 35% que se compara muy desfavorablemente con el de otros países con los que México compite como receptor de inversión: El propio EU con 22%, China 10%. Sino también la imposibilidad de deducir (debido a la Reforma Fiscal de Videgaray-Peña), las prestaciones sociales, y, sobre todo la depreciación acelerada de activos.  También aquí cuenta la tasa de IVA excesivamente alta, que, por mecanismos de mercado acaba siendo también un ISR ya que merma la capacidad de compra de los consumidores lo mismo que el IEPS, en especial el aplicado a combustibles y energía.
Costos laborales: No obstante que nominalmente los salarios son muy bajos, como consecuencia de la baja productividad del país, los costos laborales no son tan bajos:  Aquí estamos mal y seguiremos mal, bajo rígidas leyes laborales, es muy costoso despedir, cuotas adicionales como IMSS, Infonavit, y el colmo impuesto sobre nómina, el de inspiración marxista reparto de utilidades que actúa como un  impuesto sobre la renta que tiene finalmente el efecto de disminuir las utilidades netas de las empresas. Las  leyes laborales imponen una relación asimétrica cargándose a favorecer al trabajador, también son poco flexibles, no se permite contratación por hora o sólo unos días por semana, así el Índice de Rigidez laboral ubica a México en el lugar # 55, no muy lejos del #66 de Francia que también al ser “progresistas” es prácticamente imposible despedir y muy pero muy lejos de Estonia #23, EEUU #3 e Irlanda #2. Resulta interesente que a mayor rigidez laboral mayor es el desempleo. A esto agrávese con los sindicatos como el de la industria automotriz, los huleros, los mineros (que controlan el acero), los de aviación, sus “conquistas laborales” que creen que vienen del cielo, pero que para la administración no son otra cosa que costos; costos que inciden en las utilidades. Sigamos con nuestras leyes “progresistas”, no nos quejemos del desempleo y la actividad informal.
Costo de las leyes, las leyes cuestan, y mucho, desde poder cumplir a cabalidad con todas las disposiciones del gobierno, fiscales, reglamentaciones, etc. impone un costo, importante. El exceso de regulaciones tiene un costo que incide en la utilidades, y que, sobre todo, son el filón de la corrupción. México es un país sobre regulado desde las leyes fiscales hasta el más mínimo detalle de las actividades mercantiles, aquí México debiera hacer cirugía mayor para des regular lo más posible. Aquí tampoco se percibe voluntad de simplificar leyes y la regulación.
Capacidad de mantener el Estado de Derecho y aplicación de la legalidad en forma expedita. Aquí México flaquea de forma importante, todos sabemos lo lento y caro que es cualquier proceso judicial, y no sólo eso, muchas veces lo corrupto que es. Esto es un importante freno a cualquier decisión de inversión. No es un secreto que gran parte de la aversión que el presidente de EU tiene por México se origina en litigios en los que incluso ganó el juicio pero no pudo cobrar debido a la corrupción del sistema judicial.
 Infraestructura de país confiable y barata: Transporte, electricidad, energía, seguros y servicios contables, un sistema financiero competente y otros factores básicos.
Ante la imposibilidad de eficientar a los monopolios de la energía que con sus “conquistas laborales” tienen a las empresas quebradas.
Seguridad: Ya le seguridad es un enorme problema, asaltos carreteros, a la nómina, posibilidad de secuestro para ejecutivos, esto otra vez repercute en costos de seguridad privada, seguros, y gastos en mejorar la seguridad, como bardas, cámaras, GPS, etc., que no deberían de tenerse si el gobierno proporcionara su obligación fundamental.
No menos importante: Costos financieros, esto es, baja inflación, tasas de interés bajas y paridad estable en relación con nuestros socios comerciales. Esto apenas se estaba dando, pero se ha perturbado recientemente con una paridad Peso-Dólar, muy volátil, y que ha depreciado sustancialmente al peso induciendo inflación. De su importancia ya nos lo advierte Hayek que se mostró especialmente crítico con la visión de los bienes de producción, como un fondo homogéneo y unitario, que respondía automáticamente a los cambios en la demanda de bienes de consumo (como afirman los keynesianos). Hayek insiste en que los bienes se ordenan según su mayor o menor distancia del consumo final. Es bien conocido que las empresas tienen en cartera y valoran infinidad de proyectos. Existen proyectos que tardan decenas de años en amortizarse y otros que concluyen en el mismo periodo de inicio. En algunos proyectos, no se empiezan a tener ventas hasta transcurridos varios años. No es el consumo presente, sino el coste de la financiación el aspecto crítico, en todo tipo de inversiones. La producción para el consumo de un año, no es más que una fracción del total de bienes producidos y vendidos durante ese periodo. La economía estable es por tanto el factor más importante para atraer la inversión, pero que al parecer estamos empeñados a renunciar con políticas inflacionistas como las propuestas por los keynesianos que nos han gobernado y ahora agudizado con López Obrador.
