martes, diciembre 28, 2010

Paul Krugman y la Resurrección de Keynes

Supuestamente, el keynesianismo estaba noqueado después de la debacle inflacionaria que creó en los 1970’s y principios de los 1980’s la curva de Phillips que supuestamente justificaba mayor inflación a cambio de mayores empleos quedó demostrada ser un mito genial, lo mismo que la “demanda agregada”, esto es, el gasto público. En esos años se dio la estanflación, estancamiento económico con inflación, ¡Y qué inflación! Tuvieron que venir Ronald Regan y Margaret Thatcher para adoptar algunas, no todas de las ideas de Hayek y poner orden al caos en que vivíamos en todos los países del mundo. …

Pero, la humanidad y muy especialmente los economistas del “mainstream”, seguidores del intervencionismo estatal, del keynesianismo y de las teorías de Irving Fischer (keynesiano norteamericano) que padecen amnesia voluntaria, esto es sí se acuerdan, no son tan imbéciles, pero ignoran el pasado, así que atacan de nuevo dándole a los gobiernos armas “teóricas”, supuestamente bien estructuradas para que le sigan inflando, interviniendo en los mercados, para…agravar la crisis. Pero por supuesto, los gobiernos que siempre tienen que estar haciendo algo se sienten felices de tener un soporte “intelectual”, a todas sus barbaridades, que más adelante todos pagamos con crisis económicas y más desempleo.

De entre los apóstoles del keynesianismo destaca, con creces, Paul Krugman, que quiere ser nuestro Mesías, el salvador de la civilización.


En una entrevista más o menos reciente (2009) para la revista Newsweek declara que se ve asimismo como protagonista de una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov, es como los Nerds salvando la civilización, él que tiene una teoría sobre la sociedad, escribe ecuaciones en el pizarrón y dice: “Vean a menos que sigan esta ecuación, el imperio caerá y será seguido por mil años de barbarie”….

Verídico, ahí está la liga.

Este hombre, está pues en la hora cero para el Imperio Norteamericano y quizá para la civilización moderna y muchos en la élite de economistas del mainstream entre los que se cuentan el gobernador de la Fed Bernanke, del BCE Thirchet, Stiglitz, por supuesto el presidente Obama, están totalmente convencidos que este profesor de Princeton, columnista del New York Times y premio Nóbel de economía tiene la ecuación para salvarnos y que si no la obedecemos nos lleva el demonio.

Así que el señor es relevante, muchas de las acciones que realizan los banqueros centrales y gobiernos son justificadas con sus ideas. Así que más no vale entender la herencia intelectual del este hombre tan influyente.

Pues bien, adivinaron, es un ferviente devoto de John Maynard Keynes. Y está tan intelectualmente aferrado al keynesianismo que se declaraba como tal cuando el desprestigio del keynesianismo imperaba, esto es, como narraba al principio de este post en los 1970’s con la estanflación y que ahora resurge gracias a la sociedad inexplicablemente amnésica. Krugman admite públicamente su profunda devoción a Lord Keynes. Ha escrito para su columna del NYT títulos como “La Grandeza de Keynes” , y ”¿ Por qué aún no somos todos Keynesianos?”

Pero, ¿Qué significa que sea ferviente seguidor del Keynes? ¿Qué diagnóstico hace Krugman para la crisis económica, y qué remedios prescribe para salir de ella?

El Diagnóstico Keynesiano: Un Caso Mortal de Frugalidad

Para la misteriosa economía keynesiana de la depresión el ¿Quién lo hizo?, el culpable y responsable de todas nuestras desgracias es ni más ni menos que el ahorro. Así es, créanlo o no, el ahorro: La precondición necesaria para la creación de capital, y por consiguiente del incremento en la productividad, y de la prosperidad de la humanidad,

Pero, no para los keynesianos, que muy resumido nos dicen que: (1) El ahorro excesivo nos lleva a (2) bajo consumo que a su vez nos lleva a (3) desempleo. El desempleo entonces genera temor, y éste hace que la gente ahorre aún más cerrando así un círculo vicioso. Esta teoría es un auténtico escupitajo en la cara de cientos de años de pensamiento económico. Los economistas previos a Keynes, progresivamente, analíticamente, y con un enorme esfuerzo intelectual crearon un edificio de verdad y conocimientos, todo ello se dearrollaba en como los mercados encuentran los precios óptimos y buscan y encuentra el equilibrio como respuesta de las situaciones cambiantes. Keynes alegremente y sin recato alguno descalificó toda esta “ortodoxia” y falsamente caracterizó a los mercados como inherentemente disfuncionales, “imperfectos”, que tienden a prolongar las depresiones económicas y que requieren urgentemente la intervención de los sabios gobiernos.

Paul Krugman compra completamente la historia keynesiana: Escribe en su columna del NYT que,

“Si uno es profesor de la asignatura de introducción a la Macroeconomía, cuando se tiene que explicar como una virtud individual puede ser algo pernicioso para el público, cómo los intentos de los consumidores de hacer lo que está bien ahorrando mas, pueden dejar a todo el mundo peor. El punto es que si los consumidores cortan su gasto, y nada más sucede, la economía se deslizará a una recesión, reduciendo los ingresos de todo el mundo."

Así para Krugman el camino al infierno económico está pavimentando de las buenas intenciones de la frugalidad. Esta teoría del “Subconsumo” es básicamente de lo que habla cuando se refiere a “Los Excesos del Ahorro”, “la paradoja del ahorro”, la “capitulación del consumidor”, “la insuficiente demanda agregada”, etc. etc. etc. Por supuesto todo esto es repetido a coro por infinidad de economistas del “mainstream”. Todo esto no es más que una teoría infantil explicada en lenguaje técnico, en jerga para adultos. Como alguna vez escribió Gary North sobre éstas teorías del subconsumo.

“…hablar de ahorrar como si fuese un sistema para ocultar billetes bajo el colchón. Se niegan a responder la respuesta crucial: ¿Qué hacen los bancos con el dinero que es depositado por los cuenta habientes? Pongámoslo de otra forma: ¿Qué diferencia analítica existe cuando un ahorrador deposita un dólar en su banco, y que su banco prestará o si lo gasta y el vendedor lo deposita para que a su vez el banco lo preste?"

Aún si ahorrar fuese un asunto de billetes verdes y colchones, cualquier cantidad de este “atesoramiento”, no llevaría, como lo demuestra Murray Rothbard en su tratado “El Hombre, Economía y Estado”, al subconsumo, sino simplemente “al incremento del valor real de sus balances de efectivo y en la unidad monetaria”. Esto deprimiría los ingresos de los negocios en términos nominales, pero también reduciría los costos de hacer negocios, dejando a los empresarios, tan rentables, en términos reales como antes.

El Remedio Keynesiano: Gastar, Gastar y Gastar Para Ser Rico

Como Krugman tiene un diagnóstico tan retrogrado de las depresiones, no debe sorprendernos que sus remedios sean igual de absurdos y peor aún desastrosamente destructivos. La prescripción Keynesiana para remediar la depresión es el estímulo gubernamental. De esto es de lo que habla Krugman cuando expresa “cebando la bomba”. Los estímulos Keynesianos vienen en dos formas: Monetario y fiscal. Con el estímulo monetario, el banco central (La Reserva Federal) incrementa enormemente la cantidad de suministro de dinero, lo cual hace que las tasas de interés caigan dramáticamente, lo que supuestamente, mediante el crédito barato alentará el consumo. Esta es la parte “pro-Burbuja” de la economía de Krugman, estas locas teorías llevaron a crear la burbuja inmobiliaria.

Mientras la expansión del crédito surte efecto, la política económica debe promover (las famosas políticas “contra cíclicas”) otro tipo de gasto para compensar el bache en el que ha caído la inversión en negocios. Las bajas tasas de interés, que promueven el gasto en bienes de consumo duradero e inmobiliario, son la principal respuesta.

Esta fue la prescripción de Krugman para la recesión del 2001. El resto es la historia burbuja inmobiliaria y subsecuente estallido de la misma.

Lo verdaderamente irónico es que la expansión monetaria, el remedio para las depresiones de Krugman es el mismísimo veneno que las causa. Según la Teoría Austriaca del Ciclo de Negocios expuesta por primera vez por Ludwig Von Mises en 1912 en la que predijo atinadamente la Gran Depresión estableciendo que la expansión monetaria produce una asignación equivocada de los recursos, provocando inversiones en exceso en etapas de producción que están más alejadas del producto final (bienes de capital, infraestructura).Este alargamiento en la cadena de producción es insostenible para el nivel actual de ahorro disponible para mantenerse en forma sostenida. Eventualmente los negocios se percatan de esto y las malas inversiones provocadas por la expansión deben ser liquidadas y los recursos reasignados a proyectos sostenibles. Si aún así el gobierno continúa con el estímulo monetario (o cualquier otra intervención) únicamente sirve para retardar aún más la reasignación y prolongar la depresión. De esto ya hemos hablado en “Las Consecuencias del Dinero Artificialmente Barato”

Según la evaluación de Krugman sobre el estado de la economía, los estímulos monetarios han dado todo lo que podían dar (¡Gracias a Dios!) y estamos entrando a lo que llama la “Trampa de Liquidez” keynesiana, ésta se caracteriza por una situación para la cual “La política monetaria convencional cuando la tasa de interés se aproxima a cero pierde toda tracción…¿Qué prescribe la doctrina Keynesiana para esta situación? El estímulo fiscal “masivo” así le llama Krugman: Esto significa que el gobierno deberá de llenar el hueco en la demanda agregada que ha dejado el subconsumo.

En sus palabras en el NYT “Con al política monetaria ya sin efectos esto deja ni más ni menos que al gasto público como responsable de poder cebar la bomba, esto es Keynes puro”….

Y va lejos Krugman cuando sentencia que el “agujero en el consumo” para la economía de los EU es de $2.9 millones de millones de USD. Por esto, se queja amargamente de que el estímulo de Obama es tan sólo de una tercera parte de lo que él estima.

En sus palabras “Ayuda, pero no cubre ni tan siquiera un tercio del agujero, por consiguiente es decepcionante”…
El único agujero que hay que llenar es el que tiene Krugman en la cabezota. La noción de estímulo es una falacia, como explica Ludwig Von Mises,

…Un gobierno puede gastar e invertir sólo lo que le quita mediante impuestos a sus ciudadanos…el gasto adicional en realidad recorta el gasto e inversión de los ciudadanos”

“Si el gobierno no financia el gasto mediante impuestos, incurre en déficit que tendrá que ser financiado mediante la emisión de deuda (impuestos a futuro) o inflación (impuestos ocultos).”

