jueves, enero 19, 2017

El TLCAN ¿Realmente, nos ha beneficiado, sin él no existe México?

Donald Trump quien será presidente de los Estados Unidos el próximo viernes, cumple con su promesa de campaña:  “Pocos días después de la toma de mando de Trump se enviará una carta formal a Canadá y México para iniciar negociaciones”, dijo Wilbur Ross, quien sería el secretario de Comercio de Estados Unidos.
Además agregó: “Renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) será una prioridad para el gobierno de Donald Trump, afirmó su nominado a secretario del Comercio”
Anteriormente, Ross advirtió a los socios comerciales de EU que deben practicar un “comercio justo” y reducir el control estatal sobre las empresas si deseaban tener acceso a la mayor economía del mundo.
“Estados Unidos debe proporcionar ese acceso a las naciones que aceptan jugar con nuestros estándares de comercio justo”, dijo. “No debemos soportar las actividades de comercio malicioso, las empresas estatales o la producción subvencionada”.
Durante la mayor parte del siglo XX México fue un país cerrado al comercio, no fue sino hasta Miguel de la Madrid que empezamos a abrirnos aceptando las condiciones del entonces vigente GATT  que fue reemplazado en 1995 por la OMC.
Con Carlos Salinas de Gortari se hizo un cambio radical augurando progreso económico basado en la teoría de académicos y una ideología que afirmaba que el mercado libre serían la solución a todos nuestros problemas de bajo crecimiento económico y baja inversión. De esta forma se inició la negociación del TLCAN, que entró en vigor en 1994. Después de 23 años los resultados han sido contundentes: 2.4% de crecimiento en promedio, de los más bajos en Latinoamérica, y 55 millones de personas aún en la pobreza, los salarios paupérrimos puesto que son el mayor “atractivo” para la Inversión Extranjera Directa.
Es cierto que hay sectores ganadores, México se benefició con inversiones y empleos en algunos sectores como el automotriz, aeronáutico, electrónico principalmente pantallas planas,la maquila de exportación y las hortalizas, sin embargo, no hay duda que los productores pobres de maíz, fríjol y otros granos básicos fueron grandes perdedores, frente a los productores de los EUA, que han seguido recibiendo grandes subsidios. Por esto no es de extrañar que casi 500,000 mexicanos al año despojados de su modus vivendi  emigraran a los EU hasta alcanzar la cifra cercana en los 11 millones. La migración fue la válvula de escape que permitió aligerar el descontento social, pero eso acabó, ahora será muchísimo más difícil emigrar a EU. También, algo similar ha sucedido con diversos sectores industriales y de servicios -transporte carretero y marítimo, por ejemplo- que cuentan con ventajas financieras y reservas de mercado que actúan en beneficio de las empresas de los EUA.
Esta política aperturista ha generado una desintegración de las cadenas productivas del país, ha dado pie a una economía maquilera de bajo valor agregado. Se presume del alto nivel de exportaciones sin embargo no se cuestiona las importaciones en igual magnitud y además no se dice que los componentes foráneos en esas exportaciones es muy alto, así que lo que se hace es simplemente maquilar. La mayor integración se tiene en el sector automotriz, en donde se redujo el contenido mínimo regional del original TLCAN  del 62.5% al 45%.-ciertamente por arriba del 30% que quería Japón – pero indudablemente en beneficio de las armadoras asiáticas y en detrimento de los fabricantes de partes en México y Canadá. Todavía no está clara la negociación final y como continuará el pataleo entre empresas armadoras de EUA, Japón, Corea del Sur y Alemania, que tienen intereses en conflicto e inversiones en algunos países asiáticos. Sin embargo, para el caso de otras industrias, como la electrónica, el uso de componentes mexicanos es prácticamente nulo, así que estas exportaciones son una vil maquila…
La decisión de los diversos gobiernos mexicanos desde los 90s de mantener totalmente abiertos nuestros mercados a las importaciones y a licitaciones internacionales a pesar de que nuestros productores no cuentan con financiamiento, insumos y servicios e infraestructura internacionalmente competitivos- mucho menos con políticas de fomento a la inversión y el empleo- comparables a las de países avanzados y sobretodo de países emergentes asiáticos, incluyendo a China y la India, pero también a Malasia y Vietnam.
El superávit comercial con América del Norte, muy cuestionable por lo que se apuntaba sobre las componentes regionales, se esfuma por el déficit con Asia, todo lo que exportamos lo hacemos con insumos importados, no se produce en Mexico, solo se maquila. Tan solo el déficit que se tiene con Asia ha costado al país aproximadamente 1 millón de empleos.

