jueves, enero 27, 2011

La Espada de Damocles Sobre la Economía Mexicana

"Para aquel que ve una espada desenvainada sobre su impía cabeza, los festines de Sicilia, con su refinamiento, no tendrán dulce sabor, y el canto de los pájaros, y los acordes de la cítara, no le devolverán el sueño, el dulce sueño que no desdeña las humildes viviendas de los campesinos ni una umbrosa ribera ni las enramadas de Tempe acariciada por los céfiros."

Horacio, Odas III, 1


Como Horacio escribe sobre la espada desenvainada que pende sobre la cabeza de Damocles, “los festines no tendrán dulce sabor”, así es, para la economía mexicana el absurdo manejo del tipo de cambio.

Se nos quiere hacer creer que el tipo de cambio Dólar-Peso (USDMXN) es libre, pero como sucede con casi todo en donde los gobiernos empiezan a intervenir, acaban interviniendo en todo, hasta que el número de variables se les sale de control y acaban de fea manera.

Parece ser que no entendimos la lección de 1994, simplemente regresamos a lo mismo: Una paridad artificialmente baja en virtud de la entrada de capitales especulativos a valores gubernamentales.

La siguiente es la gráfica mensual de la paridad dólar – peso (USD-MXN) desde 1995 año fatídico que precisamente por provocar una expansión del crédito en 1994 de alentar la entrada de capitales extranjeros en que nos quedamos vacíos de reservas internacionales y sobrevino la crisis.

Mensual USD-MXN


La gráfica que sigue muestra la tenencia de valores gubernamentales en manos de extranjeros, en millones de pesos, desde enero de 2009 a la fecha.

Que como puede apreciarse ha pasado de $ 260,455.90 millones de pesos a $642,524.60, esto es se ha incrementado en 2.46 veces. 146% Si seguimos con este paso, pronto veremos el peso en menos de $11.50, tiene un importante soporte en $11.72, pero con la masiva entrada de dólares podría ser fácilmente superado, y la tenencia gubernamental en ¿Cuánto? El problema es que la tenencia crece tan rápido como la acumulación de reservas internacionales por Banco de México, y el problema es que aunque supuestamente es deuda interna, en realidad es deuda externa. Un bono en manos de un extranjero que puede fácilmente venderlo y salir es para fines prácticos y realistas un bono denominado en dólares.

Y salir, esa es la palabra clave, y salir rápido, y provocar un fuerte problema, una salida masiva de capitales, lo que generaría sin lugar a dudas pánico en los circuitos financieros, alzas abruptas en las tasas de interés, quiebra de bancos etc. etc. etc. Esa historia que ya conocemos y que llevó al funesto Fobaproa. Esto, que escribo sí lo ven los burócratas de Banco de México, pero su solución es totalmente absurda e indeseable.

Su solución es adelantarse a los acontecimientos y pedir un “seguro” al FMI una línea de crédito que era de 47 mil millones de USD y que ahora es de 73 mil millones. La razón oficial es que aún hay riesgos con la recuperación en EU y que la crisis Europea de deuda soberana se puede poner fea lo que provocaría una aversión al riesgo de los “inversionistas” en bonos del gobierno y su salida en estampida.

Pero su solución es decirle a los especuladores: “Ven gana aquí tus altos intereses, sin riesgo de pérdidas por una devaluación”, “Ven, pide prestado en tu país de origen al 1% yo aquí te pago el 4.5% sin riesgo de ningún tipo”. Tal cual, una invitación al futuro desastre.

Y el futuro desastre es en etapas, la más peligrosa sí, la salida abrupta de capitales por un problema como podría serlo los bancos españoles BBVA o Santander que necesitaran recursos de sus filiales extranjeras, entre las que se encuentra México, y también como ya escribíamos de la salida de bonos gubernamentales en manos de extranjeros. Pero no ese es sólo el daño sobre la economía mexicana, un dólar barato (que es lo que quiere Bernanke, pero no deberíamos nosotros de necesariamente querer) abarata la importaciones, y encarece las exportaciones entre las que se encuentra las manufacturas y el turismo. También y no menos importante para México es que las remesas de trabajadores mexicanos que tanto palian la pobreza de sus familiares y que de por si se han visto severamente mermadas por la crisis económica se ven todavía más disminuidas cuando se convierten a pesos provocando tensiones sociales, y, finalmente y no menos importante los recursos petroleros se convierten en menos pesos y todo lo que ello implica. Aunque claro, dentro de las bondades del dólar barato está el importar deflación, encubrir en algo la inflación provocada por el Banco Central y el aumento en el precio de os commodities, tal y como escribía en el post previo.

Entiéndase que no estoy a favor tampoco de un dólar caro, aunque lo considero menos maligno, ¿Por qué? Pregúntele a los chinos que se las han arreglado para mantener un yuan anclado a un dólar siempre caro. Afortunadamente, México no es un país como tantos otros en Latinoamérica que sólo exporta materias primas, afortunadamente gracias fundamentalmente al TLC tenemos una planta manufacturera importante, que se ha visto reducida por la crisis y por malas políticas pero ahí está y puede crecer. Desafortunadamente no somos un dechado de productividad de competitividad, no tenemos una gran cantidad de capital invertido, nuestras factorías no son ni con mucho un ejemplo de modernidad (salvo las filiales de extranjeros, sobre todo las automotrices, claro) entonces por lo menos que el tipo de cambio no juegue en contra de nuestras carencias.