Esto nos lleva a la interrogante si el gasto e inversión público es más eficaz que el gasto e inversión privados. Las enseñanzas de la ciencia económica sólida nos dicen que NO; Aún así ni siquiera tenemos que responder a esta pregunta referente al keynesianismo de Krugman, esto es así por que ultimadamente el estímulo Keynesiano ni siquiera es acerca de los bienes y servicios que se producirían por el gasto público adicional (infraestructura, estado de bienestar, etc.). Verán, el estímulo fiscal puede muy bien ser hacer hoyos en las calles y luego taparlos. Usted podrá pensar que esto de los hoyos en las calles es una fábula y que no debiera tomarse literalmente “Keynes podrá tener algunas cosas equivocadas” me podrían decir, y también podrían defenderlo diciendo que “ Ningún economista tan prominente como él diría cosas tan estúpidas”. ¿No? Lean las palabras del hombre a continuación:

“Si el Tesoro llenara botellas viejas con billetes de alta denominación, y las enterrara a profundidades adecuadas en minas de carbón abandonadas y llenadas después con la basura municipal, para entonces dejárselas a la iniciativa privada bajos los principios del laissez-faire para escarbar y buscar los billetes (el derecho de hacer eso por supuesto bajo una concesión que delimite los territorios a los participantes), no existiría más el desempleo y con la ayuda que las repercusiones que esto tiene los ingresos reales y la riqueza en capital de la comunidad estarían mucho mejor. Se construirían casas y se mejoraría todo; pero existen dificultades prácticas y políticas para hacer esto, lo dicho sería mejor, esto, que no hacer nada."

Este pasaje no es un manuscrito que le pasó Keynes a un colega en Cambridge, no, es parte de su principal contribución de Keynes a la economía y sobre la cual descansa toda su reputación: “La Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero”. A mí me importa muy poco, que tan relevante supuestamente sea el señor. Él escribe que enterrar efectivo traerá un boom a la comunidad, y para mí, con esto basta para descalificarlo y desacreditarlo.
El simple hecho de que Krugman considere a Keynes como su modelo a seguir dice muchas cosas sobre él. “Esta bien”, podrían decirme Keynes era un poco extremoso, pero Krugman no iría tan lejos como para creer cosas como lo de enterrar dinero (o llenar helicópteros con dinero y aventarlo en la ciudades).

Pues están equivocados, en una columna en el NYT del pasado abril amargamente se lamenta que los proyectos de Obama están abajo del presupuesto. En sus palabritas…

“El presidente Obama se congratula que los proyectos de de estímulo vienen en tiempo y debajo de lo presupuestado… ¡bien! Pero Buuuu….”

“Que vengan bien en tiempo que bueno, pero debajo de lo presupuestado, bueno eso ordinariamente sería bueno. Pero el punto es que el estímulo es para incrementar el gasto, no para ser eficientes”

Así es, Krugman prefiere el gasto público dispendioso e ineficiente (¡es premio Nóbel de economía el maestro este!) En una nota de abril de 2009 en el NYT escribe que “Es tiempo de enterrar botellas en las minas de carbón”. Sí señor, tal y como escribió su mentor...

Se los dije, el tipo está ofuscado con Keynes.

Y esto me lleva a hacer una nota al margen. Podrían decirme que estoy sin necesidad vilipendiando a Keynes y a Krugman (y con él a todo su séquito de acólitos entre los que se encuentran Stiglitz y Bernanke) y un montón de economistas del "mainstream" (la mayoría). Ciertamente no debería de escribir cosas como que el “único hoyo es el que está en la cabeza…”, perdón pero es que los Keynesianos son tan especiales. Sus doctrinas económicas son tan falsas, y sus políticas tan destructivas y peor aún tan aceptadas por los gobiernos, que por el bien de la verdad y de la humanidad uno no puede ser permisivo en el momento de denunciarlos y sí ni modo ridiculizarlos.

Conclusión

Paul Krugman quiere ser nuestro Mesías, el salvador de la humanidad. El hará un milagro para todos nosotros: Convertirá el consumo en riqueza. Él es el apóstol, el hijo amado de John Maynard Keynes, que proclamó hace muchos años que la expansión en el crédito haría el “milagro” de convertir las piedras en pan.

La “Nueva Economía” de su mentor John Maynard Keynes no son sino las viejas falacias inflacionistas pero revestidas de elegante jerga matemática. Cuando se le confrontó que sus soluciones a los problemas económicos no funcionarían en el largo plazo, él las descalificó sentenciando “En el largo plazo todos estaremos muertos”. Hoy en día Keynes está muerto, no obstante estamos atorados en eso de “en el largo plazo…” Y, por nuestro propio bien, deseamos que la resurrección o reencarnación de Keynes en Krugman sea verdaderamente tan sólo en el muy corto plazo, y que pronto se den cuenta que las teorías Keynesianas es menester sepultarlas bien profundo para que ya no vuelvan a emerger. Simplemente ya han hecho demasiado daño a toda la humanidad.

viernes, diciembre 17, 2010

Economistas aterrados

Me resulta muy curioso ver como los “progres” tienen una habilidad innata para tergiversar, confundir y enredar los hechos, para que finalmente los “neoliberales” o los “tecnócratas” tengan la culpa de todas las desgracias económicas que acontecen.

Más peculiar resulta la estridencia con la que tocan asuntos económicos siendo evidente su carencia absoluta de conocimientos de realmente que es lo que pasó y está pasando.

Me refiero al artículo del historiador mexicano, investido en economista keynesiano, del CIDE Jean Meyer que el 12 de diciembre publicó en El Universal el editorial con el mismo título que este post.

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/50945.html

Y vamos a comentar algunas de sus aseveraciones, y estridencias.

En particular me interesa mucho rebatir, los siguientes párrafos:

“En lugar de una política voluntarista de fomento del empleo y del crecimiento, los gobiernos asustados se someten a una dictadura de los mercados que es inadmisible. La mayoría de los economistas que intervienen en el debate público en Europa y América lo hacen para justificar o racionalizar el sometimiento de las políticas económicas a las exigencias de los mercados financieros. Después de improvisar medidas de corte keynesiano para relanzar la economía, quieren olvidarlas y volver a lo de antes, de corte clásicamente liberal: disminuir el gasto público, privatizar servicios públicos, ablandar el mercado del trabajo (lo que significa facilitar y abaratar los licenciamientos), liberalizar el comercio, servicios financieros, mercados de capitales etc…”

Y, continúa el Sr. Meyer acusando…

“No olvidaron nada de sus antiguas prácticas, las que contribuyeron a la crisis; no aprendieron nada de la crisis, cuando los argumentos que, en los últimos 30 años, sirvieron a orientar las políticas económicas, han sido pulverizados en los hechos. ¿Cuál eficiencia, cuál racionalidad de los mercados? ¿Cuál necesidad de reducir el gasto público? ¿Cuáles “pactos de estabilidad”? Son algunas de las “falsas evidencias” criticadas por los cuatro economistas franceses.”

Así que según el Sr. Meyer, o mejor dicho de los cuatro economistas franceses (tenían que ser franceses) “aterrados” la culpa es de “las antiguas prácticas”, y da a entrever que la crisis es culpa de “la racionalidad de los mercados”. Pues sí, Sr. Meyer estoy de acuerdo con Ud. que la culpa de la crisis son las “antiguas prácticas”, pero no las que Ud. creé, la culpa es del intervencionismo en los mercados, y vamos a sucintamente a explicar cuales son las verdaderas causas de la crisis, y no las que los keynesianos, y socialistas nos quieren hacer creer que son una “crisis del capitalismo”, una “crisis derivada de dejar a los mercados solos”.

La crisis, tiene como advierten los economistas austriacos, Von Mises y Hayek sus raíces en la expansión del crédito, la baja decretada y en consecuencia artificial, intervenida (el mercado fijaría la tasa en función del ahorro, entre otras razones), en esa manía de bombear liquidez, para según esto salir de los problemas. El resultado ha sido y será booms y reventones.

Empecemos en 1998 con el fondo de cobertura LTCM (Long Term Capital Magnament), por cierto comandados por los dos genios Myron Scholes y Robert C. Merton, quienes compartieron el Nóbel de 1997 por sus trabajos en derivados, es decir, en opciones se las sabían de todas, todas. Pero como advierte Hayek, estos arrogantes quisieron predecir y fallaron, y quebraron perdieron $ 4.6 mil millones de USD en sólo cuatro meses con derivados, ¡los genios de los derivados perdieron! de bonos globales después de la crisis financiera rusa hasta volverse insolventes. Como los acreedores eran los banquitos de inversión de Wall Street Lehman Brothers (q.e.p.d), Goldman & Sachs, Bear Sterns and so on) el entonces gobernador de la Fed Greenspan lo rescató, y ahí empezó a bombear liquidez….

Esta liquidez, generó la burbuja de las acciones del Nasdaq, impávido el banquero central sólo atinó a decir su famosísima frase de la “exhuberancia irracional”, pero no metió el freno, esto es, aunque sí subió un poco las tasas de interés no lo hizo en la magnitud necesaria. Así que el Nasdaq subió y subió, y subió, burbuja pues, hasta tener valuaciones aberrantes como Amazon 3 veces mayor su valor de capitalización que General Electric, por ejemplo.

La gráfica que sigue es la tasa efectiva de fondos federales, esto es, la que fija la Reserva Federal y a ella me voy a seguir refiriendo.



Para fines de 1999 el ínclito gobernador Greenspan tuvo a bien pinchar la burbuja, que como todas, sólo prosperan mientras se inflen con crédito barato. Y ya que reventó, se apanicó la economía entró en recesión, y, como es costumbre de los banqueros centrales bajó fuertemente la tasa de interés y más después del 11/09. Y ahí dejó las tasas por todo un añote en el 1%.

Esto trajo como consecuencia que las tasas de largo plazo, como las hipotecarias bajaran, la que sigue es la gráfica de la evolución de la tasa hipotecaria, en donde claramente se ve que bajaron hasta 5.1%.

Las tasas hipotecarias tan bajas, produjeron la burbuja inmobiliaria, y también como consecuencia de las bajísimas tasas de interés, se reinflaron los mercados accionarios.

La que sigue, es muy importante, es el ahorro personal como porcentaje de los ingresos. Como claramente puede verse, el ahorro para el 2005-2006 era casi nulo. Esto es una aberración ¿Cómo puede ser que las tasas de interés fueran tan bajas si no hay ahorro? Pues sí, puede ser, para eso están los manipuladores intervencionistas que producen el caos en los mercados. Entonces, hasta ahora, queda claro, que no fueron los mercados, un mercado no intervenido jamás hubiera permitido una tasa de interés de 1% o del 5% hipotecaria, con nulo ahorro, jamás. Estas aberraciones se produjeron por que el “genio” Greenspan tuvo a bien “reactivar” la economía después de él mismo provocar burbuja y pincharla para reventarla.



Pero la historia no termina, aquí, bastante graves ya son las cosas, pero no, tenía que venir una dosis de populismo para acabar de arruinar a la economía.

La historia del populismo empieza con la hipotecas decretadas por Clinton a Fannie Mae (como el Infonavit de acá) para que relajara las condiciones para otorgar hipotecas a los NINJA (No Income, No Job, No Asset Sin ingresos, sin trabajo y sin activos) Así cerca de seis millones de Ninjas estadounidenses les dieron su casa con hipoteca sin enganche, esto es, al 100%. ¿Pero cómo financiar a éstas hipotecas para NINJAs? ¡Ah! Pues fácil, aquí entro la “creatividad” de los “ingenieros financieros” para crear las MBS (Mortage Backed Securities) Instrumentos respaldados por hipotecas. Pero que tenían el problema de tener una clasificación de riesgo alta, así que, para hacerlos atractivos inventaron los CDO (Collateralized Debt Obligations) mezclando MBS con diferentes riesgos, así lograron hacerlos atractivos para que todo el mundo quisiera poseerlos

Y vaya que si quisieron tenerlos, se colocaron más de un millón de millones de dólares de estas porquerías en todo el mundo.

