martes, enero 04, 2011

Expansión del Crédito

En los últimos post he escrito frecuentemente que Bernanake y demás funcionarios, inspirados en su gurú Krugman y este a su vez en Keynes están irresponsablemente expandiendo el crédito. Así todos están produciendo dinero de la nada, endeudándose a más no poder bajando impuestos que sería bueno, excelente pero lo hacen sin recortar gastos, ¡por supuesto!.

Desde 1978, el banco central estadounidense, tiene el doble mandato (y lo quieren aquí también), de mantener el poder adquisitivo de la moneda, esto es, controlar la inflación, pero también que mantenga el crecimiento económico y el pleno empleo. Esta segunda parte es demagógica y populista. La observancia de las dos es imposible, es como decimos en México “Chiflar y comer pinole”.

Pero ¿Por qué es tan peligrosa y destructiva la expansión del crédito? Empecemos con un lista breve: 1929 La Fed Disminuye las tasas de interés, fue entonces la única manera de motivar a los prestamistas a que tomaran éstos fondos del mercado. Fue así como bajo la antes descripta estabilidad artificial de precios, las tasas de interés fueron impulsadas arbitrariamente por debajo de sus niveles reales. Resultado la gran Depresión. 1980’s crisis de la deuda de países emergentes, México incluido, razón: Expansión del crédito por los petrodólares. 1994 México, expansión del crédito en año electoral, baja de tasas de interés, fuga de capitales, crisis. Fobaproa. 1999 Quiebra de LTCM expansión del crédito, baja de tasas burbuja en el Nasdaq de las punto com, revienta burbuja en marzo de 2000, recesión. Reinflar burbuja, baja de tasas de interés hipotecarias, boom inmobiliario, reventón en 1996. ¿Con estos ejemplos está bien o quieren más ?


Ludwig Von Mises


Ludwig Von Mises, nos explica, por qué la expansión del crédito es tan destructiva, el que sigue es un resumen de su libro sobre ciclos económicos,
“The Causes of the Economic Crisis: And Other Essays Before and After the Great Depression”. Que resumo y adapto a las condiciones actuales.

Es un hecho fundamental en el comportamiento humano que la gente valúe los bienes en el presente más alto que en el futuro. Un automóvil que esté disponible para utilizarlo hoy mismo está valuado a mayor precio que uno que sólo estaría disponible en dos años (por el que tendríamos que ahorrar para pagarlo). Y el auto que estaría disponible en dos años tendría un mayor valor que si estuviera disponible en cinco. Estas diferencias en valuaciones aparecen en la economía en la forma de descuentos, en que los bienes futuros tienen cuando se comparan con los bienes presentes. En las transacciones monetarias este descuento es denominado la tasa de interés.

Por consiguiente, el interés no puede ser abolido por decreto. Para poder quitarnos el interés tendríamos que evitar que la gente valúe un casa que hoy es habitable a mayor precio de otra casa que no estará disponible para ser habitada sino hasta dentro de diez años. El interés no es una peculiaridad del sistema capitalista. En una sociedad socialista también tendremos que una hogaza de pan que no estará lista para el consumo sino hasta dentro de un año no satisface el hambre presente.

El valor de la tasa interés no tiene su origen en que empaten la oferta y la demanda de créditos en el mercado de capitales. Es más bien una función del mercado de créditos, que en el argot financiero se le conoce como mercado de dinero (para créditos al corto plazo) y mercado de capitales (para créditos a largo plazo) que ajustan las tasas de interés para créditos monetarios a la diferencia de valuaciones entre los bienes presentes y futuros. Esta diferencia en valuación es la real fuente del interés. Un incremento en la cantidad de dinero, no importa que tan grande sea, no puede, en el largo plazo influir en la tasa de interés.

Sin embargo, no existe una ley económica más impopular que esta, que las tasas de interés en el largo plazo son independientes de la cantidad de dinero. La opinión del público es reacia a reconocer al interés como un fenómeno de mercado. El interés se percibe como un mal, un obstáculo al bienestar de la humanidad, y, en consecuencia, se demanda que sea eliminado, o, al menos reducido en forma considerable. La expansión en el crédito, es pues considerada la forma adecuada para proporcionar “dinero fácil”.

