lunes, abril 20, 2015

¡Abolir las Utilidades!

Muy frecuentemente me encuentro con la idea de explotación por parte de los ladrones patrones capitalistas, desgraciados parásitos sociales que utilizan sus ganancias para vivir a todo lujo y sus hijos de mirreyes, la siguiente caricatura del monero comunista Rius, ejemplifica muy bien este orden de ideas, que están sumamente arraigadas en los izquierdistas, en especial en los seguidores de AMLO y su partido comunista MORENA, y el calificativo comunista lo aplico, porque es lo que encuentro en su repertorio de propuestas,  en sus páginas en Facebook, en su propaganda, como esta que estoy mostrando debida al monero Rius.




 Por esto, me interesa de sobremanera considerar seriamente el concepto de utilidades también llamadas beneficios, y ganancias.
Y debo definir, para que quede muy claro lo que debe de entenderse por empresario en este y en todos mis escritos: Es todo aquel que utiliza su capital acumulado (ahorros) y bienes de capital para ofrecer bienes o servicios que satisfacen los deseos y/o las necesidades de los consumidores. Así que bajo esta definición, no necesariamente estamos hablando de un potentado millonario, aunque los incluye, también se trata del dueño de un pequeño restaurante, de una papelería, de bar, que son empresarios. Cumplen a la perfección con la definición dada.
La idea central del pensamiento izquierdista es básicamente desdeñar la utilidad empresarial y tomarla como inmerecida, como no ganada, y lo que es peor que implica un lucro injusto, que es tomado tanto de los propios empleados del capitalista como de los consumidores. Esta es la idea básica que subyace al derecho al todo producido por el trabajador y la doctrina Marxista de la explotación, tal y como lo muestra Rius en su caricatura.
Puede decirse que la gran mayoría de los políticos y en consecuencia los gobiernos, casi todos, respaldan esta opinión, en diversos grados, los más benevolentes son lo suficientemente generosos para acceder que una fracción de las utilidades pueda ser dejada a los “explotadores”.
Y no hay modo de argüir sobre esto. Los argumentos que emplean los de izquierda se derivan meramente de la intuición “de lo que ellos creen que es”, y en consecuencia son arbitrarios y subjetivos, son juicios de valor, y son dictados más por emociones, entre ellas la peor de todas, la envidia. No hay un estándar objetivo disponible contra el que se pueda juzgar esto es sólo se emplean juicios de valor, y se pone a un lado la lógica y el razonamiento y esto es precisamente lo que vamos a hacer.
Ciertamente que existen muchísimas personas que les agradaría que las utilidades fueran abolidas, no entienden, como explicaremos, que la economía no podría funcionar correctamente, ellos están firmemente convencidos que esta confiscación mejorará las condiciones de vida materiales de los no empresarios. En sus mentes, la abolición de las utilidades no es el objetivo final, sino el medio como puede lograrse el enriquecimiento de los no empresarios, esto es de los trabajadores. Sin importar si esto realmente sea cierto para lograr el objetivo de mejorar las condiciones materiales de las clases trabajadoras, o si por el contrario, el tomar todas o mayores porciones de las utilidades genera otros efectos que terminan por dejar a los trabajadores en peores condiciones, éstas son cuestiones de economía y deben de examinarse…

La idea de abolir las utilidades para ventaja de los consumidores implica que el empresario debe ser forzado a vender todos sus productos a precios que no excedan sus costos en producirlos. Pero recordemos algo muy importante, los precios de los productos reflejan la valoración de los consumidores, el valor de cualquier bien o servicio es pues totalmente subjetivo, así un vino francés tiene una mayor valoración que uno mexicano, y en consecuencia el precio del primero, lo que está dispuesto a pagar el consumidor es mucho mayor. Si abolimos las utilidades, muy probablemente ambos vinos tengan costos de producción muy semejantes y tendrán que venderse a precios probablemente muy inferiores que el precio que el mercado fijaría. Y esto sería para todos los posibles artículos que puedan existir, todos tendrían que venderse por debajo del precio del mercado, la oferta disponible no sería nunca suficiente para satisfacer la demanda de todos aquellos que desean adquirir el producto al precio fijado por la abolición de las utilidades. El mercado entonces se paraliza por este decreto de precios máximos (es lo que es abolir la utilidad y vender al costo o menor que el costo). No podrá mas adjudicar productos a los consumidores. Se tendrá que imponer un sistema de racionamientos y cuotas.