El siguiente actor importante en la crisis es China, ya he tocado el tema en “Cuentos Chinos” y en burbuja y reventón en China pero retomo algunas ideas aquí . Todos sabemos que China es una economía centralmente dirigida, y por consiguiente, su economía intervenida. Un factor importante es la obsesión por mantener su moneda el Yuan (Peg) con un tipo de cambio fijo respecto al dólar, manteniendo el dólar caro para que las exportaciones sean muy competitivas y las importaciones caras. En un mercado de divisas no intervenido, un país que exporta mucho, se llena de dólares, el precio del dólar respecto a la moneda local tiene necesariamente que caer, pero no, esto no es así en China. Lo que hacen es comprar deuda de EU bonos del tesoro y sí compraron miles de millones de MBS. En esta nota de Bloomberg “El Gobierno de EU urge a China para que compre MBS”nos dice que el gobierno de Bush le está pidiendo a los Chinos que compren sus porquerías para así financiar las hipotecas de los NINJAs. Y, por supuesto, ¡lo hicieron!. China tiene más de 2 Trillones de USD en reservas internacionales. Tal y como explico en el post “Las Reservas Internacionales y el Tipo de Cambio Explicados” . Las reservas chinas tienen una contraparte de deuda en moneda local que tienen que colocar entre inversionistas, o bien, crear los bonos y que el banco central los compre. ¡Una porquería! Tal y como ahora lo está haciendo Bernanke con su QE2. Así las cosas los EU que fue una importante potencia industrial y exportador de bienes se ha convertido en un consumidor de productos que se elaboran en otras partes. Ellos se creían que estaban en lo más alto de la cadena de la “nueva economía”, así, el déficit en su balanza de pagos, es financiado por los chinos. Las exportaciones chinas son así en realidad financiadas por bonos del tesoro de tal suerte que el crecimiento de China es financiado con deuda americana ¿suena loco? Es loco. Y no sólo el déficit comercial ha sido financiado por china, también las hipotecas, los MBS, los CDO’s y, por supuesto, la deuda del aparatote que es el estado norteamericano, la federal (guerritas incluidas) y la de los estados. Este perverso mecanismo ha sido el responsable del crecimiento explosivo de China, y del endeudamiento, también explosivo de los norteamericanos.

Pero las cosas, no acaban aquí, vienen las burbujas inmobiliarias creadas por digamos “contagio” en países como Irlanda y España, otra vez, el responsable de estas burbujas es la expansión en el crédito inducida por los bancos y las tasas de interés artificialmente bajas.

Así las cosas, con tanta “liquidez”, léase dinero creado de la nada, que es inflación, los precios al consumidor en EU empezaron a verse presionados en el 2005 por lo que Greenspan tuvo que pinchar sus burbujas, y subir las tasas de interés (ver gráfica) esto tuvo como consecuencia inmediata que las tasas hipotecarias subieran (ver también gráfica) y con ello el boom inmobiliario colapsó. Contrario a lo que se creé el reventón empezó con los inmuebles caros, especulativos, en zonas como Miami, Las Vegas, y pronto alcanzó a los NINJA’s que insolventes como eran no pudieron continuar pagando sus hipotecas, los CDO’s quedaron en relieve que eran lo que siempre fueron basura tóxica, y todos los bancos que estaban invertidos en ellos, esto es, todos…quebraron. La quiebra de Lehman Brothers y la posterior caída de los mercados financieros que también eran una burbuja, no son sino el resultado lógico de tanta estupidez, y de tanta manipulación e intervención en los mercados.

Con la crisis en puerta, otra vez, a reinflar, baja de la tasa de interés hasta llevarla a cero, la implantación de los “rescates” bancarios para las instituciones “demasiado grandes para quebrar”, y no sólo los bancos, las automotrices GM y Chrysler, entre otros muchos rescates. Las medidas keynesianas “contra cíclicas”, principalmente dirigidas a hacer obra pública, puentes y carreteras que no llevan a ninguna parte, el asunto es gastar, gastar, y gastar, con este gasto, llevar el endeudamiento a niveles irracionales, esos países que ahora están tronando, Grecia, España, Portugal, Irlanda, y próximamente Italia, Francia, y como explicaba en el post “Cuidado con la deuda gubernamental”, a los ciudadanos no le gusta pagar impuestos, pero al mismo tiempo les encanta recibir beneficios financieros del gobierno, y que implanten la expansión de la “demanda agregada”. A su vez, a los políticos les fascina hacer que la gente sea feliz dándoles dinero directa o indirectamente. Todo lo “gratis” que supuestamente nos dan, más todos los subsidios, eso por una parte, y por la otra mantener a la burocracia feliz con sus “Conquistas laborales”, sus prebendas, sus jubilaciones, y, sobre todo con un salario y empleo seguros aún en tiempos de crisis. De esta manera se aseguran que van a mantener el poder político, van a ganar las elecciones.

Y aquí está el meollo del asunto: Desde el punto de vista electoral la deuda es de lo más atractiva, ellos lo que quieren es déficit público que significa deuda, para eso están los bonos del gobierno.

Y es que los bonos, son una maravilla: El gobierno puede financiar todos sus desfalcos y tonterías sin necesidad de incrementar los impuestos. El electorado entonces disfruta de todos los beneficios, de todo los “gratis”, o subsidiado sin tener, en apariencia, que pagar por ello, es decir, lo “gratis” si parece “gratis”.

Y más como sucedió con los países europeos hoy en el abismo de la insolvencia, cuando, debido a su anexión a Euro, empezaron a recibir los beneficios de poder endeudarse con tasas bajísimas sólo un poco arriba de las del gigante de la eurozona Alemania, con ese crédito tan bajo, les alentó para que lo “gratis” fuera mucho y muy vasto, y, por supuesto, establecer sus respectivos booms inmobiliarios.

Pero, lo mismo que sucede con las personas irresponsables que se endeudan a más no poder, que tienen sus tarjetas de crédito al tope, más créditos hipotecarios y automotrices, y un día llegan al límite y ya los bancos no se los quieren ampliar y viene la “resaca” del endeudamiento, así los países llegan a un nivel de endeudamiento tal que los efectos empiezan a notarse: El crecimiento económico empieza a deteriorarse y los impuestos se van a servir el pago de la deuda, los recortes presupuestales les dan miedo a los políticos por los desórdenes que generan. Por esto, se opta por emitir deuda para pagar deuda. Esto es, como si contratáramos una nueva tarjeta de crédito para pagar los mínimos de otras que tenemos hasta el tope. Así más temprano que tarde, la calidad de la deuda del gobierno colapsa.

Así que Sr. Meyer no es la tiranía de los mercados no es que exista un juez que dictamine si son o no insolventes. Son insolventes, simplemente lo que recaudan en impuestos no les da para servir su deuda y mantener el aparatote que son los estados modernos y los “derechos sociales”, incluida por supuesto el fraude a la Ponzi, pero que como es ejecutado por los gobiernos nadie va a la cárcel que son las pensiones. Los países para seguir financiándose necesitan del ahorro de los particulares, esos son “el mercado”, si ellos perciben que el país es insolvente, o, próximo a serlo, ya no compran sus bonos, o, si lo hacen piden un mayor premio, por el riesgo que implica perder todo por la insolvencia. No es culpa de las calificadoras de riesgo, la insolvencia, es un hecho palpable.

El que la ha “librado”, y que es el peor de todos son los Estados Unidos, esto gracias a que el Dólar es la moneda de reserva, y que los estúpidos países compran su deuda para aumentar sus reservas internacionales financiando así la insolvencia de los EU.

Pero, la hiperinflación, y la depreciación de la moneda resulta cuando un gobierno ya no puede fondearse así mismo. Todo empieza, como está pasando en este momento, que el mercado ve el problema y empuja las tasas para arriba, muy al pesar del banquero central que por más que compra bonos más le venden, y como explicaba en “Desorden con las divisas” el gobierno tiene que monetizar la deuda para evitar que suban las tasas de interés, monetizar, por supuesto significa imprimir dinero de la nada y comprar deuda. Y déjeme explicar por qué la hiperinflación en el futuro cercano no podrá evitarse:

Para el año fiscal 2010 el gobierno de los EU ha pagado $ 414 mil millones de USD sólo de intereses. Cuando se considera que la deuda total es de $ 14 millones de millones de USD, el interés fue de 2.96%. En el año fiscal 2007, antes de la debacle, la deuda total era de $ 8.95 millones de millones pero los intereses pagados fueron por $ 430 mil millones, así que la tasa era de 4.8%. Afortunados que las tasas se han mantenido bajas en los dos años pasados.

Sin embargo, en los próximos 24 meses, la situación puede crecer en una dirección atroz: Por lo menos se van a agregar otros $ 2 millones de millones USD a la deuda. Con un interés de sólo el 4% el servicio de la deuda sería de $600 mil millones. Aún si suponemos (poco probable por la contracción económica) que las entradas fiscales crecieran un 7% el servicio de la deuda sería un 22% del presupuesto de egresos. Una tasa de 4.5% sería 26% del presupuesto.

Una vez que un país tienen que utilizar el 30% de sus ingresos fiscales para servir su deuda cae en la trampa de la deuda. Esto es que la posibilidad de esquivar, o diferir los pagos es cancelada. El mundo será un lugar muy diferente cuando los EU se perciban como un país caído en la trampa de la deuda.

¿Economistas aterrados? Sí, estoy aterrado Sr. Meyer. Vea lo que las intervenciones a los mercados por los arrogantes “genios”, y los populistas políticos como Clinton (que se pasea sonriente dando conferencias como si nada), han hecho del mundo, sí es un escenario aterrador, muy aterrador, y para los cándidos optimistas que creen que la crisis ya terminó, verán lo que nos espera en los meses y años por venir.

Así que Sr. Meyer, no hay tal “en lugar de una política voluntarista…”, simplemente como decía mi papá ¿Con que ojos divina tuerta?..

Lo que sí al lector le debe quedar claro, es que todos estos desastres no son obra de los mercados libres. El desastre en el que se encuentra la economía mundial en la actualidad es por obra y gracia de los gobiernos, políticos, sus aliados los bancos centrales, y el intervencionismo, para “arreglar” las cosas para corregir las “deficiencias” de los mercados.

Y, se preocupan por el “Cambio Climático”….lo que es ser ignorante supino.

viernes, diciembre 10, 2010

Hayek y Las Crisis Económicas

En 1967, el economista inglés Sir John Hicks publicó un ensayo titulado La Historia de Hayek en el que sostiene: "Cuando se escriba la historia definitiva del análisis económico en la década del '30, uno de sus principales personajes será el profesor Hayek. Los escritos económicos pertenecientes al referido erudito, son escasamente conocidos por los estudiantes modernos y difícilmente se recuerda que en algún tiempo sus innovadoras teorías constituyeron la principal oposición a las propuestas keynesianas. Pero ¿Quien estaba en lo cierto, Keynes o Hayek?".

