“Nadie debe esperar que
algún argumento lógico, o alguna experiencia, pueda sacudir el fervor, casi
religioso, de aquellos que creen en la salvación por medio del gasto y de la
expansión crediticia.” Ludwig von Mises
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Aquatúnel en Tokyo, un rotundo fracaso de obra de infraestructura. |
La mayoría de la
gente, sobre todo los economistas del Manistream, oficialistas, así como, por
supuesto, los políticos confían en una cifra estadística llamada el Producto
Interno Bruto (PIB). El PIB refleja el valor final de los bienes y servicios
producidos durante un período de tiempo, normalmente un trimestre. Esta
estadística está construida considerando (muy a lo Keynesiano) que lo que mueve
a la economía es el consumo y no la producción de riqueza. Lo que al PIB le
importa es la demanda final de bienes y servicios.
Al enfocarse
exclusivamente al consumo final de bienes y servicios, el PIB cae en el mundo
de lo fantástico, en un mundo en donde los bienes emergen sólo por que los
consumidores así lo desean. Esto es totalmente absurdo cuando se piensa en cómo
funciona la actividad económica en la realidad. Se piensa en forma totalmente
errónea que la demanda de productos inmediatamente incide en la producción,
esto es, se desprecia totalmente las varias etapas que preceden la aparición
del bien final.
Como nos dice el
economista (austriaco) Frank Shostak: “El cálculo del PIB no nos dice si los
bienes finales fueron producidos durante ese período de tiempo son consecuencia
de riqueza real en expansión, o un reflejo de consumo de capital”. Por
ejemplo, en el programa ideado en 2009 para reactivar el consumo en EU de autos
por chatarra, los autos consumidos podrían haberse creado hace mucho tiempo y
estar almacenados como inventario de las agencias. Una casa pudo haberse
construido hace mucho tiempo y vendida en el trimestre en cuestión,
evidentemente nada tiene que ver con la producción de riqueza en el período
bajo consideración.
Otras
inconsistencias se tienen, por ejemplo, con las casas construidas durante el
boom inmobiliario, éstas contribuyeron significativamente, en su momento al
PIB, pero ahora, estas mismas casas se encuentran vacías, mientras que
banqueros, propietarios y reguladores se encuentran enfrascados en conflictos
legales y lanzamientos. Y todas ellas son responsables de la quiebra y pérdida
patrimonial de sus propietarios.
En China, poco
después de la crisis de 2008, el gobierno se dio por construir ciudades
completitas, hoy todos eso departamentos están vacios, fue un inmenso
desperdicio de capital, pero claro, contribuyó a subir el PIB.
Para los
economistas de la Escuela Austriaca la situación es evidente: El PIB no refleja
y no puede hacerlo el desperdicio colosal de recursos, los enormes esfuerzos y
los recursos naturales que se fueron a construir las casas que hoy nadie
quiere. Sí, todas esas malas inversiones del pasado hicieron que el PIB
subiera, pero finalmente sólo fueron capital desperdiciado.
También, como
apunta el economista de la Escuela Austriaca Murray Rothbard: Las cifras del
PIB son sospechosas debido a que lo producido por el gobierno es contabilizado.
Por supuesto, el gobierno no produce nada que los consumidores paguen por ello
voluntariamente, el dinero es apropiado de ellos, se roba a la economía
productiva para poder proporcionar estos servicios. Por consiguiente hay por lo
menos una doble contabilidad en esta producción.
Y esto viene al
caso si es que activan el Plan Nacional de Infraestructura, quizá suba el PIB,
por la componente G de su formulación, pero realmente la economía seguirá tan
estancada y recesiva como antes. Japón insistió e insistió con esta idea
keynesiana del gasto público de infraestructura y lo único que logró fue pasar
su deuda gubernamental de 90% a 153% de su PIB, sin poder reactivarla jamás.
Esto es significa que es una mentira que el gasto público reactiva, es
contracíclico y todos los calificativos que los keynesianos inventan.
Otro punto
importante es que la forma de calcular el PIB no nos dice nada si es un reflejo
real de riqueza producida de expansión económica, o si en realidad es reflejo
de consumo de capital, por ejemplo consumo de inventarios.
También tenemos,
por ejemplo si el gobierno construye una pirámide, que aporta absolutamente
nada a los individuos, el PIB la contabilizará como crecimiento económico. En
realidad, la construcción de la pirámide está desviando los recursos para
fondear las actividades que producen riqueza real, y, por consiguiente,
reprimiendo, sofocando la generación de riqueza real.