Pero existe una segunda forma de abolir las utilidades: Ahora sí se permite que exista la utilidad empresarial, y que el producto de venda según la valoración del mercado, esto es, puede vender al precio que la valoración de los consumidores dicte y puede ser muy superior a los costos de producción. La idea aquí es quitarle las utilidades al emprendedor y transferírselas integras a los empleados, que recibirían, como diría Marx, todo el premio de la plusvalía.
Bajo este esquema la incidencia de pérdidas incurridas caerían integras en el empresario, mientras que las utilidades, todas, irían a los empleados ¿Contentos Rius e izquierdistas? Bajo este esquema las pérdidas se incrementarían y las utilidades se encogerían. Para cualquier tasa de utilidad, una mayor parte de las utilidades sería consumida (los empleados la quieren ver en pago de nómina, no después), y muy poco sería ahorrado y regresado a reinvertirse en la empresa. No existiría capital disponible para crear nuevos productos, modernizar la producción, si la empresa produce varios productos sería muy difícil saber cuáles son bien acogidos por los consumidores y cuáles no. Si un esquema como el descrito se hubiese adoptado por las empresas hace medio siglo ciertamente que todos los nuevos e innovadores productos de los que hoy disfrutamos no hubieran sido posibles.  Si, quitamos el argumento de la acumulación de capital y su reinversión tan sólo con el fin de flexibilizar la argumentación a favor, aún así tendríamos que reconocer que dar toda la utilidad a los empleados resultaría en rigidez en los procesos de producción existentes y descartan cualquier ajuste, y esto es mejoras y progreso.
De hecho, este esquema transferiría la propiedad del capital invertido a los empelados.  El dueño de la empresa sería ahora el sindicato (si lo hay), las decisiones empresariales ¿Quién las tomaría? ¿Para qué queremos al dueño original del capital? En los hechos la empresa pasó a ser propiedad de los empleados.

Una tercera forma de abolir las utilidades consiste en confiscarlas en beneficio del estado.  Se impone un impuesto de cien por ciento en las utilidades lo que cumpliría con el objetivo. Esto transformaría al empresario en un administrador irresponsable de todos sus medios de producción. Ya no estaría sujeto a la supremacía del público comprador. Ya no importaría si sus productos son o no aceptados y valorados por los consumidores ¡Qué más da!
Todos los gobiernos contemporáneos que han adoptado el socialismo, como México, indiscutiblemente, aplican estos tres esquemas juntos, claro no sobre todas las utilidades: Confiscan por varias medidas de controles de precios una parte de las utilidades potenciales con la justificación de beneficiar a los consumidores. Respaldan a los sindicatos, y la determinación por éstos, no por el patrón de los salarios,  aquí en México aún más descaradamente con la Participación de Los Trabajadores en la Utilidades, escrito en la Constitución.  En resumen fijando salarios desde el mínimo, hasta los fijados por el sindicato más en México solamente de plano irse directamente contra las utilidades.
Por último, si bien no menos importante, o quizá lo más importante está el esquema de confiscar mediante impuestos progresivos, impuestos especiales a los beneficios corporativos, impuestos a las ganancias de capital, e impuestos a “utilidades excesivas” una mayor porción de las utilidades a los ingresos públicos. Puede verse claramente que de continuar con estas políticas muy pronto van a lograr abolir toda la utilidad empresarial.
El efecto conjunto de la aplicación de estas políticas son ahora ya en este momento un incremento en el caos. El efecto final será la aplicación a escala completa del socialismo al desaparecer todos los empresarios. El Capitalismo no puede sobrevivir si las utilidades son abolidas. Por esta razón Marx escribía que el Capitalismo sucumbiría con impuestos y más impuestos.

Para el capitalismo son las utilidades y las pérdidas lo que fuerza al capitalista a emplear de la mejor forma posible su capital para el mejor servicio posible de los consumidores. Son las utilidades y las pérdidas lo que hace al consumidor soberano, supremo en la conducta de los negocios que mejor satisfacen al público. Si las utilidades son abolidas, resultará el caos y el desorden.