Otro punto importante es la acumulación de reservas internacionales por parte del Banco de México, la siguiente es un gráfico que muestra la evolución

Las reservas internacionales han tenido un crecimiento muy importante, han pasado $ 74 mil millones de USD en julio de 2009 a $117, 585 al 21 de Enero de 2011, esto es un crecimiento de 58.9 por ciento, y continúa.

¿Impresionante no es así? Pero, ¿Es necesario tener esta acumulación tan grande de reservas, o sólo es un desplante de “macho”, es decir, un mostrar que se tiene como defender al peso contra un ataque especulativo?

Así tenemos, hoy efectivamente un poco más de $ 192,000 millones de USD que les están diciendo a los especuladores “Ven acá a México, aquí te pago jugosas ganancias y puedes salir sin temor el día que quieres…Garantizado”. Ese es el mensaje que está escrito junto con el nombre México para los poseedores de capitales “golondrinos”, que sólo buscan ganancias rápidas y si se puede seguras ¡qué mejor!.

Debe recordarse, para lo cual invito al lector a leer mi post “Las reservas Internacionales y el Tipo de cambio”y el post también aquí “Reducción de las Reservas Internacionales”.
Que las reservas internacionales tienen un costo importante para el país: Muy sucintamente, los dólares en reserva son invertidos, generalmente, en bonos del Tesoro de los EU, los pesos producto de la conversión no son vertidos en la economía, sino que son pagados con deuda gubernamental, esto se denomina “esterilizar”, pero por estos bonos el gobierno tiene que pagar intereses, así el gobierno está haciendo exactamente lo contrario que los especuladores, esto es, están perdiendo dinero, perdiendo por el diferencial de tasas entre los bonos del Tesoro que reciben de “premio” y el interés de los bonos gubernamentales, ¡buen negocio!

Analizo el sector externo en busca de una posible justificación a esta acumulación de dólares. Tenemos por una parte la balanza comercial, INEGI acaba de publicar la semana pasada y encuentro que en el período enero-noviembre de 2010 se tiene un déficit por 2 mil 902 millones de USD cifra que no me preocupa en lo absoluto, no es nada comparado con los $ 117, 585 mil millones en reservas.

Pero la balanza comercial es sólo una parte de la historia, debemos de considerar también los requerimientos de USD para servir la deuda externa, tanto del sector público, como del privado.

En la página de la Secretaría de Hacienda www.shcp.gob.mx encuentro los siguientes datos relevantes, al tercer trimestre de 2010.

La deuda total del sector público y el sector privado es $ 172,408 millones de USD, esto es inferior a las reservas que tendríamos con los fondos del FMI más las reservas, que como escribía ascienden a $ 192,000 millones de USD. ¡Qué bien! ¿no es así? Tenemos dólares para pagar toda la deuda externa en un santiamén y nos sobra. Pero, ¿Es esto realista? La deuda contratada no tiene nunca que pagarse a las de ya, se tiene un calendario de amortizaciones y pagos de capital. Las amortizaciones de deuda externa para el 2011, también para el sector público y privado ascienden a $ 14,712 Millones de USD y, para pagos de capital de $ 9,182.0 Millones de USD, que es alta para este año pero luego baja a casi la mitad.

Esto quiere decir que sí se tiene un déficit de la balanza de pagos, las exportaciones, que son la fuente digamos “natural” de ingresos de dólares es deficitaria, más los pagos de servicio de la deuda, que tiene, como siempre en este país, compensarse con entrada de capitales, que son de dos tipos: Productivos, lo que se denomina la inversión extranjera directa, que son inversiones a factorías, a tiendas, a negocios, es la inversión más deseable por que no se va a ir de un día para otro, y la inversión que pomposamente se denomina de “cartera”, que es de la que hablábamos, especulativa, y que aprovecha el diferencial de tasas o las tasas más elevadas acá para invertir con el único afán de obtener una utilidad.

La inversión directa fue según Banco de México para el 2010 $ 16,967,821.6 Millones de USD (estoy suponiendo que en el último trimestre fue igual al del 2009, esto es $ 2,605,861.8 Millones de USD).

En resumen necesitamos más o menos $ 27,000 mil millones de USD para nuestro déficit comercial y servicio de la deuda externa, Tenemos ingresos en inversión extranjera directa por más o menos $ 17,000 mi millones, así que el faltante tendríamos que cubrirlo con inversión extranjera especulativa digamos números redondos $ 10,000 millones de USD. Sin embargo, como anotaba al principio la tenencia de bonos gubernamentales en manos de extranjeros, asciende en dólares a $ 53,399.094 mil millones de USD, esto es cinco veces ese requerimiento.

¿Para qué demonios queremos tantos dólares? ¿Para estar con la zozobra de la espada de Damocles pendiendo sobre nuestras cabezas? Es simple y sencillamente demasiado. Nos estamos poniendo de “pechito” para tener problemas a futuro. Además de que enfatizo, se están utilizando impuestos para pagarle a los especuladores sus jugosas ganancias. ¿No es esto absurdo? ¿No es esto ruin?

¿Qué hacer?

Lo que siempre he dicho, dejen de intervenir, dejen de fijar las tasas de interés, esto es dejen que el sistema de mercado actúe, libre, y libre quiere decir, ¿Cómo explicarlo? Libre.