No cabe la menor duda que en el corto plazo la expansión en el crédito reduce la tasa de interés. Al principio, el otorgamiento de nuevos créditos fuerza la tasa de interés a un nivel inferior al que tendría en un mercado no manipulado. Pero debe de quedar bien claro, y esto es de extrema importancia, que aún la más masiva expansión del crédito es incapaz de cambiar las valuaciones de los bienes presentes y futuros. Por esto, la tasa de interés tenderá a regresar al punto que corresponda a la diferencia de las valuaciones. La descripción de este proceso de ajuste es la tarea de la parte de la ciencia económica que es denominada la teoría del ciclo de negocios.

Para un universo de factores de producción: precios, salarios y tasas de interés, existen proyectos empresariales que no se realizarían debido a que al calcular sus posibles rentabilidades muestra que no habría oportunidad de tener éxito con ellos. El empresario no tiene la convicción de iniciar un proyecto empresarial por qué sus cálculos le muestran que va a perder y no ganar dinero, o simplemente sus ganancias no compensan el riesgo inherente.

Este escaso atractivo del proyecto no es una consecuencia de las condiciones de dinero o del crédito; se originan más bien en la escasez de los bienes económicos y laborales y el hecho incuestionable de que deben ser asignados a usos más rentables y por tanto atractivos.

Cuando la tasa de interés es artificialmente reducida por la expansión en el crédito se crea la falsa ilusión para muchos proyectos empresariales que previamente se consideraban sin rentabilidad como rentables. El dinero fácil induce a los empresarios a embarcarse en negocios que jamás hubieran siquiera considerado con la tasa de interés más elevada. Con el dinero creado de la nada, en virtud del sistema de reserva fraccionada, del crédito recibido por los bancos entran a participar en los mercados incrementando la demanda de todo por lo que provocan un alza en los precios de los salarios y de los medios de producción, esto es, producen inflación y un boom. Por supuesto, este boom sólo puede durar mientras exista la expansión del crédito que lo generó, y tendrá irremediablemente que colapsar inmediatamente cuando la expansión del crédito cese debido a que con estos precios incrementados pondrán en relieve que muchos proyectos empresariales serán otra vez no rentables. Sin embargo, si los bancos continúan con la expansión en el crédito, este freno no se presentará y el boom continuará.

Pero algo es seguro, el boom no puede ser eterno, no puede continuar indefinidamente. Existen dos alternativas posibles: En una los bancos continúan la expansión del crédito sin restricción lo que produce una subida constante y cada vez más fuera de control en los precios y una orgía creciente en la especulación especialmente con materias primas y mercados de acciones, estas burbujas como en todos los casos de inflación irrestricta terminan mal, terminan en un crack, esto es en un colapso súbito y violento y en el posterior colapso del sistema fiduciario de dinero y de crédito. En la otra alternativa, los bancos voluntariamente ponen un fin a la expansión del crédito y desencadenan la crisis. La depresión económica sigue para cualquiera de las dos alternativas, sólo que la primera será peor mucho peor.

Es evidente que crear dinero de la nada e introducirlo en el sistema económico mediante la expansión en el crédito no puede crear bienes ni riqueza. Lo que sí hace la expansión en el crédito es introducir una fuente de error en los cálculos de los empresarios lo que los hace juzgar erróneamente la rentabilidad de negocios y proyectos de inversión. Los empresarios actúan como si más bienes producidos están disponibles de los que realmente existen. Ellos planean la expansión de sus negocios, y utilizan el crédito para ello, a una escala para la cual los bienes disponibles en la economía no son suficientes. Todos estos planes están ultimadamente destinados al fracaso debido al déficit de bienes producidos en la economía que lo único que hacen es subir de precio. El resultado es que hay plantas que no pueden ser usadas debido a que para su funcionamiento se requiere de insumos que no existen; también hay plantas que no pueden concluirse; otras cuyos productos ya no pueden ser vendidos debido a que los consumidores desean más urgentemente otros productos que no pueden ser producidos en cantidades suficientes debido a que las fábricas necesarias no están listas. El boom no es de sobre inversión es de inversiones mal dirigidas de inversiones malas.

Se arguye frecuentemente contra esta conclusión que sólo sería cierta si al inicio de la expansión del crédito no existiera capacidad inutilizada ni desempleo. Se argumenta que si hay desempleo y capacidad ociosa las cosas serían distintas. Sin embargo estos supuestos no afectan el argumento.