Como es calculado
el PIB se desprecia por entero las etapas intermedias de producción y por
consiguiente es de muy poca utilidad como herramienta de evaluación de los
ciclos de boom-estallido. No es por eso sorprendente que para los economistas
keynesianos del mainstream estén forzados a concluir que las recesiones se dan por una súbita
contracción en el consumo, a datos erróneos conclusiones erróneas. En
consecuencia, es muy lógico que los economistas del mainstream sean partidarios
de las políticas monetarias laxas para, según ellos “revivir” la economía.
La misma idea del
PIB lleva a pensamientos confusos: Da la impresión que hay algo así como una
producción nacional. Sin embargo, en la realidad la riqueza que es producida
por alguien pertenece a alguien. En otras palabras, los bienes y servicios ni
son producidos en su totalidad ni son supervisados por el supremo Gobierno. Por
estos motivos todo el concepto del PIB está totalmente desligado de la
realidad.
Según Ludwig Von
Mises, toda la idea de un producto nacional es totalmente inverosímil y es sus
palabras:
“Todo intento de determinar en equivalente
monetario de la riqueza de una nación o de toda la humanidad es tan infantil
como los son el esfuerzos de los místicos para resolver todos los enigmas del
universo basados en las dimensiones de la pirámide de Keops”.
Aún más,
Existen varios
problemas ya de índole conceptual en el cómputo de la estadística del PIB. Para
calcular un gran total, muchas cosas
deben se sumarse juntas. Para poder sumar cosas se debe de tener una unidad
en común. No es posible sumar refrigeradores con autos con casas con camisas
con zapatos y pantalones para obtener el gran total de la producción. Debido a
que no puede definirse la producción total real con un sentido útil, obviamente
no puede ser cuantificada.
Para “resolver”
este problema, los economistas emplean el gasto monetario total en bienes el
cual dividen por el precio promedio de los bienes. Esto sin embargo impone un
gran problema ¿Cuál es el precio? Si es tipo de cambio entre dos individuos en
un lugar individual y en un momento en el tiempo determinado. El precio es el
tipo de cambio de un bien respecto de otro, es la cantidad de otros bienes
divididos por el primero. En la economía del dinero, el precio será la cantidad
de dinero dividido por la cantidad del primer bien.
Para que
entiendan lo que quiere decirse, un ejemplo: Supongamos dos transacciones, en
la primera una pantalla se intercambia por $1000. En la segunda, una camisa se
intercambia por $ 40. El precio o tipo de cambio en la primera transacción es
$1000/1Pantalla. En la segunda es $40/1camisa. Para calcular el precio
promedio, debiéramos de sumar estas dos cifras y dividir entre dos. Pero, 1
Televisor no puede sumarse con una camisa, no es posible obtener el precio
promedio, éste carece de sentido, es una
absoluta tontería. Ya en la escuela elemental se nos decía que no se pueden
sumar peras con manzanas. ¡Pues los economistas lo hacen!
Es interesante
hacer notar que en los mercados de materias primas los precios se dan como
Dólares por barril, Dólares por onza de oro, Dólares por millones de BTU de
gas, Dólares por quintal de maíz, etc. No
tiene ningún sentido, pero ninguno obtener un precio promedio de la producción
de materias primas. Como el economista Murray Rothbard escribe: “Cualquier
concepto que involucre establecer precios promedios (y cambios en los precios
promedios como implica en el cómputo del PIB) tal como mantequilla con autos,
azúcar, con casas, es ilegítimo y carece de todo sentido”.
Por más que le
hagan los estadísticos por usar métodos sofisticados están de raíz mal, están
como decimos coloquialmente sumando peras con manzanas. Esto es, están haciendo
una tontería, aunque matemáticamente pueda parece correcta.
Y a lo que vamos
y es lo importante: ¿Cómo tomamos los pronunciamientos periódicos sobre el
estado de la economía en términos del PIB? Todo lo que podemos decir es que ese
indicador no tiene nada que ver con el estado real de la economía y a lo más
reflejará el bombeo de dinero que además es creado de la nada.
Por regla, entre
más dinero sea creado por el banco central y los bancos comerciales obviamente
mayor será el gasto en términos de las monedas creadas. Esto en turno implica
que la razón de cambio de lo que se ha rotulado como la “economía” en realidad
está reflejando el incremento de la cantidad de dinero en circulación.
