lunes, febrero 27, 2012

¿Es La Inflación Factor Para El Crecimiento Económico?

No obstante y muy a pesar de que la idea de que la inflación promueve la actividad económica y reduce el desempleo, ya en los años 60´s los keynesianos Phillips, Solow y Samuelson “descubrieron” que existía una relación negativa entre desempleo e inflación, es decir, que al aumentar la inflación se bajaba el desempleo. Esta es la famosa curva de Phillips de la que ya he escrito aquí sobre su falsedad.

Estas ideas llevaron a hiperinflaciones en los años 1970’s, y tuvieron que venir ajustes muy fuertes, en todas las economías del mundo para controlar a la “bestia” de la inflación.

No obstante que el mundo experimentó la falsedad de que la inflación promueve el empleo y la actividad económica, se sigue manejando la idea de forma persistente.

Por ejemplo, no en esta campaña, aclaro, en la pasada, AMLO afirmaba que “La inflación es como el calor del motor, si no hay inflación es que el motor está parado”. Por supuesto, criticando a los “Tecnócratas y Neoliberales” que se preocupaban por mantener la estabilidad y la inflación controlada.

Es verdaderamente lamentable que cada hombre que toma el cargo de gobernador de algún banco central, en especial de la Reserva Federal de EUA no entienden cuales son las causas de la inflación, como medirla de forma adecuada, y sobre todo, del daño terrible que hace a la economía.

Bernanke, al igual que Carstens, o que cualquier banquero central persisten en la idea de que existe un conflicto, un tradeoff entre la inflación y el crecimiento. Frases como “Un poco de inflación está bien para alentar el crecimiento”,  es muy común que se diga. Y la triste verdad, es que realmente están convencidos de ello y creen que el cremiento puede generarse al crear “un poco” de inflación.

Sin embargo, en la realidad económica, el crecimiento económico proviene de las mejoras en la productividad, de la inversión en bienes de capital y de una fuerza laboral en crecimiento. Así y sólo así la economía puede crecer, lo que Hayek denomina expander la Frontera de las Posibilidades de Producción. Históricamente la productividad en los EUA ha crecido en un valor cercano al 3% anual, por consiguiente cualquier incremento en el dinero que supere este 3% llevará al incremento en los precios agregados.

Es por esta razón que la creación de dinero nunca deberá de ser mayor que la suma del crecimiento en la fuerza laboral + el crecimiento en la productividad. Cualquier incremento sirve para limitar el número de empleos y la productividad. Como Bernanke no entiende este principio económico, persiste en su idea de destrozar el valor del dólar. Quizá esta sea la razón por la que el gobernador de la Fed ha decido mantener la inflación en casi cero por ciento por al menos seis años, sin importar que la creación de dinero disonante con lo que hablábamos sobre fuerza laboral y productividad lo ha hecho en más del 10%.

Quizá Bernanke crea que vendrá una revolución industrial y tecnológica en este 2012 para que la productividad aumente rápidamente para igualar el tamaño de la creación de dinero. Quizá piense que los millones de desempleados, que no es el 8.3%, es superior al 15% si se toma en cuenta a la gente que ya desistió en buscar un empleo, que fueron despedidos tras el colapso de las burbujas creadas por su antecesor y por él, serán súbitamente empleados. También Bernanke no puede entender que la gente se esta desendeudando, desaplancándose de dice, por que la gente se ha vuelto más conciente del futuro y se ha dado cuenta que su nivel de endeudamiento en relación con sus ingresos era altísimo. Así, no importa cuanto dinero sea creado por Bernanke, no importa el tamaño de su falsificación, esto es no importa de cuantos y de que tamaño sean sus “aligeramientos cuantitativos”, no habrá creación e inversión de capital, no habrá empleos y sí habrá escalada en los precios.

Para muestra véase el crecimiento de los precios de los futuros del petróleo US y gasolina US.

Futuros Petróleo US


Futuros Gasolina US


No existe duda alguna que el crecimiento económico global es titubeante. La mayor parte de las economías desarrolladas están otra vez  empantanadas en una recesión que cada vez se ve más inminente. El PIB japonés calló 2.3% en el Cuarto trimestre de 2011. La Eurozona en 0.3% y Grecia está en un franca y manifiesta depresión su PIB ha caído 7%. El PIB estadounidense está un poco positivo en 2.8% según el BEA. Sin embargo esto es así por que midieron la inflación en un 0.4% anualizado. Lo cual por supuesto que no es verdad, sólo debe verse las gráficas del costo de la energía para entender que con la gasolina a $4 USD/galón no puede tenerse una inflación del 0.4%. De esta forma, si el PIB estadounidense tomara en cuenta la inflación real sería mucho, pero mucho menor al que expresan.

Pero éstas son épocas de miedo a una fuerza del Mercado que los banqueros centrales ven como el enemigo público número 1: La deflación (ver ¿Sería tan mala la deflación?) y que la inflación es la panacea para retomar el crecimiento.

Como anticipaba en el post ¡Ni Dios Padre los Salva!  ya las maquinitas de imprimir dinero y los esquemas de “aligeramiento”, esto es comprar la deuda de su propio país con dinero recién creado de la nada. Creando condiciones en extremo peligrosas para el futuro inmediato. Por ejemplo, el Banco de Japón agregó 10 Trillones de Yenes la semana pasada a su programa de 20 Trillones para comprar bonos, deuda japonesa y adoptó una meta para la inflación semejante en magnitud a la de la Fed. El Banco Central Europeo está implantando su operación de refinanciamiento a largo plazo partes uno y dos. Este esquema de falsificación ofrece a los bancos europeos fondos ilimitados por al menos tres años, la primera iteración de este esquema ha arrojado 500 mil millones de Euros a la economía. El segundo ataque será lanzado el 29 de febrero. Y, para terminar, por supuesto que la Reserva Federal no se queda atrás y ha  creado de la nada $ 2 Trillones de USD para proporcionarle liquidez a los bancos y la compra de bonos del Tesoro.

Así, cada país, o zona, están enfrascados en una literal guerra por competitividad de su divisa, cada quien quiere devaluar y destrozar sus respectivas divisas en un esfuerzo desesperado de facultar a sus irresponsables gobiernos de continuar con la práctica de sus déficits de escándalo.

De hecho, los banqueros centrales de los países desarrollados sólo tienen dos opciones: Monetizar masivamente su deuda, o ver como las fuerzas del mercado que ha tratado de contener actúan y sobreviene la tan temida deflación.

Y, como descaradamente han elegido el camino de prenderle fuego a la inflación, como establecía Ludwig Von Mises: El vuelo a las materias primas, incluyendo por supuesto, el oro y la plata, son las medidas que los ciudadanos podemos hacer para proteger nuestro patrimonio de las divisas que se hacen trizas.

Oro en USD mensual



viernes, febrero 24, 2012

Quiero Ser Informal

Algunos de mis lectores se siente un poco a disgusto, o confundidos por mi apoyo a Josefina.

A continuación reproduzco un escrito de ella, no muy antiguo, al leerlo confío en que mis lectores comprendan, por qué es incuestionablemente la mejor opción para la presidencia.


Por Lic. Josefina Vázquez Mota

Yo quiero ser informal para no enfrentar trámites, ni decenas de regulaciones que impiden usar lo mejor de mi energía y talento en lo único que  quiero; trabajar, producir y construir un patrimonio con honestidad y esfuerzo.


