martes, agosto 23, 2011

La Cantidad de Dinero y la Economía

Me dice un amigo que pronto Obama anunciará un nuevo programa de “aligeramiento cuantitativo” , que sería el QE3, pero esta vez a lo “bestia”, los anteriores serán juego de niños comparado con lo que viene…

No han entendido los asesores del socialista Barack Obama que los anteriores no sirvieron, pero quieren más, y más, y más. Todo esto motivado por el economista Krugman que siempre ha establecido que lo que hace falta es gasto del gobierno pero a lo bestia.

Cuando de lo que estamos hablando es sobre asuntos relacionados con el dinero y la banca, todos los asuntos políticos fundamentalmente versan en un cuestionamiento fundamental: ¿Podemos mejorar el estado de la economía al incrementar o reducir la cantidad de dinero?

Aristóteles nos decía que el dinero no es parte de la riqueza de una nación, que sólo era el medio de intercambio para el comercio, la autoridad de esta opinión prevaleció durante siglos. Los estudiantes escolásticos no emplearon tiempo en preguntarse sobre si los cambios en la cantidad de dinero tendrían algún beneficio a la economía. El punto relevante ante sus ojos era si era legítimo envilecer la moneda, debido a que vieron que era importante en la justicia distributiva. Después del nacimiento de la ciencia económica en el siglo 18, los primigenios economistas David Hume, Adam Smith, tampoco cuestionaron este concepto esencial, observaron que el dinero no es un bien de los consumidores como tampoco lo es de los productores, y, en consecuencia, es totalmente irrelevante para la producción de la riqueza. Esta idea crucial para la economía también fue inspiradora de batallas intelectuales en las cuatro o cinco generaciones de economistas, hombres como Jean-Baptiste Say, David Ricardo, John Stuart Mill, Frédéric Bastiat, y el primer austriaco Carl Menger que constantemente defendió la causa de un dinero sólido, esto es, que mantuviera su valor.

Como resultado de esto, el mundo occidental tuvo dinero más sólido durante el siglo 19 que durante el siglo 20. A la población se le pagaba y pagaban empleando monedas acuñadas en metales preciosos especialmente en oro y también la plata. El arte de la acuñación floreció y produjo verdaderas obras de arte que eran autentificadas por cada participante en el mercado.

Algunos de los libertarios del presente, guardamos una imagen romántica de aquellos días del estándar oro clásico. Y, ciertamente que aquellos fueron tiempos dorados para las instituciones monetarias de occidente, en especial si las comparamos con las de nuestro tiempo, en donde la alquimia monetaria, de papel a oro, ha sido encumbrada al estatus de ortodoxia monetaria. Pero también es cierto que las instituciones monetarias de aquella era del estándar oro estaban lejos de ser perfectas. Los gobiernos tenían el monopolio en la acuñación el remanente de los privilegios medievales de regalía que previnieron la creación de mejores monedas mediante la competencia entre acuñadores. También, frecuentemente los gobiernos intervinieron en la producción del dinero mediante esquemas de controles de precios, que pomposamente camuflaron bajo el nombre del bimetalismo. También activamente promovieron la banca de reserva fraccionada, nada tontos, lo que proporcionaba nuevos fondos no respaldados por oro real para la hacienda pública. Y promovieron el establecimiento de los bancos centrales (derivados del posible rescate de la reserva fraccionada) y, por supuesto de algunos pocos privilegiados bancos que podían ejercer esta función multiplicadora del dinero a través del crédito. Todo esto tenía por objeto que los gobiernos pudieran liberarse del yugo del oro así que crearon leyes para facilitar la introducción del dinero de papel, el dinero fiduciario o fiat y con ello la introducción de la inflación. Así al principio del siglo 19 en la mayor parte de Europa se usaba el dinero de papel. Así las cosas no cambiaron mucho en el siglo 19. Sólo en Inglaterra entre las mayores naciones del orbe se mantuvo con el estándar oro durante la mayor parte del siglo 19, y el dinero de papel respaldado por oro, mantuvo un rol más importante que el de las monedas de oro que se mantuvieron en un 3% del total de las transacciones monetarias.

En síntesis, las constituciones monetarias del siglo 19 no fueron perfectas, como tampoco hoy nos gustaría el pensamiento monetarista de los economistas clásicos. David Hume creía que la inflación podría, en el corto plazo estimular la producción. Adam Smith creía que la inflación en su variante de la expansión en el crédito era benéfica si estaba respaldada con el correspondiente incremento de bienes reales, y también Jean-Baptiste Say respaldaba la expansión en la cantidad del dinero para ajustarse a las necesidades del comercio. Simith y Ricardo sugirieron incrementar la riqueza de una nación al reemplazar los billetes que intrínsecamente no tienen valor alguno por dinero metálico. John Stuart Mill fue un paladin de la noción de dinero sólido como sinónimo de dinero que mantiene su valor estable. Los errores en algunos de estos economistas clásicos son despreciables en comparación con el tema central aristotélico de que la riqueza de las naciones no depende de los cambios en la cantidad de dinero. Pero, eventualmente, las nuevas generaciones de estudiantes de economía infectados por el virus del estatismo- el culto al estado- atacaron el principio central de lo que el dinero es, era, más bien.

