martes, julio 07, 2020

Para qué México crezca




El principal problema de México es el bajo crecimiento, de él derivan muchos otros problemas. Para entender por qué el país no crece lo suficiente y no se crean empleos debemos entender ante todo que el crecimiento económico y la generación de empleos se debe a la actividad productiva, es decir que simple y llanamente depende de las empresas, y en consecuencia de los empresarios, y por empresario entiéndase desde el que pone una taquería, una papelería, una tiendita de alimentos, hasta los que ponen una aerolínea, un hotel, una fábrica de automotores, todos tienen en común exactamente los mismo: Invierten su capital, para obtener utilidades. Una persona (física o moral) que posee capital tiene básicamente tres opciones para obtener una renta: Invertirlo en los mercados financieros, que va desde inversión en instrumentos de deuda gubernamentales CETES, o bonos privados, o fondos de deuda, o la Bolsa de Valores; invertirlo en algún bien raíz que le proporcione una renta, y tercero, y finalmente invertirlo en algún negocio. Todas estas opciones virtud de la globalización no necesariamente van a ser en México, siempre hay posibilidad de que invierta en la bolsa de Nueva York, compre bonos del Tesoro de EU, compre un condominio en Miami, o ponga un negocio en algún país del mundo. Esto es importante porque se contrapone con la visión aldeana de la Economía de López Obrador, lo que le impide comprender que hay otros lugares en donde colocar el dinero.

Y cierto es que impulsando la actividad empresarial habrá nuevos ricos, sin embargo, no es un asunto fácil. El sueño de la riqueza nos atrae a todos. Pero sólo aquellos que innovan y que crean nuevos bienes y servicios se convertirán en los nuevos ricos. Pocos nacen con mentalidad empresarial, y menos todavía triunfarán. El éxito empresarial necesita de cualidades extraordinarias, como elevados niveles de energía, perspicacia para ver oportunidades donde otros ven problemas e intuición para anticipar qué producto o servicio serán rentables.

También es cierto que el gobierno no crea empleos, en todo caso crea burocracia que no producen riqueza, sólo se requieren para mantener el funcionamiento del Estado y sus salarios se pagan utilizando impuestos, en México debido a que existen importantes segmentos de la economía vedados a la inversión privada se tienen empresas paraestatales que si crean empleos y además lo hacen de privilegio resultando en empresas poco productivas que inciden dañando la economía del país. Además, es obvio que estas empresas ya de por si ineficientes, y con exceso de personal, ya no es posible aumentar en forma significativa ni su crecimiento ni el número de empleos que en consecuencia se puedan generar. Por tanto, la conclusión importante de todo esto es que el gobierno no puede ni hacer crecer la economía ni crear empleos, por una razón muy sencilla: Por que el crecimiento y los empleos son resultado fundamentalmente de la inversión privada, local y extranjera, y ningún gobierno, ninguno que quede claro puede obligar a un empresario a invertir primero productivamente y luego en este país.

En un estudio estadístico que realicé desde 1994 referente a cuantificar que cantidad de inversión se requiere para crear un empleo formal me encontré que la cifra es de alrededor de 30,000 dólares/empleo, y por tanto, se requieren 30,000 millones de dólares anuales de inversión para crear un millón de empleos formales que se requieren para dar empleo a los jóvenes que se incorporan cada año a la PEA. Esta cifra no es menor, y es evidente que ni el gobierno, ni los empresarios locales tienen disponible esta cantidad de dinero por lo que es evidente que necesitamos que la inversión extranjera directa tenga un papel protagónico en la inversión.

Y, aquí viene la pregunta importante ¿Por qué yo empresa que fabrico el producto X o quiero construir un hotel Y, voy a invertir en México? ¿Por qué en México?, y no en China, o Guatemala, o Colombia, o Brasil, o Rep. Checa, o Polonia, o Hungría, o Vietnam, por listar solo algunos de los posibles competidores de ese dinero, por qué es lo primero que debemos entender, existe competencia (que horrible palabra) por capitales productivos. Esos capitales productivos en tan sólo 6 años han permitido a 450 millones chinos pasar de la pobreza a ser una clase media, han permitido a 7 millones de irlandeses pasar de la pobreza a ser ya no una clase media, sino un pueblo pudiente con un ingreso per cápita medio mayor a 35,000 dólares anuales, superior a la media de Francia, Inglaterra y Alemania. Poca cosa ¿no es así?

