jueves, mayo 12, 2011

Sobre el Futuro de la Libertad.

El Fin de la Historia

Un entrañable amigo mío, libertario, me escribió en relación al post Democracia Representativa o República el texto siguiente que me ha dejado mucho que pensar, que meditar, sobre la viabilidad del reformismo, de la República libre, pero lo más inquietante, el cuestionamiento crudo de si el ser humano es por naturaleza libre, o si es por naturaleza servil, entrega su libertad en cambio de algunos favores del estado, tal y como Hayek escribe en su “El Camino de la Servidumbre”.

He aquí sus palabras que me han provocado un corto circuito mental:

“Las democracias actuales son irreformables ¿para qué querrían las mayorías de mediocres y vividores trastocar las reglas del juego que permiten la opresión de la minoría productora de la riqueza e impulsora del progreso, si el actual contrato (leonino) les es tan favorable?”

“Ahí esas mayorías de mediocres vividores defendiendo con garras y colmillos sus privilegios en Grecia o en Portugal, sin aceptar ceder ni un milímetro de terreno, aunque ello signifique el colapso económico.”

“Lo que debemos preguntarnos es si de veras el deseo de la libertad es inherente a la naturaleza humana o más precisamente si lo es a la MAYORÍA de los seres humanos. Y por supuesto que no lo es, pues si lo fuera desde hace mucho tiempo la república liberal regiría en el mundo entero.”

“Los que queremos la libertad somos una minoría muy, pero muy pequeña. Creo que en todo el mundo apenas llegaríamos a sumar una población el equivalente a la población de Israel.”

Es cierto Leopoldo (es su nombre), el liberalismo clásico o libertarismo se encuentra en franco declive por más de un siglo. Desde la segunda mitad del siglo XIX los asuntos públicos en el mundo occidental, Europa, los EU, y Latinoamérica, les han dado forma en base a ideas colectivistas y socialistas. De hecho, el siglo XX fue el siglo por excelencia para el socialismo: El comunismo, el fascismo, el socialismo nacionalista, como México con su nacionalismo revolucionario del PRI, y el más duradero y pertinaz de todos el socialismo demócrata, con su variantes, de conservadurismo y supuesto “liberalismo” de izquierdas.

Antes de proseguir, creo pertinente definir y distinguir entre lo que es el Liberalismo Clásico, y el “liberalismo” de las izquierdas.

Ludwig Von Mises en su libro “ Liberalism in the Classical Tradition”, escribe que:
“El programa del liberalismo…si se condensara en una sola palabra, tendría que leerse propiedad, esto es, propiedad privada en los medios de producción. Todas las otras demandas del liberalismo se derivan de ésta."

En contraste, el “liberalismo” de las izquierda, tiene casi una acepción opuesta sus orígenes se explican en John Stuart Mill que en 1859 escribió el libro “On Liberty” y que es la fuente de inspiración del socialismo –social demócrata- moderno. Mill, comenta Von Mises, “es el originador de los pensamientos que confunden las ideas liberales de las socialistas que llevaron al declive del liberalismo Inglés que resultó finalmente en el socavamiento de los estándares de vida del pueblo inglés"….Sin el estudio profundo de las ideas de Mill es imposible entender los sucesos públicos para las dos últimas generaciones (¡1927!). Mill es un gran proponente del socialismo. Todos los argumentos a favor del socialismo se deben a él. En comparación con Mill todos los demás escritores socialistas, incluyendo a Marx, Engels, LaSalle tienen escasa importancia.

Por ejemplo, Norman Thomas (candidato a la presidencia de los E.U. ) dijo que “La gente de los Estados Unidos nunca adoptaría el socialismo a sapiencia. Pero, bajo el nombre de “liberalismo”, aprobarán cada fragmento del programa socialista, hasta que un día América sea una nación completamente socialista, sin saber siquiera como pasó”.

Mill es pues un lobo con piel de cordero para el liberalismo, y así como Thomas propone, pasó en Inglaterra, a la que se refiere Von Mises que “ha socavado el nivel de vida del pueblo inglés”.

Para hablar con la verdad el declive del liberalismo no ha sido continuo. Las cosas no siempre estuvieron tan mal desde el punto de vista liberal. Han existido algunos repuntes libertarios en especial después de la 2ª Guerra Mundial: Alemania e Italia, países que experimentaron el socialismo nacionalista y el socialismo fascista, experimentaron cambios significativos en comparación con su status quo previo. También tras el colapso de la Unión Soviética a fines de los 1980’s se han dado cambios significativos en la dirección libertaria en todos los países de Europa Oriental que estaban bajo el yugo comunista, notablemente Estonia y Polonia. En Latinoamérica, los excesos de los gobiernos socialistas llevaron a los países, especialmente México y Argentina a la crisis de la deuda, lo que obligó a plantear algunas medidas liberales, como la privatización de algunas empresas públicas y el libre comercio, a esto, la izquierda latinoamericana le llama “Neoliberalismo”. Sin embargo, no obstante que los libertarios aplaudimos y dimos la bienvenida a estos cambios, no fueron un indicativo del renacimiento del liberalismo, para nada. En todos los casos que hemos mencionado, Alemania e Italia, los países excomunistas y los latinoamericanos, adoptaron algo de liberalismo no por convicción sino como resultado de factores internos y externos que los obligaron a cambiar: La derrota militar en la guerra, y la bancarrota del estado. Así, lejos de adoptar un liberalismo más general adoptaron una forma más suave, por así decirlo, de socialismo, la social-democracia ejemplificada por los países de Europa occidental y los EU, que quedó como la única superpotencia, que no ha sido derrotada militarmente, y que no ha quedado en bancarrota (para los 1980’s). Sin embargo, hoy en día los EU y casi todos los países social-demócratas de la Europa Occidental, están en bancarrota.