Hombres como Irving Fisher, Gustav Cassel, y muy pero muy especialmente John Maynard Keynes, emprendieron una campaña en contra de “La reliquia bárbara” en palabras de Keynes, el estándar oro. Estos paladines de la inflación les dieron la razón a los economistas clásicos (y a Aristóteles) de que la riqueza de una nación no depende de la cantidad de dinero, pero agregaron el “en el largo plazo”. Pero argumentaron que en el corto plazo, la imprenta, la maravillosa imprenta puede hacer milagros, es como convertir las piedras en pan argumentaba Lord Keynes. Podría en el corto plazo reducir el desempleo y estimular la producción y con ello el crecimiento económico. Aquí las raíces del “aligeramiento cuantitativo” de hoy en día.

¿Quién podría rechazar este cuerno de la abundancia? La gente quiere la Luna, démosela. ¿Por qué rechazar esto? Muchos economistas apuntan a la pérdida del poder adquisitivo, las estimaciones son tan altas como el 98% desde que la Reserva Federal se hizo cargo de la emisión de moneda. Lo que es menos conocido son los efectos colaterales o concomitantes después de más de un siglo de inflación: El dinero de papel ha generado muchas crisis económicas, como la vigente, cada una más severa y devastadora que la previa. Aún más, el dinero inflacionario ha transformado por completo la estructura financiera de las economías del mundo. A principios del siglo 20, las empresas crecían en base a sus recursos propios ahorrados, la creación de capital, los bancos y otras instituciones financieras tenían un rol secundario. Hoy en día las cosas se han invertido totalmente, y la razón de este giro de 180 grados se debe fundamentalmente a la facilidad para crear dinero de la nada introduciéndolo como crédito, el dinero actual es crédito. El dinero de papel ha creado un endeudamiento sin precedentes en todos los niveles: Gubernamental, empresarial e individual. Ha financiado el crecimiento del estado en todos los niveles, federal, estatal y municipal. Y, en consecuencia es el fundamento técnico, la base, el sostén, de la amenaza totalitaria de nuestros días, el estado omnipotente, omnipresente y sí, totalitario que nos ordena que hacer y cómo hacer cada y todos los aspectos de nuestras vidas, hemos perdido la libertad.

A la luz de las consecuencias en el largo plazo de la inflación, sus alegados beneficios al corto plazo, pierden todo su atractivo. Y la gran ironía es que aún esos alegados beneficios al corto plazo de que proveerá empleo y crecimiento son también totalmente ilusorios ¿No lo está viendo? Por más dinero que crean el desempleo persiste y vamos que volamos a una recesión, que en realidad es la misma que empezó en el año 2000. Una década re inflando, creando burbujas y reventones y no entienden. Siguen con su necedad de re inflar. La reflexión sobria y mesurada de los acontecimientos económicos recientes demuestra contundentemente que no han existido beneficios para la inflación en el corto plazo. ¡No han existido! ¡No hay! Los únicos beneficios son muy focalizados, por ejemplo en el programa de autos nuevos por chatarra. Sí benefició a los fabricantes de automóviles, pero esto es una redistribución de los recursos: A ciertos miembros de la sociedad, como las automotrices se les beneficia, pero estos beneficios se balancean con pérdidas a otros ciudadanos.

Me he referido en incontables ocasiones al pensamiento del economista francés Frédéric Bastiat que hizo patente los aparentes beneficios de las intervenciones del gobierno en la economía de mercado, que son sólo una de la serie de consecuencias que siguen a esa intervención. Pero hay otro conjunto de consecuencias de la intervención de la que el gobierno no quiere ni hablar debido a que demuestran fehacientemente lo inútil de su intervención. Ejemplos, el “aligeramiento cuantitativo” devalúa el dólar, según esto para fomentar la capacidad exportadora de EU, pero trae como consecuencia el aumento brutal en los precios de las materias primas, alimentos y energía, y además se percatan que casi nada se produce 100% dentro de los EU, así que los insumos se encarecen, resultado: La gente quedó peor que al empezar, ni se ganó en competitividad exportadora y si le pegaron a la gente en sus gastos. También, cuando el gobierno usa los impuestos para subsidiar al productor de autos, beneficia a estas empresas, sus empelados y accionistas. Pero otros intereses han sufrido por la intervención. En particular, los contribuyentes que tienen menos dinero para empelarse en otros negocios. Y estos otros negocios y sus clientes son también lastimados por los altos sueldos y prebendas que las automotrices otorgan a sus trabajadores, por presión de sus sindicatos. Las automotrices por virtud del subsidio son capaces de pagar mejor a expensas de todas las demás empresas en la economía.