Si el mercado fuera libre, la gran afluencia de capitales a bonos gubernamentales, tiraría el rendimiento de los bonos, tendría un límite automático, que lo daría el mercado, el dólar adquiriría un valor sensato de acuerdo con las exportaciones e importaciones y la balanza de pagos, probablemente el peso se devaluaría un poco, pero no como decisión de algún burócrata, llámese Carstens o el nombre que sea, como decisión del mercado, que tiene mucho mejor juicio que nuestro ínclito gobernador de Banxico.

Un tipo de cambio libre, combinado con un mercado de dinero también libre nada de “tasas objetivo” y tontadas de esas, ajustaría automáticamente todo este desorden a valores racionales, que probablemente no les gusten a los burócratas por que desencadenaría la inflación, o mejor dicho pondría de manifiesto la inflación que ellos mismos han provocado con su “imprenta”.

Un nivel sensato para el tipo de cambio no puede ser un capricho de un burócrata, ni de un grupo de interesados, si no exportamos suficiente o si importamos en demasía, perdemos dólares y el dólar se encarece, y con él el costo de las mercancías importadas, importamos menos, automáticamente, y exportamos más, hasta que en virtud de las exportaciones entran dólares y se baja el tipo de cambio, así es el mercado, solito, sin la ayuda de Carstens ni de nadie nos dará el mejor tipo de cambio para nuestra realidad económica, sin necesidad de firmar nada con el FMI, de usar los impuestos para pagar lo que cuesta mantener el híper elevado nivel de reservas internacionales, ni la posibilidad de más adelante usar impuestos para pagarle al FMI y las subsecuentes medidas de austeridad, ni pagarle cinco veces y lo que suba en los días por venir, intereses a los especuladores por dólares que en realidad no necesitamos.

Por eso, por favor. Dejen que actúe el mercado ¿Podrán? No, yo sé que no. Les gusta vivir como Damocles. Y a ver cuando, una vez más se suelta la espada y nos cae en la cabezota.

jueves, enero 20, 2011

No Son Los Especuladores, Son Los Gobiernos

Como es “costumbre”, siempre que se presenta una crisis, de cualquier tipo, como por ejemplo siempre que los precios de las materias primas o “commodites” se disparan, en el caso que ahora más preocupa a la prensa son los granos y derivado de ellos los alimentos como el pan y las tortillas, siempre se inicia el coro de la prensa “especializada” y no para señalar con el dedo flamígero a los culpables: Los especuladores. Así tenemos que los periódicos y políticos comentan como estos malvados, de negro corazón, hambreadotes, empujan los precios para arriba provocando hambre. No cabe duda que este discurso tiene un gran atractivo tiene todo el ingrediente de la lucha del bien contra el mal además del ingrediente de la “moralidad”. Pero sobre todo a los políticos, les permite al encontrar su chivo expiatorio fabricar una enorme cortina de humo que les permite encubrir adecuadamente que los reales causantes de las crisis y de los precios altos son ellos a través de sus fallidas y reiteradas intervenciones en los mercados.

Siempre hemos insistido aquí que la inflación es un fenómeno monetario, no es un acto de Dios, si los gobiernos imprimen más dinero, tendremos inflación, el aumento en los precios al consumidor es una consecuencia de que existe mayor cantidad de dinero en la economía y como los bienes, en este caso las materias primas son escasas y no sólo son escasas no puede producirlas ningún político con una simple imprenta, o como hoy en día más moderno aún tecleando en la computadora del banco central. Es decir los commodities son escasos y tienen una producción limitada, el dinero no, éste puede crearse a voluntad del banquero central ya sea expandiendo el crédito o como ahora lo hacen con el QE2 (Aligeramiento cuantitativo) que tiene como fin, entre otros, tirar el valor del dólar. Como los commodities tienen un valor real, su precio se ajusta automáticamente a la depreciación del dólar. Los especuladores no hacen sino mantener el valor real de los commodities.

Insisto, el incremento en los precios al consumidor no es la inflación, es un signo de la inflación, es como tomar la temperatura a un enfermo, si tiene temperatura, la temperatura no es la enfermedad, es el signo palpable de que algo está mal. En el caso de los precios al consumidor igual, si suben sólo indican que algo está mal, y eso que está mal es que hay más dinero creado de la nada por el banco central correteando bienes escasos y de producción muy limitada.

La prensa habla de los granos, maíz y trigo, pero no sólo son éstos los que han subido de precio


Futuros Maíz


Futuros Trigo

Las gráficas que siguen (mensuales) muestran el incremento en otras materias primas como la soya, el cobre, y el azúcar.


Futuros Soya


Futuros Cobre


Futuros Azúcar

En todas ellas vemos los efectos que el QE2 tiene sobre los precios. Por tanto, si a alguien hay que culpar de este desorden no es a los especuladores, es a la Reserva Federal y a Ben Bernnake por las burbujas que está creando con su derrama irresponsable de liquidez que tiene por consecuencia la depreciación del dólar y el incremento en los precios de las materias primas.

Todo eso que leo en los periódicos y que incluso oigo decir a amigos míos me hacen reflexionar que hay mucha gente que no entiende correctamente como funcionan el mercado.