Hoy, en el 2010, no obstante la enorme relevancia que tuvo Hayek a fines de los 1970s, con el enorme desprestigio que las teorías inflacionistas tuvieron y después como lo había anticipado con el colapso del comunismo, lo escrito por Hicks sigue siendo cierto: La obra de Hayek es escasamente conocida, seguimos pese a todo siendo keynesianos, y repetimos los mismos errores del pasado ¿Por qué? Por que Hayek está en contra del intervencionismo en los mercados, contra la expansión en el crédito, contra la inflación, que son hoy por hoy, las “herramientas” favoritas de los políticos y sus cómplices los banqueros centrales, para según esto darle a la gente “La Luna y las Estrellas”, aunque finalmente lo que han dado es el infierno y el desempleo.

También hoy en día, como en la década del '60, cuando Hicks escribió la cita precedente, existía cierta unanimidad en la opinión de economistas y políticos. Las teorías de Keynes dominan la profesión económica, Paul Krugman es hoy por hoy el keynesiano más leído y que guía a otros como Stiglitz y el propio Bernanke las políticas macroeconómicas keynesianas como lo son la baja arbitraria de las tasas de interés, la impresión de dinero sin ningún respaldo, “de la nada”, son las prácticas comunes hoy en día, como lo fueron a fines de los 60’s y 70’s. Hoy, sólo conocen a Hayek aquellos interesados en las ideas económicas de las primeras décadas del siglo veinte, y los libertarios. No obstante el gran desprestigio que el inflacionismo adquirió en los 70’s y que el pensamiento de Hayek, tanto en economía, filosofía política, teoría social y metodología de las ciencias humanas, el que ganaría creciente relevancia a finales del siglo pasado. Sin embargo, el afán intervencionista de los gobiernos nos han regresado atrás, y otra vez Keynes se vuelve relevante y es por eso que debe, una vez más sacarse a flote las ideas de Hayek para contraponernos al desastre que están causando políticos, y banqueros centrales con sus erradas teorías keynesianas.

Durante sus años de universidad, Hayek estudió con Friedrich von Wieser, uno de los fundadores de la escuela austriaca de economía. Pero quizás la influencia intelectual más importante de su vida fue la del profesor Ludwig Von Mises, a quien conoció en 1921 cuando trabajaba para la Austrian Reparations Commission. Sin lugar a dudas, no se pretende desmerecer las contribuciones personales de Hayek al recordar que muchas de las áreas de investigación en las que influyó profundamente fueron estimuladas en un principio por los escritos de Mises. Así ocurrió básicamente con sus posturas en relación a los temas monetarios, la teoría del ciclo económico, su critica al socialismo y a la intervención estatal y sus escritos sobre la metodología de las ciencias

En 1923 y 1924, Hayek visitó Nueva York para interiorizarse sobre la situación de la economía americana. A su regreso a Austria, colaboró con Mises en la fundación y organización del Austrian Institute for Business Cycle Research, el que Hayek luego presidiría. Si bien dicho instituto contó en sus comienzos con un staff pequeño y un presupuesto bastante modesto (provisto en su casi totalidad por la Rockefeller Foundation) pronto seria reconocido como uno de los principales centros de economía de Europa central, y quizás el único al que la Liga de las Naciones solicitaba la preparación de estudios vinculados a las condiciones económicas de Austria y Europa en general.

En febrero de 1931, Friedrich August Von Hayek abandonó Viena rumbo a Inglaterra, para dictar una serie de clases en la London School of Economics. Sus enseñanzas generaron tal entusiasmo que al finalizar Hayek fue invitado a incorporarse permanentemente al cuerpo docente. En el año 1931 publicó Prices and Production. Debido a la popularidad de la obra, entre 1931 y 1935, se convirtió en el tercer economista más citado por los diarios económicos de habla inglesa (John Maynard Keynes y su colega Dennis Robertson, ambos pertenecientes a la Cambridge University, ocupaban los dos primeros puestos).
Aquí empezó la rivalidad entre los dos economistas, y universidades, y se dio el debate entre los dos, debate que nunca fue cara a cara.

La Gran Depresión de los 30’s – 40´s

Así pues, Hayek trabajó en la London School of Economics hasta 1949. Durante dicho periodo publicó una gran cantidad de trabajos a nivel internacional que lo convirtieron en uno de los economistas más destacados de su tiempo y en el más grande opositor de las teorías keynesianas.

Hayek sostenía que el ciclo económico tenia su origen en un mal manejo del sistema monetario, reflejando éstos pensamientos en Prices and Production, libro de lo más importante para la falsedad del “nivel de precios” keynesiano; Monetary Theory and the Trade Cycle (1933); una serie de artículos reimpresos en 1939 bajo el tìtulo de Profits, Interest and Investment y en The Pure Theory of Capital (1941), libro fundamental que critica la “macroeconomía” keynesiana, y que es la que, desgraciadamente se sigue enseñando en las universidades.

Entre 1931 y 1932, escribió una prolongada critica acerca del Treatise on Money de Keynes para el diario Economica, considerándose ésta como la crítica más relevante al trabajo de Keynes. Finalmente, se valió de la crisis del Î30 como el principal argumento para basar su teoría y criticar la keynesiana.

Hayek afirma en su obra que en los años '20, el American Federal Reserve System desarrolló una política monetaria destinada a estabilizar el nivel general de precios. Pero, dicha década en particular contó con espectaculares innovaciones tecnológicas e incrementos de productividad, aquí comento, muy similar a lo sucedido a fines de los 1990’s, en aquel entonces eran las “Motors”, hoy fueron las punto com, el paralelismo es sorprendente. Si la Reserva Federal no hubiese incrementado la oferta monetaria los precios de los bienes y servicios hubieran caído notablemente, reflejando así la creciente capacidad de la economía americana de incrementar la producción a menores costos. La “temible” deflación, que en realidad no debería de tener nada de temible.

Sin embargo, como hoy sucede, la Fed optó incrementar la oferta monetaria en una importante proporción con el objeto de prevenir la caída de los precios y crear la ilusión de estabilidad económica sostenida con un nivel general de precios estable. Pero la única manera en que la Fed podría tener éxito en ésta labor, sería incrementando las reservas del sistema bancario, que entonces servían como fondos adicionales prestados fundamentalmente con finalidades de inversión. Disminuir las tasas de interés, fue entonces la única manera de motivar a los prestamistas a que tomaran éstos fondos del mercado. Fue así como bajo la antes descripta estabilidad artificial de precios, las tasas de interés fueron impulsadas arbitrariamente por debajo de sus niveles reales. Lo mismo que sucede con Alan Greenspan que baja las tasas y bomba liquidez en 1998-2000.

Esta errónea decisión no tardó en generar una mala asignación del trabajo y de los recursos para inversión de largo plazo, que en su momento fueron vistos como insostenibles debido a la escasez de ahorro disponible para sostenerlos.

El estallido final se produjo entre 1928 y 1929, tiempo en que la Reserva Federal al percibir el aumento general de los precios, dejó de expandir la oferta monetaria y las inversiones se tornaron inciertas. En octubre de 1929 se produjo una caída insuperable en el mercado de valores. En su momento, Hayek sostuvo que la reciente depresión económica era una consecuencia inevitable de las distorsiones que la inflación había causado en las inversiones. Según su propuesta, para restaurar el equilibrio económico seria necesario disminuir el valor de las desventajosas inversiones de capital, liquidar algunas, ajustar precios y salarios, y reasignar el trabajo y demás recursos a lo indicado por la oferta y la demanda esto es a los mercados.

Así que, el patrón oro, nada tuvo que ver con el inicio de la gran depresión, como nos quieren hacer creer los economistas del “mainstream”. Fue, como siempre, la manipulación de las tasas de interés a la baja, sin que exista ahorro que lo justifique.

Lo mismo que sucedió en el año 2000-2001, en que Greenspan abanicado con el reventón de la burbuja de las punto com, más los sucesos del 11 se septiembre de 2001 lo llevaron a, igual que en los años 1920’s a expandir la oferta monetaria provocando ahora la burbuja inmobiliaria que revienta como en 1929, pero ahora en 2007, al aumentar las tasas de interés como consecuencia del aumento general de precios.

El clima político e ideológico de los años '30, como desgraciadamente hoy se repite, se encontraba ampliamente dominado por las ideas colectivistas e intervencionistas. Los gobiernos europeos, al igual que el de los Estados Unidos, hicieron lo posible por resistir este proceso de ajuste. Así fue como los comercios y sindicatos clamaron por protección a la competencia internacional y el gobierno los apoyó de diversas formas, siempre con el objeto de mantener los precios y salarios en su nivel inflacionario artificial.

El comercio internacional se derrumbó, la producción industrial decayó dramáticamente, y la desocupación se multiplicó, tornándose un grave problema para gran cantidad de personas.

Durante la década del '30 Keynes concibió diversos mecanismos para tratar de superar los desequilibrios que la manipulación monetaria y las distintas intervenciones habían ocasionado, intentando justificar siempre las políticas fiscales y monetarias. Finalmente en 1936 escribió The General Theory of Employment, Interest and Money, obra que pronto se convertiría en una especie de Biblia de la nueva macroeconomía, sosteniendo que la inestabilidad era inherente al capitalismo y que sólo podría rescatarse la economía mediante el manejo gubernamental de la demanda agregada. Fue así como Hayek y otros críticos de la economía keynesiana fueron dejados de lado ante la eufórica creencia de que el gobierno podría restablecer el pleno empleo.

Aunque aparentemente Hayek fue vencido en el área de la macroeconomía, el sabia perfectamente que el mayor desafío aún seguía vigente: ¿el gobierno contaría con la habilidad y sabiduría suficientes como para planificar exitosamente la economía?.

Sin embargo, las teorías keynesianas de muy poco sirvieron para sacar a la humanidad de la depresión, no fue sino hasta después de la segunda guerra mundial en que el gobierno de los EU se redujo de tamaño y la gente ahorró que salieron.

Hayek tuvo que esperar hasta los 1970’s para ver que las políticas inflacionistas no conducían sino al desastre económico. Y todavía más adelante a fines de los 1990’s cuando se colapsó el sistema socialista de la Unión Soviética y países satélites.

Mientras esos años llegaban, Hayek se dedicó a cuestionar como nadie el sistema de planificación central En 1935, Hayek editó una colección de ensayos titulados Collectivist Economic Planning, que incluía una traducción del famoso articulo de Mises, Economic Calculation in the Socialist Commonwealth publicado en 1920. Con este fin fue que redactó una introducción, resumiendo la historia de las dudas sobre la eficacia de la planificación central socialista y la condición actual del debate, en la que desafió muchas de las recientes posiciones en favor de la planificación. En los años siguientes, publicó toda una serie de artículos vinculados al mismo tema: Economics and Knowledge (1937), Socialist Calculation: The Competitive "Solution" (1940), The Use of knowledge in Society (1945) y The Meaning of Competition (1946). Junto a otros de sus escritos, fueron recopilados en un único tomo bajo el titulo de Individualism and Economic Order (1948).