Y así es con la inflación. No existe absolutamente ninguna razón por la cual al incrementar la cantidad de dinero sea posible tener crecimiento económico. Es cierto, que las empresas que reciben el dinero fresco de la imprenta son beneficiadas. Pero otras empresas, y los asalariados son severamente lastimados por la pérdida en el poder adquisitivo. Las empresas tendrán que pagar más por los insumos y eventualmente tendrán que pagar salarios más elevados y rentas. Los asalariados verán mermado su poder de compra y tendrán que pagar más por todo, y su salario sólo les será aumentado una vez al año.

También, simplemente no existe razón alguna de por qué la inflación debiera reducir más que incrementar el desempleo. La gente queda desempleada y permanece desempleada cuando no desean trabajar por que están mejor cobrando su seguro de desempleo que aceptar los sueldos que les ofrecen los posibles empleadores. La inflación no cambia esto en un ápice. Lo que hace la inflación es reducir el poder adquisitivo de cada unidad monetaria. Si los trabajadores anticipan estos efectos, como de hecho sucede, pedirán sueldos nominales mayores para compensar por la pérdida del poder adquisitivo. Así, la inflación tiene cero efecto en el desempleo, por el contrario, puede tener efectos nocivos si los trabajadores sobreestiman la inflación y piden incrementos salariales mayores a la inflación, pero estos incrementos no van acompañados de incrementos en la productividad y la empresa que los emplea y que tiene que competir con otras empresas, muchas veces foráneas queda en desventaja y tiene que despedir para hacerse competitiva. Así, todos los planes para reducir el desempleo por medio de la inflación son inútiles.

Por la misma razón la inflación no es el remedio al problema de los salarios que tienden a volverse inflexibles, problema que se debe a los sindicatos que jamás aceptarían una reducción al salario. Los salarios son inflexibles sólo hasta el punto en que los trabajadores elijan no trabajar por que los salarios que les ofrecen son más bajos que lo que se deseaba. Pero la pregunta crucial es ¿Cuánto tiempo pueden permanecer sin trabajar? El período, en ausencia de un seguro de desempleo está acotado a los límites que les imponen sus ahorros, o responsabilidades apremiantes como el mantener hijos. En un mercado laboral libre los salarios son lo suficientemente flexibles. La inflexibilidad es una imposición de los gobiernos una intervención en este mercado de varias formas: Imponiendo leyes de salarios mínimos, o dando a los sindicatos el monopolio en el suministro del personal, y financiando con dinero proveniente de los impuestos el desempleo mediante seguros de desempleo.

En realidad, en palabras de Keynes, la estrategia para reducir los salarios inflexibles es tonteando a los trabajadores, se les paga realmente menos aunque ellos crean que es más, una estrategia bastante infantil, por decir lo menos….

Así que llegamos a la cuestión más importante e irnos directamente a la conexión entre el desempleo y la cantidad de dinero en la economía, la política monetaria. ¿Resuelve la inflación el problema de los salarios inflexibles? La respuesta es negativa, y por la misma razón que hemos explicado anteriormente. La inflación puede superar el problema de los salarios inflexibles sólo si el productor de dinero de papel puede tomar por sorpresa a los trabajadores y muy especialmente a los sindicatos. Si trabajadores y sindicatos no son tonteados por los “maestros” de la impresión de dinero la inflación no reducirá en nada el desempleo, peor aún, lo puede incrementar.

Así que mal venido el “aligeramiento cuantitativo” 3, QE3, que va a ser a “lo bestia”, pues a lo “bestia” este socialista Barack Obama y su séquito de descerebrados que son incapaces de ver su propio fracaso nos llevarán a lo más profundo del abismo. Al tiempo.


lunes, agosto 15, 2011

La Deflación Necesaria

En la crisis que estamos viviendo, los ciudadanos del mundo, pero muy especialmente por el tamaño e importancia de sus economías, los Norteamericanos, europeos y chinos deberán tomar una decisión importante: Podrán seguir apoyando la política diseñada para perpetuar el sistema financiero actual, basado en el dinero fiduciario, el dinero fiat, que tiene valor sólo en virtud de un decreto que obliga a la gente a usarlo, dinero basado no en la riqueza generada sino en el crédito. Este sistema es la causa y motivo de la crisis actual y se encuentra en camino del colapso. La otra opción que tienen las sociedades es apoyar la reintroducción de los mercados libres al dinero y las finanzas. Esto implica que los gobiernos deberán de sacar sus manos en el sistema y dejar de intervenirlo. No deberán de producir dinero, no existirá ninguna agencia que produzca dinero. No forzará a sus ciudadanos a usar el dinero de papel, el dinero fiduciario al imponer leyes que obliguen a su uso. No deberá de regular la actividad bancaria, excepto el prohibir el sistema de reserva fraccionada, esto es, si te depositan un dólar, tienes un dólar y sólo uno para prestar. Ni uno sólo más. No deberá de tratar de ajustar las tasas de interés, los precios de los instrumentos financieros o los precios de las materias primas.