Debido, quizá, a que tienen tan sólo una comprensión muy superficial de lo que es el mercado, un proceso complejo que coordina las interacciones entre millones de seres humanos por todo el planeta, rápidamente denuncian cuando las operaciones en el mercado se salen de lo ordinario de lo que ellos quisieran fuera lo “normal”. Parece ser que está muy bien cuando el mercado exhibe un comportamiento monótono, pero cuando el comportamiento es como ahora y el camino se vuelve sinuoso y lleno de baches, entonces es momento que los políticos se metan a intervenir para “corregir sus deficiencias” y que tomen el control de ellos y los dirijan a donde ellos y sólo ellos creen que deben ir.

En particular, lo que pasa es que los comentaristas entre ellos algunos economistas, no tienen muy clara la construcción mental intertemporal del mercado, ellos en realidad no pueden entender bien a bien como los precios guían a la gente para asignar correctamente los recursos escasos en la economía. Los comentaristas sucumben a las promesas de los políticos que van a enderezar el rumbo de esta estúpida economía de mercado que está produciendo hambre entre los más necesitados y lo que se necesita es una “política alimentaria” esto es, un plan diseñado por políticos. En contraste, nadie dice nada de lo que el mercado ha hecho en el trascurso de una década, de tal suerte que nadie puede comparar y contrastar lo que hace el mercado contra la “política pública” de los políticos.

Se plantea ahora regular, siempre que a los políticos se les salen sus intervenciones de control inventan que lo que es necesario es “regular”, así que ahora quieren irse a regular los mercados de futuros para evitar la especulación

¿Para qué sirven los mercados de futuros?

Es evidente que la gente que critica la “especulación” (en los mercados de futuros), como la culpable de llevar los precios del maíz a $650 USD/bush con un sobreprecio del 100% (dicen) no tienen idea de cómo los mercados de futuros derraman beneficios a todo mundo.

Muy concisamente explicamos como funcionan los futuros. Los mercados de futuros permiten a la gente hacer un contrato para adquirir un commodity a un precio fijo en el futuro que se especifica contractualmente. Un contrato de trigo, por ejemplo, le permitiría a una panificadora pactar un precio para marzo del trigo que requiere para vender su pan a un cierto precio, o a una refinería para adquirir su petróleo en cierta fecha, a cierto precio. El productor de trigo o petróleo deberá mostrarse en esa fecha pactada para proporcionar su trigo o su petróleo o lo que sea y por sus commodites recibirá exactamente el precio pactado con antelación.

Por consiguiente, en realidad los mercados de futuros mitigan la incertidumbre de los precios en el futuro y permiten ganancias mutuas tanto a productores como consumidores que no tendrían si estos no existieran. Un ejemplo, supongamos que una aerolínea quiere abrir una nueva ruta, pero ésta sólo sería rentable si los precios del petróleo se mantienen por debajo de los $ 90 USD. Al mismo tiempo una petrolera determina que un nuevo campo puede ser explotado sólo si el petróleo de mantiene arriba de $ 80 USD. Si no existiesen los mercados de futuros ambas compañías no sabrían que hacer y sería sumamente riesgoso para una abrir la ruta y para la otra explotar el campo.

Pero ambas pueden intercambiar futuros a un precio intermedio, digamos $ 85 USD, así la aerolínea puede con confianza abrir su ruta y la petrolera explotar su campo nuevo. Sin embargo, puede acontecer que el precio actual (spot le llaman) se desvía de la proyección de $ 85 USD que se tiene en los contratos a futuro. Para los cuales la aerolínea está “en largo” y el productor “en corto”, esto es, la aerolínea ganará dinero de la diferencia entre el precio spot arriba de $85, mientras que el productor ganará si el precio spot está por debajo de $85. Por esta razón, ambas empresas pueden seguir con su plan de negocios indiferentes a los sucesos en el mundo que provoque que el precio del petróleo suba o baje. Así la aerolínea se concentra en prestar un buen servicio y la petrolera en atender a sus geólogos e ingenieros petroleros para hacer eficiente su producción.

En este contexto entran los especuladores que proporcionan un servicio muy valioso al mover los precios a niveles más precisos, más correctos. Los especuladores ganan o sufren pérdidas en la misma proporción en que están correctos o perturban los precios del mercado.

¿Pero qué es un especulador? Existen definiciones cargadas de emociones, como esta: “La especulación involucra vender y comprar en un mercado sin proporcionar ningún servicio en la distribución, almacenamiento o transporte”. Según esto, un hombre que compra una caja de huevos para distribuirlos entre los consumidores y venderlos por docena ganándose unos centavos no es especulador. Sin embargo, si el comerciante guarda los huevos por que sabe que van a subir de precio es un especulador. Aún si lo hace sin la intención de obtener una utilidad, los precios fluctúan y lo hacen por razones en las que el comerciante nada tiene que ver. En este sentido, cualquier comerciante queda involucrado en la especulación. Deberá estar pendiente de las fluctuaciones en los precios.