En la referida obra, Hayek puso énfasis en que la división del trabajo tenía una homóloga: la división del conocimiento. Cada individuo posee un conocimiento especializado en su propio sector de la división del trabajo de modo que sólo él podría comprender y apreciar el modo de utilizarlo. Si bien todas éstas porciones de conocimiento existen para servir a la sociedad como un todo, deben existir métodos para coordinar las actividades de éstos individuos que conforman el mercado. Según explicó Hayek, el sistema de precios competitivo es la solución que brinda el mercado a éste problema. Los precios no sólo actúan como un incentivo para estimular el trabajo y el esfuerzo, sino que además informan a los individuos acerca de las oportunidades existentes. Hayek explicó esto de una manera clara y concisa en The Use of Knowledge in Society: "Si deseamos comprender la verdadera función del sistema de precios, debemos concebirlo como un mecanismo transmisor de información...La cuestión más importante en relación a este sistema es la economía del conocimiento con la que obra, es decir lo poco que deben conocer individuos participantes para tomar las decisiones correctas".

Al desarrollar este punto, Hayek afirma: "Lo maravilloso del caso es comprender como ante la escasez de materia prima y sin existir un orden creado, teniendo conocimiento del hecho un grupo reducido de personas, miles de personas (cuya identidad no podría ser averiguada siquiera a partir de meses de investigación) son obligadas a utilizar dichos materiales con mayor moderación". A lo que agrega: "estoy convencido de que si el sistema de precios fuera el resultado de un diseño humano intencionado y que si las personas, guiadas por los cambios en los precios, entendieran que sus decisiones tienen significado más allá de sus propósitos inmediatos, éste mecanismo hubiese sido proclamado como uno de los más grandes triunfos de la mente humana".

Fue en este periodo que Hayek aplicó sus pensamientos sobre planificación centralizada a las políticas vigentes. En 1944 publicó The Road to Serfdom, el que luego se convertiría en su libro más famoso. En el advierte sobre los peligros de la tiranía inherente al control gubernamental de las decisiones económicas, llevadas a cabo a través de la planificación centralizada. Su mensaje fue entonces muy claro: el nazismo y el fascismo no han sido las únicas amenazas a la libertad. El libro fue abreviado en Readerís Digest y leído por millones.

En 1949 Hayek se mudó a los Estados Unidos y en 1959 comenzó a trabajar en la Universidad de Chicago como profesor de ciencias sociales y morales. Allí permaneció hasta 1962, en donde chocaba con las ideas monetaristas de Milton Friedman, tiempo en el que regresó a Europa y en varias ocasiones obtuvo cargos en la Universidad de Freiburg, ubicada al oeste de Alemania y en la Universidad de Salzburgo, en Austria.

En octubre de 1974, Hayek ganó el Premio Nobel de economía junto al economista sueco Gunnar Myrdal. Al explicar los motivos de la elección de Hayek para la mayor de las condecoraciones, el Nobel Committee tuvo especialmente en cuenta sus contribuciones realizadas en sus trabajos sobre la teoría del ciclo económico y monetario y sobre sistemas económicos alternativos.

Y junto con el Nóbel llegó la relevancia a sus estudios. El mundo estaba inmerso en la estanflación, esto es inflación, en muchos países rayando en lo hiper, con nulo crecimiento económico, queda claro pues que las ideas inflacionistas de los keynesianos no servían más que para desordenar y crear el caos en la economía.

En febrero de 1975 resulto electa Margaret Thatcher como primer ministro. Uno de sus primeros actos fue tener una entrevista con Hayek. En 1975 durante su visita al Departamento de Investigación Conservador, un ponente había preparado un discurso sobre el por qué el “camino intermedio” era lo que debía seguirse pragmáticamente para evitar los extremos de la izquierda y la derecha. La Thatcher abrió su portafolio y sacó un libro, era el de Hayek “The Constitution of Liberty”. Interumpió al “pragmático” dando con el libro un fuerte golpe en es escritorio con el libro a la vez que exclamó “Esto es en lo que creo”.

Más adelante Ronald Regan llegó al poder y listó a Hayek como una de las 2 o 3 personas que más influenciaron su filosofía de gobierno. Así en los 1970’s y 1980’s Hayek se volvió muy relevante en especial con los líderes de la revolución de terciopelo en la Europa Central y más cuando finalmente colapsó el imperio Soviético.

Parecía que la humanidad enterraba a Marx y a Keynes….Parecía que ¡por fin! Se daba por vencedor a Hayek sobre Keynes….

Pero nunca murieron, la proclividad de los gobiernos a intervenir, quizá debido a la democracia, a ofrecer mejorar las cosas, los lleva a meter la mano, a dirigir la economía nunca murió. Se les olvidaron todo el desastre económico que causaron con su comunismo y con su intervencionismo, lo que hicieron, fue otra vez volver irrelevante a Hayek y resucitar a sus viejos ídolos: Marx y Keynes, y con ellos las ideas colectivistas e intervencionistas.

¿Cuánto dolor tendremos esta vez que soportar con esta crisis económica antes de que aparezcan otros Thatcher y Regan para que vuelva a resurgir Hayek? No lo sé, pero espero tiempos muy difíciles inducidos por los gobiernos que siempre, siempre “tienen que hacer algo”, aunque ese algo sea inducir el desorden y el caos.

martes, noviembre 30, 2010

El pretender que se tiene el conocimiento

Este post, es sui generis, en primer lugar por que no es mío, pero es algo que tenía muchas ganas de publicar en español. Así que me avoqué a la tarea de traducirlo. Se trata de la conferencia magistral que Friedrich A. Hayek dio cuando recibió su premio Nóbel en la Academia Sueca.

Tenía muchas ganas de publicarlo por que sé que me leen muchos economistas y más importante aún, muchos estudiantes de economía, que se encuentran inmersos en la arrogancia típica de los economistas actuales que se creen todopoderosos y capaces de entender y peor aún de manipular los mercados “imperfectos”, creando con ello, graves crisis económicas, y mucho dolor y desesperanza en las sociedades y que amenazan con destruir la civilización.

Por esto, he recurrido a esta mente brillante, de la que me declaro, un ferviente admirador, y estudioso de sus ideas, que muy frecuentemente se contraponen con las ideas de los economistas del “mainstream”. Que son los que tienen el control de las universidades y medios de comunicación.

Sirva esta pieza de sabiduría y lección de humildad a los economistas, estudiantes de economía y el público en general. Tendrán armas intelectuales suficientes para poner en su lugar a los arrogantes economistas actuales, muy probablemente sus profesores, que tanto daño han hecho y siguen haciendo a toda la humanidad.

Resulta sorprendente que no obstante haber sido escrito en 1974 resulte tan actual: Desempleo, inflación, demanda agregada, arrogancia y más arrogancia por los que “dirigen” el curso de la economía….

Si, es largo, por eso mi silencio desde mi último post, tómense su tiempo para leerlo y digerirlo, créanme vale la pena. Al terminar su lectura, estoy seguro que cambiará su visión de la Economía como ciencia social, tal y como a mí me la cambió.




Friedrich A. Hayek

Conferencia magistral pronunciado al recibir el premio Nóbel en diciembre 11 de 1974

La ocasión en particular para esta ceremonia, combinado con los problemas prácticos que los economistas deben de abordar hoy, ha hecho que la selección del tópico sea casi inevitable. Por una parte, el reciente establecimiento del premio Nóbel a las Ciencia de la Economía es un paso importante en el proceso para el cual, en la opinión del gran público, se les ha concedido a la economía algo del prestigio y dignidad de las ciencias físicas. Por otra parte, los economistas están en este momento siendo llamados para que nos digan al mundo libre como salir de la seria amenaza de la inflación que se acelera sin freno, la cual, debe ser admitido, ha aparecido como consecuencia de políticas que la gran mayoría de los economistas recomendaron o aún urgieron a sus gobiernos que implantaran. Tenemos en este momento los economistas muy poco de que estar orgullosos: Como profesión hemos hecho un desastre de la cuestión económica.

Me parece a mí que esta falla de los economistas para guiar las políticas económicas de una mejor manera está íntimamente relacionado con la propensión para imitar lo más que sea posible lo procedimientos de las exitosas ciencias exactas – intento que en nuestro campo puede llevarnos directamente al error. Es un planteamiento que ha sido descrito como el querer adoptar una “actitud” científica – una actitud que como definí hace más o menos treinta años, “es decididamente poco científica en el correcto sentido de la palabra, debido a que implica la aplicación de hábitos mecánicos y sin crítica para campos distintos para los cuales fueron ideadas”. Quiero hoy empezar por explicar como los errores más graves en la política económica son una consecuencia directa del error de utilizar el método científico a la Economía.

La teoría que ha guiado a la política monetaria y financiera durante los últimos treinta años, y la cual he combatido es en gran parte el resultado de esa concepción errónea del procedimiento científico correcto, y que consiste en afirmar que existe una correlación simple entre el empleo total y el tamaño de la demanda agregada de los bienes y servicios; esto nos lleva a la creencia de que permanentemente podemos garantizar el pleno empleo manteniendo el gasto monetario total a un nivel apropiado. De entre las varias teorías que se han desarrollado para explicar el extenso desempleo, ésta es probablemente la única en que puede aducirse una evidencia cuantitativa importante. No obstante, yo la considero fundamentalmente falsa, y actuar usándola, como ahora se está haciendo, como algo muy dañino.

Esto me lleva a un asunto crucial. A diferencia de la postura que existe en las ciencias físicas, en economía y otras disciplinas que tienen que lidiar con fenómenos complejos, los aspectos de los eventos que deben de tomarse en cuenta y para los cuales deben adquirirse datos cuantitativos son necesariamente limitados y pueden no incluir los que realmente son importantes. Mientras que generalmente se asume en las ciencias físicas, probablemente con toda la razón, que cualquier factor importante que determina los factores observados puede así mismo ser observado y medido, en un estudio de un fenómeno complejo como lo es el mercado, que depende de las acciones de muchos individuos, todas las circunstancias que determinan los resultados del proceso, por las razones que explicaré más adelante, con dificultad serán conocidas y menos aún medibles. Y mientras que en las ciencias físicas el investigador esta capacitado para medir lo que es la base de una teoría prima facie, que el cree importante, en la ciencias sociales muy frecuentemente se considera importante aquello que sucede que es accesible a ser medido. Esto muchas veces se lleva al extremo de que es demandado que nuestras teorías san formuladas en términos que se refieren a magnitudes medibles.

Es muy difícil negar que las demandas para que los factores que determinan un comportamiento sean medibles limitan los hechos que pueden ser admitidos como posibles causas de los eventos que suceden en el mundo real. Esta visión, la cual frecuentemente es ingenuamente admitida como requerida por el procedimiento científico, tiene consecuencias bastante paradójicas. Nosotros, por supuesto sabemos, al referirnos a los mercados o a estructuras sociales similares, de muchos hechos o factores que no es posible medir y sobre los cuales tenemos información vaga e imprecisa. Y como los efectos de éstos factores en cualquier instancia en particular no pueden ser confirmados mediante la evidencia cuantitativa, simple y sencillamente son despreciados por aquellos que juran que sólo admiten aquello que puede ser considerado como evidencia científica: Ellos están en ahora felices de proceder con la ficción de que los factores que pueden medir son los únicos que son relevantes.

Por ejemplo, la correlación entre demanda agregada y desempleo total puede ser sólo aproximada, pero es la única para la cual se cuenta con datos cuantitativos, y se acepta como la única conexión causal que cuenta. Bajo este estándar podría existir mejor evidencia “científica” para una teoría falsa, y por el contrario podría existir una explicación válida, que es rechazada por que no existe suficiente evidencia cuantitativa para sustentarla.