Quiero ser informal  porque ya no resisto el costo hepático, ni los continuos insomnios que padezco cuando cotidianamente me enfrento a una competencia que evadiendo las reglas  que yo intento cumplir crece rápidamente, genera empleos sin que medien cartas de recomendación, altas en costosos sistemas  de seguridad social con baja calidad y calidez para el usuario; cuando con su puesto impiden la entrada a mi negocio, y mientras la bilis se derrama y la caja registradora no suena, el bullicio de las ventas callejeras a unos metros de mi mostrándome obligan a considerar que ser informal en este país, es casi sinónimo de inteligencia y también de audacia.

De veras que quiero ser informal, más aún cuando me “llegan” las revisiones del seguro social y ni que decir de las auditorías y los auditores de Hacienda con quienes incluso ya casi me encariñé y los siento como  mis cuasi-cuates del tiempo que han permanecido en mi negocio, y las ganas de cambiarme de bando aumentan. Cuando el inspector de la PROFECO afirma –como no dándose cuenta-que a mi sí me visita pero a los informales ni los toca, porque “ellos”, así dice el inspector, si lo corretean y teme que las amenazas verbales se hagan realidad en su persona.

Que ganas de ser informal para así colocarme donde mejor me plazca o en donde la líder a cambio de una cuota constante y sonante me lo permita.

No sé que se sentirá vender sin tantas  condiciones de registros, traducciones de etiquetas, garantías de servicio, permiso de bomberos o la supervisión que asegure que un kilogramo es de 1000 grs. y no de 800 grs. Pero nada comparado a la práctica de demostrar con miles de transacciones al día, que eso de pagar  impuestos es un privilegio para pocos. Con qué gusto no hacen  facturas, ni buscan imprentas autorizadas, y eso de desglosar el I.V.A y tener que contratar a un contador para dormir medio tranquilo, ni siquiera les roba un minuto. Nada de pagos al IMSS, menos aún para Hacienda, y eso de las afores quien sabe con que se come.
Y cuando lo que se comercia es contrabando o mercancía robada, dan ganas casi irresistibles de ir en busca de lo que en el asalto de ayer se llevaron, ya solo por la curiosidad insana y dolorosa de saber si el contenido del trailer robado ya circula en calles y banquetas de la ciudad.

Pero que ganas tan irresistibles de a cambio de una módica cuota, poder robarme la luz con un diablito y pasar por alto todas las reglas de la Secretaria de salud que la verdad, sumadas a las ya mencionadas logran tejer un rosario de obligaciones y costos que casi llegó a la conclusión de que vivir en la formalidad es como vivir en el error, o padecer de un espíritu masoquista.

Y a estas alturas, como que mi conciencia de formal se revela, y las noticias dan cuenta que los informales no tienen acceso al crédito y por ello su productividad encuentra topes y barreras.

Pero a la par, me acuerdo que en la formalidad los créditos suelen ser para aquel que no los necesita y no para quienes creyendo en un proyecto de mediano y largo plazo, pretendemos crecer y reinvertir, así que prefiero a esos informales que si bien no aumentan su productividad, tampoco se arriesgan a pagar altos costos y volverse eficientes si algún día llegar a ser sujetos de crédito.

Si, la verdad es que mi antigüedad en la formalidad ya no es suficiente para frenar mi ánimo de querer ser informal, porque por paradójico que suene existe más libertad e incentivos para negociar, comprar, vender, expanderse y arriesgar. Incluso la propia autoridad hacendaria afirma que en muy poco ayudaría a la recaudación si se cobrará impuestos a los que operan fuera de la ley, e incluso estiman que saldrían poniendo. Queda claro que bajo estas premisas seguir en la formalidad significa ser blanco de mayores cargas fiscales.

Pero antes de ser informal –y ya me muero de ganas- quiero un país próspero y más justo, así que empezaría por proponer y trabajar a favor de iniciativas que hagan a los hasta hoy formales más informales, es decir, que los costos para emprender, los costos de transacción sean mucho menores, y que los incentivos para cumplir la ley superen los riesgos y costos de evadirla.

La informalidad pone de manifiesto el hambre física y el hambre por el trabajo y la sobreviviencia que viven miles de mexicanos. Si lo anterior es cierto, el  potencial de generar riqueza y creatividad será inmenso bajo reglas, mandatos y principios distintos a los que hoy imperan.

También es cierto que tras estas redes de comercialización masivas, unos cuantos han amasado fortuna que sorprenden. Mientras  optamos por el ejercicio de la libertad bajo los mandatos de leyes promotoras, yo quiero ser informal.

¡Viva la informalidad!


lunes, febrero 20, 2012

Carta Abierta a Josefina Vázquez Mota

Lic. Josefina Vázquez Mota.

Debo de empezar por establecer que en esta contienda electoral es Ud. mi “gallo”, no por el género, ni por su simpatía, que es mucha, tampoco por su asombrosa habilidad para negociar, por su facilidad de palabra, o su inteligencia, todo ello es desde luego muy útil para la férrea contienda que se avecina contra sus rivales Peña Nieto y López Obrador.   Para mí lo más importante es su capacidad, sus conocimientos, y que sé por que de sus escritos y trayectoria lo infiero que no es una economista común, no es una economista del “mainstream”, sé que ha leído a Hayek y a Von Mises, y los comprende a cabalidad, sé que es usted en el fondo de su alma es libertaria …, como yo.

Ya en el Facebook la comparé alguna vez con la “Dama de Hierro”, con Margaret Thatcher, que recibió el poder en Inglaterra en momentos muy difíciles, para empezar no se podía enterrar a los muertos, por qué los sepultureros estaban en huelga. Esta mujer a la que admiro, no sabe cuanto, en alguna ocasión en el Parlamento Británico, con una copia de un libro de Hayek, golpeó fuertemente el podium y dijo “En esto es en lo que creo”. La Thatcher sacó al  Reino Unido del caos económico, al declive nacional en el que se encontraban. Nosotros, los mexicanos, y yo muy en particular pienso que necesitamos nuestra “Dama de Hierro Mexicana”, que nos saque de esta inercia de mediocridad, en todo, con raquíticos crecimientos económicos que ya se prolonga por más de tres décadas.

Leo, la propuesta de su partido para esta contienda, y de algunas entrevistas a Usted así como sus palabras el día en que fue electa el candidato por el PAN para la contienda.

De forma muy sucinta  la propuesta económica del PAN, por lo que entendí es continuar con la estabilidad macroeconómica, esto es, enfatizando, un manejo prudente, es decir con poco déficit público, desarrollar infraestructura, hacer un fondo contingente con las ventas del petróleo que nos permita enfrentar más cabalmente posibles crisis externas, como la de 2008, y, por supuesto, utilizar a secretarias de Estado como las de Relaciones y Turismo para atraer la inversión, y crecer.

Sin embargo, aquí no hay nada de novedoso, es lo que hizo Zedillo, Fox, y Calderón, uno del PRI y dos de su partido el PAN, es un total continuismo. Es lo mismo que hemos tenido durante los últimos 18 años, quizá con alguna variante en lo de la infraestructura, pero cuidado con la infraestructura o el gastos público de inversión cuando se hace para crecer y no para resolver una necesidad, aquí en Cuernavaca a 10 minutos de mi residencia existe un aeropuerto que costo cientos de millones y en donde hace mucho tiempo no aterriza un solo avión comercial, es para decirlo directo un elefante blanco. Los mexicanos no necesitamos autopistas sin aforo, puentes que no llevan a ninguna parte, aeropuertos sin aviones, si la infraestructura es necesaria, adelante pero no como dispendioso gasto para dar empleo o crear obras por que sí.