Claramente las medidas enlistadas son para lo que estamos acostumbrados totalmente radicales, y desde luego, es entendible que no encontrarán soporte entre los ciudadanos, Pero esta falta de apoyo se origina en la ignorancia y el miedo. Simplemente, no podemos concebir un país sin un banco central que se encargue de imprimir los billetes.

Casi todos los expertos en dinero y finanzas, los banqueros centrales, y virtualmente la mayoría de los académicos universitarios que la crisis nos pegó a pesar de los mejores esfuerzos y expertise de la Reserva Federal. Se nos dice que los mercados de dinero, la actividad bancaria y los mercados financieros en general no pueden ser libres, debido a que terminarían en el desorden, se volverían caóticos y que en consecuencia deben de ser intervenidos siendo el gobierno el regulador y el productor del dinero y que nuestro sistema monetario ha funcionado bien y que sería una tontería no preservarlo. Estos mismos expertos ahora instan a dar al gobierno aún mayor presencia e incrementar sus facultades reguladoras, y animan a producir aún más dinero para ser usado en los rescates de todo, y los “aligeramientos financieros”.

Sin embargo, toda esta controversia es equívoca, tal y como los economistas lo han demostrado una y otra vez desde tiempo de Adam Smith, David Ricardo hasta Von Mises, Hayek y Rothbard. El sistema de dinero de papel, no trae ningún beneficio, es un sistema ideado para inflar, para expander el crédito, para desincentivar el ahorro. Es un sistema que hace especialmente vulnerables a los mercados financieros, debido a que les permite reducir las provisiones que son esenciales y son las válvulas de seguridad en cualquier negocio: El efectivo y el patrimonio. ¿Para qué tener importantes reservas en efectivo si el banco central de inmediato te proporcionará todo lo que requieras? ¿Para que ahorrar, para que usar tu propio dinero si puedes financiar tu crecimiento e inversiones con crédito barato con dinero creado de la nada, que nadie ahorró jamás, proveniente de la imprenta?

Es por eso menester a las afirmaciones de los expertos, desmitificarlas y desmentirlas. La crisis ha llegado no a pesar de sus esfuerzos, llegó por su culpa, la crisis no llegó por que los mercados fueran libres, llegó por que fueron intervenidos. No salimos de la crisis, por que siguen con lo mismo, los resultados están a la vista de todos: Millones de millones de dólares en rescates y estímulos y la economía no sale de esta que ya es una depresión económica.

Después viene el factor miedo. Estamos tan acostumbrados a vivir con inflaciones, que tememos a la política de fuera las manos, los expertos temen como al demonio a la deflación, nos dicen que la deflación arrasaría con toda la economía arrastrada en una espiral deflacionaria sin fondo.

Esto de que va a arrasar a la economía es una verdad a medias. Es cierto que si el gobierno deja de intervenir vendría una espiral deflacionaria. Lo que no es verdad, es que no tendría fondo y mucho menos que arrasaría con toda la economía. No sería una amenaza mortal pata las vidas y el patrimonio de la población en general. Sí destruiría todas aquellas empresas que viven parasitaria mente a expensas del resto de la economía y que deben su existencia al actual sistema fiduciario. Aún en el corto plazo, la deflación reduciría nuestros ingresos dentro de límites estrechos. Pero muy importante, despejaría el camino para crecimientos económicos sostenidos sanos en el mediano y largo plazo.

No debemos temer a la deflación. Es la medicina que requiere la economía.

El siglo 20 fue una centuria de gobiernos omnipotentes. En algunos países se establecieron gobiernos totalitarios mediante revoluciones, aparentemente una mala estrategia ya que de todos ellos sólo persisten dos. Sin embargo, en la mayor parte de los países los gobiernos han crecido de forma lenta pero sostenida, y si no se hace nada para contener este crecimiento algún día serán totalitarios aún aunque ese día sea vea hoy muy lejano.

Lo que es un hecho, es que el crecimiento de los gobiernos ha sido más rápido que el crecimiento de la economía, y de las empresas que generan riqueza real. Las manifestaciones más evidentes son el Estado de Bienestar y el Estado de Guerra. El crecimiento de los estados de bienestar y de guerra nunca habrían sido posibles sin la inflación, que como siempre hemos definido es el crecimiento del suministro de dinero. En efecto, la producción de dinero nuevo aunado a la expansión en el crédito inducida por los bancos centrales ha proporcionado la liquidez para la expansión aún mayor de depósitos bancarios y otros sustitutos del dinero que han permitido el crecimiento desbocado de la deuda de los gobiernos. En particular el de EU que hoy está en $ 14.6 millones de millones de USD, que vienen desde un poco menos de $2 Trillones a principios de los 80’s y de menos de 1 trillón cuando el presidente Nixon cerró la ventana del oro a principios de los 1970s. ¡Un crecimiento exponencial! Y lo hemos permitido.