Los Argumentos Anti-Utilidades


Todos los argumentos a favor de las políticas anti-utilidades provienen de la interpretación equivocada de la economía de mercado.

Se dice que, los potentados son muy poderosos, muy ricos y muy grandes. Abusan de su poder para su propio enriquecimiento.  Son tiranos irresponsables.  Son parásitos que no trabajan, no hacen nada sólo gozar de su riqueza en bacanales. Entre mayores son las empresas son más dañinas. No existe razón para que algunos hombres tengan millones mientras que otros se debaten en la pobreza más absoluta sin posibilidades de llenar las más elementales necesidades. La riqueza de esos pocos capitalistas es la causa de la pobreza de las masas.

Todas y cada una de estas palabras cargadas de apasionamiento son falsas. Los hombres de negocio, los empresarios, no son de forma laguna tiranos irresponsables. Es precisamente la necesidad de obtener utilidades y evitar las pérdidas lo que asegura a los consumidores su poder sobre el empresario que es forzado a satisfacer los deseos y demandas de la gente. Si la gran empresa no cumple y no sirve a la gente que la pequeña, no pasará mucho para que sea reducida a pequeña, y la pequeña a grande. No existe mal alguno en que el empresario se enriquezca al incrementar sus utilidades. La tarea de un hombre de negocios es precisamente esa: Buscar las máximas utilidades posibles. Las grandes utilidades son ni más ni menos que la prueba de que ha realizado un buen trabajo satisfaciendo a los consumidores.  Por el contrario, las pérdidas son la prueba de los errores cometidos, de que se ha fallado en cumplir correctamente con su tarea de empresario. De esta forma, es claro que la riqueza del emprendedor no está en forma alguna relacionada con la pobreza de otros; es la consecuencia de que los consumidores están satisfechos con lo que ofrece, con sus productos o servicios ¿Qué acaso el iPhone que volvió multimillonario a Steve Jobs, emprobreció a alguien? ¿O el sistema operativo Android de Google de Larry Page o el Facebook de Mark Zuckerberg hace pobre a alguien? ¿Al usar nuestro IPhone, o teléfono Android estamos empobreciendo a la gente? Y por no limitarnos a artículos tecnológicos, al usar un auto Ford enriquecemos a la familia Ford, herederos de Henry, y por eso ¿Hay alguien que se empobrezca?
La penuria de los millones de habitantes en los países retrasados, pobres, no es consecuencia de la riqueza de los emprendedores, ni del “imperialismo norteamericano”. En particular sobre el imperialismo americano, la United Fruit, no es todo EU, empresas como las automotrices GM, Ford y Chrysler vinieron por ejemplo a México, los mexicanos compramos sus autos voluntariamente y aún más, ellos invirtieron en el país y establecieron sus plantas para satisfacer la demanda local. ¡Nadie se hizo pobre con la presencia de estas empresas en México, ¡Por el contrario! Nos facultaron a utilizar autos, y camiones para transportarnos, y crearon decenas de miles empleos directos e indirectos ¿Nos molesta la riqueza de Henry Ford? No veo razón para ello, no hemos sido sino beneficiados por la industria del señor.
No, las penurias de nuestros países se originan en el hecho correlativo de que no tenemos suficientes empresarios ricos. Esto puede comprobarse fácilmente cuando vemos que en los países en donde el hombre común disfruta de un estándar de vida superior son aquellos en el que hay un mayor número de ricos.  Si así como se lee más ricos en un país implica mejor nivel material del resto de la población. Si queremos un país sin pobres, debemos de tener un país con mayor número de ricos.
Por esto, debiera ser del mayor interés de toda la gente que el control de los factores de producción debe estar concentrado en aquellos que los emplean de la forma más eficiente posible.
Sin embargo es objetivo declarado de los partidos políticos y de la mayor parte de los gobiernos en la actualidad evitar a toda costa la emergencia de nuevos millonarios. Si esta política se hubiera implantado antes en los EUA, que desgraciadamente en estos últimos años particularmente con Obama, ha ganado más peso,  su desarrollo industrial hubiera sido raquítico, o se habría evitado del todo, no sería EUA la gran potencia que hoy es.
El trabajador común, cree que no se necesita nada más para mantener el aparato social de producción que su propia dedicación y habilidad para realizar productivamente la labor rutinaria que se le ha asignado. Cree que la productividad está en él mismo. Sin embargo, la dedicación y las habilidades de los trabajadores son desperdiciadas sino están acompañadas por la acumulación de capital, y su posterior reinversión del capitalista. Por ejemplo el trabajador norteamericano erróneamente está convencido de su propia excelencia que resulta en su alto estándar de vida. Sin embargo, no es más hábil y dedicado que los trabajadores europeos, o incluso también como se ha probado de los trabajadores mexicanos. El trabajador norteamericano debe sus ingresos superiores al hecho de que en su país se ha adherido al individualismo duradero por mucho más tiempo que en Europa. Ha tenido mucha suerte que en su país se ha cambiado a la mentalidad anti-capitalista mucho más tarde cerca de cincuenta años más tarde que por ejemplo en Alemania, sus ingresos son muy superiores a los de los países europeos debido a que el capital invertido per cápita es mucho mayor y también sumamente importante, al empresario norteamericano no ha sido restringido por reglamentaciones incapacitantes como lo han sido los europeos, ni que decir de nuestros países latinoamericanos en que la sobre reglamentación parece ser el deporte favorito de los políticos y los funcionarios burócratas y fuente inagotable de corrupción.
En efecto, si uno quiere explicarse las razones del atraso de Europa en relación con los EUA, sería menester examinar la multitud de leyes y reglamentos que impiden que en Europa por ejemplo se instale el equivalente a una cadena de autoservicios, tiendas departamentales en cadena, y sistemas similares como tiendas de conveniencia etc. Tan sólo hay que investigar los esfuerzos de los alemanes para preservar las artesanías y establecer leyes proteccionistas contra los negocios capitalistas. Algo muy semejante a lo que seguimos haciendo en Latinoamérica intentando preservar esquemas de producción inoperantes como el ejido para la agricultura mexicana.