Este continuismo no ha dado buenos resultados en lo referente al crecimiento económico, la prudencia en el manejo de las finanzas públicas es condición necesaria, pero no suficiente para lograr el crecimiento.

Me preocupa Josefina el raquítico crecimiento que México ha exhibido en los últimos treinta años, es el principal problema de México, de él derivan muchos otros problemas. Para entender por qué el país no crece lo suficiente y no se crean empleos debemos entender ante todo que el crecimiento económico y la generación de empleos se debe a la actividad productiva, es decir que simple y llanamente depende de las empresas, y en consecuencia de los empresarios, y por empresario entiéndase desde el que pone una taquería, una papelería, una tiendita de alimentos, hasta los que ponen una aerolínea, un hotel, una fábrica de automotores, todos tienen en común exactamente los mismo: Invierten su capital, para obtener utilidades. Una persona (física o moral) que posee  capital tiene básicamente tres opciones para obtener una renta: Invertirlo en los mercados financieros, que va desde inversión en instrumentos de deuda gubernamentales CETES, o privados bonos, o fondos de deuda, o la Bolsa de Valores; invertirlo en algún bien raíz que le proporcione una renta, y tercero, y finalmente invertirlo en algún negocio. Todas estas opciones virtud de la globalización no necesariamente van a ser en México, siempre hay posibilidad de que invierta en la bolsa de Nueva York, compre bonos del Tesoro de EU, compre un condominio en Miami, o ponga un negocio en algún país del mundo. Esto es importante por que se contrapone con la visión aldeana de la Economía que tienen muchos de nuestros políticos,  lo que les impide comprender que hay otros lugares en donde colocar el dinero, y que cuando el dinero se coloca en China no se coloca acá, y que se crean empleos en China y no acá, es obvio, es trivial, pero no lo entienden.

También es cierto que el gobierno no crea empleos, en todo caso crea burocracia, los presidentes del PAN han duplicado el gasto corriente y son empleos, que no producen riqueza, sólo se requieren para mantener el funcionamiento del Estado y sus salarios se pagan utilizando impuestos, ellos, los burócratas no pagan impuestos, regresan impuestos. También, debido a que existen importantes segmentos de  la economía vedados a la inversión privada se tienen empresas paraestatales que si crean empleos y además lo hacen de privilegio resultando en empresas poco productivas que inciden dañando la economía del país. Además, es obvio que estas empresas ya de por si ineficientes, y con exceso de personal, ya no es posible aumentar en forma significativa ni su crecimiento ni el número de empleos que en consecuencia se puedan generar. Por tanto, la conclusión importante de todo esto es que el gobierno no puede ni hacer crecer la economía ni crear empleos, por una razón muy sencilla: Por que el crecimiento y los empleos son resultado fundamentalmente de la inversión privada, local y extranjera, y ningún gobierno, ninguno puede obligar a un empresario a invertir primero productivamente y luego en este país.

En un estudio estadístico que realicé desde 1994 referente a cuantificar que cantidad de inversión se requiere para crear un empleo formal me encontré que la cifra es de alrededor de 30,000 dólares/empleo, y por tanto, se requieren 30,000 millones de dólares anuales de inversión para crear un millón de empleos formales que se requieren para dar empleo a los jóvenes que se incorporan cada año a la PEA. Esta cifra no es menor, y es evidente que ni el gobierno, ni los empresarios locales tienen disponible esta cantidad de dinero, simplemente no hay capital, no hemos ahorrado por años, y no hay esta enorme suma de dinero que anualmente se requiere para que los mexicanos podamos encontrar empleos en lo que nos preparamos y que sean bien remunerados. Por esto  es evidente que necesitamos que la inversión extranjera directa (el ahorro externo) tenga un papel protagónico en la inversión.

Y, aquí viene la pregunta importante ¿Por qué yo empresa que fabrico el producto X o quiero construir un hotel Y,  voy a invertir en México? ¿Por qué en México?, y no en China, o Guatemala, o Colombia, o Brasil, o Rep. Checa, o Polonia, o Hungría, o Vietnam, por listar solo algunos de los posibles competidores de ese dinero, por qué es lo primero que debemos entender,  existe competencia por  capitales productivos. Esos capitales productivos en tan sólo 6 años han permitido a 450 millones chinos pasar de la pobreza a ser una clase media, Poca cosa ¿no es así? Ya lo dice Ludwig Von Mises: La riqueza y prosperidad de un país depende del capital productivo per cápita. Por eso necesitamos un flujo incesante y continuo de capital invertido que nos permita expandir la Frontera de la Posibilidades Económicas y crecer vigorosamente, y con ello darle empleo a tantos que estudian y no tienen en donde aplicar sus conocimientos, y que al existir demanda de personal capacitado los sueldos se incrementen, y así, y sólo así podamos erradicar la pobreza ancestral de este país.

Por consiguiente, la pregunta más importante es: ¿Qué es lo que determina que una empresa quiera invertir en un país? Y conocida la respuesta, ¿Qué podemos hacer para que esa condición se cumpla lo mejor posible? Estas son las preguntas que debe hacerse Josefina como presidente de México si quiere que el país progrese. Sin embargo, me temo que su partido y los otros también, parecen estar, encerrados en su propio mundo, tiene sus propias respuestas que no se apegan a la realidad de las cosas en un mundo globalizado.

Más que los ingresos o volumen de ventas por si mismas la razón que mueve al empresario es siempre las ganancias, y éstas se obtienen deduciendo a los ingresos los costos totales, y aquí esta el meollo, la parte medular, esencial del asunto: Una importante empresa transnacional no se fija gran cosa en el tamaño del mercado interno que es deseable pero no determinante, ellos producen para el mundo, por tanto los ingresos locales no son un factor tan importante, el factor importante es entonces el de los costos. Y aquí es en donde tenemos problemas, altos costos para producir un mismo bien son evaluados por las empresas para tomar sus decisiones para invertir o no en un determinado país:

1)    Costos laborales: Aquí estamos mal y seguiremos mal, rígidas leyes laborales, es muy costoso despedir, cuotas adicionales como IMSS, Infonavit, y el colmo impuesto sobre nómina, reparto de utilidades leyes que imponen una relación asimétrica cargándose a favorecer al trabajador, también son poco flexibles, no se permite contratación por hora o sólo unos días por semana, así el Índice de Rigidez laboral ubica a México en el lugar # 55, no muy lejos del #66 de Francia que también al ser “progresistas” es prácticamente imposible despedir y muy pero muy lejos de Estonia #23, EEUU #3. Resulta interesente que a mayor rigidez laboral mayor es el desempleo. Josefina, las empresas muchas veces crean el “outsourcing”, como una salida para evadir algunas de estas  obligaciones, muy especialmente la del reparto de utilidades, que no es más que la idea de la plusvalía de Marx comunista y que tanto daño hace por que incide sobre los costos, sin embargo, esta salida "natural" de mercado es perseguida duramente por las autoridades fiscales, debemos enfrentar la realidad de que es lo queremos, si es empleos, debemos de dejar de perseguir evasores de leyes que hace mucho tiempo que debieron ser adecuadas a la realidad de la globalización y la competencia por capitales. Esto Josefina, se agrava con los sindicatos como el de Volkswagen, los huleros, los mineros (que controlan el acero), sus “conquistas laborales” que creen que vienen del cielo, pero que para la administración no son otra cosa que costos; costos que inciden en las utilidades. Sigamos con nuestras leyes “progresistas”, no nos quejemos del desempleo y la actividad informal. La “Dama de Hierro” empezó por controlar a los sindicatos, difícil tarea, pero pora ahí se debe de empezar.
2)    Costo de las leyes, las leyes cuestan, y mucho, desde poder cumplir a cabalidad con todas las disposiciones del gobierno, fiscales, reglamentaciones, etc. impone un costo, importante.  El exceso de regulaciones tiene un costo que incide en la utilidades, y que, sobre todo, son el filón de la corrupción. México es un país sobre regulado desde las leyes fiscales  hasta el más mínimo detalle de las actividades mercantiles, aquí Josefina. debiera hacerse una cirugía mayor para des regular lo más posible.
3)    Capacidad de mantener el Estado de Derecho y aplicación de la legalidad en forma expedita. Aquí México flaquea de forma importante, todos sabemos lo lento y caro que es cualquier proceso judicial, y no sólo eso, muchas veces lo corrupto que es. Esto es un importante freno a cualquier decisión de inversión. Aunque debe decirse hay ya algunos avances con los juicios orales, aunque esto debe extenderse a la parte mercantil, no sólo la penal.
4)    Infraestructura de país confiable y barata: Transporte, electricidad, energía, seguros y servicios contables, un sistema financiero competente y otros factores básicos. Ante la imposibilidad de hacer eficientes a los monopolios de la energía que con sus “conquistas laborales” tienen a las empresas quebradas aquí respondemos con cuantiosos subsidios. La energía eléctrica es el doble de cara que en EU.
5)    Seguridad:  La seguridad es un enorme problema, asaltos carreteros, a la nómina, posibilidad de secuestro para ejecutivos, esto otra vez repercute en costos de seguridad privada, seguros, y gastos en mejorar la seguridad, como bardas, cámaras, GPS, etc., que no deberían de tenerse si el gobierno proporcionara esto que es su obligación fundamental.
6)    Y el más importante de todos: Costos financieros, esto es, baja inflación, tasas de interés bajas y paridad estable en relación con nuestros socios comerciales, esto apenas se está dando, de su importancia ya nos lo advierte Hayek que se mostró especialmente crítico con la visión de los bienes de producción, como un fondo homogéneo y unitario, que respondía automáticamente a los cambios en la demanda de bienes de consumo (como plantean los keynesianos). Hayek insiste en que los bienes se ordenan según su mayor o menor distancia del consumo final. Es bien conocido que las empresas tienen en cartera y valoran infinidad de proyectos. Existen proyectos que tardan decenas de años en amortizarse y otros que concluyen en el mismo periodo de inicio. En algunos proyectos, no se empiezan a tener ventas hasta transcurridos varios años. No es el consumo presente, sino el coste de la financiación el aspecto crítico, en todo tipo de inversiones. La producción para el consumo de un año, no es más que una fracción del total de bienes producidos y vendidos durante ese periodo. La economía estable es por tanto el factor más importante para atraer la inversión,  pero que al parecer estamos empeñados a renunciar a ello, suben impuestos, no hacen deducibles los costos financieros ¿Qué empresa invierte de contado? Así que los impuestos deben reducirse para facultar a los empresarios a ahorrar y formar capital, y los costos financieros hacerse deducibles.Y la reducción de impuestos, tan necesaria trae en consecuencia la reducción del tamaño del Estado si es que no se quiere incurrir en el déficit.
7)    La libertad de actividad en el mercado. El vigor de la competencia—así como el nivel de interferencia del gobierno para entrar al mercado de un país—también son factores importantes. Cuanto más libre sea el mercado, más atractivo será el país para los inversionistas internacionales. Este es un punto en el que francamente México muestra gran debilidad: Existen áreas clave en la economía como por ejemplo el transporte que están en manos de gremios o sindicatos que impiden la competencia, otras están vedadas a la inversión extranjera justificadas sólo por un nacionalismo inexplicable en términos racionales. También, no obstante que la Constitución prohíbe los monopolios éstos están presentes en el Estado y privados en casi toda la actividad económica. Aquí deben crearse leyes antimonopolio para romper los privilegios, obligar a la libre competencia, y evitar a toda costa la dominancia en los mercados de una sola empresa o empresas coludidas en oligopolios. México desgraciadamente ocupa uno de los últimos lugares en la clasificación de libertad económica de la OCDE.
8)    Educación de alta calidad: Si bien el inversionista aporta capital, tecnología y capacidad gerencial, la calidad de la fuerza laboral es de gran importancia. Los mexicanos hemos demostrado que podemos ser trabajadores capaces y responsables, sin embargo, la calidad en la educación especialmente la pública es pésima, ocupamos el último puesto entre todos los países de la OCDE no obstante la gran cantidad de recursos que se gastan. Y es que el problema principal radica en que sólo se preocupan por la cobertura y no en la calidad y la exigencia, para el gobierno lo importante es el acceso, no lo que realmente aprendan y si lo que aprenden es útil.  También, falta darle un impulso decisivo a la educación tecnológica, en todos los niveles, desde técnica hasta ingenierías. La enseñanza de las matemáticas y la ciencia desde la educación básica es sumamente deficiente esto es incuestionable y debe y puede cambiarse. Sólo teniendo materia prima humana bien preparada y educada para competir será posible dar el “salto” de la economía de la manufactura a la economía del conocimiento. No hacer nada por mejorar la educación tendrá el costo de la marginación y la desigualdad.
9)    No menos importantes son los derechos y la protección de la propiedad. La propiedad privada debe protegerse y evitar que los activos reales o intangibles de una empresa sean apropiados por otros ilegalmente. Léase aquí piratería, el caso la refresquera Pascual, etc. copia de medicinas con patente vigente, etc. No se respeta la propiedad privada ni la propiedad intelectual, no se invierte y nos automarginamos del desarrollo.
10)    Un gobierno respetuoso de la actividad empresarial, que no la hostigue, la denosté, la insulte, la acose. Y por supuesto que no la sobre regule. Y mejor aún, que la aliente.

Son sólo diez  puntos, Josefina, son mi sugerencia,  no puedo pensar en una mejor lista de políticas para aumentar el crecimiento económico y el nivel de empleo en un país en desarrollo. Están basadas en la premisa básica que son las empresas privadas son las que crean la riqueza y ponen los empleos y que en consecuencia debemos transformarnos para que sea atractivo invertir aquí. Y no hay de otra, así es, así ha sido y así será. Los países que han transformado sus estructuras en este sentido hoy crecen vigorosamente elevando el nivel de vida de su población. Pensar que un gobierno tenga una receta mágica para crear riqueza y crear empleos sin el concurso de la inversión es falso, y finalmente pensar que la inversión se va a dar nada más por que sí, por que tenemos un TLC con EU también es falso, si no cambiamos la estructura del país a una visión de ser competitivos como lo implican estos diez puntos.

Josefina, deseo como nada ver un México próspero, con mejoras materiales para todos,  sin Nini’s, con bajo desempleo, con empleos bien remunerados, deseo un crecimiento económico sustentable y sostenible no basado en expansiones artificiales en el crédito, no en burbujas de auge que luego revientan y quedamos peor que como comenzamos, como la crisis de 1994-1995.

Tengo muchas esperanzas en Usted Josefina, sé que usted no es un político como todos los demás, tengo depositada en Usted toda mi confianza de que podrá desligarse de la inercia continuista y buscar cambios más profundos, para a hacer de México un país tan o más atractivo que China, Vietnam, Brasil, o el que sea, y que los capitales se venga acá y no allá, de ello depende nuestro futuro inmediato, del futuro a más largo plazo depende de la posibilidad de formación de capital, esto es del ahorro de la gente que luego se convierten en empresarios y de los empresarios ya existentes. No es posible crear empresas con créditos como capital, es iniciar con una soga al cuello. Y para ello necesitamos que los impuestos se reduzcan, por supuesto, sin con ello incurrir en el déficit público.