México tiene una multitud de tratados de libre comercio, que en realidad no son tan de “libre”, puesto que libre significaría simplemente importar y exportar bienes irrestrictamente sin condición alguna, son entonces tratados comerciales. El más reciente el TMEC, que reemplaza al TLCAN, porque el presidente Trump lo consideraba nefasto para los Estados Unidos. El presente tratado impone más restricciones sobre todo en la cuestión laboral.
López Obrador está muy esperanzado que el TMEC será el detonante del crecimiento para México, está muy equivocado, si el TLCAN previo sólo lo fue en un principio, en los primeros años, lo cierto es que los países orientales principalmente China y los del Sudeste Asiático “Nos comieron el mandado” , y no fue sólo porque allá los salarios son menores, que ya no lo son, sino por muchas otras razonas en que los empresarios prefirieron pagar el flete para cruzar el Océano Pacífico a invertir aquí que tenemos 2,000 Km de frontera con el mercado más importante del planeta.

Por consiguiente, 
la pregunta más importante es: ¿Qué es lo que determina que una empresa quiera invertir en un país? Y conocida la respuesta, ¿Qué podemos hacer para que esa condición se cumpla lo mejor posible? Estas son las preguntas que todo gobierno que quiera que su país progrese debiera hacerse, sin embargo, el mexicano como un autista, muy particularmente la llamada 4ª Transformación de López Obrador nos mantiene encerrado en su propio mundo, tiene sus propias respuestas que no se apegan a la realidad de las cosas en un mundo globalizado. Es más busca colocar al México en el pasado supuestamente “glorioso” del Estatismo de Luis Echeverría y José López Portillo (1970-1982), por lo cual es paradójico que piense que el TMEC es la solución al bajo crecimiento económico que ha inducido y que, con la Pandemia del COVID19 se ha acentuado y agravado para proyectarse como uno de los países con menor crecimiento del mundo.
No son los tratados como el TMEC lo único que se requiere, se necesita mucho más. Pero mucho más.

Pues bien, más que los ingresos o volumen de ventas por sí mismas o los tratados comerciales, la razón que mueve al empresario es siempre la misma: las ganancias, y éstas se obtienen deduciendo a los ingresos los costos totales, y aquí está el meollo, la parte medular, esencial del asunto: Una importante empresa transnacional no se fija gran cosa en el tamaño del mercado interno que es deseable pero no determinante, ellos producen para el mundo, por tanto los ingresos locales no son un factor tan importante, el factor importante es entonces el de los costos. Y aquí es en donde tenemos problemas, altos costos para producir un mismo bien son evaluados por las empresas para tomar sus decisiones para invertir o no en un determinado país, así como también mucho muy importante las cargas fiscales que merman las utilidades netas, y la CONFIANZA, así con mayúsculas que hay certeza en que las reglas y los contratos se van a respetar siempre.  
Lo que sigue es una lista de varios costos y asuntos en los que incurre el empresario que desea invertir en nuestro país, y aquí podemos darnos cuenta que estamos de lo mediocre a lo malo:

1) Costos laborales: Aquí estamos mal y seguiremos mal, rígidas leyes laborales, es muy costoso despedir, cuotas adicionales como IMSS, Infonavit, y el colmo impuesto sobre nómina, reparto de utilidades cuya justificación es la idea Marxista del valor-trabajo, leyes que imponen una relación asimétrica cargándose a favorecer al trabajador, también son poco flexibles, no se permite contratación por hora o sólo unos días por semana, así en el Índice de Rigidez laboral ubica a México en el lugar # 55, no muy lejos del #66 de Francia que también al ser “progresistas” es prácticamente imposible despedir y muy pero muy lejos de Estonia #23, EEUU #3 e Irlanda #2. Resulta interesante que a mayor rigidez laboral mayor es el desempleo. A esto agrávese con los sindicatos como el de Volkswagen, ASPA, los huleros, los mineros (que controlan el acero), sus “conquistas laborales” que creen que vienen del cielo, pero que para la administración no son otra cosa que costos; costos que inciden en las utilidades. Sigamos con nuestras leyes “progresistas”, no nos quejemos del desempleo y la actividad informal que es la salida natural. Que mantiene más del 50% de la economía, la gran mayoría de los empleos y que no paga impuestos, de ahí la baja recaudación que el gobierno quiere desquitarse con los causantes cautivos que trabajan en la formalidad o legalidad.

2) Costo de las leyes, las leyes cuestan, y mucho, desde poder cumplir a cabalidad con todas las disposiciones del gobierno: fiscales, reglamentaciones, etc. imponen un costo, importante. El exceso de regulaciones tiene un costo que incide en la utilidades, y que, sobre todo, son el filón de la corrupción. México es un país sobre regulado desde las leyes fiscales de las más complejas y enredadas del mundo, hasta el más mínimo detalle de las actividades mercantiles, aquí México debiera hacer cirugía mayor para des regular lo más posible. Aquí tampoco se percibe voluntad de simplificar leyes y la regulación.