El hecho de que está sin uso una parte de la capacidad productiva que no puede ser dirigida a otros usos es consecuencia de errores del pasado. Se hicieron inversiones en el pasado que probaron después ser equivocadas, los mercados demandan algo diferente de lo que puede ser producido en estas unidades productoras. La acumulación de inventarios es especulación. El propietario no desea vender bienes a los precios vigentes en el mercado por qué piensa que serán más elevados más adelante. El desempleo es también un aspecto de la especulación. El trabajador no desea mudarse o cambiar su tipo de ocupación, tampoco desea percibir menos salario y tiene esperanza de que en el futuro encuentre el trabajo que desea en el lugar y con el salario que le gustaría obtener. Así tanto los propietarios de los medios de producción como los trabajadores desempleados se rehúsan a ajustarse a las nuevas condiciones en los mercados por que tienen esperanza, y sólo eso, de que nuevos datos cambien las condiciones de los mercados a su favor. Debido a que no realizan los ajustes necesarios en el sistema económico éste no podrá llegar al “equilibrio”.

Así, en la opinión de los partidarios de la expansión del crédito, lo que se necesita para utilizar plenamente la capacidad productiva sin uso es que se pueda vender a precios que sean aceptables para los propietarios, y que, los desempleados encuentren salarios que les sean satisfactorios y que para esto meramente se requiere proporcionar crédito adicional suficiente. Esta es la visión subyacente de todos las planes para “cebar la bomba”. Estos supuestos serían correctos para los inventarios de bienes y los desempleados bajos dos condiciones: (1) Si el incremento en los precios provocado por el dinero adicional vertido a la economía por el crédito afecta en forma uniforme todos los precios y salarios, y (2) si los propietarios de los bienes mantienen sus precios y los desempleados no incrementan sus expectativas salariales. Esto provocaría que las razones de intercambio entre éstos bienes y servicios y otros bienes y servicios cambien de la misma forma a como si cambiarían en la ausencia de la expansión del crédito esto es, que produciría la inflación una reducción efectiva de los precios y los salarios a fin de encontrar compradores de bienes y empleadores.

El curso del auge o boom generado no es diferente debido a que, en sus inicios, existe capacidad productiva sin utilizar, inventarios de bienes sin vender, y desempleados. Por ejemplo, podríamos considerar el sector minero cuprífero: minas de cobre, inventarios de cobre y mineros de cobre. Supóngase que el precio del cobre se encuentra en un nivel para el cual para un determinado número de minas les es incosteable su producción; sus trabajadores deberán de permanecer ociosos si no desean cambiar de trabajo; y los propietarios de los inventarios de cobre sólo podrán vender una parte si no desean vender a menores precios. Lo que se requiere para poner las minas ociosas a producir, los mineros a que regresen a trabajar y sacar los inventarios acumulados de cobre sin bajar el precio es un incremento (p) en los bienes producidos en general, lo que permitiría la expansión de la toda producción lo que incrementaría la demanda de cobre y con ello el precio, ventas y producción del cobre. Si no se diera este incremento (p), pero los empresarios son inducidos por la expansión en ele crédito para actuar como si éste se hubiese dado, al principio, los efectos sobre el mercado del cobre serán tal y como si el incremento (p) se hubiese dado. Pero todo lo que hemos dicho antes sobre los efectos de la expansión del crédito se daría en este caso. La única diferencia es que las inversiones de capital mal dirigidas, en lo concerniente al sector cuprífero no requieren del retiro de capital y trabajadores de otras ramas de la producción, que, bajo las condiciones actuales son consideradas más importantes por los consumidores. Pero esto sólo se debe, en lo que concierne al cobre, el boom creado por la expansión del crédito repercute sobre el capital y trabajo previamente mal dirigido y que no ha sido ajustado por los procesos normales de corrección en el mecanismo del precio.

El único significado verdadero del argumento de la capacidad ociosa, no vendida, o, como se dice inexactamente, inventarios no vendibles y trabajadores ociosos, se vuelve ahora evidente. El inicio de la expansión del crédito encuentra remanentes de antiguos capitales mal dirigidos y, en apariencia los “corrige”. En realidad, no hace nada más que perturbar el desarrollo de los procesos de ajuste naturales. La existencia de capacidad de producción ociosa no invalida las conclusiones de la teoría monetaria del ciclo de negocios. Los partidarios de la expansión en el crédito se están equivocando cuando creen que, en vista de los medios no utilizados de producción, la supresión de todas las posibilidades en la expansión en el crédito perpetuará la depresión. Las medidas que ellos proponen no perpetuarán la prosperidad real, sin que, constantemente estarán interfiriendo con los procesos de reajuste y liquidación y el regreso a las condiciones normales.