Sin embargo, el economista de la escuela austriaca Rothbard en su libro “Hombre, Economía y Estado”, nos proporciona una definición más precisa para de especulación. El valor de cualquier bien, nos dice, tiene dos usos desde la perspectiva del actor individual: Un valor de uso y un valor de intercambio. De cual de ellos sea mayor en la escala de valor del actor determinará su acción con ese bien. Si una persona compra trigo para hacer pan para comer, entonces él es un consumidor de trigo y lo coloca como su valor más alto su uso para ser alimento. Si otra persona compra trigo con la expectativa de que lo podrá vender más adelante a un mayor precio, no es un consumidor y, como resultado, él valúa al trigo más alto como valor de intercambio. En este sentido esta última persona está especulando. Esta dicotomía entre valor de uso y valor de intercambio nos muestra cual es la importante función que tiene el especulador al proporcionar servicios a los mercados:

¿Servicios dirán ustedes si no sus actos no involucran ni la distribución, ni el almacenamiento ni el transporte? No es evidente para la mayoría de la gente lo que aporta un especulador al bienestar del mundo, se creé que son sólo sus ganancias financieras su premio, y eso para él, no para el resto de la gente. La percepción de la gente es que la especulación es como las apuestas y que un especulador exitoso es aquel que tiene más ganancias que pérdidas. No es pues de extrañar que los grandes especuladores nunca hayan sido figuras populares, a excepción quizá entre los propios especuladores.

Pues bien, el primer y más importante servicio que proporciona el especulador es tomar los riesgos, y además, acelerar los ajustes en los mercados y finalmente proporcionar liquidez. Así, los especuladores ayuda a que el mercado funcione más eficientemente.

Examinemos un proceso de ajuste. Los precios en el mercado se ajustan fundamentalmente movidos por las fuerzas de la oferta y la demanda, esto es, compradores y vendedores interactuando libremente. Los compradores y vendedores compran bienes, como establece Rothbard por dos motivos, consumo/uso o intercambio. Así, si los precios son bajos, los especuladores querrán comprarlo para venderlo después con una utilidad. De tal modo que compradores y vendedores anticipan los precios tratarán de comprar barato y se abstendrán de hacerlo cuando este caro, más aún saldrán a vender cuando consideren que el bien ya dio lo suficiente. Así entre más anticipatorio o especulativo más rápidamente se llevará a los precios al equilibrio, o mejor dicho al precio más eficiente para el mercado. De esta forma la especulación reduce la banda en que se mueven los precios proporcionando estabilidad.

Los especuladores también absorben parte del riesgo que de otra forma las empresas tendrían que tomar. Así por ejemplo un productor de digamos algodón ve que el precio de su producto para entregar en octubre está muy por encima de sus costos de producción. Hay muchas semanas de incertidumbre entre hoy, y cuando coseche. Al vender forward una porción no comprometida de su cosecha futura se asegura un precio rentable. Esto lo hace ayudando en cierta forma al especulador.

Como se ha mostrado en varios ejemplos, los compradores y vendedores no son antagonistas, los industriales textiles y los productores de algodón pueden reducir el riesgo y la incertidumbre de los precios en el futuro. El especulador tendrá su utilidad si su estimación de los precios a futuro es correcta.

Finalmente, y no menos importante, los especuladores le proporcionan liquidez al mercado. Liquidez es el grado de que tan fácil un activo puede convertirse en efectivo. Las acciones y los bonos son muy líquidos precisamente por que muchos especuladores están comprando y vendiendo estos instrumentos. Sin la existencia de compradores y vendedores, prestos a hacerlo el mercado se haría lento, los Spreads, esto es la diferencia entre precios ofertados y precios pedidos se ensancharía, y sería muy difícil convertir rápidamente las inversiones en efectivo a precios que reflejen los valores del mercado. Nos quedaríamos “atorados” con nuestras inversiones.

Por tanto, demos gracias a los especuladores, proporcionan varias funciones importantísimas en los mercados. Los reales culpables de las crisis y del disparo de precios en cereales y otras materias primas, son los gobiernos, no los especuladores. Así que por favor, no traten de regular nada, mejor absténgase de intervenir en los mercados y crear los problemas que siempre siguen.

martes, enero 04, 2011

Expansión del Crédito

En los últimos post he escrito frecuentemente que Bernanake y demás funcionarios, inspirados en su gurú Krugman y este a su vez en Keynes están irresponsablemente expandiendo el crédito. Así todos están produciendo dinero de la nada, endeudándose a más no poder bajando impuestos que sería bueno, excelente pero lo hacen sin recortar gastos, ¡por supuesto!.

Desde 1978, el banco central estadounidense, tiene el doble mandato (y lo quieren aquí también), de mantener el poder adquisitivo de la moneda, esto es, controlar la inflación, pero también que mantenga el crecimiento económico y el pleno empleo. Esta segunda parte es demagógica y populista. La observancia de las dos es imposible, es como decimos en México “Chiflar y comer pinole”.

Pero ¿Por qué es tan peligrosa y destructiva la expansión del crédito? Empecemos con un lista breve: 1929 La Fed Disminuye las tasas de interés, fue entonces la única manera de motivar a los prestamistas a que tomaran éstos fondos del mercado. Fue así como bajo la antes descripta estabilidad artificial de precios, las tasas de interés fueron impulsadas arbitrariamente por debajo de sus niveles reales. Resultado la gran Depresión. 1980’s crisis de la deuda de países emergentes, México incluido, razón: Expansión del crédito por los petrodólares. 1994 México, expansión del crédito en año electoral, baja de tasas de interés, fuga de capitales, crisis. Fobaproa. 1999 Quiebra de LTCM expansión del crédito, baja de tasas burbuja en el Nasdaq de las punto com, revienta burbuja en marzo de 2000, recesión. Reinflar burbuja, baja de tasas de interés hipotecarias, boom inmobiliario, reventón en 1996. ¿Con estos ejemplos está bien o quieren más ?