3) Capacidad de mantener el Estado de Derecho y aplicación de la legalidad en forma expedita. Aquí México flaquea de forma importante, todos sabemos lo lento y caro que es cualquier proceso judicial, y no sólo eso, muchas veces lo corrupto que es. Esto es un importante freno a cualquier decisión de inversión.

4) Infraestructura de país confiable y barata: Transporte, electricidad, energía, seguros y servicios contables, un sistema financiero competente y otros factores básicos.

Ante la imposibilidad hacer eficientes a los monopolios de la energía Pemex y CFE, que con sus “conquistas laborales” tienen a las empresas quebradas aquí respondemos con cuantiosos subsidios.

5) Seguridad: Ya la seguridad es un enorme problema, extorsiones, derechos de piso, asaltos carreteros, a la nómina, posibilidad de secuestro para ejecutivos, esto otra vez repercute en costos de seguridad privada, seguros, y gastos en mejorar la seguridad, como bardas, cámaras, GPS, etc., que no deberían de tenerse si el gobierno proporcionara su obligación fundamental.

6) Y el más importante de todos: Costos financieros, esto es, baja inflación, tasas de interés bajas y paridad estable en relación con nuestros socios comerciales, esto se estaba dando, pero se terminó con López, de su importancia ya nos lo advierte Hayek que se mostró especialmente crítico con la visión de los bienes de producción, como un fondo homogéneo y unitario, que respondía automáticamente a los cambios en la demanda de bienes de consumo (como plantea los keynesianos). Hayek insiste en que los bienes se ordenan según su mayor o menor distancia del consumo final. Es bien conocido que las empresas tienen en cartera y valoran infinidad de proyectos. Existen proyectos que tardan decenas de años en amortizarse y otros que concluyen en el mismo periodo de inicio. En algunos proyectos, no se empiezan a tener ventas hasta transcurridos varios años. No es el consumo presente, sino el coste de la financiación el aspecto crítico, en todo tipo de inversiones. La producción para el consumo de un año, no es más que una fracción del total de bienes producidos y vendidos durante ese periodo. La economía estable es por tanto el factor más importante para atraer la inversión, pero que al parecer estamos empeñados a renunciar con políticas inflacionistas como las propuestas por los keynesianos.

7) La libertad de actividad en el mercado. El vigor de la competencia—así como el nivel de interferencia del gobierno para entrar al mercado de un país—también son factores importantes. Cuanto más libre sea el mercado, más atractivo será el país para los inversionistas internacionales. Este es un punto en el que francamente México muestra gran debilidad: Existen áreas clave en la economía como por ejemplo el transporte que están en manos de gremios o sindicatos que impiden la competencia, otras están vedadas a la inversión extranjera justificadas sólo por un nacionalismo inexplicable en términos racionales. También, no obstante que la Constitución prohíbe los monopolios éstos están presentes en el Estado y privados en casi toda la actividad económica. Aquí deben crearse leyes antimonopolio para romper los privilegios, obligar a la libre competencia, y evitar a toda costa la dominancia en los mercados de una sola empresa o empresas coludidas en oligopolios. Los bancos, aerolíneas, comunicaciones son un ejemplo. México desgraciadamente ocupa uno de los últimos lugares en la clasificación de libertad económica de la OCDE.

8) Educación de alta calidad: Si bien el inversionista aporta capital, tecnología y capacidad gerencial, la calidad de la fuerza laboral es de gran importancia. Los mexicanos hemos demostrado que podemos ser trabajadores capaces y responsables, sin embargo, la calidad en la educación especialmente la pública es pésima, ocupamos el último puesto entre todos los países de la OCDE no obstante la gran cantidad de recursos que se gastan. Y es que el problema principal radica en que sólo se preocupan por la cobertura y no en la calidad y la exigencia, para el gobierno lo importante es el acceso, no lo que realmente aprendan y si lo que aprenden es útil. Prueba de esto es la nefasta propuesta del López Obrador de crear universidades sin examen de admisión y sin evaluaciones, sólo el “cuerpo” en el recinto será suficiente para obtener un título, nada más falaz, los jóvenes que ahí estudien no tendrán ninguna posibilidad de encontrar un empleo, serán sólo una fábrica de resentidos sociales (como ya lo son en gran medida las universidades públicas) con presupuesto Estatal. También, falta darle un impulso decisivo a la educación tecnológica, en todos los niveles, desde técnica hasta ingenierías. La enseñanza de las matemáticas y la ciencia desde la educación básica es sumamente deficiente esto es incuestionable y debe y puede cambiarse. Sólo teniendo materia prima humana bien preparada y educada para competir será posible dar el “salto” de la economía de la manufactura a la economía del conocimiento. No hacer nada por mejorar la educación tendrá el costo de la marginación y la desigualdad.