Josefina, aprendamos la lección, los países Europeos, nos están mostrando que los estados hipertrofiados conducen a crisis económicas severas, y a bajos crecimientos económicos o, de plano recesivos, confió que Usted en la presidencia, reduzca el tamaño del Estado, para que las entes productivas puedan desarrollarse vigorosamente.

Le envío un cordial y afectuoso saludo, no sin antes prometerle que desde esta trinchera, mi blog y las redes sociales, así como conferencias, pondré toda mi inteligencia y conocimientos por su causa. El futuro de México está en juego, y Usted es merecedora de toda mi confianza.

¡Por la Dama de Hierro Mexicana! Josefina Vázquez Mota,

Ing. Rodolfo Sosa Cordero

“México Liberal”

lunes, febrero 13, 2012

¿Es el Gasto Público Bueno para la Economía?

Es una idea muy común, que el Estado, y en particular el gasto público es un factor determinante en el crecimiento de la economía. Es lo que los economistas llaman la “Demanda Agregada”, esto es la demanda de bienes y servicios  así como las inversiones como la obra pública por parte del Estado que se suma al consumo y la inversión privado.

Esta, por ejemplo es la visión de López Obrador para “reactivar la economía”, que según él se encuentra postrada y en estado catatónico y por tanto es menester primero hacer ahorros por los altos sueldos de la burocracia de alto nivel, llevar a cabo una reforma fiscal para que “todos paguen impuestos”, especialmente las ricas empresas que por medio de trucos de elusión como el de la consolidación fiscal no pagan. En pocas palabras, la visión de López Obrador, y no sólo de él, también de la mayor parte de los políticos de todos los partidos están fírmenme convencidos que el dinero está mejor en las manos del Estado que en las manos de los particulares, y que es el Estado el responsable de conducir la reactivación de la economía mediante el gasto público.

Hasta 1930 la visión de la mayoría de los economistas era que la economía era estable por sí misma y se auto corregía y que el gobierno debía de mantenerse fuera del camino. Pero esta visión empezó a cambiar al llegar el desastre económico que fue la Gran Depresión. En 1936 el economista John Maynard Keynes publicó su libro “Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero”  y estableció la idea que en aquel entonces confrontaba a muchos que los problemas económicos pueden ser curados si el gobierno interviene de forma activa.

Todo el libro de Keynes es la justificación del intervencionismo Estatal, que en lenguaje coloquial y directo podríamos establecer: “Como Uds. individuos guardan su dinero (ahorran)  y no crean empleos entonces Yo estado, te voy a confiscar el producto de tu trabajo y tu esfuerzo para que Yo “Sabio” y “Magnánimo Estado” que Sí sé que hacer con tu dinero para “invertirlo” yo que si tengo propuestas "sabias" para crear los empleos que tú individuo, por ahorrativo no puedes crear. Así para la visión de Keynes un puñado de burócratas si saben lo que yo y millones de individuos no sabemos que hacer. Por supuesto que es de entender que en los gobiernos Keynes es su economista favorito y la suya la “Nueva Economía”.

Así Keynes proponía la confiscación (mediante impuestos) ya que los particulares no debemos de ahorrar ya que perjudica a la economía y es menester quitarles el dinero para gastarlo, y gastarlo a raudales (nótese que la propuesta de AMLO no tiene nada de original) y cuando ya  la recaudación fiscal no alcanza, el déficit público y la inflación  son la “armas” que tiene el intervencionismo Estatal para continuar con el gasto público como solución de todos los males económicos. Las consecuencias a largo plazo de dichas políticas (que Keynes despreció con la despectiva frase "A la larga, todos estaremos muertos") fueron las inmensas deudas públicas que padecemos casi todos los países, casos de hiperinflación, amén de otros males similares.

Estas políticas, debe recordarse fueron las causantes de la pesadilla mexicana de los 1980’s, en que López Portillo endeudó al país para aprovechar la riqueza recién descubierta del yacimiento petrolífero de Cantarell, y que nos dejó con cero crecimiento hasta muy bien entrados los 1990’s. Ha sido también la causante de toda la crisis presente que estamos viviendo en Europa, países que se endeudaron a más no poder para hacer “inversiones” públicas y gasto público particularmente dirigido a expander la burocracia ante la falta de crecimiento del empleo por parte del sector privado.

Pero me dirán muchos que no tengo razón, que se necesita de gasto gubernamental en infraestructura que es importante, vital para el desarrollo del país, esto es, que se requiere de carreteras, vías férreas, puertos y aeropuertos, presas, canales y tuberías para transportar el agua a las ciudades, etc.

Cuando los políticos quieren justificar sus alzas impositivas muy frecuentemente utilizan este argumento, es también el más visto en la TV para promocionar a un determinado gobierno que hizo muchos puentes y carreteras, por ejemplo, el gobernador de Coahuila Moreira elevó el gasto a niveles sin precedente…y el endeudamiento también, lo mismo ha sucedido con en otros países por ejemplo con Obama en los EUA. Los políticos saben muy bien que el público tiene una visión borrosa y muchas veces no muy aprobatoria sobre el gasto público así que en su lugar emplean la palabra “inversión” así de una connotación negativa se pasa a una positiva.

Es absolutamente cierto que por ejemplo obras como el canal Erie que conectó a Nueva York con los Grandes Lagos la convirtió en el centro económico de EUA, o el drenaje profundo de la Cd. de México desarrollo de Can-Cún en los 1970’s.

También el gasto en infraestructura gubernamental puede tener alguna de las características que tiene la inversión privada. No solamente son necesarios y ayudan a la economía, también, la gente puede comprar bonos que sirven para financiar la obra y obtener por ello rendimientos reales.

No, eso no está a discusión, lo que sí está a discusión es si la obra de infraestructura es o no necesaria. Poniendo un ejemplo, un puente. Si se ha construido para aliviar un problema de transporte que gracias a su construcción permite ahorrar muchas horas de conducir pero sobre todo que existe una insistente demanda, nada podemos objetar. Pero, si se construye el puente, o el tren bala, o lo que sea, como dice AMLO para “reactivar la economía”, para crear empleos, en ese momento tenemos una clase muy distinta de obra pública. Cuando el “reactivar o dar empleo” es la finalidad, la necesidad es secundaria. Los proyectos pueden idearse en donde sea, no importa, bajo esta lógica, los burócratas encontrarán seguramente de sitios adecuados para construir puentes, refinerías, aeropuertos o lo que sea, no importa.

Así los proyectos de los gobiernos tienen dos caras: Antes y durante su realización y después de su realización. Antes, es un proyecto que derramará dinero en una comunidad dará empleo a 500 o quizá más jornaleros. Sin embargo aún en esta etapa, debe recordarse que el dinero para pagar esos sueldos y las constructoras fábricas de acero, concreto etc. es dinero de los impuestos, es dinero que les fue extraído a los contribuyentes, que hubieran empleado en las cosas que más necesitaban, o bien ahorrarlo para hacer una compra importante en el futuro. También el gobierno se puede endeudar para realizar la obra, aquí es dinero extraído a los contribuyentes a futuro, pero es lo mismo, es menos dinero que tú y yo vamos a tener.