Tenemos Tratados de Libre Comercio con medio mundo, pero lo cierto es que seguimos creciendo al 2.1 % . Esto es ¿Dónde está lo maravilloso del libre comercio para México?


Desde que entró en vigor el TLC la inversión en bienes de capital no ha hecho sino bajar. Ver el gráfico. ¿Entonces?
La inversión extranjera directa, esa en la que pensaron sería lo único necesario, la realidad es que no ha sido ni el 15% de lo que se requiere, esto es unos 150,000 para que crezca al 5 o 6 por ciento.
La apertura comercial, lo que sí ha traído es déficit en la cuenta corriente, que como establecí en el post del 9 de octubre “Cuenta Corriente, Tipo de Cambio,Reservas Internacionales y Deuda Pública Externa”  es financiada por deuda gubernamental en manos de extranjeros, deuda que es la razón de la actual depreciación del peso. 


En pocas palabras, la apertura comercial de México es un evidente fracaso. Así como la hicimos, que nos aventamos como el “Borrás”, no se debió de hacer.
¿Por qué tendríamos resultados diferentes si se sigue haciendo lo mismo? Es cierto que hay sectores ganadores pero son los menos o contadas excepciones y sí en cambio hay muchos perdedores. Sostienen que el beneficiado es el consumidor, pero ¿Sin trabajo con que ingreso se puede consumir? Ó con trabajo pero con sueldo precario. Que los precios son competitivos, pero ¿Qué con los precios de servicios monopólicos y competencia interna? (energéticos, carreteras, telefonía, cemento, puertos, etc.). No puede hacerse competitivo a un país en base sólo a la precariedad de los salarios de sus trabajadores.
Desde luego no es viable volver a una economía cerrada y permanecer aislados pero si es necesario aplicar una política pragmática; una apertura selectiva pensada en lo que conviene y necesita el país, maximizando sus potencialidades y evitando exponer sus debilidades, ese es el éxito económico de muchos países asiáticos. Si la solución fuese firmar tratados y hacer reformas en papel, hace mucho hubiésemos solucionado nuestros problemas.
Y no es que esté intrínsecamente mal la idea del libre comercio, pero nuestros gobiernos pensaron que con el TLCAN y las decenas de tratados comerciales con medio mundo era lo único que tenía que hacerse. Pensaron, que eso sobraba y bastaba para que México despegara a ser potencia industrial y generar millones de empleos y multimillonarias y constantes inversiones. Esto no ha sido así. Ahí están las cifras del crecimiento económico y de la inversión productiva. Se han ganado empleos pero también se ha perdido, ha habido inversión extranjera, que para nada es cuantiosa y la inversión por nacionales es todavía más pequeña. Por consiguiente hay que voltear a ver cómo desarrollar la economía interna, tan olvidada por nuestros gobiernos en más de 30 años, y eso, por supuesto debe empezar por reducir el tamaño del estado mexicano, eficientarlo, bajar impuestos, eliminar reglamentos, despedir burócratas reducir de forma sustantiva el gasto corriente para que a los mexicanos nos quede la posibilidad de ahorrar e invertir, y también de consumir más.
Es decir, se tiene que transformar al país completamente. Cambiar todo el paradigma, el economista austriaco Joseph Schumpeter en su libro Capitalismo, socialismo y democracia nos habla de la “Destrucción Creativa”, pero para que esta destrucción pueda ser utilizada para bien, se requiere darle énfasis al emprendimiento, a la generación de riqueza, premiar la inversión para generar riqueza.
Ojalá Donald Trump nos obligue a entrar a un proceso de destrucción creativa del cual salgamos fortalecidos, y no que nos caiga el populismo tipo AMLO y sus secuaces de su partido MORENA, y acabe de destruir México.