9) No menos importantes son los derechos y la protección de la propiedad. La propiedad privada debe protegerse y evitar que los activos reales o intangibles de una empresa sean apropiados por otros ilegalmente. Léase aquí piratería, el caso Pascual, etc. copia de medicinas con patente vigente, etc. No se respeta la propiedad privada y la propiedad intelectual, no se invierte y nos auto marginamos del desarrollo.

10) Un gobierno respetuoso de la actividad empresarial, que no la hostigue, la denosté, la insulte, la acose. Que por el contrario la promueve, aliente, la busque, vaya a foros internacionales a promover al país. Leyes fiscales que tenga tasas impositivas competitivas, que permita la deducción acelerada de los bienes de capital, que en una palabra, promueva la inversión, que ese sea su objetivo, y no, como hasta ahora “redistribuir” la riqueza, que lo único que logran es evitarla, y hacer permanente la pobreza.
No hace falta una política industrial que provenga del gobierno, ya que los que eso proponen es un modelo de industrialización basado en la sustitución de importaciones. Debemos de quitarnos la idea de la explotación de las multinacionales, hay invitarlos  a entrar ya con la automotriz y aeronáutica tenemos experiencia y ha sido muy benéfico para el país. Con las empresas extranjeras conseguimos crecimiento, tecnologías y know-how que dispararon nuestra productividad más de lo que podría haberlo hecho cualquier política económica alternativa y menos si proviene de burócratas que en su vida han tenido algo productivo.
Debemos de despojarnos de la idea del empresario explotador, de que las empresas son como diría Winston Churchill “El enemigo que hay que liquidar o la vaca que hay que ordeñar” para pasar a verlas como “el caballo que tira del carro”.
Todos los países occidentales y México en particular están obsesionados con el Estado de Bienestar este es contraproducente porque mina el espíritu de una persona para prosperar y salir adelante y se queda esperando que el gobierno le resuelva su vida entera.
Una cosa es ayudar a quien lo necesita, que con ello estoy de acuerdo; otra subsidiar el parasitismo.
Son sólo diez puntos, no puedo pensar en una mejor lista de políticas para aumentar el crecimiento económico y el nivel de empleo en un país en desarrollo. Están basadas en la premisa básica que son las empresas privadas son las que crean la riqueza y ponen los empleos y que en consecuencia debemos transformarnos para que sea atractivo invertir aquí. Y no hay de otra, así es, así ha sido y así será. Los países que han transformado sus estructuras en este sentido hoy crecen vigorosamente elevando el nivel de vida de su población. Pensar que un gobierno tenga una receta mágica para crear riqueza y crear empleos sin el concurso de la inversión es falso, y finalmente pensar que la inversión se va a dar nada más porque sí, porque tenemos un nuevo TMEC con EUA y Canadá también es falso, si no cambiamos la estructura del país a una visión de ser competitivos como lo implican estos diez puntos, pues, sea quien sea el presidente, seguiremos marginados por la inversión, no nos considerarán viables, y pagaremos con bajas tasas de crecimiento y del empleo, como ha sido todo el siglo XX y lo que va del actual.

En el año 2006, en el
Foro de Davos Suiza, lanzó Laura Tyson, quien fuera la jefa de asesores económicos de William Clinton y actual decana de la London Business School declaró que: "Pareciera que para México es la última llamada", "China, India, Vietnam, Irlanda con todos sus problemas, dijo la académica, avanzan". "México da la impresión de estar conforme con ser espectador". Marc Tuotai, estratega financiero internacional, fue menos cortés: "El tren de la modernización está pasando ahora y los mexicanos no quieren darse cuenta que el tren quizá no vuelva a parar en décadas... El costo de quedarse atrás puede ser muy alto, es la diferencia entre mejor... calidad de vida para millones o profundizar los problemas sociales"Así, mientras aquí nos entretenemos con los dimes y diretes de López y su 4T, desde fuera ven el dilema de México con toda claridad: o acelera su proceso de modernización económica y política o pronto el mundo le estará diciendo adiós a los mexicanos. El país que hace una década estaba en boca de todo inversionista hoy a pasado a ser irrelevante. Suena dramático, lo es.


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