La libertad de actividad en el mercado. El vigor de la competencia—así como el nivel de interferencia del gobierno para entrar al mercado de un país—también son factores importantes. Cuanto más libre sea el mercado, más atractivo será el país para los inversionistas internacionales. Este es un punto en el que francamente México muestra gran debilidad: Existen áreas clave en la economía como por ejemplo el transporte que están en manos de gremios o sindicatos que impiden la competencia, otras están vedadas a la inversión extranjera justificadas sólo por un nacionalismo inexplicable en términos racionales. También, no obstante que la Constitución prohíbe los monopolios éstos están presentes en el Estado y privados en casi toda la actividad económica. Aquí deben crearse leyes antimonopolio para romper los privilegios, obligar a la libre competencia, y evitar a toda costa la dominancia en los mercados de una sola empresa o empresas coludidas en oligopolios. México desgraciadamente ocupa uno de los últimos lugares en la clasificación de libertad económica.
Educación de alta calidad: Si bien el inversionista aporta capital, tecnología y capacidad gerencial, la calidad de la fuerza laboral es de gran importancia. Los mexicanos hemos demostrado que podemos ser trabajadores capaces y responsables, sin embargo, la calidad en la educación especialmente la pública es pésima, ocupamos el último puesto entre todos los países de la OCDE no obstante la gran cantidad de recursos que se gastan. Y es que el problema principal radica en que sólo se preocupan por la cobertura y el adoctrinamiento, más no en la calidad y la exigencia, para el gobierno lo importante es el acceso, y tenernos controlados con la visión de gobierno proveedor, y no lo que realmente aprendan y si lo que aprenden es útil. Prueba de esto es la nefasta propuesta del López Obrador de crear universidades sin examen de admisión y sin evaluaciones, sólo el “cuerpo” en el recinto será suficiente para obtener un título, nada más falaz, los jóvenes que ahí estudien no tendrán ninguna posibilidad de encontrar un empleo, serán sólo una fábrica de resentidos sociales (como ya lo son en gran medida las universidades públicas) con presupuesto Estatal. También, falta darle un impulso decisivo a la educación tecnológica, en todos los niveles, desde técnica hasta ingenierías. La enseñanza de las matemáticas y la ciencia desde la educación básica es sumamente deficiente esto es incuestionable y debe y puede cambiarse. Sólo teniendo materia prima humana bien preparada y educada para competir será posible dar el “salto” de la economía de la manufactura a la economía del conocimiento. No hacer nada por mejorar la educación tendrá el costo de la marginación y la desigualdad.
Tal parece que con López Obrador daremos varios pasos para atrás, tirando la Reforma Educativa, entregando otra vez la educación al sindicato, re activando el tráfico de plazas, no podía ser más desalentador.
No menos importantes son los derechos y la protección de la propiedad. La propiedad privada debe protegerse y evitar que los activos reales o intangibles de una empresa sean apropiados por otros ilegalmente. Léase aquí piratería, el caso Pascual, etc. copia de medicinas con patente vigente, etc. No se respeta la propiedad privada y la propiedad intelectual, no se invierte y nos automarginamos del desarrollo.
Un gobierno respetuoso de la actividad empresarial, que no la hostigue, la denosté, la insulte, la acose. Que por el contrario la promueve, aliente, la busque, vaya a foros internacionales a promover al país.
Son sólo once puntos, no puedo pensar en una mejor lista de políticas públicas para aumentar el crecimiento económico y el nivel de empleo en un país en desarrollo. Están basadas en la premisa básica que son las empresas privadas son las que crean la riqueza y ponen los empleos y que en consecuencia debemos transformarnos para que sea atractivo invertir aquí. Y no hay de otra, así es, así ha sido y así será. Los países que han transformado sus estructuras en este sentido hoy crecen vigorosamente elevando el nivel de vida de su población. Pensar que un gobierno tenga una receta mágica para crear riqueza y crear empleos sin el concurso de la inversión es falso, y finalmente pensar que la inversión se va a dar nada más por que sí, por que tenemos un TLC con EU también es falso, si no cambiamos la estructura del país a una visión de ser competitivos como lo implican estos diez puntos, pues, aunque sea el próximo presidente el que supuestamente promoverá la “4ª transformación”, no pasará nada, seguiremos marginados por la inversión, no nos considerarán viables, y lo pagaremos con bajas tasas de crecimiento y del empleo.
Marc Tuotai, estratega financiero internacional, declaró sobre México: "El tren de la modernización está pasando ahora y los mexicanos no quieren darse cuenta que el tren quizá no vuelva a parar en décadas... El costo de quedarse atrás puede ser muy alto, es la diferencia entre mejor calidad de vida para millones o profundizar los problemas sociales". Así, mientras aquí nos entretenemos con los dimes y diretes, con gasto público para “crear empleos”, como el de las becas a ninis, el tren maya, los caminos rurales,  desde fuera ven el dilema de México con toda claridad: o acelera su proceso de modernización económica y política o pronto el mundo le estará diciendo adiós a los mexicanos, como ya en los hechos está sucediendo. El país que hace un par de décadas estaba en boca de todo inversionista hoy nos estamos volviendo irrelevantes. 

Suena dramático, lo es.




2 comentarios:

  1. También es importante señalar lo difícil que es emigrar a México aunque sea solo para estudiar en alguna universidad privada.

    ResponderBorrar
  2. También nos hacen falta más tratados de libre comercio, por ejemplo con la India y China.

    ResponderBorrar