Es imposible explicar los cambios cíclicos en los negocios de auge – recesión con otra base diferente a la teoría que comúnmente se denomina teoría monetaria del ciclo de negocios. Aún aquellos economistas que se rehúsan a reconocer en ésta teoría la explicación correcta (y no la del ahorro de los consumidores por ejemplo) nunca se han atrevido a negar la validez de sus conclusiones sobre los efectos terminales de la expansión del crédito. A fin de defender sus propias teorías sobre el ciclo de negocios que difieren de la teoría monetaria, aún así tienen que admitir que el auge no puede ocurrir sin una simultánea expansión del crédito, y que el final de la expansión en el crédito marca también el final del auge y el principio de la contracción. Los opositores a la teoría monetaria en realidad se confinan así mismos al afirmar que el auge no es realmente consecuencia de la expansión en el crédito sino a otros factores, y que, la expansión del crédito, sin la cual la expansión no sería posible, no es el resultado de las políticas que tiendan a reducir las tasas de interés e invitar a los empresarios a la ejecución de sus planes, sino que la expansión se suelta, de alguna forma por las condiciones sin la intervención de bancos y autoridades.

También se afirma que la expansión del crédito se desencadena cuando los bancos fallan en subir la tasa de interés en concordancia con la subida en la tasa “natural”. Este argumento también falla en considerar el punto principal de la teoría monetaria del ciclo de negocios. En realidad es de menor importancia ya sea que la expansión del crédito se genera por que los bancos relajan sus condiciones para otorgar créditos, o debido a que fallan en hacerlas más estrictas en concordancia con las condiciones cambiantes de los mercados. Lo que sí es realmente importante es que existen instituciones que consideran que es su tarea influir en las tasas de interés al garantizar crédito adicional. Quienquiera que crea que la expansión en el crédito es un factor necesario en el movimiento que fuerza a la economía a una expansión, a la que deberá de seguir una crisis y depresión, debiera de admitir que la forma más segura de lograr un comportamiento de la economía sin ciclos de expansión-contracción sería evitar a toda costa la expansión del crédito. Pero, a pesar del consenso generalizado de que debieran de tomarse medidas para suavizar los movimientos que se presentan como ondas, las medidas dirigidas a prevenir la expansión en el crédito no reciben consideración alguna. Las políticas monetarias están según esto dirigidas, tal y como nos los dice Keynes a perpetuar el boom y prevenir el colapso. Así, toda propuesta dirigida a prevenir la expansión en el crédito es refutada con el argumento de que se perpetuaría la depresión. Nada puede ser más convincente como prueba de la teoría explica el ciclo de negocios de que se origina mediante las continuas intervenciones que favorecen el dinero fácil al rechazo obstinado de abandonar la expansión en el crédito.

Uno tendría que ignorar todos los hechos en la historia reciente de la economía, para poder negar que las medidas que llevan a bajar las tasas de interés sean deseables y que la expansión en el crédito es la forma más segura y confiable de lograr este objetivo. El hecho de que el funcionamiento suave y progreso estable en la economía es una y otra vez perturbado por la generación de booms artificiales, de burbujas, seguidos de colapsos y depresiones no es una característica de la economía de mercados libres. Es, debe dejarse muy claro, la consecuencia inevitable de las repetidas intervenciones que producen el dinero fácil mediante la expansión en el crédito.

Finalmente, repito, lo escribí como el último post de 2008, lo extraído del libro “Human Action a Treatise on Economics”, de Ludwig Von Mises, que fue publicado antes de 1929, escribió:


“Los movimientos similares a olas que afectan los sistemas económicos, la recurrencia de períodos de auge que son seguidos por períodos de depresión es el resultado inevitable de todos los intentos, que se repiten una y otra vez, de bajar la tasa de interés de los mercados por medio de la expansión crediticia. No hay modo de evitar el colapso final de una burbuja inflada por la expansión artificial del crédito. La alternativa es si la crisis se dejará venir pronto como resultado del abandono de seguir expandiendo el crédito, o, posponerla, para que se presente la catástrofe que involucre todo el sistema monetario de dinero fiduciario”.

Y como en aquel entonces escribí:

Lo desoyeron, y tercamente lo desoyen, los economistas del “mainstream” y los políticos, que tratando de hacer de este mundo un paraíso lo hicieron un infierno. Lo peor de todo es que siguen insistiendo en sus tesis monetaristas de reinflación…de gasto público, que va a agravar el problema y prolongarlo por mucho más tiempo.

Difícil será 2011, el abandono de la expansión del crédito no se da, la catástrofe de todo el sistema monetario fiduciario seguirá. Algún día no se cuando será evidente.

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