La mayor amenaza a la prosperidad de los países y el bien estar material de los asalariados es la incapacidad de los políticos, de los dirigentes sindicales, de los economistas oficialistas, y de los menos informados trabajadores que son influidos con caricaturas como la mostrada en este ensayo y que desprecian el rol que el empresario tiene en la producción y en su propio bienestar.

Nada ilustra mejor la falta de conocimiento de cómo se verifica la producción que examinar los escritos de Lenin que afirmaba que además del trabajo manual de los obreros y el diseño de los ingenieros, la producción requería del “control en la producción y en la distribución” que puede ser verificado por “los trabajadores armados”. Así según Lenin el capitalismo se reduce a operaciones de contabilidad y control, operaciones simples de ver, registrar, crear recibos y comprobantes, que están totalmente al alcance de cualquiera que sepa leer y conozca las cuatro operaciones básica de aritmética. No es necesario mayor comentario.

martes, abril 07, 2015

Sólo Dios Sabe Qué Pasó…

En una conferencia magistral en Canacintra, el premio Nóbel favorito de los gobiernos, más keynesiano que el propio Keynes  (hay otro pero que suena menos Stiglitz), Paul Krugman se soltó diciendo que:
“La gente ya se cansó de esperar el milagro mexicano. La gran liberalización (del país) ya tiene 30 años y claramente eso por sí mismo no bastó. No estamos hablando de que haya habido un desempeño terrible, pero no fue lo que se esperaba”
“Hay desencanto, y aunque México realizó grandes cambios porque liberalizó su comercio de manera dramática y reorientó su economía, consideró que muchas razones pueden haber incidido en que no creciera.”
Y, aquí lo realmente bueno dicho por este personaje,
“Hay muchas recetas para el crecimiento pero sólo Dios sabe qué pasó
Y luego pasó a decir, lo que siempre dicen, por que políticamente se oye muy bien “Hay que invertir más en educación, deben hacerse grandes inversiones en educación básica”
Luego recomendó no subir las tasas de interés aunque la Reserva Federal lo haga, mencionando que está en contra (claro es un maníaco inflacionista), quizá no sepa mucho de mercados el ínclito Nóbel pero no se necesita ser Dios para saber que si no se aumentan las tasas, del dólar se dispararía más allá de los $ 17 y la inflación desatada sería terrible. ¿De veras es economista este cuate?
Hay otra porción de su discurso por demás relevante,
“Una de las cosas que sí es decepcionante es el despegue en el crecimiento económico. Ustedes todavía siguen esperando ese crecimiento y que México se convierta en un país como Corea, pero a pesar de 30 años de reformas no ha sucedido.”
Así que para Krugman, y no sólo para él, también para todos los economistas del PRI-PAN-PRD, todos ellos keynesianos o declaradamente marxistas, “Sólo Dios Sabe”…