Me van a decir, López Obrador me va a decir, mira, ahí están los obreros trabajando, la economía del lugar mejora, las fábricas venden más… etc…

Pero ahora vayamos con la segunda faceta, la obra ya se terminó. Contemplamos así, por ejemplo los segundos pisos del periférico, ya tienen los capitalinos una obra moderna para que los transporte rápidamente…

Primero, el costo real a los capitalinos que después de la obra, vieron aumentados sus impuestos prediales, derechos, multas, todo, excepto claro en las zonas populares clientes favoritos de los políticos.

Segundo su utilidad, no sirven para nada, uno transita rápidamente pero para bajar, se lleva mucho más tiempo que si se hubiese transitado por la parte inferior, así tenemos un “elefante blanco”. Como miles…como el aeropuerto de Cuernavaca, como miles de puentes y carreteras sin el aforo que las haga justificables. Pero costaron y deben pagarse con impuestos, con deuda o con inflación.

Nadie ve, por otra parte lo que con ese dinero los particulares hubieran realizado: Las casas que no se construyeron, los autos, pantallas, DVD, computadoras, ropa, zapatos, abrigos,  que no se vendieron, incluso quizá hasta productos del campo que ni llegaron a ser sembrados y que fueron malogradas por los impuestos y los incrementos a los impuestos.

Ver todas esas cosas no creadas requiere de imaginación que no todo el mundo tiene. ¿Quién piensa en los objetos inexistentes? Sin embargo, eso inexistente, explica el por qué la obra pública per se, la obra pública “para crear empleos” no es buena idea para detonar el crecimiento económico, lo que en realidad ocurre es que se crea algo a expensas de otras.

De esta forma, la obra pública para “reactivar la economía” es en realidad una pérdida de capital y muy frecuentemente es una en la que en lugar de hacer crecer la economía la hace decrecer.

Para terminar, me referiré a el caso de Japón que es paradigmático: En los últimos veinte años, muy pocos gobiernos han invertido en “inversión pública” más que Japón durante los 1990’s el país implementó al menos diez megaproyectos de infraestructura. Durante esa década empezando en 1991 el gasto público japonés ascendió a 31.6 por ciento del PIB, uno de los más bajos para los miembros de la OCDE. También ese año es el último de prosperidad japonesa, derivada, como siempre, en una burbuja sustentada en la expansión del crédito, antes de que su bolsa el Nikkei colapsara y  la burbuja inmobiliaria estallara y se metieran en una depresión económica que hasta hoy persiste.

Los ingresos japoneses después de hacer un máximo en el 86 por ciento de los estadounidenses continuamente ha caído, para el año 2000 el ingreso ha caído al 73.3 por ciento (y eso que el Yen se ha revaluado significativamente) sin importar todo el gasto en proyectos de inversión. La economía japonesa creció 0.6 por ciento entre 1992 y 2007.

Esta es la lección japonesa, todo ese gasto de “inversión” no ha servido más que para destruir capital que les hubiera a los particulares dado la posibilidad de realmente hacer crecer la economía.

Y así como Japón, más recientemente, los países de la Eurozona hoy en problemas como España, Portugal, Irlanda, que gastaron todo lo que tenían que gastar y más para producir crecimientos económicos, hoy están en bancarrota, en una franca recesión.

Así que ya lo sabes, la propuesta de AMLO para “reactivar” y “dar empleos” es un sofisma, sí, durante un tiempo, parecerá que hay más empleos y más actividad, pero a la larga, se tendrá que pagar todo, con más impuestos y/o más deuda, lo que representa, más impuestos, esto es menos dinero para ti y tu familia, menos dinero para que las empresas puedan crecer.

Esta es la realidad de la “obra pública de inversión”.

lunes, febrero 06, 2012

Destruyendo su Propio Bienestar

Me encuentro en Facebook en el sitio de Pensamientos Libertarios  la siguiente conversación:


Mario Guirados
La mayor victoria de los socialistas es haber logrado que la historia y las sociedades los juzgaran por sus intenciones y no por sus resultados. Mientras que el capitalismo podrá crear ciertas iniquidades o desigualdades, en su desenvolvimiento al menos permite la libertad de decidir cual debe ser el objeto de vida de cada ser humano. Mientras que en el socialismo cualquier muerte, cualquier abuso, atropello siempre estará justificado en nombre de la solidaridad y de la creación de un "mundo mejor"

A lo que el socialista (evidentemente)  responde
        Diego Mendoza
Ese es el punto. Tú crees que eso es bueno. Pero eso lleva las trasnacionales. Luego niegas esto diciendo que es el Estado es el causante de este hecho. Y así damos vuelta.

Cuando digo que este sistema está basado en la injusticia social y en el mal reparto de la riqueza y que ha llevado al uso de las armas en muchos de los países del tercer mundo, las dictaduras y sistemas de opresión que son financiados e impulsados por los grandes capitales extranjeros, dices que eso no.

Es difícil de entender que defiendan al capitalismo y negar el enriquecimiento de un pequeño grupo de la población, a costa de que un grupo mayoritario se vuelva muy pobre.


Diego Mendoza, por supuesto no es el único, los “indignados” el movimiento “Ocupa Wall Street”, aquí en México MORENA, y en otras partes del país y en todo el mundo afirman que el 1% de la población posee toda la riqueza y vive a costa del restante 99%. La solución evidente que implica esto es que el 99% se apropie la riqueza del 1% y la use en su beneficio, en lugar de permitir que continúe usándose en beneficio del 1%, que supuestamente son avariciosos capitalistas explotadores que no se lo merecen. En otras palabras, el programa implícito de los manifestantes es el del socialismo y la redistribución de la riqueza.

Por supuesto que es totalmente exagerado que el 1% de la gente posee la mayoría de la riqueza. Pero el tan sólo establecerlo da muestra de los sentimientos de Diego Mendoza y de tantos millones de socialistas que están firmemente convencidos que una minoría los explota, y se enriquecen a costa del …99% restante.

De lo que no se dan cuenta los manifestantes es que la riqueza  que detenta ese 1% es la responsable del nivel de vida, de los adelantos, y de lo que llamamos “civilización”.

Los socialistas como Diego, no son conscientes de esto, porque ven el mundo a través de una lente intelectual que es inapropiada para la vida bajo el capitalismo y su economía de mercado. Ven un mundo, aún presente en algunos lugares y presente en todas partes hace unos pocos siglos, de familias granjeras autosuficientes, cada una produciendo para su propio consumo y sin tener ninguna conexión esencial con los mercados.

En un mundo así, si uno ve el campo de un granjero, o su granero, o su arado, o sus animales de carga, y pregunta a quién sirven esos medios de producción, la respuesta es para el granjero y nadie más. En un mundo así, aparte de la recepción de alguna caridad de los propietarios, quienes no son propietarios de medios de producción no pueden beneficiarse de éstos hasta que no se conviertan en propietarios de los mismos. No pueden beneficiarse de los medios de producción de otros, excepto heredándolos o apropiándoselos.

En el mundo de los socialistas como Diego, los medios de producción tienen el mismo estatus esencial como bienes de consumo, que por regla general benefician solo a sus propietarios. Es por esto por lo que quienes comparten la mentalidad de Diego normalmente pintan a los capitalistas como hombres gordos, cuyos platos tienen montones de comida, mientras que la masas de los asalariados deben vivir cerca de la muerte por hambre. De acuerdo con esta mentalidad, la redistribución de riqueza es meramente quitar de los platos desbordantes de los capitalistas y dárselo a los hambrientos trabajadores.