Por tanto, aún cuando el liberalismo (clásico) ha experimentado alguno que otro repunte, en última instancia, el estatismo, el socialismo lo ha desplazado de forma casi completa. Más aún, la victoria del socialismo sobre la libertad es tan evidente, que algunos neoconservadores o “neoliberales”, triunfantemente claman “El Fin de la Historia” y el advenimiento del “Último Hombre” (Fukuyama), esto es, el próximo milenio de social-democracia supervisado por los EU como el policía global y la llegada del “homo socio-democraticus”.

Tomo las siguientes palabras de Fukuyama (The End of History) para que el lector comprenda la actitud triunfalista de éstos “neoliberales”: “ no existe hoy, para la mayor parte del mundo ideología alguna con pretensiones de universalidad que esté en la posición de rivalizar con la democracia liberal y tampoco existe principio universal de legitimación que no sea la soberanía del pueblo…tenemos problemas para imaginar un mundo que sea radicalmente mejor que el actual, o un futuro que no sea esencialmente democrático y capitalista”

“…no podemos siquiera imaginarnos un mundo que sea en esencia distinto del actual y que al mismo tiempo sea mejor…la democracia liberal ocupa ahora un lugar especial en la historia, existe un patrón común para todas las sociedades del mundo que las llevan a adoptar la democracia liberal al punto que estamos hoy en que nos es difícil siquiera imaginar un mundo substancialmente diferente al que vivimos, para el cual no se prevé forma aparente o obvia en que el mundo pueda mejorar, por tanto podemos tomar en consideración que hemos llegado a la posibilidad de que la historia ha llegado al final.

Creo que esto explica las palabras de Leopoldo, somos muy pocos libertarios, precisamente por que la gente tiene, hasta ahora, la percepción de que la social democracia, la democracia liberal, es el mejor sistema político y de organización social y que, no hay forma posible de mejorar el estado de las cosas y que por consiguiente hemos arribado “Al Fin de la Historia”. No sorprende pues, que la mayoría de la gente, vea las ideas del liberalismo clásico como anarquistas y con esa palabra, con un significado de caos y desorden. Para muchos, soy un anarquista, al igual que todos los liberales (clásicos) o libertarios, que lo que propongo es el caos y el desorden de un sistema sin gobierno. Para la gente, el sistema de democracia liberal es “El fin de la historia”, esto es, punto y aparte, y fuera de toda discusión.

Continuamos con el tema….

1 comentario:

  1. Adalberto5:02 p.m.

    Lo que escribo a continuación se parece a lo que escribí la vez pasada, pero bueno.

    Un romano culto, contemporáneo de Virgilio, hubiera podido decir: “Lo que debemos preguntarnos es si de veras la creencia en la existencia de un solo dios es inherente a la naturaleza humana o más precisamente si lo es a la MAYORÍA de los hombres. Y por supuesto que no lo es, pues si lo fuera desde hace mucho tiempo el monoteísmo regiría en todos los territorios que ahora son parte del imperio, y no sólo entre los judíos.”

    Un sacerdote azteca, contemporáneo de Axayácatl, hubiera podido decir: “Lo que debemos preguntarnos es si de veras el rito del sacrificio humano es algo inherente a la naturaleza humana o más precisamente si lo es a la MAYORÍA de los seres humanos. Y por supuesto que lo es, pues si no lo fuera desde hace mucho tiempo tal rito hubiera desaparecido en todo el mundo*.”

    * Mesoamérica.

    ¿Se puede considerar que hay creencias y anhelos que son parte de la naturaleza humana? Bueno, para empezar, ¿qué es la naturaleza humana?

    Creo que el liberalismo que apreciamos no es algo que necesariamente vaya a ser escuchado ahora. Puede hundirse y ya, y por siglos. Si la Escuela de Salamanca pereció, ¿por qué no habría de perecer la Escuela Austriaca? Capaz que dentro de quinientos años ambas escuelas acaban siendo redescubiertas en Shanghái, y capaz que vuelve a suceder lo mismo, que todo se olvide.

    Sea como sea, y eso que soy un hombre odiosamente pesimista, creo que el juego no está perdido. La caída de la URSS y la aparición de internet han aumentado considerablemente los márgenes de maniobra para los liberales. El campo de acción es muchísimo más amplio del que pudieron aspirar hombres como Mises.

    No sé, no sabemos nada del futuro. Sin embargo, barajando posibilidades y mirando hacia el pasado, no veo como algo inverosimil que el liberalismo se propague a semejanza del cristianismo en Roma: poco a poco, pero sin freno.

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