Ludwig Von Mises


Ludwig Von Mises, nos explica, por qué la expansión del crédito es tan destructiva, el que sigue es un resumen de su libro sobre ciclos económicos,
“The Causes of the Economic Crisis: And Other Essays Before and After the Great Depression”. Que resumo y adapto a las condiciones actuales.

Es un hecho fundamental en el comportamiento humano que la gente valúe los bienes en el presente más alto que en el futuro. Un automóvil que esté disponible para utilizarlo hoy mismo está valuado a mayor precio que uno que sólo estaría disponible en dos años (por el que tendríamos que ahorrar para pagarlo). Y el auto que estaría disponible en dos años tendría un mayor valor que si estuviera disponible en cinco. Estas diferencias en valuaciones aparecen en la economía en la forma de descuentos, en que los bienes futuros tienen cuando se comparan con los bienes presentes. En las transacciones monetarias este descuento es denominado la tasa de interés.

Por consiguiente, el interés no puede ser abolido por decreto. Para poder quitarnos el interés tendríamos que evitar que la gente valúe un casa que hoy es habitable a mayor precio de otra casa que no estará disponible para ser habitada sino hasta dentro de diez años. El interés no es una peculiaridad del sistema capitalista. En una sociedad socialista también tendremos que una hogaza de pan que no estará lista para el consumo sino hasta dentro de un año no satisface el hambre presente.

El valor de la tasa interés no tiene su origen en que empaten la oferta y la demanda de créditos en el mercado de capitales. Es más bien una función del mercado de créditos, que en el argot financiero se le conoce como mercado de dinero (para créditos al corto plazo) y mercado de capitales (para créditos a largo plazo) que ajustan las tasas de interés para créditos monetarios a la diferencia de valuaciones entre los bienes presentes y futuros. Esta diferencia en valuación es la real fuente del interés. Un incremento en la cantidad de dinero, no importa que tan grande sea, no puede, en el largo plazo influir en la tasa de interés.

Sin embargo, no existe una ley económica más impopular que esta, que las tasas de interés en el largo plazo son independientes de la cantidad de dinero. La opinión del público es reacia a reconocer al interés como un fenómeno de mercado. El interés se percibe como un mal, un obstáculo al bienestar de la humanidad, y, en consecuencia, se demanda que sea eliminado, o, al menos reducido en forma considerable. La expansión en el crédito, es pues considerada la forma adecuada para proporcionar “dinero fácil”.

No cabe la menor duda que en el corto plazo la expansión en el crédito reduce la tasa de interés. Al principio, el otorgamiento de nuevos créditos fuerza la tasa de interés a un nivel inferior al que tendría en un mercado no manipulado. Pero debe de quedar bien claro, y esto es de extrema importancia, que aún la más masiva expansión del crédito es incapaz de cambiar las valuaciones de los bienes presentes y futuros. Por esto, la tasa de interés tenderá a regresar al punto que corresponda a la diferencia de las valuaciones. La descripción de este proceso de ajuste es la tarea de la parte de la ciencia económica que es denominada la teoría del ciclo de negocios.

Para un universo de factores de producción: precios, salarios y tasas de interés, existen proyectos empresariales que no se realizarían debido a que al calcular sus posibles rentabilidades muestra que no habría oportunidad de tener éxito con ellos. El empresario no tiene la convicción de iniciar un proyecto empresarial por qué sus cálculos le muestran que va a perder y no ganar dinero, o simplemente sus ganancias no compensan el riesgo inherente.

Este escaso atractivo del proyecto no es una consecuencia de las condiciones de dinero o del crédito; se originan más bien en la escasez de los bienes económicos y laborales y el hecho incuestionable de que deben ser asignados a usos más rentables y por tanto atractivos.

Cuando la tasa de interés es artificialmente reducida por la expansión en el crédito se crea la falsa ilusión para muchos proyectos empresariales que previamente se consideraban sin rentabilidad como rentables. El dinero fácil induce a los empresarios a embarcarse en negocios que jamás hubieran siquiera considerado con la tasa de interés más elevada. Con el dinero creado de la nada, en virtud del sistema de reserva fraccionada, del crédito recibido por los bancos entran a participar en los mercados incrementando la demanda de todo por lo que provocan un alza en los precios de los salarios y de los medios de producción, esto es, producen inflación y un boom. Por supuesto, este boom sólo puede durar mientras exista la expansión del crédito que lo generó, y tendrá irremediablemente que colapsar inmediatamente cuando la expansión del crédito cese debido a que con estos precios incrementados pondrán en relieve que muchos proyectos empresariales serán otra vez no rentables. Sin embargo, si los bancos continúan con la expansión en el crédito, este freno no se presentará y el boom continuará.

Pero algo es seguro, el boom no puede ser eterno, no puede continuar indefinidamente. Existen dos alternativas posibles: En una los bancos continúan la expansión del crédito sin restricción lo que produce una subida constante y cada vez más fuera de control en los precios y una orgía creciente en la especulación especialmente con materias primas y mercados de acciones, estas burbujas como en todos los casos de inflación irrestricta terminan mal, terminan en un crack, esto es en un colapso súbito y violento y en el posterior colapso del sistema fiduciario de dinero y de crédito. En la otra alternativa, los bancos voluntariamente ponen un fin a la expansión del crédito y desencadenan la crisis. La depresión económica sigue para cualquiera de las dos alternativas, sólo que la primera será peor mucho peor.