Por ejemplo, RicardoMonreal de los populistas de MORENA de AMLO culpan al “Neoliberalismo” precisamente de esa incapacidad de crecer. Refiriéndose también a lo dicho por Krugman se explaya de la siguiente forma,
“Bajo ese modelo, el país ha transitado una etapa de bajo crecimiento económico, minado por altibajos, recesiones y crisis recurrentes como las de 1982, 1986, 1994-1995, y 2008, cuyos rasgos más característicos han sido las devaluaciones del peso, altos niveles de inflación, decrecimiento económico, pérdida de productividad y competitividad en los mercados mundiales, elevados niveles de desempleo y subempleo y aumento de la pobreza y la desigualdad.”
Y, continúa enlistando razones, algunas de las cuales, sin embargo, son certeras, como el “Capitalismo de Compadres”, que no le llama así pero se refiere a la concentración de la riqueza en 300 familias, que da la casualidad que la mayoría de ellas son o han sido “cuates” de los gobernantes en turno, también habla de la corrupción, que en realidad no es nueva, es de siempre.
Y, finalmente  concluye que,
“En solo tres décadas pasamos de un extremo a otro. Del estatismo asfixiante a la privatización disolvente. La privatización a ultranza no solo llegó a sus límites, sino que ha evidenciado su forja disruptiva al crear una sociedad polarizada, insolidaria, violenta y anímicamente agotada.”
No es necesario recurrir a Dios para que Él que sí sabe según Krugman nos diga por qué demonios no crecemos, tampoco, el corista de AMLO Ricardo Monreal es de forma alguna certero en la razón del bajo crecimiento económico de México, no requerimos revertir la “asfixiante privatización disolvente”,  de los “tecnócratas Neoliberales”, que dicho sea de paso es la receta de su patrón, del Mesías Tropical AMLO.
No, la razón por la que México no crece es una y muy clara, y no sólo es la razón de México, es exactamente la misma razón de todos los países que no crecen o se encuentran estancados: La muy baja productividad que se traduce en también baja competitividad, muchas horas trabajando para hacer poco, a precios relativamente altos, lo que explica los bajos salarios.
No hemos podido entender que la razón de la prosperidad es la productividad. Muchos confunden la productividad con actitud, voluntad para trabajar mucho, pero eso es sólo parcialmente cierto, la productividad se incrementa con la inversión en bienes productivos, en aquellos que generan una utilidad, esto es, riqueza, y en el capital humano es decir conocimientos, pero no cualquier conocimiento, en conocimientos que son valorados por los demás, y que sirven para producir bienes y servicios. Esas son las razones que nos pueden hacer crecer económicamente, insisto, no que crezca el PIB, que crezca según el concepto de Hayek “La Frontera de las Posibilidades de Producción”, esto es que haya más negocios de todo, y muy importante que cada uno de ellos sea moderno, productivo, sólo así podremos emular a Corea,  China, o otros países como Singapur, Nueva Zelandia, Hong-Kong , Irlanda, Estonia, que son los únicos países que salieron de pobres y hoy son ricos en los últimos cien años.