Es bien conocida la liga existente entre la expansión alocada de la deuda pública y el dinero de papel. Desde el punto de vista de los acreedores, el gobierno controla al Banco Central – el monopolio que por decreto tiene el monopolio de producir el dinero de papel y en consecuencia nunca puede quebrar. Si es necesario, el gobierno puede tener todo el dinero que quiera para pagar su deuda. Por consiguiente la deuda soberana está respaldada por algo que ningún otro deudor puede ofrecer. Así el gobierno puede expander sus actividades y financiarlas con la sola emisión de más deuda aún si se sabe que no hay la más mínima posibilidad de que esta sea pagada del dinero proveniente de los ingresos por impuestos. El resultado es el crecimiento fuera de todo control de aquellos gobiernos que controlan la producción de dinero de papel, en especial, de aquellos países como los EU en que su dinero impreso es el medio internacional de pago y la reserva de los bancos centrales.

He escrito hemos permitido, más bien, el estado de las cosas ha sido posible por la falta de resistencia de los profesionales de la Economía al proceso inflacionario y de expansión exponencial de la deuda pública. Existe una idea errónea proveniente del keynesianismo que ha evitado que los economistas y otros intelectuales combatan y resistan a la creación de la inflación con la determinación necesaria para contener los planes expansivos de los gobiernos. La mayor parte de los economistas se han resistido a la deflación justo cuando más se necesitaba de su apoyo, en especial en esas dos coyunturas en la historia moderna en que el sistema inflacionario ha estado a punto de colapsar. En lugar de que imparcialmente se analizara la situación, empezaron con sus miedos a la deflación y terminaron apoyando la reinflación, que no es otra cosa que más inflación.

Estas dos coyunturas han sido los años de la Gran Depresión y la depresión actual. Otra vez, hoy en día los oficiales de la Reserva Federal ( Greespan y Bernanke), considerando que esto viene desde el 2002 y no como se cree desde 2008. Han expresado sin cesar que no habrá límites a la politica monetaria relajada, y que imprimirán todo el dinero que sea menester para evitar la deflación. Estas declaraciones que han sido llevadas a la práctica revela lo que hoy es considerado como lo que se tiene que hacer en cuestiones monetarias. Las cosas son tales que aún los críticos a la inflación del pasado conceden que bajo las condiciones presentes alguna inflación podría ser benéfica si es usada para combatir la deflación. Algunos otros piensan que aún no hay deflación, y que en consecuencia no hay necesidad de intensificar el uso de la imprenta. Pero, por otra parte están de acuerdo en que existe la necesidad política de inducir un mayor gasto público por lo que los gobiernos acabarán más endeudados y los bancos centrales tendrán que imprimir más dinero.


Pero hay una cuestión que debe ser tratada: ¿Qué hay realmente de malo, desde el punto de vista de la economía con deflactar el suministro de dinero? Aquí me referiré al análisis del economista de la escuela Austriaca Rothbard, que ha demostrado el rol benéfico de la deflación para acelerar los ajustes en la estructura productiva después de una crisis financiera originada por la expansión en el crédito. Sin embargo, ningún economista, aún aquellos de la Escuela Austriaca, han mostrado interés en analizar el impacto de la deflación en los procesos de mercado y sus consecuencias políticas y sociales bajo condiciones normales en la economía, es decir, no durante y después de una crisis. La verdad es que la deflación se ha convertido en el chivo expiatorio de los economistas. No se le analiza, se le ridiculiza, y peor aún se le teme. Más de un siglo de propaganda pro-inflacionaria han creado casi un consenso. Por dondequiera que se mire, la deflación se presenta como algo nocivo, para los ojos de la mayor parte de los economistas la deflación es algo que debe combatirse, es algo totalmente claro. Las bibliotecas de nuestras universidades están pletóricas de libros sobre el desempleo, los ciclos de negocios. Pero es imposible encontrar algún estudio sobre la deflación, es por así decirlo, la maldad económica y eso está fuera de toda discusión y duda.

Sin embargo, ahí están las consecuencias de la inflación: Erosión del patrimonio de la gente, crecimiento sin control de los gobiernos que amenazan con volverse totalitarios, que se meten en todos y cada uno de los aspectos de nuestras vidas. La mentira del Estado de Bienestar, de que todos los beneficios que recibimos del gobierno son gratuitos, aunque parecen gratuitos merced del explosivo crecimiento de la deuda pública. Y, por supuesto, las crisis económicas, como la actual, creados por los gobiernos, inducidas por ellos, pretenden crear del mundo un paraíso y lo que realmente han creado es un infierno.

¿No será que la deflación tendría el efecto opuesto? Veremos….






domingo, agosto 07, 2011

Fundidos por la Presente Depresión: Keynes y Friedman

Las recientes noticias que llegan sobre la economía mundial y particularmente de los Estados Unidos son más que desalentadoras, pero vayamos por partes.

Una que me parece a mí de lo más relevante es la revisión de PIB en EU por el Departamento de Comercio que muestra que la recesión ha sido y es mucho peor que lo se suponía. Sobre todo noten la brecha actual es enorme.



En la página del Bureau of Economic Research Nos explica que el PIB revisado para el primer trimestre fue de sólo 0.4 por ciento (estimado previo 1.4). Para este trimestre esperaban 1.8 y la cifra preliminar (siempre sobrestimada) fue de 1.3 por ciento, que me imagino que para cuando la revisen será de 0 (cero) o quizá ya menor que cero.