Es evidente que crear dinero de la nada e introducirlo en el sistema económico mediante la expansión en el crédito no puede crear bienes ni riqueza. Lo que sí hace la expansión en el crédito es introducir una fuente de error en los cálculos de los empresarios lo que los hace juzgar erróneamente la rentabilidad de negocios y proyectos de inversión. Los empresarios actúan como si más bienes producidos están disponibles de los que realmente existen. Ellos planean la expansión de sus negocios, y utilizan el crédito para ello, a una escala para la cual los bienes disponibles en la economía no son suficientes. Todos estos planes están ultimadamente destinados al fracaso debido al déficit de bienes producidos en la economía que lo único que hacen es subir de precio. El resultado es que hay plantas que no pueden ser usadas debido a que para su funcionamiento se requiere de insumos que no existen; también hay plantas que no pueden concluirse; otras cuyos productos ya no pueden ser vendidos debido a que los consumidores desean más urgentemente otros productos que no pueden ser producidos en cantidades suficientes debido a que las fábricas necesarias no están listas. El boom no es de sobre inversión es de inversiones mal dirigidas de inversiones malas.

Se arguye frecuentemente contra esta conclusión que sólo sería cierta si al inicio de la expansión del crédito no existiera capacidad inutilizada ni desempleo. Se argumenta que si hay desempleo y capacidad ociosa las cosas serían distintas. Sin embargo estos supuestos no afectan el argumento.

El hecho de que está sin uso una parte de la capacidad productiva que no puede ser dirigida a otros usos es consecuencia de errores del pasado. Se hicieron inversiones en el pasado que probaron después ser equivocadas, los mercados demandan algo diferente de lo que puede ser producido en estas unidades productoras. La acumulación de inventarios es especulación. El propietario no desea vender bienes a los precios vigentes en el mercado por qué piensa que serán más elevados más adelante. El desempleo es también un aspecto de la especulación. El trabajador no desea mudarse o cambiar su tipo de ocupación, tampoco desea percibir menos salario y tiene esperanza de que en el futuro encuentre el trabajo que desea en el lugar y con el salario que le gustaría obtener. Así tanto los propietarios de los medios de producción como los trabajadores desempleados se rehúsan a ajustarse a las nuevas condiciones en los mercados por que tienen esperanza, y sólo eso, de que nuevos datos cambien las condiciones de los mercados a su favor. Debido a que no realizan los ajustes necesarios en el sistema económico éste no podrá llegar al “equilibrio”.

Así, en la opinión de los partidarios de la expansión del crédito, lo que se necesita para utilizar plenamente la capacidad productiva sin uso es que se pueda vender a precios que sean aceptables para los propietarios, y que, los desempleados encuentren salarios que les sean satisfactorios y que para esto meramente se requiere proporcionar crédito adicional suficiente. Esta es la visión subyacente de todos las planes para “cebar la bomba”. Estos supuestos serían correctos para los inventarios de bienes y los desempleados bajos dos condiciones: (1) Si el incremento en los precios provocado por el dinero adicional vertido a la economía por el crédito afecta en forma uniforme todos los precios y salarios, y (2) si los propietarios de los bienes mantienen sus precios y los desempleados no incrementan sus expectativas salariales. Esto provocaría que las razones de intercambio entre éstos bienes y servicios y otros bienes y servicios cambien de la misma forma a como si cambiarían en la ausencia de la expansión del crédito esto es, que produciría la inflación una reducción efectiva de los precios y los salarios a fin de encontrar compradores de bienes y empleadores.

El curso del auge o boom generado no es diferente debido a que, en sus inicios, existe capacidad productiva sin utilizar, inventarios de bienes sin vender, y desempleados. Por ejemplo, podríamos considerar el sector minero cuprífero: minas de cobre, inventarios de cobre y mineros de cobre. Supóngase que el precio del cobre se encuentra en un nivel para el cual para un determinado número de minas les es incosteable su producción; sus trabajadores deberán de permanecer ociosos si no desean cambiar de trabajo; y los propietarios de los inventarios de cobre sólo podrán vender una parte si no desean vender a menores precios. Lo que se requiere para poner las minas ociosas a producir, los mineros a que regresen a trabajar y sacar los inventarios acumulados de cobre sin bajar el precio es un incremento (p) en los bienes producidos en general, lo que permitiría la expansión de la toda producción lo que incrementaría la demanda de cobre y con ello el precio, ventas y producción del cobre. Si no se diera este incremento (p), pero los empresarios son inducidos por la expansión en ele crédito para actuar como si éste se hubiese dado, al principio, los efectos sobre el mercado del cobre serán tal y como si el incremento (p) se hubiese dado. Pero todo lo que hemos dicho antes sobre los efectos de la expansión del crédito se daría en este caso. La única diferencia es que las inversiones de capital mal dirigidas, en lo concerniente al sector cuprífero no requieren del retiro de capital y trabajadores de otras ramas de la producción, que, bajo las condiciones actuales son consideradas más importantes por los consumidores. Pero esto sólo se debe, en lo que concierne al cobre, el boom creado por la expansión del crédito repercute sobre el capital y trabajo previamente mal dirigido y que no ha sido ajustado por los procesos normales de corrección en el mecanismo del precio.