Productividad de México y algunos países con fines comparativos

Por ejemplo, México tiene el 56% de la productividad de Corea, y tan sólo un 32% de la de EU.
Pero no podemos entender esto, nuestros gobernantes no pueden entender esto, nuestros economistas, educados como marxistas - keynesianos  no pueden entender esto, como Krugman, como Monreal, que creen que “sólo Dios sabe”.  Y esto, como país no lo hemos podido entender desde que nos independizamos de España, o Portugal, seguimos creyendo en que un mago, un hado, un Mesías, vendrá a redimirnos de nuestra pobreza, que son las “oligarquías transnacionales” las que nos tienen jodidos, que no podemos permitirnos crecer con desigualdad, que hay que crecer con igualdad, y que la riqueza, tan exigua, tan limitada que es, debe de ser “redistribuida” entre los pobres.
Entonces, si la inversión en bienes de capital es la respuesta para aumentar la productividad y la generación de riqueza, si es la clave para producir empleos, cada vez mejor pagados, ¿Qué previene, qué evita que se dé?
Creo que el más importante de todos es la CORRUPCION,  así como el primer paso de alcohólico o de un adicto a las drogas es reconocer su problema y que es una enfermedad, así mismo los mexicanos debemos de empezar por reconocer que somos unos corruptos. Aquí tenemos corrupción al menudeo, como son las mordidas y los pagos que hay que realizar para acceder a un servicio público; corrupción para que el inspector o policía cuando es de tránsito, se haga de la vista gorda la violación de algún reglamento,  corrupción en el otorgamiento de permisos y licencias por parte de burócratas que pueden administrar discrecionalmente diversos reglamentos; corrupción en los contratos de obra pública y un largo etcétera.  Y, por supuesto, corrupción en las más altas esferas con los políticos, y los que se supone deben de velar por nuestra seguridad física y patrimonial: Las policías,  que como hemos presenciado se coluden con el crimen organizado. Gobernadores, alcaldes, que son ellos mismos jefes de grupos criminales.
En una nota delIMCO   se nos informa que según TransparenciaInternacional,  México ocupa el lugar 103 de los 175 países evaluados (es decir, se encuentra reprobado) y destaca por contar con la peor calificación de los 34, el último, el más corrupto, países que forman la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
México vive hoy con un nivel de corrupción que nunca antes se había experimentado. Así, imposible que se invierta en un país tan podrido. Esto, desde el punto de vista de inversión externa, pero aún nosotros mismos, es muy difícil invertir en un país en donde sabes de antemano que te van a extorsionar, el propio gobierno y el crimen organizado, que una parte muy importante de tus ganancias se va a ir para que las cosas se den, para que no te impongan una mega multa, o, peor aún para salvaguardar tu propia vida. 
No la rechazo, pero no estoy totalmente de acuerdo con la propuesta de Transparencia Internacional:
Poner un alto a la impunidad ante casos de corrupción, dejando de politizar y permitir los sobornos en instituciones policiales y de impartición de justicia. Además, se deben crear mecanismos que protejan y permitan a las personas alzar la voz y actuar contra la corrupción. El poder recobrar la credibilidad y confianza ciudadana por las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley es clave para disminuir la inseguridad en la región.
Y no estoy de acuerdo por qué escribía el Senador Romano Tácito: “Cuánto más corrupto es el estado, más leyes tiene” y así es, entre más leyes, más posibilidades de violarlas, más burócratas funcionarios inspectores que están para “vigilar su cumplimiento”, las leyes el exceso de leyes son la fuente misma de la corrupción.  Por esto, si en serio se quiere reducir sustancialmente la corrupción debe de revisarse a fondo y eliminar las leyes malas, y esto no lo menciona Transparencia Internacional,  dejar sólo aquellas que tienen que ver con la seguridad física de los individuos, mismas que incluyen reglamentos de construcción, instalaciones eléctricas, recipientes de presión, sanidad en la preparación de alimentos, contaminación y punto. No veo justificación para más.
Sin leyes absurdas, bajarían las posibilidades de corrupción. Y las que quedarían sería de nuestro mayor interés como sociedad que se cumplan, nuestra integridad física y/o patrimonial van en juego. Un corrupto ya no sólo es un vivales que lucra con las leyes, sino que es uno que lucra con tu vida, y debemos evitar a toda costa la impunidad y que se castigue y severamente los actos de corrupción.
Otra situación que previene la inversión es el muy débil Estado de Derecho. Un país en el cual los derechos privados de propiedad no están definidos y menos aun eficientemente protegidos; un país en el cual la garantía judicial del cumplimiento de contratos es notoriamente ineficiente; un país en el cual se puede violar la ley con impunidad, difícilmente podrá ser un imán muy atractivo para la inversión externa (porque internamente la acumulación de capital privado es sumamente exigua, raquítica y tenemos que recurrir al capital extranjero para poder invertir).
Empezando con la propia Constitución sí el Artículo 27 que dice lo siguiente:
“La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, corresponde originariamente a la Nación, la cual ha tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo la propiedad privada “
Aquí pregunto ¿Quién es “la Nación”? ¿Quién es el dueño original de todo? ¿Quién detenta el poder, esto es tiene la facultad de “transmitir el dominio”? La respuesta no es otra más que los políticos, entonces, para la Constitución, la propiedad privada es una graciosa concesión de los políticos a los particulares, y peor aún, este artículo de refiere sólo a bienes raíces, no está en ninguna parte referencia a propiedad como producto del trabajo o la inversión, tampoco hay referencia a la propiedad industrial o intelectual, sí existe en leyes secundarias, pero no en la ley de leyes, “de las que de ella emanen” en la Constitución.
No tengo ninguna simpatía por Donald Trump, pero recientemente hizo alusión a lo corrupto que es el sistema judicial mexicano, a que aún ganado un juicio no puede cobrar por diversas trabas y resquicios legales que en eso somos expertos. Esto es sólo un ejemplo, pero debe de haber muchísimos, una violación de contrato puede llevar años y años de juicio, así cualquiera puede incumplir sabiendo que es poco probable que sea demandado y que de serlo, hay muchas posibilidades de salir impune.
El siguiente punto retardatario de la inversión es el excesivo gasto público, lo que implica alto nivel impositivo para la porción de la sociedad que si paga impuestos y las empresas y el tamaño del Estado, en particular el gasto corriente que no ha hecho más que crecer y crecer. 