La Riqueza del Capitalista son Bienes de Capital

Al contrario de estas creencias, en el mundo moderno en el que vivimos realmente, la riqueza de los capitalistas sencillamente no existe en buena parte en forma de bienes de consumo, no es comida, ni trajes lujosos, ni jets privados, ni yates, ni mansiones, sí las tienen pero ahí no es donde está su riqueza. No, está abrumadoramente en forma de bienes de capital, esto es en bienes que sirven para producir, sino que esos medios de producción se emplean en la producción de bienes y servicios que se venden en el mercado. Totalmente al contrario que en las condiciones de las familias rurales autosuficientes, los beneficiarios físicos de los medios capitalistas de producción son todos los miembros del público consumidor en general que compran los productos de los capitalistas.

Todos y cada uno de nosotros nos beneficiamos, por ejemplo, que existan Toyota, Honda, GM, Volkswagen, así como Nokia, Motorola, Blackberry, y Apple e infinidad de empresas más, que compiten entre sí para ofrecernos a nosotros, consumidores productos de su giro a la mejor calidad y precio.

En otras palabras, todos nosotros, el 100% de nosotros, nos beneficiamos de la riqueza de los odiados capitalistas. Nos beneficiamos sin ser capitalistas o no siendo capitalistas a gran escala. Los socialistas como Diego están literalmente vivos gracias a la riqueza de los capitalistas a los que odian. Los camiones que son esenciales para el transporte de mercancías, los aviones y los barcos, transportan la comida que comen los socialistas como Diego, muchas de estas empresas son “Transnacionales”,  lo cual ni las hace mejores ni peores que las empresas locales. Los socialistas como Diego y manifestantes que odian el capitalismo odian los fundamentos de su propia existencia.

El beneficio de los medios de producción capitalistas a los no propietarios de medios de producción no solo se extiende a los compradores de los productos de esos medios de producción, sino asimismo a los vendedores del trabajo que se utiliza para trabajar con ellos. La riqueza de los capitalistas, en otras palabras, es la fuente tanto de la oferta de productos que compran los no propietarios de medios de producción como de la demanda del trabajo que venden dichos no propietarios. De esto se deduce que cuanto mayor sea la riqueza y el número de capitalistas, mayores son la oferta de productos y la demanda de mano de obra y por tanto más bajos serán los precios y más altos los salarios, es decir, mayor será el nivel de vida para todos. Nada interesa más a la persona media que vivir en una sociedad que esté llena de multimillonarios capitalistas y de sus empresas, todos ocupados utilizando su enrome riqueza para producir los productos que compra y compitiendo por el trabajo que vende aquél.

¿No quiere Diego y los manifestantes socialistas la mejora material de todos y cada uno de los miembros de la sociedad? Esto se logra no con dádivas, se logra con empleos bien remunerados que ponen los odiados capitalistas.

Sin embargo, el mundo que ansía Diego y los manifestantes socialistas. es un mundo en el que se han desvanecido los capitalistas multimillonarios y sus empresas, reemplazados por pequeños productores pobres, que no serían significativamente más ricos de lo que son ellos, lo que equivale a decir que se las empobrece. Esperan que en un mundo de proveedores como éstos, proveedores a quienes les falta el capital necesario para producir mucho de algo, no digamos proveer la producción en masa de los productos tecnológicamente avanzados del capitalismo moderno, de alguna forma estarían mejor económicamente. Evidentemente, los manifestantes no podrían estar más engañados.

Además, de no darse cuenta de que la riqueza del llamado 1% es la base del nivel de vida del llamado 99%, de lo que tampoco se dan cuenta los manifestantes es de que la “avaricia” de los que buscan convertirse en parte del 1% o de aumentar su posición es éste es lo que sirve progresivamente para mejorar el nivel de vida del 99%.

Por supuesto, esto no se aplica a la riqueza que ha sido adquirida por medios como obtener subvenciones del gobierno o impedir la competencia por aranceles proteccionistas y otras formas de intervención pública. Son métodos que se hacen posibles en la medida en que se permita al gobierno alejarse de una política de estricto laissez faire y por tanto recompensar o castigar arbitrariamente a las empresas.

Aparte de estas aberraciones, la forma en que se acumulan las fortunas en los negocios es por medio de altos beneficios generados por la introducción de productos nuevos y mejorados y medios de producción cada más eficientes y de menor coste, seguidos por un alto ahorro y reinversión de dichos beneficios.

Por ejemplo, la fortuna de 6,000 millones de dólares de Steve Jobs (qepd) se construyó sobre la base de que Jobs hiciera posible para Apple Computer introducir productos nuevos y mejorados como el iPod, el iPhone y el iPad y luego ahorrando y reinvirtiendo la parte de los beneficios que obtuvo.

Hay que destacar dos puntos relacionados muy de cerca. Primero, las fortunas que se acumulan de esta manera generalmente sirven para la producción a gran escala del mismo tipo de productos que produjeron los beneficios por los que se produjo la acumulación. Así, por ejemplo, los miles de millones de Jobs se utilizaron en buena parte para la fabricación de los productos de Apple. Igualmente, la gran fortuna personal de Henry Ford, ganada por introducir grandes mejoras en la eficiencia de la producción de automóviles, que rebajó el precio de un automóvil nuevo desde alrededor de $10,000 al principio del siglo XX a $30 a mediados de la década de 1920, se empleó para hacer posible la fabricación de millones de automóviles Ford.

Segundo, los altos porcentajes de beneficios ganados en productos y métodos de producción nuevos o mejorados son temporales. Tan pronto como la producción del nuevo producto o uso se convierte en norma en un sector, ya no ofrece ninguna rentabilidad extraordinaria. De hecho, otras mejoras constantes hacen que las mejoras anteriores dejen de ser directamente rentables. Por ejemplo, la primera generación del iPhone, que era altamente rentable hace unos pocos años, no es o no será pronto rentable, a causa de que posteriores mejoras la han hecho obsoleta.

Por consiguiente, la acumulación de grandes fortunas empresariales requiere generalmente la introducción de una serie de mejoras en productos o métodos de producción. Lo que hace falta es mantener un alto nivel de beneficio ante la competencia. Por ejemplo, la capacidad de Intel de mantener alto nivel de beneficio a lo largo de los años ha dependido de su capacidad de introducir una mejora sustancial en sus chips informáticos una tras otra, incesantemente y continuamente. El efecto neto ha sido que los usuarios de informática han obtenido el beneficio de mejoras tras mejoras, no solo sin un aumento sino con un drástico descenso en los precios de los chips informáticos. En la medida en que los altos beneficios se basan en los bajos costes de producción, la competencia rebaja los precios para corresponderse con el nivel más bajo de los costes, lo que requiere lograr reducciones aún mayores de los costes para mantener los altos beneficios.

Por supuesto, el mismo resultado se aplica no solo a Intel y a los microprocesadores, sino asimismo al resto del sector informático, donde los gigabytes de memoria y los terabytes de almacenamiento en disco duro se venden hoy a precios por debajo de los de los megabytes de memoria y almacenamiento en disco duro hace solo unas pocas décadas. De hecho, si uno sabe dónde mirar, el principio de cada vez más y mejores productos por cada vez menos precio se aplica a todo el sistema económico. Está presente en la producción de alimentos, ropa y alojamiento, así como en las industrias de alta tecnología y virtualmente en todos los sectores intermedios.

Esta presente en estos sectores incluso aunque la inflación monetaria del gobierno haya hecho que los precios de los productos aumenten con los años. A pesar de esto, cuando se calcula en términos de la cantidad de trabajo que debe emplear una persona media para ganar el salario necesario para permitirle comprar estos productos, sus precios han caído drásticamente.