El único significado verdadero del argumento de la capacidad ociosa, no vendida, o, como se dice inexactamente, inventarios no vendibles y trabajadores ociosos, se vuelve ahora evidente. El inicio de la expansión del crédito encuentra remanentes de antiguos capitales mal dirigidos y, en apariencia los “corrige”. En realidad, no hace nada más que perturbar el desarrollo de los procesos de ajuste naturales. La existencia de capacidad de producción ociosa no invalida las conclusiones de la teoría monetaria del ciclo de negocios. Los partidarios de la expansión en el crédito se están equivocando cuando creen que, en vista de los medios no utilizados de producción, la supresión de todas las posibilidades en la expansión en el crédito perpetuará la depresión. Las medidas que ellos proponen no perpetuarán la prosperidad real, sin que, constantemente estarán interfiriendo con los procesos de reajuste y liquidación y el regreso a las condiciones normales.

Es imposible explicar los cambios cíclicos en los negocios de auge – recesión con otra base diferente a la teoría que comúnmente se denomina teoría monetaria del ciclo de negocios. Aún aquellos economistas que se rehúsan a reconocer en ésta teoría la explicación correcta (y no la del ahorro de los consumidores por ejemplo) nunca se han atrevido a negar la validez de sus conclusiones sobre los efectos terminales de la expansión del crédito. A fin de defender sus propias teorías sobre el ciclo de negocios que difieren de la teoría monetaria, aún así tienen que admitir que el auge no puede ocurrir sin una simultánea expansión del crédito, y que el final de la expansión en el crédito marca también el final del auge y el principio de la contracción. Los opositores a la teoría monetaria en realidad se confinan así mismos al afirmar que el auge no es realmente consecuencia de la expansión en el crédito sino a otros factores, y que, la expansión del crédito, sin la cual la expansión no sería posible, no es el resultado de las políticas que tiendan a reducir las tasas de interés e invitar a los empresarios a la ejecución de sus planes, sino que la expansión se suelta, de alguna forma por las condiciones sin la intervención de bancos y autoridades.

También se afirma que la expansión del crédito se desencadena cuando los bancos fallan en subir la tasa de interés en concordancia con la subida en la tasa “natural”. Este argumento también falla en considerar el punto principal de la teoría monetaria del ciclo de negocios. En realidad es de menor importancia ya sea que la expansión del crédito se genera por que los bancos relajan sus condiciones para otorgar créditos, o debido a que fallan en hacerlas más estrictas en concordancia con las condiciones cambiantes de los mercados. Lo que sí es realmente importante es que existen instituciones que consideran que es su tarea influir en las tasas de interés al garantizar crédito adicional. Quienquiera que crea que la expansión en el crédito es un factor necesario en el movimiento que fuerza a la economía a una expansión, a la que deberá de seguir una crisis y depresión, debiera de admitir que la forma más segura de lograr un comportamiento de la economía sin ciclos de expansión-contracción sería evitar a toda costa la expansión del crédito. Pero, a pesar del consenso generalizado de que debieran de tomarse medidas para suavizar los movimientos que se presentan como ondas, las medidas dirigidas a prevenir la expansión en el crédito no reciben consideración alguna. Las políticas monetarias están según esto dirigidas, tal y como nos los dice Keynes a perpetuar el boom y prevenir el colapso. Así, toda propuesta dirigida a prevenir la expansión en el crédito es refutada con el argumento de que se perpetuaría la depresión. Nada puede ser más convincente como prueba de la teoría explica el ciclo de negocios de que se origina mediante las continuas intervenciones que favorecen el dinero fácil al rechazo obstinado de abandonar la expansión en el crédito.

Uno tendría que ignorar todos los hechos en la historia reciente de la economía, para poder negar que las medidas que llevan a bajar las tasas de interés sean deseables y que la expansión en el crédito es la forma más segura y confiable de lograr este objetivo. El hecho de que el funcionamiento suave y progreso estable en la economía es una y otra vez perturbado por la generación de booms artificiales, de burbujas, seguidos de colapsos y depresiones no es una característica de la economía de mercados libres. Es, debe dejarse muy claro, la consecuencia inevitable de las repetidas intervenciones que producen el dinero fácil mediante la expansión en el crédito.

Finalmente, repito, lo escribí como el último post de 2008, lo extraído del libro “Human Action a Treatise on Economics”, de Ludwig Von Mises, que fue publicado antes de 1929, escribió:


“Los movimientos similares a olas que afectan los sistemas económicos, la recurrencia de períodos de auge que son seguidos por períodos de depresión es el resultado inevitable de todos los intentos, que se repiten una y otra vez, de bajar la tasa de interés de los mercados por medio de la expansión crediticia. No hay modo de evitar el colapso final de una burbuja inflada por la expansión artificial del crédito. La alternativa es si la crisis se dejará venir pronto como resultado del abandono de seguir expandiendo el crédito, o, posponerla, para que se presente la catástrofe que involucre todo el sistema monetario de dinero fiduciario”.

Y como en aquel entonces escribí:

Lo desoyeron, y tercamente lo desoyen, los economistas del “mainstream” y los políticos, que tratando de hacer de este mundo un paraíso lo hicieron un infierno. Lo peor de todo es que siguen insistiendo en sus tesis monetaristas de reinflación…de gasto público, que va a agravar el problema y prolongarlo por mucho más tiempo.

Difícil será 2011, el abandono de la expansión del crédito no se da, la catástrofe de todo el sistema monetario fiduciario seguirá. Algún día no se cuando será evidente.