Notoriamente, el  gasto gubernamental  es de baja calidad, caracterizado por su ineficiencia, un enorme desperdicio de recursos, subsidios sin justificación social que únicamente beneficia a grupos de interés, programas que son notoriamente regresivos, haber utilizado la renta petrolera para financiar gasto corriente en lugar de inversión, etcétera. La contribución neta del gobierno al crecimiento es claramente negativa. Y de esto ya hemos escrito mucho en este espacio.
Adicional a las tasas impositivas nominales, se debe de considerar el Reparto de Utilidades, concepto totalmente marxista de la plusvalía por el trabajo, más el esquema de seguridad social. Las contribuciones patronales al sistema (IMSS, Infonavit y afores) actúan como un impuesto a la utilización de mano de obra y al crecimiento de las empresas, lo que junto con el Seguro Popular, que es un subsidio a la informalidad (y la excesiva e ineficiente regulación de los mercados), derivan en que una parte significativa de las empresas y de trabajadores operen fuera del sistema formal, en muy pequeñas unidades de producción, sin economías a escala y con tecnología obsoleta, lo que se traduce en una muy baja productividad y una aportación prácticamente nula al crecimiento económico.
Tampoco es asunto menor las leyes laborales, que imponen una asimetría absoluta entre el empleador y el empleado. Despedir a un trabajador, aún justificadamente, situación que la Junta de Conciliación y Arbitraje casi nunca aceptará  puede imponer al empleador enormes costos, pago de salarios caídos, así que contratar es un juego de ruleta rusa, si te toca la bala te mata, si te sale mal el trabajador costará una fortuna deshacerte de él, a muchas pequeñas empresas los despidos pueden llevarlas a la quiebra. Pero eso ¡Qué importa!
Curiosamente, otra vez Paul Krugman recomienda aumentar el Gasto Público no obstante la caída de los precios del petróleo y la producción.  En sus propias palabras “Cuando la economía está en problemas se supone que es momento de gastar más.”

Y hemos gastado más, mucho más, sobre todo en gasto corriente. No obstante los cacareado recortes que sólo afectan a “Las Empresas Productivas” CFE y PEMEX, el gasto público y su componente de gasto corriente permanecen inalteradas, no obstante la caída en la producción de petróleo y en su precio.