Déjenme ilustrar con un bosquejo rápido lo que yo considero la causa principal del extenso y persistente desempleo- una exposición que también explicará el por que el desempleo no puede ser curado de forma duradera mediante políticas inflacionistas que son ahora las teorías de moda. La explicación correcta me parece a mí que es la existencia de discrepancias entre la distribución de la demanda entre los diferentes bienes y servicios y la asignación del trabajo y de otros factores para la producción de esos resultados. Poseemos un conocimiento “cualitativo” bastante bueno de las fuerzas mediante las cuales existe una correspondencia entre la oferta y la demanda en los diferentes sectores que configuran el sistema económico, y las condiciones bajo las cuales pueden ser alcanzadas, y de factores propensos a impedir tal ajuste. Los pasos separados para estudiar este proceso se basan en hechos de nuestra experiencia diaria, y los pocos que se tomen la molestia de seguir el argumento cuestionarán la validez de las suposiciones factuales, o la corrección lógica de las conclusiones que de ellas se derivan. Nosotros de hecho tenemos buenas razones para creer que el desempleo indica que la estructura de precios relativos y salarios ha sido distorsionada (usualmente por fijación de precios monopolística o gubernamental), y para restaurar la igualdad de la demanda y oferta laboral serán necesarios cambios en todos los sectores de precios relativos y algunas transferencias laborales a otros sectores.

Pero, cuando se nos pregunta sobre la evidencia cuantitativa para una estructura de precios y salarios que se requeriría para asegurar la venta continua de los productos y servicios ofertados, debemos admitir que no tenemos esa información. En otras palabras, conocemos las condiciones generales que llamamos, un tanto cuanto engañosamente que un equilibrio se establecerá así mismo; pero nunca conocemos cuales serán exactamente los precios o salarios en particular que hagan llegar a tal equilibrio. Esto es, simplemente nosotros sólo podemos decir cuales son las condiciones bajo las cuales podríamos esperar que el mercado establezca precios y salarios que igualarían a la oferta. Pero nosotros nunca podremos producir información estadística que nos mostraría que tanto se deben de modificar los precios o salarios vigentes para que alcancen el valor de aquellos que aseguren la venta continua del suministro laboral. No obstante que esta es una teoría empírica sobre las causas del desempleo –en el sentido de que pueda probarse que es falsa por ejemplo si con un incremento en el suministro de dinero, un incremento en los salarios no lleve al desempleo – no es ciertamente la clase de teoría que pueda ser utilizada para hacer predicciones numéricas sobre los niveles de salarios, o la distribución laboral que podría esperarse.

Sin embargo, ¿Por qué debemos nosotros en economía alegar ignorancia sobre una serie de factores sólo por que en las ciencias físicas, se esperaría que el científico tuviera la información precisa? Es probablemente no sorprendente que para aquellos impresionados por las ciencias físicas encontrarían esta posición muy insatisfactoria e insistirían en los estándares de prueba para ellas. La razón para el estado de las cosas es de hecho, como escuetamente lo he manifestado, que en las ciencias sociales, más parecido a la biología pero muy diferente de la mayor parte de los campos de las ciencias físicas, tienen que ver con estructuras esencialmente complejas, esto es, con estructuras cuyas características propias sólo pueden ser exhibidas por modelos que consideran un gran número de variables. Por ejemplo, la competencia, es un proceso que produce ciertos resultados sólo si se procede tomando en consideración un gran número de personas actuantes.

En algunos campos, en particular cuando surgen problemas complejos en las ciencias físicas, pueden manejarse las dificultades cuando en lugar de utilizar información específica sobre los elementos individuales, se toman datos sobre la frecuencia relativa, o la probabilidad de la ocurrencia. Pero esto es válido sólo cuando se trata con lo que el Dr. Warren Weaver (previamente en la fundación Rockefeller) ha denominado “fenómenos de complejidad desorganizada” que se presentan en las ciencias físicas y que contrastan con los “fenómenos de complejidad organizada” que son con los que se tiene que tratar en las ciencias sociales.
Aquí por complejidad organizada implica que el carácter de las estructuras que lo detentan depende no sólo de las propiedades de los elementos individuales en los que está compuesto, y la frecuencia relativa con la que ocurren, sino también en la forma en que cada elemento está conectado entre si. En la explicación misma de cómo trabajan estas estructuras es en donde vamos a encontrar la justificación para no reemplazar la información sobre los elementos individuales por información estadística, ya que se requiere información completa de cada elemento en nuestra teoría para poder derivar predicciones específicas sobre los eventos individuales. Si no se cuenta con esa información específica sobre cada elemento individual estaremos entonces limitados para lo que en otra ocasión he denominado predicciones de patrones –predicciones de algunos atributos generales sobre las estructuras pero que no contienen información específica sobre los elementos individuales a partir de los cuales las estructuras son construidas.

Esto es particularmente cierto para nuestras teorías formuladas para la determinación de los sistemas de precios y salarios relativos que se formarán así mismos en un mercado que funciona adecuadamente. Para la determinación de estos precios y salarios entrarán los efectos de la información detentada en lo particular por cada uno de los participantes en el proceso de mercado – una suma de factores que en su totalidad no pueden ser conocidos por un observador científico, o cualquier otro cerebro aislado. Esta es de hecho la fuente de supremacía del orden del mercado, y la razón misma del por qué, cuando no es suprimida por las fuerzas del gobierno, él regularmente desplaza todos los otros tipos de orden, que resulta en la asignación de los recursos que son el resultado del conocimiento de factores particulares que existen dispersos entre un número incontable de personas, conocimientos que ninguna persona en particular puede poseer. Por tanto, para nosotros, los científicos observadores, jamás podremos conocer todo lo que determina tal orden, en consecuencia no podemos saber a que estructura de precios y salarios en particular la demanda se igualará en todas partes con la oferta, también nos es imposible medir desviaciones de tal orden, y tampoco podemos probar estadísticamente nuestra teoría que es el de las desviaciones del sistema de precios y salarios en “equilibrio” que hacen imposible vender algunos productos y servicios a los precios en que son ofertados.

Antes de continuar con mi preocupación inmediata, los efectos que todo esto tiene en las políticas que sobre el empleo son aplicadas en este momento, me permite definir más específicamente las limitaciones específicas de nuestro conocimiento numérico que tan frecuentemente es pasado por alto. Quiero hacer esto para evitar dar la impresión que generalmente rechazo el método matemático aplicado a la economía. Considero de hecho una gran ventaja la técnica matemática que nos permite describir, mediante el uso de ecuaciones algebraicas, el carácter general de un patrón para el cual somos ignorantes de sus valores numéricos que determinan una manifestación en particular. Podríamos apenas lograr construir una imagen para entender las interdependencias mutuas de los distintos eventos sin esta técnica matemática. Sin embargo, su uso, nos ha llevado a la ilusión de que es posible utilizarla para la determinación y la predicción de valores numéricos de las variables estudiadas y esto ha llevado a una búsqueda estéril de constantes numéricas. Esto ha sucedido no obstante el hecho de que los fundadores de las matemáticas modernas no tenían tales ilusiones. Es verdad que sus sistemas de ecuaciones que describen un patrón de un mercado en equilibrio están tan complejamente formulados que si pudiéramos llenar todas las incógnitas en las fórmulas abstractas, esto es, si conociéramos todos los parámetros de todas las ecuaciones, podríamos calcular los precios y cantidades de todos las materias primas, productos y servicios que se vendan. Pero, como Vilfredo Pareto, uno de los fundadores de esta teoría establece claramente que, su propósito no puede ser “llegar al cálculo numérico de los precios”, debido a que, como él estableció, sería “absurdo” suponer que podríamos obtener todos los datos requeridos. De hecho, el punto medular había sido visto por los que anticipaban la economía moderna, los estudiantes españoles del siglo 16, que enfatizaron en lo que ellos llamaron Premium mathematicum, el precio matemático, que depende de tantas y tan variadas cicustancias particulares que nunca podrá ser conocido por el hombre, sólo por Dios. Muchas veces deseo que nuestros economistas matemáticos reconozcan esto. Debo confesar que aún dudo que su búsqueda por magnitudes medibles haya hecho una contribución significativa a la ciencia económica. Tampoco estoy preparado para aceptar la excusa de que esta rama de la investigación es aún muy joven: Sir William Petty, el fundador de la econometría, fue después de todo colega de Sir Isaac Newton en la Royal Society.

Existen varias muestras para las cuales la superstición de que sólo las magnitudes que pueden ser medidas son de importancia esto ha hecho un daño muy serio en el campo de la economía: Pero, la presente inflación y desempleos son mucho muy serios. Sus efectos han sido que la causa probable del extenso y pertinaz desempleo ha sido despreciada por la mayoría de los economistas con mentalidad “científica”, debido a que su operación no puede ser confirmada por relaciones observables entre magnitudes medibles, y que los lleva a concentrarse sólo en fenómenos medibles cuantitativamente lo que ha generado que se las cosas hayan empeorado.

Debo por supuesto que admitir que el tipo de teoría que yo considero la verdadera causa del desempleo es una que tiene un contenido muy limitado debido a que sólo nos permite hacer predicciones muy generales de la clase de eventos que podemos esperar de una situación determinada. Pero los efectos en la política de construcciones más ambiciosas no ha sido muy afortunada y debo confesar que prefiero conocimiento imperfecto pero verdadero, aún si deja mucho indeterminado e impredecible, que una pretensión de que se tiene el conocimiento exacto pero que es muy probable que sea una falsedad. El crédito para el que la aparente conformidad con estándares científicos reconocidos puedan ganarse para teorías aparentemente simples pero falsas, como los acontecimientos presentes lo demuestran, tiene consecuencias muy graves.

De hecho, para el caso que se discute, el del desempleo, las misma medidas que la teoría “macroeconómica” dominante recomienda como remedio para el desempleo, a saber, el incremento en la demanda agregada –que ha sido responsable de una extensa asignación errónea de recursos que hace muy probable que a la larga se haga mayor el desempleo. La inyección continua de cantidades adicionales de dinero en puntos del sistema económico en donde crea una demanda temporal que debe cesar cuando este incremento de dinero cese o se ralentice, esto junto con la expectativa del incremento continuo en los precios, genera empleo el cual puede durar únicamente mientras se mantenga a la misma tasa el incremento en la emisión de dinero o quizá sólo cuando empieza a acelerarse a una determinada tasa. Lo que esta política ha producido no es tanto un nivel de empleo que no podría haberse producido de otras formas, como una distribución de empleo que no puede mantenerse de forma permanente y que, después de un tiempo sólo podrá mantenerse con una tasa de inflación que rápidamente lleve a la desorganización de toda la actividad económica. El hecho es que mediante una visión teóricamente equivocada nos ha llevado a una situación precaria en la que no podemos prevenir que re aparezca el desempleo sustancial, no debido, a que el desempleo reaparece al combatir la inflación, sino que se presentará por qué está lamentablemente profundamente adherido a las consecuencias de políticas equivocadas del pasado y resurgirá cuando la inflación deje de acelerarse.