Esto puede observarse en el hecho de que hoy el trabajador medio trabaja 40 horas a la semana, mientras que un trabajador hace aproximadamente un siglo trabajaba 60 horas a la semana. Por las 40 horas que trabaja, el trabajador medio de hoy recibe los bienes y servicios que comprenden el nivel de vida medio de 2011, lo que incluye cosas como un automóvil, refrigerador , aire acondicionado, calefacción centralizada, más y mejor espacio para vivir, más y mejor ropa y alimentos, medicina y odontología modernas, películas, informática, celulares, televisores, lavaplatos, microondas, etc. El trabajador medio de 1911 o no tenía estas cosas en absoluto o tenía mucho menos y de peor calidad. ¿No es esto progreso, no es esto estar mejor?

Si consideramos que los bienes y servicios recibidos por el trabajador medio de hoy por sus 40 horas de trabajo son 10 veces mayores que los recibidos por el trabajador medio de 1911 por sus 60 horas de trabajo, entonces se deduce que, expresado en términos de cantidad de trabajo que necesita realizarse hoy para ser capaz de comprar los bienes y servicios equivalentes para el estándar de vida de 1911, los precios han caído a dos tercios de un décimo de su nivel en 1911, es decir, a un quinceavo de su nivel en 1911, lo que equivale a decir a un 93,3 %.

El capitalismo (el capitalismo de laissez faire) es el sistema económico ideal. Es la encarnación de la libertad individual y la búsqueda del propio interés material. Genera el aumento progresivo en el bienestar material de todos, manifestado en el alargamiento de la vida y los siempre crecientes niveles de vida.
El estancamiento y declive económico, los problemas de desempleo masivo y la creciente pobreza experimentados en Estados Unidos en años recientes son el resultado de la violación de la libertad individual y la búsqueda del propio interés material. El gobierno ha enredado el sistema económico en una red creciente de reglas y regulaciones paralizantes que impiden la producción de los bienes y servicios que quiere la gente, al tiempo que obliga a la producción de bienes y servicios que no quiere y hace que la producción de prácticamente todo sea más cara de lo necesario. Por ejemplo, las prohibiciones en la producción de energía atómica, petróleo, carbón y gas natural, hacen que el coste de la energía sea superior y ante la menor energía disponible para su uso en la producción, requiere la utilización de más trabajo humano para producir cualquier cantidad dada de bienes. Esto genera que haya menos bienes disponibles para remunerar el rendimiento de cualquier cantidad concreta de trabajo.

El gasto público descontrolado y sus consiguientes déficits presupuestarios y créditos, junto con los impuestos de la renta, de la propiedad y de las ganancias de capital, todos gravando fondos que de otra forma habrían sido ahorrados e invertidos, quitan capital al sistema económico. Así que sirven para impedir el aumento tanto en la oferta de bienes como la demanda de mano de obra que habrían sido posibles con más capital en manos de los negocios. Han llegado tan lejos como para empezar a reducir realmente la oferta de capital en el sistema económico en comparación con el pasado.

También se dificulta la acumulación de capital, que puede acabar llevando a una desacumulación de capital mediante los efectos de regulación pública adicional que aumente los costes de producción y reduzca así la eficiencia. Esto se aplica a prácticamente todas las regulaciones impuestas por todas las agencias de los gobiernos. El efecto de sus regulaciones es que para cualquier cantidad de trabajo realizado en el sistema económico, hay menos producto del que se hubiera producido en otro caso.

Todo lo que sirva para reducir la capacidad de producir en general sirve también para reducir la capacidad de producir bienes de capital en particular. A causa de esa interferencia pública, cualquier cantidad concreta de trabajo y bienes de capital dedicada a la producción de bienes de capital genera una producción menor de bienes de consumo. Como mínimo, la oferta reducida de bienes de capital producidos sirve para reducir la tasa de progreso económico. Una reducción en la oferta de bienes de capital producidos suficientemente grande como para impedir la adición de cualquier aumento a la oferta previa existente de bienes de capital y por tanto de acabar con la acumulación de capital, lleva al progreso económico su completa detención. Una reducción aún mayor, una que haga que la oferta de bienes de capital producidos sea menor que la oferta que se emplea en la producción, constituye una desacumulación de capital y por tanto un declinar en la capacidad de producir del sistema económico.

El problema de la desacumulación de capital se ha agravado mucho como consecuencia de la masiva expansión del crédito inducida por  los bancos centrales y su política de dinero fácil y tipos de interés artificialmente bajos. Esta política llevó primero a una gran burbuja bursátil y luego a una enorme burbuja inmobiliaria, al entrar en la bolsa y luego en el mercado inmobiliario grandes cantidades de dinero recién creado. Entre estas dos burbujas, se perdieron billones de dólares de capital. En ambos casos, se produjo un enorme exceso de consumo al correr la gente a comprar cosas como nuevos automóviles, grandes electrodomésticos, vacaciones y todo tipo de bienes de lujo que no habrían imaginado poder permitirse en ausencia de los efectos de la expansión del crédito, a menudo endeudándose notablemente en el proceso.

En el caso uno, fue el aumento artificial de los precios de las acciones el que hizo que la gente creyera equivocadamente que podía permitirse estas cosas. En el otro, fue el aumento artificial en los precios de las viviendas el que produjo el mismo resultado. La aparente riqueza  se desvaneció con la caída en los precios de las acciones y luego, más tarde, con la caída en los precios de las viviendas. Además, en la burbuja inmobiliaria, se construyeron millones de viviendas para gente que no podía permitirse pagarlas. Todo esto representó una enorme pérdida de capital y por tanto de la capacidad de los negocios para producir y contratar trabajadores. Es esta pérdida de capital la que es responsable de nuestro problema actual de desempleo masivo.

A pesar de esta pérdida de capital el desempleo podría eliminarse. Pero dada la pérdida de capital, lo que haría falta para lograrlo es una caída en los salarios. Sin embargo, esta caída se hace en la práctica ilegal como resultado de las leyes de salario mínimo y la legislación a favor de los sindicatos. Estas leyes impiden que los empresarios ofrezcan los salarios más bajos a los que podrían recolocarse los desempleados.

Así que, por muy irónico que pueda ser, resulta que prácticamente todos los problemas de los que se queja Diego y los manifestantes “indignados” o de Ocupa Wall Street, son resultado de la aplicación de políticas que éstos apoyan y en las que creen fervientemente. Es su mentalidad, el marxismo que las impregna, y las políticas públicas que son su resultado, las responsables de aquello de lo que se quejan. Los manifestantes, en realidad, están en la posición de ser flagelantes inconscientes. Se golpean a sí mismos a derecha e izquierda y como bálsamo para sus heridas reclaman más látigos y cadenas. No ven esto porque no han aprendido a hacer la conexión de que al violar la libertad de los empresarios y capitalistas y apropiarse y consumir su riqueza, es decir, utilizando armas de dolor y sufrimiento contra este pequeño y odiado grupo, están destruyendo la base de su propio bienestar.

Aunque se merezca Diego y los socialistas manifestantes las consecuencias del daño causado por la aplicación de sus propias ideas, sería mucho mejor si se despertaran al mundo moderno y entendieran la naturaleza real del capitalismo y luego dirigieran su ira hacia los objetivos que se la merecen. En ese caso, podrían realizar alguna contribución real al bienestar económico, incluyendo el suyo propio.