Aquí Dios Sabe que sí Pasó... El Éxito en Singapur 

Pero en este post estamos tratando que no sólo Dios sabe que hace a un país exitoso y a otro fracasado, tomemos un país exitoso como modelo: Singapur, que en 1965 se separó de Malasia su ingreso per cápita era menor a $ 5,000 USD anuales, hoy es casi de $60,000 y es mayor que el de EUA y Suecia, ¿Cómo le hicieron?


Es la segunda economía más libre del mundo, sólo detrás de Hong-Kong su gasto público como proporción del PIB es apenas superior al 18%.


El arquitecto de este milagro Lee Kuan Yew, y no es Dios eh Krugman, que murió a los 91 años  el 2 de marzo, escribió que,

“Al igual que Nehru, en un comienzo me sentí influido por las ideas del socialismo fabiano en Inglaterra. Pero pronto me di cuenta de que antes de redistribuir el pastel tienes que cocinarlo. Por eso me distancié de la mentalidad Estado de Bienestar: porque minaba el espíritu de una persona para prosperar y salir adelante. También abandoné el modelo de industrialización basado en la sustitución de importaciones. Cuando la mayoría de países del Tercer Mundo denunciaba la explotación de las multinacionales occidentales, en Singapur las invitamos a entrar. De ese modo conseguimos crecimiento, tecnologías y know-how que dispararon nuestra productividad más de lo que podría haberlo hecho cualquier política económica alternativa.”

La oposición de Lee Kuan Yew a la desorbitada expansión del Estado de Bienestar occidental fue una constante a lo largo de toda su vida. Sus principios eran claros: una cosa es ayudar a quien lo necesita; otra subsidiar el parasitismo:

"El Estado de Bienestar y los subsidios destruyen la motivación para salir adelante. Si hemos de ayudar a alguien, démosle efectivo o activos y dejémosle decidir cómo gastarlo. Cuando la gente se convierte en dependiente de los subsidios y el Estado ya no puede seguir pagándolos, entonces la gente protesta."

Lejos de denigrar la figura del empresario, la ensalzó como el motor del crecimiento y la innovación:

"El sueño de la riqueza nos atrae a todos. Pero sólo aquellos que innovan y que crean nuevos bienes y servicios se convertirán en los nuevos ricos. Pocos nacen con mentalidad empresarial, y menos todavía triunfarán. El éxito empresarial necesita de cualidades extraordinarias, como elevados niveles de energía, perspicacia para ver oportunidades donde otros ven problemas e intuición para anticipar qué producto o servicio serán rentables."

Lejos de ensalzar los déficits públicos y el hiperendeudamiento estatal como vías para salir de las crisis, los denigró:

"¿Cuáles han sido los factores que nos han permitido salir de esta recesión mucho mejor que los demás países? Primero, presupuestos equilibrados durante muchos años, sin déficit en los gastos corrientes y con una balanza exterior en superávit. Con eso hemos conseguido una divisa con valor estable. No necesitamos endeudarnos en grandes sumas de dinero porque no tenemos necesidad de sobregastar. Si algún año hemos de gastar más de lo que ingresamos, disponemos de ahorros a los que recurrir."

Que se contrapone con evidencia a las tesis de Krugman, que dirime casos de fracasos como el de Argentina, Grecia, España.

Cierto es que Singapur es un Estado que practica la tortura a los presos, que limita la libertad de expresión, de prensa y de asociación, que mantiene el servicio militar obligatorio y que incluso prohíbe las relaciones homosexuales. Por lo que podemos concluir que Kuan Yew no era un liberal, pero ciertamente que sabía que era lo importante para que la economía creciera. Y este es el tema que nos ocupa. Además de que, yo he estado ahí, en Singapur, a los habitantes no les molesta para nada esta falta de libertades civiles, por el contrario, en todas mis entrevistas todos estaban orgullosos de tener orden y limpieza. Cuestión de enfoques.

Concluyendo, no se necesita recurrir de la sabiduría divina para entender cuáles son los pilares del crecimiento económico, en Singapur, por ejemplo, entendieron como, pero no es el único caso de éxito, no hay más que ver el listado de Libertad Económica para ver con claridad que entre más libres son los países más ricos son, México, no obstante sus tratados comerciales, es apenas medianamente libre, sus niveles impositivos son comparables a los de países fracasados como las social democracias europeas