Debo, sin embargo, dejar estos problemas de importancia práctica inmediata y que he introducido sólo para ilustrar la trascendental importancia de las consecuencias que pueden seguir de errores concernientes a problemas abstractos en la filosofía de la ciencia. Hay mucha razón para ser aprehensivo sobre los peligros que al largo plazo creado en el campo más amplio por la aceptación sin crítica de postulados que tienen la apariencia de ser científicos como en los problemas que hemos discutido. Lo que he tratado de poner en relieve con la ilustración de este tópico, es que ciertamente, en mi campo, pero creo que en la generalidad de las ciencias, lo que se ve superficialmente como un procedimiento científico es frecuentemente de lo más un científico, y más allá de esto, existen límites definidos a los que puede la ciencia llegar. Esto significa que confiar en la ciencia – o deliberadamente controlar siguiendo los principios científicos – más que un método científico podremos tener efectos deplorables. El progreso en los tiempos modernos para las ciencias naturales ha por supuesto excedido todo lo esperado por lo que sugerir que puede haber algunos límites levante suspicacias. En particular en aquellos que se resisten a la idea y que tienen esperanzas en nuestro creciente poder de predicción y control y que generalmente lo toman como el resultado característico del avance científico aplicado a los procesos de la sociedad, nos llevará a modelar a la sociedad enteramente a nuestro gusto. Es de hecho cierto que, contrastando con la euforia que producen los descubrimientos en las ciencias físicas, la comprensión profunda de lo que pasa en la sociedad muy frecuentemente tiene un efecto amortiguador en nuestras aspiraciones; y quizás no es sorprendente que los jóvenes más impetuosos de nuestra profesión no estén siempre preparados para aceptar esto. Aún así, la confianza en el poder ilimitado de la ciencia se basa frecuentemente en la creencia errónea que el método científico consiste en la aplicación de técnicas pre hechas, como si sólo se tuviera que seguir con algunas recetas de cocina para resolver todos los problemas sociales. También a veces pareciera que las técnicas de la ciencia son más fácilmente aprendidas que el razonamiento de cuales son en realidad los problemas y como abordarlos.

Confiar a la ciencia…más de lo que puede alcanzarse con el método científico puede tener efectos deplorables.

El conflicto entre lo que está en el estado anímico presente en el público que espera de la ciencia la satisfacción de sus esperanzas populares y lo que realmente puede hacerse es un asunto muy serio, aún si los verdaderos científicos reconocieran todas las limitaciones de lo que puede hacerse en el campo de los asuntos humanos, siempre que el público espere más, siempre habrá alguien que pretenda, y quizá honestamente crea, que puede hacerse más para satisfacer las demandas del público que en realidad lo que puede hacerse. Es frecuentemente muy difícil para el experto, y ciertamente en muchas ocasiones imposible para el hombre común, distinguir entre las demandas legítimas e ilegitimas a la ciencia. La enorme publicidad reciente dado por los medios a un reporte que se escribe en el nombre de la ciencia sobre Los Límites del Crecimiento, y el silencio de los mismos medios sobre la crítica devastadora que a ese reporte han realizado expertos competentes, debe hacernos sentir muy aprensivos de cómo el prestigio de la ciencia puede ponerse. Y no es sólo en el campo de la economía en que estos clamores de llegar más lejos para que en nombre de una dirección más científica todos los procesos espontáneos de la actividad humana sean reemplazados por procesos con “control humano conciente”. Si no estoy en un error, la psicología, la psiquiatría, algunas ramas de la sociología por no hablar de la llamada filosofía de la historia, son aún más afectadas por lo que he denominado el perjuicio científico y por declaraciones engañosas de lo que la ciencia puede alcanzar.

Si fuéramos a resguardar la reputación de la ciencia, y evitar la arrogancia del conocimiento basada en procedimientos similares en lo superficial con aquellos usados para las ciencias físicas, debe hacerse un gran esfuerzo dirigido a desenmascarar esas arrogancias, muchas de las cuales son ahora del interés creado en muchas universidades. No podemos estar lo suficientemente agradecidos a aquellos filósofos de la ciencia como Sir Karl Popper por darnos una prueba mediante la cual podemos distinguir entre lo que puede ser aceptado por científico y lo que no – una prueba que estoy seguro que muchas doctrinas que ahora son aceptadas como científicas no pasarían. Sin embargo, existen algunos problemas especiales en conexión con aquellos problemas esencialmente complejos para los que son un ejemplo las estructuras sociales que me hacen replantear la conclusión en términos más generales las razones del por qué en estos campos no sólo hay obstáculos absolutos a la predicción de eventos específicos, pero por qué actuar como si poseyéramos el conocimiento científico que nos permitiera trascenderlo, esto puede ser un serio obstáculo para el avance del intelecto humano.

El punto importante que debe recordarse es que el enorme y rápido avance en las ciencias físicas se dio en campos en donde demostró que la explicación y la predicción podía basarse en leyes que describían el fenómeno observado como relaciones funcionales con comparativamente pocas variables – ya fuera tanto hecho en particular o frecuencias relativas en eventos. Esta puede ser quizá la razón fundamental del por qué podemos seleccionar estos dominios como “físicos” en contraste con las estructuras altamente organizadas que he denominado aquí como fenómenos esencialmente complejos. No existe razón del por qué la posición para estos últimos debe ser idéntica a la de los primeros. Las dificultades que encontramos en los últimos no son, como podría sospecharse desde un principio, dificultades sobre como formular las teorías para la explicación de los fenómenos observados – aunque tienen dificultades especiales para probar las explicaciones propuestas y en consecuencia poder eliminar las teorías malas. Ello se origina con el problema principal cuando queremos aplicar nuestras teorías a una situación particular en el mundo real.

Una teoría para fenómenos esencialmente complejos debe referirse a un número enorme de factores particulares; y derivar la predicción de ellos, o probarlas, deben de constatarse cada uno de estos factores. Una vez que se ha tenido éxito en esto no deberá de haber dificultad para derivar predicciones verificables – con la ayuda de las computadoras modernas deberá ser los suficientemente simple para insertar datos en todos las incógnitas apropiadas de las fórmulas teóricas para derivar la predicción. La dificultad real, a la solución, para los que la ciencia tiene poco que contribuir, y que muchas veces es de hecho irresoluble, consiste en averiguar y constatar los factores particulares.

Un ejemplo simple puede demostrar la naturaleza de esta dificultad. Considérese un juego de pelota jugado por gente de aproximadamente igual destreza. Si conocemos adicionalmente algunos factores particulares adicionales a nuestro conocimiento general sobre la habilidad de los jugadores individuales, tal y como su estado de concentración, su percepción y el estado de su corazón, pulmones, músculos, etc. y esto en cada preciso instante en que transcurre el juego, quizá, así, podríamos predecir el resultado del juego. De hecho, si estuviéramos familiarizados tanto con el juego como con los equipos contendientes podríamos tener alguna idea sobre de que depende el resultado del juego. Pero, por supuesto que no podemos conocer todos esos factores que intervienen y como consecuencia el resultado del juego quedará fuera de la predicción científica, sin embargo, podríamos conocer que efectos de eventos particulares tendrían en el resultado del juego. Esto no significa que no podemos hacer predicciones durante el curso del juego. Si conocemos las reglas de diferentes juegos podríamos, al ver alguno, muy pronto percatarnos que juego se está jugando y que clase de acciones podríamos esperar y cuales no. Pero nuestra capacidad de predicción está confinada a esas características generales sobre los eventos que podemos esperar ocurran y no incluir la predicción particular de eventos individuales.

Esto corresponde a lo que antes he denominado predicciones de patrón a las que estamos cada vez más confinados a medida que penetramos desde el dominio de leyes relativamente simples al rango de fenómenos en donde imperan las leyes de la complejidad organizada. Como hemos adelantado, las encontramos más y más frecuentemente de tal modo que sólo es posible conocer algunos pero no todas las circunstancias particulares que pueden determinar el resultado de un determinado proceso en particular. En consecuencia nosotros podemos predecir sólo algunas pero nunca todas las propiedades del resultado que podríamos esperar. Muy frecuentemente todo lo que podremos predecir son características muy abstractas que aparecerán en el patrón –relaciones entre clases de elementos sobre los que individualmente sabemos muy poco.

Por supuesto, comparadas con las predicciones precisas que hemos aprendido a esperar en las ciencias físicas, este tipo de predicciones sobre patrones son de segunda calidad por lo que a uno no le satisfacen. Por eso, el peligro sobre el que quiero advertir es precisamente sobre la creencia de que para que una teoría pueda ser aceptada como científica es necesario lograr más. En este camino cae la charlatanería y lo peor. Actuar bajo la creencia de que poseemos el conocimiento y el poder que nos permite alterar los procesos de la sociedad enteramente a nuestro albedrío, conocimiento que de hecho no poseemos, es muy probable que haga mucho daño. Cuando se trata de las ciencias físicas no hay ninguna objeción para poder lograr lo imposible; uno aún puede sentir que no debe desalentarse y confiar en sus experimentos que después podrían arrojar nueva luz sobre las teorías en investigación. Pero, cuando se trata del campo de lo social, la creencia errónea de que el ejercer alguna fuerza tendrá efectos benéficos y posiblemente que esto lleve a una crear nueva fuerza para ejercer coerción sobre algunos hombres por alguna autoridad. Aún si dicha fuerza no es en sí misma mala, su ejecución es probable que impidan el funcionamiento de las fuerzas que generan el orden espontáneo, sin entenderlas. Estamos sólo al comienzo empezando a entender como esta basado el sistema de comunicación sutil que funciona en las sociedades industriales avanzadas – un sistema de comunicaciones que llamamos mercado y que resulta en ser el mecanismo más eficiente para digerir toda la información dispersa que cualquier hombre podría deliberadamente diseñar.

Si el hombre no desea hacer más mal que bien en sus esfuerzos por mejorar el orden social, deberá aprender que en esto, como en todos los campos para los cuales prevalece la complejidad esencial de los fenómenos organizados; él no podrá jamás adquirir conocimiento pleno que le haría posible el dominio de los eventos. En consecuencia deberá emplear el conocimiento que pueda lograr, no para modificar los resultados como un artesano da forma a su trabajo manual, sino como un jardinero que cultiva el crecimiento de sus plantas al proporcionar el medio ambiente apropiado. Existe el peligro que la sensación exuberante que han engendrado el poder creciente derivado de las ciencias físicas tiente al hombre a intentarlo, “el marearse con el éxito” para usar la frase característica usada en el comunismo temprano, para que sea objeto del control al deseo humano no sólo el del mundo natural sino también el medio ambiente humano. El reconocer los límites insuperables a este conocimiento deberán de hecho dar al estudiante de la sociedad una lección de humildad que lo protegerán de convertirse en cómplice de los hombres que se empeñan en controlar a la sociedad—Esfuerzos que no sólo lo convertirán en tirano sobre sus conciudadanos, sino que muy bien pudiera convertirlo en el destructor de la civilización que no fue diseñada por un cerebro sino que ha crecido como resultado de los esfuerzos y voluntades de millones de individuos.

martes, noviembre 16, 2010

Desorden con las Divisas

Pues bien, ¡lo hizo! El “innovador” Bernanke declaró poner en marcha la “tecnología” de la imprenta (o su equivalente moderno) para implementar su “aligeramiento cuantitativo”, que, como explicaba en el post previo consiste en comprar bonos con dinero “nuevecito” que huele a tinta elaborado con esmero en la fábrica de queso verde propiedad de la Reserva Federal (y de todos los bancos centrales). 600 mil millones de dólares para empezar, aunque la cifra que tiene el maníaco inflacionista de Bernanke asciende a cinco trillones (millones de millones) de dólares (casi un tercio del PIB estadounidense), ya que ésta fue "escrita a lápiz" en una de las actas oficiales de la FED bajo la anotación de "límite máximo del “quantitive easing" que se puede aplicar.