Por consiguiente,
no debería sorprendernos que el banco central pueda producir, “crecimiento de
la economía”, y los economistas del mainstream servilmente aceptan esa idea. Un
gran parte del denominado “Análisis Económico”, proporciona soporte
“científico” para las visiones ampliamente aceptadas de que por medio del
bombeo monetario, esto es, crear dinero de la nada y verterlo en la economía
mediante la expansión del crédito puede hacer crecer la economía. Sin embargo
todos esos estudios no toman en cuenta, o mejor dicho, pasan por alto, que por
su misma naturaleza de medición el cómputo del PIB está íntimamente relacionado
con la cantidad de dinero y no con la actividad económica que es lo que
supuestamente se debería medir.
Uno está tentado
a preguntarse ¿Por qué es necesario saber el crecimiento de la denominada
“economía”? ¿A qué propósito sirve? En
una economía libre no manipulada e intervenida por los gobiernos, este tipo de
información es totalmente irrelevante para los empresarios. El único
indicador que a los empresarios les es relevante son las utilidades o las pérdidas. ¿Cómo puede usar el empresario
la información de que la economía creció en 2 por ciento durante el trimestre
previo para tener utilidades? …
Los empresarios
no necesitan conocer este tipo de información ambigua y muy general, ellos
requieren información específica dirigida a la demanda de sus productos
específicos. El empresario debe crear sus propias fuentes de información para
tomar decisiones. Como por ejemplo, contratar o despedir trabajadores.
Pero las cosas
son muy diferentes en las economías intervenidas por los gobiernos y los bancos
centrales. Bajo estas condiciones ningún empresario puede ignorar la
estadística del PIB, no porque sea correcta o confiable, sino por que marca la
dirección de las futuras intervenciones de los gobiernos y bancos centrales en
las cuestiones de política fiscal y monetaria. Así mismo los participantes en
los mercados financieros siguen muy de cerca la estadística del PIB con el fin
de imaginar que acciones vendrán por el banco central que afectará el desempeño
de acciones, bonos, materias primas, y tipos de cambio.
Un Invento Keynesiano llamado
“Macroeconomía”
Todo un ejército
de economistas se encuentra dedicado a adivinar si el banco central bajará,
mantendrá o subirá las tasas de interés de referencia. Aún más, para
proporcionar racionalidad y soporte “científico”, crearon una nueva “rama de la
economía” a la que llamaron “Macroeconomía”. Resulta innecesario afirmar que
esta no es más que una vacilada que no refleja el comportamiento del mundo real
sino con una entidad que no existe a la que le llaman la “Macroeconomía”.
Mediante la
Macroeconomía y su PIB los gobiernos y bancos centrales quieren dar la
impresión que pueden navegar y CONTROLAR la economía. Según este mito genial,
la “economía” seguirá las órdenes de los arrogantes burócratas que la
controlarán como un conductor de un automóvil, pisando el freno o el acelerador:
Si la economía se estanca pues fácil, habrá que darle un empujón bajando las
tasas de interés, si se “sobrecalienta” (así dicen ellos), darle un frenón
bajando las tasas. ¡Qué fácil! ¿No es así? Los soberbios y arrogantes
burócratas tienen según ellos total control sobre la economía, como el de un
conductor sobre su automóvil. ¡Absurdo! Tan absurdo que por eso estamos en una
crisis ¿Qué no estaban acelerando? ¿Nos estrellamos? ¿Qué pasó con el conductor
de "la economía"?¿Estaba ebrio?¿Drogado?
Si todo se
redujera al cómputo del PIB el ejercicio mentiroso como hemos demostrado no
tendría consecuencia alguna. Sin embargo, de esta estadística se derivan
políticas manipuladoras e intervencionistas que afectan el desempeño libre de
los mercados, y que terminan afectando el comportamiento correcto de los
generadores de riqueza. Mediante las manipulaciones a las tasas de interés, los
bancos centrales no ayuda a crear una mayor prosperidad, ayudan a crear un más
robusto PIB, con las consecuencias de crear un ciclo de boom-crisis, como el
que estamos viviendo en su etapa de boom, por el boom producido con antelación
por Greenspan que reventó y ahora va otro en curso que reventará algún día.
Podemos concluir
que la estadística del PIB es una abstracción vacía, totalmente desligada del
mundo real, de la actividad económica real. Sin embargo, el PIB “es el dato”
que más importancia le dan los gobiernos y los bancos centrales dado que les
proporciona la justificación para proseguir con su interferencia al desarrollo
libre de los negocios. También proporciona un marco institucional que sirve
para evaluar a los gobiernos.
Y los gobiernos
siempre tienen que estar haciendo cosas, siempre… Porque los mercados son
imperfectos y ellos, sí que son perfectos.
Saludos y muchas gracias por el post ¿qué indicadores consideras más útiles para evaluar la economía a nivel macro?
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