Si además consideramos que el PIB se contabiliza tomando el gasto público, la tan traída y llevada demanda agregada, esto significa que el PIB contando sólo al sector privado es ya recesivo.

A esto se han sumado otras noticias negativas, muchas, los índices de compras de los gerentes manufactureros, la medición de la actividad industrial, de los servicios, todas, todas peores a lo esperado y mostrando desaceleración, esto es freno.

El día de hoy (5 de agosto) se dio a conocer el dato del desempleo publicado por el Departamento del Trabajo de EU en el que según esto mejoró pasando de 9.2 por ciento de julio a 9.1 y que se crearon 117,000 empleos.

Sin embargo, los datos son manipulados, para decirlo suavemente, la realidad es que menos gente estuvo trabajando en julio (139,296,000) que en junio (139,334,000). Esto es una disminución de 38,000.

¿Entonces cómo está eso de que bajó el desempleo de 9.2 a 9.1 por ciento? Ah, pues como aquí en México también le hacen, para darle una maquilladita a las cifras, utilizan lo que llaman “los desalentados”, esto es, gente que ya de plano ni le intenta buscar trabajo, se han dado por vencidos, están “desalentados”, y éstos pasaron de 982,000 a 1.119 millones, esto es un incremento del 14 por ciento. Así las cosas, ya con los “desalentados” tomados en cuenta llegamos a otra tasa de desempleo, la real, que es del 16.1 por ciento. También el tiempo medio para estar desempleado está en un registro histórico de 40.4 semanas.

Todo esto CON el “aligeramiento cuantitativo 2” el famoso QE2 de Ben "Bubble" Bernanke, que compró 600 mil millones de USD de deuda del Tesoro empleando dinero recién creado de la nada, ya no en la imprenta, en las computadoras, arrojando dinero a raudales a la economía, para que….Los mercados de acciones y las materias primas incluido, el petróleo se inflaran, el dólar se devaluara, ….¿Y la economía apá? No a esa no le tocó nada y como estamos comprobando a la luz de los datos que recibimos, día a día, más otro de hoy en que la agencia calificadora de riesgo S&P bajó la calificación crediticia de EU, sí perdió su estatus AAA, algo que se antojaba impensable a AA+ pero además con perspectiva negativa lo que significa que en doce meses le pueden dar otra bajada.

El dinero para todos los “estímulos” keynesianos, más el incremento en la cantidad de dinero recomendado por el monetarismo de Milton Friedman han llevado la deuda de los EU a niveles impensables, alocados.

Pero Esto Ya Se Sabía

En mayo de 1939 durante la Gran Depresión el Secretario del Tesoro Henry Morgenthau Jr. Bajo el mandato del creador del “New Deal”, el héroe de todos los intervencionistas y socialistas Franklin D Roosevelt declaró:

“Hemos intentado gastar dinero. Hemos gastado más dinero que el que hemos gastado jamás y eso no funciona. Pero sólo tengo un interés, y si estoy equivocado…alguien más puede tener mi trabajo. Quiero ver este país próspero. Quiero que la gente encuentre un trabajo, quiero que la gente tenga suficiente para comer. Nunca hemos hecho realidad nuestras promesas…Lo digo después de ocho años en la administración tenemos el mismo desempleo que cuando esto comenzó…Y una enorme deuda que ahora tenemos que servir”……

Estas palabras las podría repetir, Obama, el actual secretario del Tesoro Timothy Geithner o el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke. ¿Quién tendrá el valor civil para repetir las palabras de Morgenthau? ¡Quién!

Esto, que la “demanda agregada” la derrama alocada de dinero, no sirve para nada, ya había sido reconocido ¿Por qué demonios lo repiten? ¡Por qué demonios!

Milton Friedman

En una biografía de Milton Friedman leo que para su aniversario 90 (2002) se reunieron en la Universidad de Chicago lo más prestigiados nombres de la economía del “manistream” para honrarlo.

Uno de los personajes que le rindieron reconocimiento fue ni más ni menos que el actual presidente de la Reserva Federal Ben S. Bernanke. En su discurso, apoyó la visión de Friedman y Anna Schwartz autor y coautor de “Una Historia Monetarista de los EU”, en el sentido de que la Fed actuó mal al implantar una política monetaria restrictiva lo que provocó la Gran Depresión al convertir una contracción recesiva en algo peor, mucho peor…

Al final de su discurso Bernanke termina diciendo: “Sí señor, lo hicimos mal. Nos sentimos muy apenados. Pero gracias a Usted, no lo volveremos a hacer, no repetiremos semejante error”…

El siguiente video titulado “Anatomía de la Crisis”, tomado de la página “Libre para Elegir”, ilustra la visión de Milton Friedman sobre las causas y remedios de la Gran Depresión.