Recordemos que ya la Fed tiene las tasas de interés (para préstamos de la Fed a los Bancos en 0%) y en consecuencia pareciera que ya la política monetaria de la Fed esta exhausta, ya no hay nada más que hacer. Así que para que haya más que hacer, el creativo Bernanke recurre ahora, sin ningún recato a la imprenta, para comprar bonos, y “tirar” las tasas de interés de largo plazo.

El plan de Bernanke está ideado en evitar la deflación, pero ¡cuidado! Sólo midiendo la inflación del “núcleo” esto es excluyendo alimentos y energía, como si la inflación en éstos últimos no fuera relevante para la gente. Así que como buen keynesiano, maniaco inflacionista el propósito de su nueva idea es expandir el crédito impulsando según el la demanda agregada y la inversión.

La idea por supuesto es hacer “talco” el valor del dólar, tal y como lo expresa el propio Ben en el siguiente párrafo,

“Como el oro, los dólares de EEUU tienen valor sólo en la medida en que se limite estrictamente su suministro. Pero el Gobierno de EEUU tiene una tecnología, llamada imprenta (en la actualidad, su equivalente electrónico), que le permite producir tantos dólares como desee, en esencia, sin coste alguno. Al aumentar la cantidad de dólares en circulación, o incluso al amenazar de forma creíble con hacerlo, el Gobierno también puede reducir el valor de un dólar en términos de bienes y servicios [poder adquisitivo], lo que equivale a elevar el precio de los bienes y servicios en dólares. Por lo tanto, se concluye que, en virtud de un sistema de papel moneda, un Gobierno siempre puede generar un mayor gasto e inflación".

Y justifica Bernanke su proceder recordando la política de Roosevelt

"Un ejemplo sorprendente de la historia de EEUU es la devaluación del 40% del dólar frente al oro efectuada por Roosevelt en 1933-34, gracias a un programa de compras de oro [el Gobierno incautó y prohibió la circulación de oro entre agentes privados] y la creación de dinero interno".

Según Bernanke, "la devaluación y el rápido aumento de la oferta monetaria puso fin a la deflación con notable rapidez. De hecho, la inflación [IPC] en los Estados Unidos pasó del -10,3% en 1932 y el -5,1% en 1933 al 3,4% en 1934. La economía creció fuertemente y, por cierto, 1934 fue uno de los mejores años del siglo de la bolsa de valores".

Así es, pero lo que no cuenta Ben es que poco después la economía de EEUU volvió a caer en la recesión (la Gran Depresión se extendió hasta después de la Segunda Guerra Mundial) y sólo hasta que el gobierno decidió recortar los gastos y reducir impuestos, cosa que por supuesto es lo último que los gobiernos gigantescos quieren hacer.

Bernanke ha cumplido con su guión, consistente en depreciar la divisa (destruir el valor del dólar) de forma artificial.

Pero ahí no va a quedar la cosa. Desgraciadamente, los gobiernos, en su afán intervencionista, siempre tienen algo que hacer, para acabar de desgraciar a la economía y esto cada vez más se parece a las erróneas políticas públicas que los gobiernos implementaron durante la década de los 1930’s y que contribuyeron a que la depresión continuara persistentemente.

Una de ellas, es que está en marcha una guerra de comercio internacional, no es sólo la guerra de divisas. En los 1930’s se promulgó en EU una ley infame la Smooth-Hawley que dictaminaba cupos y aranceles y que llevó a medidas recíprocas por los demás países extendiendo y agravando la recesión.

Hoy, los chinos mantienen fija la paridad de su moneda frente al dólar, y por consiguiente, se ha devaluado junto con él. Los EU se queja de esto y presiona a China a que reevalúe, por supuesto que los chinos no lo van a hacer, los europeos ahora se quejan que su Euro se esté revaluando y que decir de los japoneses que por más que interviene el banco se Japón el Yen continúa su marcha ascendente metiendo en serios problemas a los exportadoras japoneses. Así veremos que pronto cada nación tratará de devaluar su moneda poniendo su imprenta a funcionar produciendo inflación con el fin de ganar temporalmente, antes de que el “otro” haga lo mismo alguna ventaja en competitividad. El resultado final de este desorden orquestado por los bancos centrales y los gobiernos del mundo será el envilecimiento del patrimonio de la gente, la merma de su poder adquisitivo, la distorsión de los factores de producción a lo largo y ancho del globo terráqueo.

Quizá para la gran mayoría de los mexicanos, acostumbrados a los golpes devaluatorios piensen que la apreciación del peso, la “divisa fuerte” nos suene como algo bueno. Pero no es así, dependemos en mucho del comercio exterior, del turismo, de las remesas de los migrantes y finalmente del precio del petróleo, un peso fuerte, golpea a todas ellas, la excepción podría ser el petróleo que se revalué por que el dólar se devalúa, tal y como sucedió recientemente en el verano de 1988 que lo llevó a $ 150 USD/barril, junto con otras materias primas como el maíz y el trigo.

Pero los efectos nocivos de las intervenciones sobre los tipos de cambios en las divisas van mucho más allá. Pongamos un ejemplo.

Supóngase que el Dólar y el Euro están en paridad $1 = €1, y que alguna materia prima, por ejemplo el trigo se negocia a $5 el bushel, y por consiguiente también a €5.

Entonces viene Ben Bernanke y nos amenaza con su “aligeramiento cuantitativo”, y que va a significar que se duplique la cantidad de USD.

Esto producirá una caída inmediata, tal y como ha acontecido, en la paridad del USD. Los participantes del mercado del Forex , especuladores incluidos fijarán la nueva paridad de acuerdo al exceso de USD en el mercado y en consecuencia el Euro se revalúa a 2.

Esta situación beneficiará a los agricultores norteamericanos, pero perjudicará a los europeos. Inicialmente, los agricultores norteamericanos venderán a la mitad de precio que sus contrapartes norteamericanas. Así un mexicano comprará el trigo americano a $ 5 el bushel, pero lo hará al doble si lo importa de Europa en donde el bushel sigue costando €5 = $10.

Por supuesto, esto no sucede en la realidad, y que de pronto los agricultores americanos sea los únicos proveedores de trigo al mundo. Los granos también están en mercados y los participantes empujarán el precio hacia arriba y digamos que lo fijan a $ 8 por bushel, y en virtud de la cotización euro dólar a €4. En un tiempo muy breve con el fin de eliminar el arbitraje se llegará a un nuevo punto de equilibrio en donde sin importar si se cotiza en USD o EUR el precio del trigo será idéntico.

Por tanto, pudiera parecer que todo el efecto de la devaluación del USD se compensa y no tendrá mayor efecto en el comercio internacional. Sin embargo, esto no es así, por que los precios en las economías tienen diferentes grados de flexibilidad, por ejemplo para bienes más complejos como los automóviles en donde los países que devalúan adquieren una ventaja competitiva que no es fácilmente compensada. Esto puede palparse cuando se compara los precios de los autos japoneses, que ha sido una de las divisas que más se ha apreciado, por ejemplo un Toyota Corolla, con su competencia alemana, el Jetta.

También los agricultores del primer ejemplo. Aunque el precio del cereal rápidamente llega a su punto de equilibrio, no es así para otros factores en la producción del trigo, como costo salarial, pagos de crédito a los bancos, costo de la energía etc. que han caído drásticamente haciendo que la devaluación del USD sea un gran negocio para los agricultores americanos, y con ello evidentemente como en todo mercado intentarán producir más trigo por que con el nuevo precio es mucho más rentable producirlo.

Las cosas son opuestas para los agricultores europeos, la demanda de sus productos se colapsará, aún con el ajuste en le mercado de granos, los costos internos salarios, energía, créditos, etc. y por tanto pedirán subsidio gubernamental o dejarán de producir.

En síntesis el poner la “imprenta” a trabajar permitirá al país que devalúa ganar competitividad no en balde Keynes enfatiza sobre la virtud de devaluar para “estimular las exportaciones” y por tanto, darle un empujón al PIB para el cual las exportaciones netas es un componente de su cómputo.

Debe notarse que en mercados libres sin intervención de los gobiernos y sin la “tecnología de la imprenta” para producir inflación, el comercio internacional sería auto ajustable. Un país que exporta mucho, digamos China, se llenaría de USD, y por consiguiente el Yuan se revaluaría automáticamente haciendo más baratas las mercancías del país con el que se tiene superávit comercial, al hacerse más baratas las mercancías americanas, los chinos importarían más y equilibraría pronto la balanza comercial y la paridad. Por tanto, debe quedar clarísimo al lector que los que producen todo este desorden son los bancos centrales y sus correspondientes gobiernos que quieren manejar los mercados interviniéndolos y produciendo distorsiones.

Regresando al trigo, muy bien, los agricultores son beneficiados, pero, ¿Qué pasa con el resto de la gente? Ahora el norteamericano deberá pagar el trigo a $8 y no a $5 como estaba antes de que el “brillante” Bernanke decidiera hacer puré el valor del USD. Y así con todo, los precios del transporte, subirán por que como es de esperarse el precio del petróleo lo hará igual que el trigo.

Finalmente existe el peligro de las medidas recíprocas tomadas por otros bancos centrales para amortiguar y/o compensar la devaluación de Bernanke. El BCE o el Banco de Japón podrán hacer exactamente lo mismo y poner sus propias “imprentas” a trabajar. Supóngase que el BCE lo hace para devaluar el EUR de regreso a $1.

Aparentemente dejaría las cosas como estaban antes de la “genialidad” de Bernanke, pero no es así, ahora hay el doble de USD y el doble de EUR en el mercado y existe exactamente la misma cantidad de trigo, maíz, cobre, soya, o lo que quieran. Por consiguiente el precio de todo eso estará ahora permanentemente más alto. Pero la pobre gente común y corriente, seguirá ganando a los precios anteriores, Ben Bernanke nos ha hecho más pobres a todos. Gracias Ben.

Lo importante y que debe quedar claro al lector es que no son los especuladores los que alteran los precios de las divisas ni de las materias primas incluyendo alimentos y energía, son estas políticas intervencionistas de los gobiernos los que en su afán de “arreglar” la economía terminan produciendo un desorden colosal, que luego quieren reparar con más desorden, esto es con más inflación.

Toda esta guerra de divisas será inútil, y los perjudicados seremos todos y esto por aceptar que está bien que los gobiernos tengan la “fábrica” de dinero. ¿Cuándo los pararemos?¿Cuándo la sociedad se dará cuenta que sus problemas económicos son provocados por los "genios" como Bernanke o su antecesor Greenspan? ¡Cuándo!

Y luego me dicen con insistencia que los mercados libres son imperfectos y que por consiguiente los gobiernos deben intervenirlos. Sí, para producir el caos, las crisis económicas, la pobreza. Para eso, intervienen los gobiernos. Para eso….