Ciertamente que Bernanke ha cumplido, con creces, lo expresado a Milton Friedman, el ahora presidente de la Fed ha cumplido con el guión de Friedman hasta la última coma. Él inundó el sistema económico con liquidez, rellenó a los bancos de reservas en una serie de esfuerzos desesperados para contener la gran contracción (creada por su predecesor y por Clinton-Bush Jr.)

A muchos libertarios, yo incluido, les repugna la idea de que el economista más conocido con ideas libertarias, mucho más que F.A. Hayek, autor de la columna “Libre para elegir” y de sus programas para la televisión sea el autor intelectual de la derrama “monetarista” ideada por él.

Aclaremos las ideas de Friedman y por qué estaba equivocado, por qué su explicación de la Gran Depresión es incorrecta. En depresiones previas los Estados Unidos ha experimentado deflaciones más severas y colapsos en el suministro de dinero sin sufrir la devastación económica de la Gran Depresión y la presente Depresión que ya no sé si adjudicarle el título de Gran Depresión II ya que todo parece indicar que será tan devastadora como la de los años 1930’s 1940’s. Más problemático es aún para la teoría de Friedman y Anna Schwartz es que en los años 1920 y 1921 también hubo una recesión muy severa y que la Fed subió las tasas a niveles históricos, mientras que, por el contrario, como ahora, la Fed relajó las tasas a registros históricos bajos a principios de los 1930’s. De esta forma ¿Cómo puede ser que Friedman atribuya la intensidad de la Gran Depresión a un Fed Restrictiva? No lo fue.

La respuesta inmediata a esto es que Friedman y Anna Schwartz armaron su caso basados en otra evidencia, y no la confrontaron con la situación que se acaba de explicar (la depresión del 20-21). Adicionalmente, Friedman podría señalar las recesiones subsecuentes que aparecieron en la década de los 1920’s y que fueron extinguidas por recortes de tasas de interés. El mercado accionario colapsó finalmente en 1928 después de incrementos sucesivos en las tasas que iniciaron en 1928, de esta forma Friedman concluyó naturalmente que las política monetaria relajada con bajas tasas de interés tuvieron éxito en mantener a raya la depresión, y que, al subir las tasas tontamente fueron la invitación al desastre posterior.

Otro argumento importante de Milton Friedman se refiere a la conexión entre la recuperación de la Gran Depresión y el abandono o mejor dicho el no abandono del patrón oro o liga entre el dólar y el oro. Nos dice Friedman que otros países rompieron con la atadura del patrón oro más pronto que los Estados Unidos y salieron de la Depresión más pronto. Enfocándose sólo en la experiencia de los Estados Unidos, y que todos los indicadores invirtieron su tendencia, al menos de forma temporal cuando Roosevelt tomó el cargo y rompió con la liga entre el oro y el dólar.

No obstante que el argumento de Friedman es superficialmente plausible, pierde “el panorama completo” , que es que la Fed recortó tasas al hacer compras de deuda en el mercado abierto y rellenar a los bancos de dinero, bajar las tasas de interés y provocar una expansión crediticia, y crear el boom de los 1920’s “los alegres veintes”. Pero como explica la teoría Austriaca, todo boom termina mal en un reventón, cuando las causas que le dan vida se terminan, esto es, cuando las tasas de interés suben. La subida de las tasas de interés de 1928-1929 terminó con la posibilidad de seguir inflando el mercado accionario. Cuando la Reserva Federal terminó de bombear dinero en crédito fácil, de forma natural el mercado accionario de desinfló a su nivel natural, a su nivel real. Dicho sea de paso, esto es lo que está pasando ahora que se terminó el “aligeramiento cuantitativo”, inspirado en las ideas de Friedman los mercados buscarán ahora, después de haber sido inflados, su valor natural. Esto es, estamos en la antesala de un proceso deflacionario.

Regresando a lo expresado por Friedman, la rápida infusión de dinero que siguió al abandono del estándar oro dio en aquel entonces como lo hizo ahora durante 2009 y 2010 la apariencia de prosperidad, de que la recesión quedaba atrás, pero ciertamente que entonces como ahora, no resolvió los problemas devastadores en la economía de los EU y del mundo que sobrevivió pertinazmente hasta pasada la Segunda Guerra Mundial, mientras que esta, quien sabe hasta cuando durará. Una vez que la burbuja de crédito reventó en1929, las economías del mundo debieron de haber experimentado una severa depresión caracterizada por la deflación y liquidación de activos malos, de las malas inversiones, al tiempo que los recursos, siempre escasos, por definición, se reasignaban a líneas y proyectos más apropiados y sostenibles. Si se hubiera mantenido estándar oro, esto habría forzado a los bancos centrales a ser honestos al permitir que los precios de los activos inflados y en consecuencia con sobreprecio que cayeran y dieran la mala y amarga noticia que muchos activos estaban con sobreprecio. Sin embargo, al abandonar la relación con el oro e inundar al mundo con dinero de papel, entonces, como ahora, los bancos centrales no estaban ni están corrigiendo nada, el problema económico subyacente, en su lugar sólo lo están enmascarando, ocultando y no permitiendo la depuración de activos malos. El resultado como dicen, es historia: Una vez que los bancos centrales abandonaran el estándar oro e inundaron el mundo con dinero, tal y como lo recomendó Milton Friedman, el mundo tuvo que continuar y sufrir muchos años de estancamiento económico.


Un Economista Predijo la Depresión

Friedrich A. Hayek

Friedrich A. Hayek fue el único en predecir a principios de 1929 lo que iba a pasar cuando hizo su pronóstico:

“No habrá posibilidades de recuperación en Europa hasta que las tasas de interés caigan, y las tasas de interés caerán cuando el boom Americano colapse, que como he dicho es muy probable que acontezca en los próximos meses”.

“Por supuesto, lo que me hace pensar en esto, es una de mis creencia teóricas de que no puede de forma indefinida mantenerse un boom inflacionario. Estos booms crean toda clase de empleos ficticios, artificiales, que pueden mantenerse un tiempo bastante largo, pero, algún día, tarde o temprano tiene que colapsar. También, estoy convencido que después de 1927, intentó evitar el colapso mediante la expansión del crédito, el boom creado es el típico inflacionario que tiene que reventar algún día”.

Cambié amable lector las fechas y escribamos “Después de 2000 después del reventón de las punto com, se intentó evitar el colapso mediante la expansión del crédito, lo que originó el boom inmobiliario y accionario, típicamente inflacionarios que reventaron en 2008”.

¡Ah! No cabe duda que el hombre es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra, y por los mismos motivos.


John Maynard Keynes

Mientras Ben Bernanke cumplía con su palabra empeñada a Milton Friedman inundando con dinero recién impreso el sistema económico, los presidentes Bush Jr. y Obama han tomado la ruta que además han tomado todos los gobiernos, incrementar la mentada y traída “demanda agregada” y gastar, gastar, y gastar, proporcionar paquetes de “estimulo” para crear “factores multiplicadores”. En sus dos, quizá 21/2 paquetes de estimulo ha usado todo el arsenal keynesiano- rebajas directas a impuestos, recortes temporales de impuestos, otorgando y extendiendo el seguro del desempleo, rescatando bancos y empresas “muy grandes para quebrar”, como los fabricantes de autos GM y Chrysler, rescatando a los gobiernos estatales y municipales, y por supuesto, construyendo infraestructura. Todas estas recetas keynesianas que supuestamente empujarían el consumo, reemplazando el consumo privado contraído con el gubernamental, para así alentar el consumo privado mediante su efecto “multiplicador”. Lo único que les ha faltado es llenar botellas de dinero y enterrarlas, tal y como Keynes escribe en su "Teoría general...".


El gobierno de EU ha gastado 1 millón de millones de dólares en programas de estimulo. La Fed ha derramado por 2 millones de millones de dólares. Ahora, después de casi tres años de la caída de Lehman Brothers que marca el inicio de esta pesadilla provocada por políticos y economista ineptos, tenemos los datos con los que inicié este post. La economía no es que vaya a entrar en una nueva recesión, nunca ha salido de ella, la enorme derrama monetaria y de gasto público sirvió como cortina de humo para esconder el daño real en la economía.

Keynes y Friedman tienen es común el intervencionismo en los mercados “imperfectos”, se ha intervenido todo lo que se ha podido y querido, con tal de evitar la acción depuradora de los mercados, la dolorosa pero necesaria deflación y liquidación de malas inversiones que los empresarios hicieron ¿víctimas? Del engaño de la expansión crediticia que originó esta depresión.

La verdad es que estos gigantes para el “mainstream” de los economistas Keynes y Friedman han sido fundidos, han encontrado su Waterloo con la presente crisis. Sus teorías e ideas ahora tienen a los sistemas económicos peor, mucho peor que hace tres años, la recesión continúa, pero ahora los gobiernos están terriblemente endeudados, tal y como Morgenthau reconoció en 1939.

Estamos presenciado la colisión entre unas teorías económicas, “La nueva economía”, que dicho sea de paso es la que se enseña en la escuelas de Economía, con la realidad. Y no importa que tan atractiva, elegante, que tan llena de ecuaciones diferenciales esté la realidad siempre gana, y esa realidad ciertamente que no sigue la teoría de los economistas del “mainstream”.

Hayek hablaba de la “Fatal Arrogancia”, ¿Podrá este choque con la realidad cimbrar a los arrogantes economistas que creen que pueden conducir los mercados a su voluntad? O, ¿Finalmente llegará la humildad? Sólo hasta que se llegue a eso, a la humildad y al reconocimiento que los mercados no son manipulables, no pueden dirigirse, y que cuando se intenta, se la cobran, con creces…Y se deje al mercado trabajar por sí mismo, sólo entonces, estaremos (puesto que todos y cada uno de nosotros somos los mercados) en el camino de la recuperación. Yo, lo dudo, los gobiernos siempre tienen que estar haciendo “algo”, aunque ese “algo” sea pernicioso y prolongue el dolor de esta depresión económica.